La amenaza
El sonambulismo no es una enfermedad bien comprendida. Aunque quienes la padecen están dormidos, se mueven como si estuvieran despiertos. Si hay alguna causa de la que se pueda hablar, sería la discordia del corazón. No importa cuántas hierbas medicinales se suministren, resultará inútil.
Cierta cortesana sufrió esa enfermedad. Era una mujer alegre que sabía escribir poesía. Alguien tuvo la ocurrencia de hablar sobre su su liberación.
Sin embargo, esa conversación tuvo que interrumpirse. Ella paseaba por el burdel todas las noches como si estuviera poseída. Cuando la señora trató de detener a la cortesana que había estado caminando, ella la atacó.
Al día siguiente, todos en el burdel fueron a enfrentarla por su comportamiento errático. Lo que dijo la cortesana con su voz alegre fue esto:
«Oh mi. Todos están aquí, ¿qué pasó?»
Los pies descalzos de la mujer que no recordaba la noche anterior estaban cubiertos de tierra y cortes.
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«¿Qué pasó después?»
Jinshi y Maomao estaban en la sala de estar. Gaoshun y la Consorte Gyokuyou también estaban presentes escuchando. La Princesa Imperial había sido confiada a Honnyan para que la sacara a pasear.
«Nada. Cuando cesaron las conversaciones sobre la redención, su deambular también se detuvo». Maomao dijo secamente.
«Entonces, ¿quieres decir que ella odiaba la charla redentora?» Preguntó la Consorte Gyokuyou.
«Probablemente. La otra parte era un gran patrocinador, pero no solo tenía esposa e hijos, sino incluso nietos. Además, si ella trabajaba un año más, su contrato de servicio terminaría finalmente».
En vez de ser redimida por una persona que no le agradaba, parecía que preferiría soportar un año más de servicio. Como resultado, esa cortesana no tuvo más conversaciones sobre la redención y luego fue liberada como se había establecido.
«Como muchos de ellos deambulan después de haber tenido un estrés extremo, puede intentarse darles una combinación de drogas calmantes aromáticas, pero bueno, solo serán soluciones momentáneas». Maomao las había recetado para estos pacientes en lugar de su padre.
«Mmm.» Jinshi apoyó sus manos en la barbilla, luciendo divertido. «¿Sucedió algo después de eso?»
Ante su mirada persistente, ella contuvo el desprecio que amenazaba con mostrar en su rostro. Gaoshun sin palabras, solo con gestos le envió apoyo moral.
«Es todo, vuelvo al trabajo, así que discúlpeme». Hizo una reverencia y salió de la habitación.
Rebobinando una pequeña cantidad de tiempo atrás…
El día después de la inspección de los fantasmas, Maomao fue a ver a Shaoran, la chica habladora del lado este. Tan pronto como se reunió con ella, se le preguntó a fondo sobre la Consorte Gyokuyou, por lo que a cambio obtuvo información sobre el pánico sobre la fantasma y viejos chismes.
El inicio del pánico de los fantasmas fue algún tiempo antes de la media luna. El fantasma fue avistado por primera vez en el lado norte. Después de eso, en poco tiempo fue vista en el lado este, y desde entonces podía ser vista todas las noches.
Los Guardias del Palacio tenían miedo de las historias de fantasmas, por lo que no hicieron nada. En la actualidad, no hubo daños que mencionar, por lo que parecía que nadie intentó hacer nada al respecto.
Qué montón de guardias inútiles.
El siguiente lugar al que se dirigió, era el ala del curandero. En un período en el que no existía el respeto hacia la información personal, aquel hombre que no entendía sobre la confidencialidad incluso le hablaría sobre cosas de las que nunca ha oído hablar.
Sobre la recientemente infeliz Princesa Fuyou.
Tenía el estatus social de alguien que alcanzó el rango de Consorte de Alto Rango mientras se titulaba como Princesa, era la tercera hija de un pequeño estado vasallo que podía dispersarse en un suspiro.
Tenía un edificio en el lado norte. Bailaba como pasatiempo, pero era tímida y se ponía nerviosa con facilidad. Fracasó cuando tuvo una audiencia con el Emperador.
Excluyendo su baile, no había nada en ella que se destacara en particular. Dos años después de entrar en la corte, aún no había sido elegida.
Esta vez, como le fue otorgada a su amigo de la infancia, un oficial militar, sería capaz de encontrar la felicidad.
‘Ya veo.’
Algo hizo clic en la cabeza de Maomao. Sin embargo, ¿qué pasaría si ella dijera algo que resulte no provenir de los límites de la especulación?
‘Papá dijo que no deberías decir cosas que adivinara por mi cuenta.’
Por eso decidió no decirlo.
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La Princesa dócil y de piel clara atravesó las puertas centrales con las mejillas enrojecidas. Aunque no tenía una apariencia que se destacara, todas se lamentaron por el rostro que brillaba de felicidad.
Estarían agradecidas si se les otorgara de esta manera.
Esa escena se extendió por toda la corte.
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«¿No está bien hablar conmigo al menos?» La Consorte Gyokuyou, que sonrió encantadoramente, era madre de una niña a pesar de que para su edad real no llegaría ni siquiera a los veinte años. Tenía una leve sonrisa confianzuda.
Maomao reflexionó por un segundo. “Esto es una suposición como mucho. Además, no quiero herir sus sentimientos».
«Lo escucharé por mí propia decisión. No me enojaré».
‘Umm…’
“Ni una palabra para nadie más entonces”, dijo Maomao.
“Mis labios están sellados,” prometió la Consorte Gyokuyou.
Maomao le contó la historia de una cortesana sonámbula. Era diferente a la historia que le contó a Jinshi y los demás hace un par de días, la historia de otra sonámbula.
Al igual que la cortesana de antes, se enfermó debido a las conversaciones redentoras que surgieron y que luego fueron canceladas por su enfermedad.
Sin embargo, el sonambulismo no se detuvo después de eso. Recetar medicamentos como la última vez no la calmó. Surgió una nueva oferta redentora para esa cortesana. La dueña del burdel no se atrevía a permitir que una persona enferma fuera redimida, pero aun así, tenía que hacerlo. A regañadientes, se estableció un contrato que era por la mitad de la cantidad de plata ofrecida en el contrato anterior.
“Solo lo entendí después, todo se trató de una estafa”, dijo Maomao.
«¿Una estafa?»
El hombre de la charla redentora anterior era un conocido del siguiente hombre, el que vino después. Cuando comprendió que la cortesana estaba fingiendo su enfermedad, la canceló. Y luego, el hombre que ella esperaba la redimió por la mitad de su valor.
“A la cortesana todavía le quedaban años de servicio por sus términos del contrato. La plata redentora del hombre no sería suficiente para pagarla en su totalidad”, dijo Maomao.
«Entonces, ¿estás diciendo que esta cortesana es lo mismo que la Princesa Fuyou?»
El oficial militar amigo de la infancia no tenía la posición social para proponerle matrimonio a una Princesa de una nación vasalla. Había planeado venir por ella algún día escalando de rangos a través de sus hazañas con las armas.
Sin embargo, debido a la política, la Princesa tuvo que ingresar al Palacio Interior. Ella, que tenía sentimientos por el oficial militar, falló intencionalmente en su especialidad, el baile, por lo que no atraería la atención del Emperador. Como esperaba, su cuerpo se mantuvo limpio durante los dos años que no durmió con nadie.
Alrededor de la época en que su amigo de la infancia cosechó fama de sus hazañas con las armas, la Princesa Fuyou le otorgó su siguiente mérito, llegó el punto en que ella deambulaba sospechosamente. Tenía la intención de que el Emperador nunca pensara que era valiosa y la eligiera.
Si ella fuera elegida, el otorgamiento se pospondría. La Princesa Fuyou, que apreciaba su virginidad, no podría volver a enfrentarse a su amigo de la infancia si se acostara con otro hombre.
Estaba bailando en la puerta este por el bien de las oraciones a su amigo de la infancia, para que regresara por ella. Por el bien de una oración deseando que él volviera ileso.
“Esto no es más que una suposición”, dijo Maomao.
“¿Cómo puedo contrariar esto? Dado que se trata del Emperador, no diré nada». La Consorte favorecida parecía un poco preocupada. No pudo decir que el lujurioso Emperador no tendría ningún interés en la Princesa que deseaba al oficial militar si lo hubiese sabido de antemano. «Si digo que estoy celosa de la princesa Fuyou, ¿sería una mujer cruel?»
«No lo creo.»
Aunque pensaba que esta teoría era en su mayor parte coherente, no tenía ganas de contárselo a Jinshi. Ya que sin duda ella será más feliz de esta manera.
Quería mantener esa sonrisa tierna y sencilla como estaba.
Parecía que el problema estaba completamente resuelto pero…
En verdad, todavía quedaba un misterio.
«¿Cómo ella llegó allí?» Maomao inclinó la cabeza, mirando hacia la pared gigante que la rodeaba por los cuatro lados.
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