Simon no recordaba el día en que había conocido a Kalia.
Para ser precisos, digamos que Simon no recordaba cuándo había sido secuestrado en alguna oscura callejuela y Kalia lo había ayudado a escapar.
A su regreso de asistir al baile real, el carruaje donde iban el Duque, su esposa y Simon se detuvo frente a una pastelería. Aunque había sido una visita impulsiva que no estaba en el cronograma, los secuestradores habían tenido mucha destreza y compostura al secuestrar al joven Simon.
En público, se especuló que los matones a gran escala que, de casualidad, vieron al Duque y a su esposa lo habían secuestrado impulsivamente, pero, ¿Era eso realmente cierto?
En ese momento, la madre de Simon, Helena, tardó un largo tiempo en la pastelería. Entonces, el Duque lo dejó solo por un rato y bajó del carruaje para ir por su esposa que aún no salía.
Se quedaron el cochero y algunos criados, un humo blanco que adormecía los ojos, la nariz y la boca entró rápidamente en el carruaje, y nadie pudo impedir que el joven Simon fuera secuestrado. Él no tenía recuerdo alguno de ello.
Estuvo retenido durante aproximadamente una semana después de ser secuestrado. No podía recordar el día ni el momento en que la pequeña niña lo había rescatado.
Preocupado de que el pequeño hijo rescatado por la niña se volviera loco por la conmoción, el Duque le pidió al Mago Real que enterrara dichos recuerdos en su subconsciente.
Sin embargo, su delicada consideración era solo para su pequeño hijo.
No fue muy considerado con la niña pequeña, delgada y de clase baja que había salvado a su precioso hijo. De hecho, con solo ponerla en un rincón de la mansión, y darle todo el apoyo hasta que creciera, el Duque sentía que ya la había compensado lo suficiente.
Las pequeñas palmas de la niña decían que se había arrastrado por el suelo hasta quedar como estaban. Todo su cuerpo estaba lleno de cicatrices de origen desconocido y su cuerpo manchado de hematomas era un desastre.
Sin embargo, se dice que no había tristeza, miedo o desesperación alguna en el rostro de la niña. Ella había negado con la cabeza en silencio mientras observaba la bolsa de 100 monedas de oro que el Duque le había ofrecido como recompensa.
La brillante niña, se dirigió al Duque y a su esposa, y dijo con convicción.
“… Aunque recibiera esta cantidad de dinero, no sabría cómo gastarlo. Todo lo que necesito es un hogar seguro y alimento tibio que pueda comer sin preocupaciones. Así que, ¿podría permitirme quedarme en esta mansión?”
El Duque aceptó a la niña que suplicaba no regresar al oscuro callejón, porque podía recibirle como criada o incluso podría dormir en el establo.
A la niña no se le dio oro, plata y tesoros, sino que se le dio una habitación y una comida todos los días para que no pasara hambre, pero estaba más que satisfecha y se sentía agradecida. Así que, permaneció tranquilamente en la mansión del Duque, evitando la atención del público.
Tan tranquilamente que olvidaron la existencia de la niña que rescató a Simon.
Luego, Simon la recordó tres años después, cuando escuchó una noticia sorprendente un día. Uno de los caballeros del Duque, tenía un hijo a quien orgullosamente había nombrado Mike. Mike era mucho más grande y fuerte que sus compañeros, por lo que solía luchar con el poder de caballero. Pero había una “chica” que había vencido a Mike.
¡Una niña, que sólo había estado sosteniendo la espada durante 3 años, había vencido a Mike, quien había estado manipulando la espada desde que empezó a caminar!
Lo que fue aún más sorprendente fue la niña que le había vencido, era la misma que lo había salvado hace tres años.
«… ¿Es esa niña?»
Él sintió repentina curiosidad cuando escuchó las noticias de quien se había detenido por un tiempo en la Academia durante sus vacaciones. Así que pasó brevemente por la zona de entrenamiento de los caballeros. Sólo tenía curiosidad.
Sólo después, sintió interes por saber cómo había crecido la niña que lo había salvado.
Los recuerdos de la niña también estaban sellados, pero había una escena que le había quedado fija como vago recuerdo. Harapos manchados de sangre, la espalda de una chica con el cabello rubio y desordenado.
Escuchaba con claridad la voz del Duque, mientras le hablaba suavemente a Simon, quien estaba en cama poniendo en recuperación su cuerpo debilitado. Simon se sorprendió al no poder mirar bien a la niña con los ojos entreabiertos.
“… ¿Esta niña me salvó?”
En ese entonces, él tenía 7 años. Y ella decía que tenía 6 años. Recordaba vagamente la escena vívida sin malicia a causa de los ojos de una chica, tan grandes como las palmas de sus manos.
En el momento en que Simon, algo emocionado, trató de entrar al campo de entrenamiento de los caballeros, algo voló rápidamente a su lado y rodó por el suelo.
El sonido seco del golpe y los susurros, golpearon casi simultáneamente sus oídos. Se sorprendió al confirmar la identidad de lo que había pasado volando por su lado. Observó cuidadosamente para confirmar lo que era.
Sorprendentemente, era una persona.
Con su cabello rubio pálido parecido al limón recogido en alto, una niña de su tamaño había rodado por el suelo. Ella tenía rasgos tan delicados que no podían ser velados por su aspecto sucio.
Simon, quien estuvo mirando a la niña por un rato, se preocupó un poco cuando vio que la niña seguía inmóvil incluso después de unos segundos.
“¿Está desmayada o muerta?”
El entrenamiento de magos y caballeros era básicamente demasiado diferente en cuanto a fuerza física. No importa cuán intensos fueran los entrenamientos de los magos, se trataba más de algo mental.
De todos modos, los magos no hacen movimientos así. Siguiendo este ritmo, muchos de los aprendices mágicos ya se habrían desmayado y no podrían levantarse durante días si seguían este tipo de entrenamiento. Entonces, observó a la niña que había caído junto a él sin darse cuenta.
Fue en ese momento.
«¡Kalia!»
La expresión de la niña se iluminó ante el sonido de alguien llamándola.
Ella, que abrió los ojos, se recuperó y se puso de pie, se inclinó hacia atrás y enderezó la espalda.
El cabello limón claro atado detrás revoloteaba y se movía. La niña no era muy expresiva. Sus profundos ojos lucían aún más feroces. Sin embargo, Simon estaba fascinado por la sonrisa que se extendió por su rostro mientras se limpiaba la sangre de los labios rasgados.
Se veía feliz a pesar de haber rodado por el suelo. Los labios de la niña, que al haber sido mordidos y liberados estaban manchados de rojo con sangre, se curvaron levemente.
«… Valió la pena intentarlo.»
El sonido de tal ligero murmullo se movió vívidamente en los oídos de Simon.
Él, sin saberlo, perseguía los movimientos de la niña con la mirada. Sus movimientos, en comparación de los caballeros, mucho más grandes que su cuerpo, eran sorprendentemente ágiles. Las cosas ligeras y rápidas generalmente no tienen poder, pero la niña parecía tener una fuerza y coordinación en los pies que florecían como su barrera.
El entrenamiento era tan intenso que nadie pudo notar que Simon estaba allí. 3 a 1. Había una enorme diferencia al tratarse de tres personas, pero ella nunca retrocedió.
Era tan fuerte pero ni siquiera se veía como una niña robusta.
Ni cruzaron palabra ni sus miradas se encontraron, pero su imagen estaba profundamente arraigada en la mente de Simon en ese momento.
Sus ojos brillaban al observar a su oponente frente a ella.
Se limpió la sangre con cuidado, sonriendo ligeramente. Se mantenía confiada por más de estar luchando contra esos tres hombres.
El nombre de esa niña era Kalia.
“Kalia.”
Simon la recordaba varias veces. Los ojos de aquella niña que lo había salvado en su niñez no podían ser borrados.
“… ¿Realmente quiero ser su amigo?”
Se trataba de él quien nunca había sentido ganas de ser amigo de nadie en primer lugar.
Era el Heredero del primer Duque del Imperio, un pequeño niño que era lo suficientemente bonito como para atraer los elogios de todos la primera vez que lo veían, además, la sangre de la Familia Imperial fluía por él, aunque fuera una pequeña parte.
Había muchos adultos y niños que querían ser cercanos a él. Y, sin embargo, él quería tener esos brillantes y claros ojos verdes que ni siquiera lo habían girado a ver.
“Kalia. Kalia…”
El joven Simon repitió su nombre para mismo docenas de veces, y finalmente acudió al Duque cuando había memorizado tanto su nombre que incluso lo decía mientras dormía.
Para el siguiente semestre, “Kalia” había ingresado a la academia de espada de Simon.
Al mismo tiempo, asistía a una escuela patrocinada donde era escoltada por él. Kalia tomó todas las clases junto a Simon, a excepción de las clases principales requeridas.
Desde entonces, los dos habían estado siempre juntos.
“… Hasta ahora.”
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