Capitulo 83
[La coneja, la pantera negra y el león.]
Después de leer el artículo, me sentí frustrada. La historia de la bailarina del territorio de las liebres había sido reescrita como una novela barata.
<¿Qué diablos es esto?>
Meimi, a toda prisa, habló.
“Todos en la mansión leyeron esto y llegaron a la conclusión de que la señorita es la protagonista de este escándalo.”
Meimi debió haber sufrido mucho estos últimos días, pues su rostro mostraba cansancio.
«No mencionaron nada sobre la humanización de la Señorita Liebre, pero al menos no escribieron nada malo sobre Lord Ahin o Lord Rune.»
Escaneé el papel, viendo lo ridículo que era todo esto. Al parecer, Ahin me había comprado una mansión. Y yo era tan hermosa y graciosa que se decía que era la reencarnación de una ninfa.
<…Una ninfa.>
¿No eran las ninfas esa especie de hada que cegaba a los demás con su belleza? Avergonzada, rompí el periódico con mis propias patas. Mientras luchaba con el papel, alguien se le acercó por detrás.
«¿Se ha despertado?»
Era la voz de Ahin, que había dejado de entrenar. Parecía que había venido a escuchar que me había despertado. Así que decidí ser suave con él, solo por esta vez. Hasta que pudiera hablar con él adecuadamente sobre lo que había sucedido, decidí mantener la calma. Me giré para enfrentarlo con mi malvada mirada de conejo, pero jadeé.
«…¿Vivi?»
Ahin vestía una camisa muy delgada, del tipo que se usa debajo de la armadura. El material era bueno para absorber el sudor, por lo que los caballeros los usaban a menudo durante el entrenamiento. El problema era que estaba completamente transparente y se podía ver todo lo que había debajo.
Además, el cabello plateado mojado por el sudor y recogido hacia atrás era casi inaceptable. ¿Había aparecido así a propósito para convencerme de que lo perdonara? Sentí que la sangre se me subía a la cara. Me llevé la pata delantera a la nariz, pero por suerte no sangraba. Ahin, mirándome sin comprender, sonrió.
«Así que esa es la preferencia de la ninfa.»
<¡No hables esa palabra!>
Negué con la cabeza. Ignorándome, Ahin rechazó la toalla que Meimi le ofreció.
“La coneja ninfa puede sangrar por la nariz en cualquier momento, así que usa esa toalla con ella.”
«¿Mi Lord…?»
«Mira su cara pervertida.»
El sonido de las espadas de madera se detuvo de nuevo. Los caballeros, esta vez, ni siquiera intentaron ocultarlo. Todo el mundo me miraba fijamente para descubrir cómo era una coneja ninfa pervertida.
<¡¡No soy una pervertida, ni una ninfa!!>
Docenas de ojos rojos se quedaron fijos en mí.
***
Siguiendo la rutina que Meimi había creado, estaba recostada en el césped después de una caminata con Ash. En los últimos días, Ahin no había dicho nada sobre lo que había sucedido en el territorio de las liebres. Tal vez debido al estrés, yo tenía pesadillas y me revolcaba en la cama todas las noches. Ahin había hablado.
«Por ahora, olvida lo que sucedió en el territorio de las liebres.»
A pesar de no poder, acepté. Con el tiempo, tal vez lo olvidaría… o eso esperaba. Tumbada en la hierba, perdida en mis pensamientos, de repente me quedé petrificada. Fue porque me encontré cara a cara con Barra, que estaba siendo conducido con una correa por un caballero. Mi cuerpo se encogió al recordar las garras que pasaron a centímetros de mí en el bosque fronterizo.
<¿Dónde…?>
¿Lo llevarán de vuelta al bosque? Pero si es así, no habría necesidad de haberlo traído de vuelta en primer lugar. De repente, tuve un sentimiento oscuro. Los ojos despiadados de Ahin aparecieron en mi mente mientras hablaba de castigar a aquellos que habían tratado de lastimarme en el pasado. Cuando me acerqué y me enfrenté al caballero, él me evitó.
<Dime.>
Después de mirarlo durante tanto tiempo que ya no pudo ocultarlo, el caballero tartamudeó.
«… Recibí una orden para ejecutarlo…»
***
Recientemente, el estado de ánimo de Ahin había sido tan cambiante como una montaña rusa. Y la razón era la ninfa peluda. Hasta ahora, Vivi era la única cosa en la mansión Grace a la que él había estado realmente apegado. No era tímido, pero no se había conectado a ninguno de los sirvientes. Tal vez porque era un depredador. Últimamente, había estado leyendo libros sobre la psicología de los herbívoros y su necesidad de seguridad.
Sabiendo que algo que traía seguridad era el dinero, decidió crear un pozo del tesoro para Vivi. Era un espacio debajo del sofá, tan pequeño que solo un conejo podía entrar.
Ahin comenzó a deslizar una joya allí como prueba y vio que Vivi parecía estar interesada en el sofá. Cuando ella no lo estaba, comprobó, y cada vez el número de joyas había aumentado un poco más. Sabía vagamente que ella estaba haciendo este tipo de preparación debido a su ansiedad.
La ansiedad de que la familia Grace no era el lugar adecuado para ella y de que algún día podría ser abandonada. Esto provenía no solo de los instintos más primitivos de los herbívoros, sino de casi dos décadas de experiencia de vida. Por eso, Vivi siempre se preocupó por su humanización, como si viviera en la cuerda floja.
Pero en estos días, Vivi había demostrado estar un poco diferente. La principal razón era que se había liberado de las cadenas que la ataban a la familia Labian y el hecho de que, esta vez, había venido al territorio de las panteras negras por su propia elección.
Gracias a eso, parecía que ahora sentía que pertenecía a la familia Grace. Los cambios fueron pequeños. Por ejemplo, nació una rutina en la que los caballeros, que habían conocido a Vivi, tomaban periódicos del territorio de las panteras negras para leer con ella. Y, en el cambio más inesperado de todos, Ahin había comenzado a expresar emociones con más frecuencia.
Ayer, él estaba caminando con Vivi cuando encontró una flor del tamaño de todo su pequeño cuerpo. No pudo resistir la tentación de coger la flor, ponérsela en la boca de la coneja y rodarla por la hierba. Ella le despertaba actitudes románticas así.
El problema era que, debido a estos cambios, Vivi pasaba mucho más tiempo fuera de su habitación. Ella se negó a meterse en su bolsillo y colocó una barrera de almohadas en la cama antes de acostarse. Naturalmente, eso era un castigo por el comportamiento de Ahin en territorio de las liebres. Pero la mayor causa de todo esto era lo que había escuchado de la conversación de Aven y Ahin.
[Pensé que dudaría en matarte por ser la madre de la mujer que es más importante para mi.]
Ahin no había podido mantener la calma frente a la madre de Vivi, pero nunca podría haber imaginado que Vivi estaría escuchando todo. Si hubiera estado en forma humana, él habría sentido su presencia de inmediato. Pero las feromonas de un conejo eran más difíciles de detectar, y además de eso, había 7 conejos idénticos a Vivi en ese momento, a su alrededor.
Sentado en su escritorio, él enterró su frente en sus manos. Era imposible correr detrás de un conejo bebé y expresar sus sentimientos.
“Esta ninfa me está haciendo pasar dificultades…”
Cuando murmuró eso, Evelyn, que estaba organizando los documentos, se quedó helado.
“Mi Lord, estoy de su lado. Pero si quiere desahogarse, comuníquese con Quinn.”
Ahin, ignorándolo, preguntó.
“¿Y el Ferenium?”
Era la tercera vez que hablaba de eso ese día. Evelyn, ya exhausto, se paró frente a la mesa. Como había explicado Ahin, solo el Ferenium era capaz de convertir a Vivi en humana sin que ella sintiera ningún dolor. Probablemente la razón de esto era que, incluso si las feromonas dominantes se inyectaban directamente, era difícil que el cuerpo de un conejo bebé las procesara.
“Necesito conseguir otra joya como esa. Mire todas las casas de empeño y de subastas. Tienes dos semanas para conseguir uno.”
Evelyn pensó en callarse y salvar su piel, pero Ahin aún tenía la frente enterrada entre las manos. Así que pensó que estaría bien decir una cosa más y probó la suerte.
«Entonces, durante las próximas dos semanas, no me pida nada más, mi Lord.»
«Ahora que lo pienso, todavía no te he castigado por dejar que Vivi saliera del carruaje en el bosque del territorio de las liebres.»
Esas palabras eran muy pesadas. Como no quería morir solo, Evelyn señaló el águila posado en un estante.
«¡No pude evitar! Quinn tenía una daga apuntando a la Señorita, así que bajé la guardia.”
«… Quinn lo hizo?»
«Sí, ella le rogó que se detuviera, pero él le tendió la hoja, sin piedad.»
Los ojos de Ahin brillaron.
«… ¿Hizo rogar a Vivi y todo eso?»
El águila miró a Ahin mientras él sacaba su espada y trató de escapar con un grito. Pero en cuestión de segundos fue golpeado y arrojado a la alfombra. Evelyn, anticipando quién sería el próximo, agregó con calma.
“Creo que la Señorita Liebre ha estado practicando cómo lanzar sus feromonas con los dedos. ¿Cómo podríamos resistirnos a eso?”
«¿Le enseñó mi madre?»
«No sé qué decir. Tal vez usó la táctica sin querer debido a la urgencia de la situación, pero al menos debe haber escuchado la teoría de alguien.»
Ahin, retrasando el castigo de Evelyn, se humedeció los labios. Recientemente, Vivi estaba usando sus feromonas con más frecuencia. Ahora podía controlar si quería usar la anestesia para hacer dormir o curar.
En comparación con los hombres-bestia ordinarios, que después de la humanización definitiva tardaron años en controlar por completo sus feromonas, estaba aprendiendo a un ritmo sorprendente.
«… ¿Por qué nunca pensé en encontrar un tutor para ella?»
«Bueno, cuando uno mira a un conejo bebé, creo que es natural no pensar en esa posibilidad.»
Ahin recordó a los tutores que solía emplear la familia Grace.
«¿Qué hay de la señora Winslet?»
«Es una buena tutora, pero ¿la Señorita se sentirá cómoda teniendo una clase cara a cara con una pantera negra desconocida?»
Si era Vivi, era más probable que pasara la mitad de la clase acobardada por miedo a los colmillos del profesor. Ahin y Evelyn, pensando igual, negaron con la cabeza al mismo tiempo.
«Necesito encontrar un tutor herbívoro.»
«¿Por qué no le pides una nominación al jefe del clan de las liebres?»
«Ya veré… Hablando de eso, ¿cómo está la situación con los Labian?»
“Están siendo investigados por el líder. Probablemente perderán su estatus de nobleza pronto.”
Ahin agrandó los ojos. Era una pena haberlos dejado vivir. Sin embargo, Vivi, la principal involucrada, parecía contenta con dejarlo así, por lo que no podía hacer nada más.
Además, dejando el asunto en manos del líder, Ahin dejó de prestar atención a la familia Labian e incluso se prometió a sí mismo que no tomaría ninguna medida al respecto sin consultar a Vivi.
De lo contrario, ella podría terminar mudándose definitivamente a la habitación de Valence o de Meimi. Y Ahin ahora estaba en una situación en la que no podía dormir, a menos que Vivi estuviera en la cama con él.