Me quedé mirando fijamente el collar que Derrick me había entregado, ya que aún no acaba de creerme que me lo hubiera dado después de todos estos años.
‘No creo que sea exactamente ese collar…’
El collar, que vi a través de los sueños de Penélope, era pequeño, con un diamante incrustado como adorno principal, este collar era idéntico al anterior, pero era mucho más grande.
«Grabé la magia de transportación en él, si frotas el diamante tres veces, puedes moverte a cualquier lugar que pienses, independientemente de la distancia.»
«¿Por qué?»
«…»
«¿Por qué me lo das?»
En ese momento recordé su último grito desesperado.
– Aunque estaba enojado, te di un regalo y me devolviste la sonrisa.
– No insulté como lo hizo Rennald, que estaba peleando así, como hermano. ¿¡Pero por qué!?
La razón por la que me da regalos, ahora entendía que era por los sórdidos sentimientos que sentía por la detestable niña que ocupó el lugar de su hermana. La verdadera Penélope no estaba aquí, por lo que era mi deber preguntarle.
«Ahora, si me entregas esto, ¿indica que algo cambiará?»
‘¿Quería que cambiara mi relación con el primer hijo de puta?’
Su vida prácticamente lleva a su fin, al igual que el juego, ¿realmente debía de hacerle caso ahora? (Miri: A ver… Sí, ser humana y perdonar es bueno.)
«Ya que estoy loca por las joyas, ¿crees que si me das este collar de lujo voy a olvidarme de todo?»
Hice el ademán de irme.
«Si es así, estás completamente equivocado, joven Duque.»
«…»
«La miseria que sentí en ese momento, las humillaciones y los insultos que me diste…»
«…»
«¿Cómo puedo olvidarlos? Este collar es lo que me llevo a tanto sufrimiento.»
Dejé que el caro collar se balanceara en el aire y, en consecuencia, hubo un ligero temblor en los ojos azules del hombre.
«Ahora tengo miedo cada vez que me das algo. Me has torturado tanto, he caído tan fondo… Que ya no me fio.»
«…»
«Así que no lo aceptaré, joven Duque, sea cualquiera que sea la razón.»
«…»
«No necesito nada de lo que me des.»
Recité esas palabras en voz baja, con el cuerpo agachado, él no dejaba de ser el joven Duque y esa era la mayor consideración que le podía brindar.
«… Lo sé.»
Finalmente abrió la boca ante mis palabras.
«Nada se olvidará ni desaparecerá.»
Mientras lo miraba con ojos insensibles, su rostro pálido estaba horriblemente distorsionado.
«Solo digo… Solo digo eso…»
Mientras trataba de hablar empezó a toser y a derramar mucha sangre, eso me sorprendió y me apresuré a hablar con los sirvientes.
«Llevadlo a la mansión. A este paso…»
Pero Derrick me interrumpió y volvió a derramar sangre mientras agarraba mi muñeca, evidentemente podría haberlo ignorado, pero por algún motivo no encontré el coraje suficiente para hacerlo.
«Es peligroso si te quedas fuera de la mansión.»
«…»
«Así que, por favor…»
Acercó su mano del collar mientras tomaba una gran bocanada de aire y mientras jadeaba acabó rogándome.
«Por favor, ¿podrías… Por favor, podrías tomarlo?»
«Lo siento, pero no puedo, joven Duque.»
Mientras esas duras palabras salían de mí noté como un brazo rodeo mi cintura. Y antes de que la mano de Derrick llegara a mi cuerpo, está fue apartada de un manotazo por el mismo que me tenía abrazada.
«Cuidaré de mi prometida por mi cuenta, aunque sin eso.»
«¿Alteza?»
Cuando miré hacía arriba pude ver el rostro del Príncipe Heredero con el ceño completamente fruncido y, al mismo tiempo, Derrick empezó a derramar sangre de nuevo y una gota cayó sobre el collar. Desde entonces no ha habido ningún movimiento.
«¿Qué están haciendo todos sin moverlo? En ausencia del Duque, voy a cambiar su sucesión.»
Me quedé atónita y sin palabras al escuchar a Callisto.
«¡Lo sentimos, lo sentimos!»
La mano que antes había intentado alcanzarme ahora estaba colgando de la camilla.
«… No estás muerto, ¿verdad?»
Al verme murmurar para mí misma, en un ataque de ansiedad, el Príncipe Heredero, chasqueando la lengua y se apresuró a decir:
«¿Qué te pasa si él muere? Piensa en lo que te hizo.»
«Pero es… Un poco extraño que muera.»
«Tsk, eres tan débil de mente. Si fuera alguien más, lo habría vuelto a apuñalar preguntándole si seguía vivo.»
«Estoy segura de que eso solo lo podrías hacer tu.»
Sacudí la cabeza, como resignándome ante la personalidad retorcida del Príncipe Heredero, y me deslicé de sus brazos.
«¿Se detuvo la sangre? Déjame ver.»
Entonces Callisto me agarró por ambas mejillas y examinó mi rostro.
«Se detuvo. Es vergonzoso, así que vete.»
«¿Bebiste las pociones?»
«No, aún no.»
«Sácalas y bébelas ahora.»
«Está bien…»
Traté de esconder las pociones, pero me era imposible, ya que esos ojos rojos me vigilaban como si fuera un halcón acechando a su presa, así que me resigne y saqué una poción de mi bolsillo.
«Déjeme ir, su alteza.»
Murmuré insatisfecha mirando fijamente al príncipe heredero, el cual aún sostenía mis mejillas.
«¡¿Qué están haciendo?!»
Unos gritos atronadores vinieron de algún lugar y de repente alguien nos separó con un golpe fuerte. Era Rennald.
«Oye, ¿estás bien? ¡¿Estás bien?!»
Se apresuró a pararse frente a mí y miró al Príncipe Heredero como un gato en guardia.
«¿Qué estás haciendo, alteza? ¡No toques a mi hermana!» (Miri: RIP Rennald, jajaja.)
«Huh. Sea lo que sea lo que haga con mi prometida, ¿a ti qué te importa?»
«¿Qué quieres decir con tu prometida? ¿No estabas persiguiendo a Penélope y siendo abandonado, de nuevo, después de ser rechazado por ella?» (Miri: Realmente Rennald lleva unos capítulos que se pasa de tonto… O quiere morir…)
«Entonces te lo haré saber ahora, la Princesa y yo tenemos una relación muy especial. Yo soy el amante, el cual superó la crisis y ahora estaba al borde de un beso de reencuentro y acaba de venir alguien que tiene mucha falta de tacto… Princesa, ¡¿a dónde vas?!» (Miri: próxima parada: director de algún drama.)
«¡Oye, Penélope!»
No confiaba en poder detener a esos dos monstruos de la terrible pelea que se aproximaba, así que intenté irme tan lejos de ellos como pudiera, y al cabo de unos metros Rennald corrió hacia mí, preguntándome qué tipo de historia era la que acababa de escuchar del Príncipe Heredero.
«Oye, ¿es cierto que decidiste ir con él?»
Era cierto a medias, así que asentí en silencio y cambié de tema.
«Voy a volver a buscar a Yvonne, tengo que salvar a nuestro padre,»
«Voy contigo.»
La respuesta llegó tan pronto como terminé mis palabras, miré a Rennald y con voz neutral le pregunté:
«¿No te importa?»
«¿El qué?»
«Lo acabas de ver. Tu propia hermana en realidad es un monstruo terrible que quiere matarte.»
Derrick estaba tan sorprendido por el cambio de apariencia de Yvonne que se estremeció, pero Rennald no parecía tan sorprendido como yo pensaba.
«No me gustó esa perra desde el principio, la tristeza constante que mostraba, no era como nuestra Yvonne en lo absoluto.»
«Huh.»
«… Ella secuestró a nuestro padre, y mientras haya osado tocar a un Eckart, su único destino es la muerte.»
Y mientras murmuraba para mí misma, Rennald me preguntó con un rostro repentinamente rígido.
«… ¿Desde cuándo lo supiste?»
«Bien…»
«¿Sabías todo desde el principio? ¿No es así?»
Rennald preguntó otra vez.
«No lo supe desde el principio, fue después de algunos encuentros, y lo descubrí porque ella no se reflejaba ni en los espejos ni en el agua del té.»
Ante mi respuesta Rennald frunció el ceño.
«¿Por eso te escapaste de casa? ¿Le tenías miedo y estabas buscando una varita mágica para luchar contra ella?»
Y para mi vergüenza señaló con el dedo mi varita de espejo.
«Eso no es así…»
Antes de que me apresurara a negar que no era así, me cortaron.
«¡Pero tienes razón! ¿Y cómo pudiste no darme ni siquiera una advertencia?»
«…»
«¡Deberías habérmelo dicho! ¡Deberías habérmelo dicho cuando estabas huyendo de casa después de tomar veneno!»
Rennald me miró fijamente, no lograba entenderlo, así que ladeé la cabeza.
«¿Cuál hubiera sido la diferencia si te lo decía?»
«Oh, ¿cuál es la diferencia? Si me hubieras dicho… ¡habríamos encontrado una solución juntos, idiota!»
«…»
«No importa cuánto fuera mi hermana real, si me lo hubieras dicho, no te habría dejado afrontarlo todo por tu cuenta.» (Miri: Tengo sentimientos encontrados.)
«…»
«Tú también eres mi hermana.»
Rennald dijo enfáticamente. Era difícil de creer, ya que nunca nadie en el ducado me había creído, pero la mirada preocupada de Rennald, esa mirada que denotaba culpa no parecía falsa.
«… No podía decirlo porque ella estaba lavando el cerebro a la gente. Temía que si te lo decía ella terminaría lavándote el cerebro como con nuestro primer hermano.»
Al final le dije la verdad.
«¿Así que es porque a nuestro hermano le lavaron el cerebro que actuó como un idiota? ¡Ese loco! ¡Debería haber ejercido más fuerza con su cerebro!»
Ante mis palabras Rennald empezó a maldecir a Derrick con ojos asombrados y, sintiéndome un poco aliviada, agregué con una pequeña sonrisa.
«A él sí que le di una advertencia.»
«¿Qué? ¿A quién? ¿Y cuándo?»
«A nuestro padre, para que tuviera cuidado. Nuestro padre lo sabía desde que me fui, solo estaba fingiendo.»
El rostro de Rennald se endureció con mi respuesta.
«¿Por qué no me dijiste ni una palabra sobre algo tan importante…?»
Murmuró con amargura.
Fue en ese entonces cuando una voz familiar nos llamó.
«¡Rennald! ¡Penélope!»
Ambos giramos la cabeza al mismo tiempo y, más allá de la bruma que se había formado en el jardín, en el contorno del bosque vimos una figura embarrada que se acercaba a nosotros.
«¡Volví!»
Rennald abrió mucho la boca creo que yo reaccioné de la misma forma, no importaba lo hábil que era el Duque con la espada, acababa de ser secuestrado por Yvonne…
‘¿Era posible que hubiera escapado así de rápido?’
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¿Soy la única flipando? En fin, hemos tenido buenas conversaciones en este capítulo, y me declaró fan de la película que se ha montado Callisto en su mente, jajaja. ¿Si no fuera por Rennald realmente habríamos tenido beso? Aishhh, quiero matarlo…
Vamos a ver que pasa ahora, ¿el duque habrá podido escapar? ¡Dentro de poco lo veremos!
Gracias por vuestros comentarios, jajaja, ¡me encantan!
Miri
Nefe: Mendiga Miri, nos deja con la duda, estas concubinas no solo me privan de la lectura me tienen edite y edite, si tenemos mas novelas nuevas y viene otra mas tarde maldita sea
Rennald me estoy enamorando de ti, ohh que fácil soy