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Capítulo 172 DDSLE

26 enero, 2021

Dentro de la cueva(3)

Adrián estaba a punto de soltar las lágrimas que había estado conteniendo. Después de que Nora se desmayó, tenía tanto miedo del ataque del demonio que cerró los ojos con fuerza mientras Fabián mataba a todos los Ojos del Diablo.

«¡Huaaaa Ji… moo*!»

N/T: 짐 (Jim) significa ‘Yo’ usado por un Rey/Emperador. Fabián solía referirse a sí mismo como 짐 cuando hablaba. Así que Adrián lo llamó ‘지무’ (Jimoo) No pude traducirlo ya que es como el nombre de una persona.

Para Adrián en este momento, Fabián era como su héroe en un cuento de hadas. Él fue quien vino a rescatarlo después de matar al temible demonio. Todo el cuerpo del niño estaba empapado de sudor y lágrimas. Con sus manos abiertas, le rogó a Fabián que lo abrazara mientras derramaba lágrimas.

“¡Jimoo! E-El demonio,… ¡Tengo miedo, tengo miedo!»

Fabián abrazó al niño que se le acercó inundado con miedo. No había otra cosa por hacer a parte que abrazar su cuerpo delgado y suave, que aún no se había secado.

«Ya no hay demonio. Los maté a todos, así que no te preocupes».

Fabián no sabía cuales eran las palabras adecuadas para calmar a un niño. Así que esto fue lo mejor que pudo hacer.

“¿Ningún demonio? Jimoo, ¿Ganaste?»

«… Si.»

Estaba claro que los mató, pero Fabián decidió no corregir las palabras de Adrián. También decidió no preocuparse por su título en ese momento.

«¿Evelyn? Evelyn, ¿está herida?»

«Ella está bien. Los demonios fueron derrotados por mí».

Fabián dijo para consolarlo, que estaba empezando a derramar nuevamente un poco de lágrimas, lo acercó más e hizo contacto visual. Entonces la atención de Adrián se centró en sus fríos ojos negros.

«Jimoo… se ve tan genial.»

Adrián, hablando tímidamente, abrazó a Fabián en el cuello.

«Oye… oye, detente».

Para Fabián era demasiado difícil lidiar con un niño. Sobre todo si todo su cuerpo estaba cubierto de sangre demoníaca.

Lo sostuvo con torpeza. Pero, Adrián, que parecía ajeno a eso, simplemente inclinó su mejilla hacia Fabián.

“Jimoo, me salvaste. El demonio… quería matar a Adrián… estaba tan asustado…»

Fabián supo por su voz que había empezado a llorar de nuevo. Se sintió avergonzado y le dio una palmada en la espaldita. Fabián lo abrazó con fuerza, luego la respiración del niño pareció un poco más estable.

“Sigue, sigue. ¡Mata a Adrian!… el demonio dijo eso, les tenía miedo… quiero ver a Evelyn».

«La veremos pronto».

«Ummm…»

Quizás por el miedo, el cuerpo de Adrián estaba demasiado caliente.

«Jimoo, eres un halcón negro. Eres valiente… Eres fuerte».

Adrián tenía que estar muy sorprendido. No había fuerza en su voz, que ahora parecía un susurro.

«Protege a Evelyn también. Demonio… hace tanto frío… Adrián duele».

«¿Qué?» en un momento dado, Fabián examinó el cuerpo del niño, tocándolo en varias partes. Rápidamente levantó a Adrián y lo miró a la cara. A diferencia de antes, la mirada de Adrián seguía cayendo.

«El monstruo me mordió con los dientes, me duele…»

Fabián nunca había oído hablar de que Ojos del Diablo atacaran a un humano mordiéndole con los dientes. Pero nada era imposible ya que era un demonio, después de todo. Además, era difícil proteger perfectamente al niño de las innumerables hordas de demonios.

«Adrián, mírame a los ojos. Dime, ¿Dónde te mordieron?»

Abrazando a Fabián, la cabeza de Adrián cayó aún más flácida. En el dorso de sus manos regordetas, Fabián vio marcas de dientes y sangre.

“Jimoo. Si los demonios vuelven… ¿protegerás a Adrián de nuevo?»

El corazón de Fabian latía nerviosamente cuando sintió que su frentecita estaba caliente como si estuviera ardiendo.

«Sí, te protegeré».

Pero él había perdido el conocimiento antes de que pudiera escuchar la respuesta.

«¿Adrián?»

Por primera vez, desde que nació, fue la primera vez que la mano de Fabián tembló de miedo. Pero debía recuperar la conciencia de Adrián lo antes posible. Examinó la marca de la mordedura del demonio, lo levantó de sus brazos y lo acostó.

«¡Maldición!»

¿Por qué no pudo encontrarlo antes?

Mientras Fabian le dio la espalda a Adrián apresuradamente, la sangre fluía a través de innumerables marcas de mordiscos. Contar la cantidad no tenía sentido porque el sangrado era bastante severo. Ya no podía oler la sangre humana, ya que estaba cubierto por el hedor de la sangre del demonio.

«Adrián… Adrián, abre los ojos. Por favor…»

Su corazón pareció caer en la desesperación. La manita que lo abrazó hace un rato ya no se movía.

«¡¡¡Adrián!!!»

El niño que trató de contener sus lágrimas, dijo que estaba tranquilo y le dio las gracias. Pero Fabián simplemente no pudo protegerlo.

— — — — —–

Bebé… Nooo!! Fabi, sálvalo :’V

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