He crecido mucho, madre (2)
Según los rumores, parecía que después de que se completara el mantenimiento de la carretera, planeaban fabricar otros medios de transporte además de los carruajes comunes.
Si este negocio se consolida, existe una alta probabilidad de que también ganen el negocio del que hablan que se promoverá más adelante.
La piedra que encontraste allí, ¿qué será? Algo pareció venir a su mente en la memoria de Roselia. Pero la conversación terminó ahí, y ella tampoco lo pensó demasiado.
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Era hora de que Ain se cambiara a su ropa de exterior. La mano de Lenisha, que abrochaba el botón del puño de su camisa, se detuvo. Una parte de la muñeca de Ain estaba claramente expuesta fuera de la camisa.
«Lo siento. Pensé que era el último tamaño».
“…»
«Tengo una camisa que preparé en caso de que no fuera suficiente, así que la traeré de inmediato, Joven Duque».
Las mangas de la camisa que llevaba Ain eran demasiado cortas para él.
Hace apenas un mes, Lenisha le quitó esta misma camisa a toda prisa para guardarla porque era de las pocas que se ajustaban perfectamente a su cuerpo.
«No. Déjala.»
«¿Si…? Pero la ropa…»
«¿No dije que estaba bien?»
“… Sí, disculpe.»
Lenisha se fue dejándolo tal como estaba, juzgando que si decía una palabra más iría en contra de su corazón. Ain miró la camisa con mangas cortas que le llegaba por encima de la muñeca. Sus ojos brillaron con anticipación.
Estaba creciendo rápidamente cada año. Entonces, si es un poco descuidado, la ropa le quedará corta. De ese modo, Roselia y Ain se dirigieron constantemente a la Boutique para cambiar su ropa empequeñecida. Así, se puso deliberadamente ropa con mangas cortas siempre que quería salir con ella.
Tal como hoy.
Y nuevamente, tan pronto como Roselia lo vio, notó las mangas cortas con una mirada rápida.
“Se te subieron las mangas, Ain».
«Ah… Sí.» Ain miró sus mangas como si no supiera nada al respecto y dijo astutamente «He crecido mucho, madre».
Roselia puso cara de tristeza.
“¿Está bien ir hoy? Ojalá pudiéramos ir a comprarte ropa».
«Sí. Hoy no tengo planes».
«¡Perfecto!»
Roselia sonrió ampliamente y se abrazó al brazo de Ain. Cassius constantemente se sorprendía al ver que Roselia era engañada por los obvios trucos de Ain una y otra vez.
Entonces, se tocó el dobladillo de su propia manga. Las magas, que caían cerca de la muñeca, no eran ni largas ni cortas, y se ajustaban perfectamente a su cuerpo.
Obviamente, su frente estaba arrugada, lleno de insatisfacción.
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La Boutique quedaba completamente cerrada esos días de la visita de Roselia y Ain. El día que llegaban los dos suponía una venta grande.
Roselia se mantuvo ocupada admirando todo lo que vestía Ain, y toda la ropa que él se probaba quedaba incluida en su lista de compras.
El Duque Cassius se acercó a mí cuando consideré que ya había comprado toda la ropa disponible para Ain.
«Me dejaste solo de nuevo, esposa.»
Cassius no ocultó su mente retorcida de Roselia. Ain, quien deliberadamente la secuestró y vino solo con ella, chasqueó su lengua brevemente desde atrás al verlo llegar.
«Llegaste un poco temprano hoy, padre.» Dijo un poco bajo.
“… Esposo, justo pensaba en ti. ¡Creo que ese atuendo te quedará perfecto!»
Dijo Roselia, señalando la combinación de un maniquí que ocupaba un muro. Lo que dijo no fue del todo una mentira. Realmente pensó en cómo sería mirar a Cassius usándolo mientras ella lo mira.
«¿En serio…?»
Los ojos de Cassius se entrecerraron. Fingía sospechar de ella, pero ya se podía entrever su estado de ánimo relajado. Roselia sonrió brillantemente a propósito para alegrarlo y tiró levemente de su brazo.
“¿Te lo vas a poner? Quiero verte, esposo.»
Los ojos rubíes de Roselia brillaron mientras hablaba, y los labios de Cassius estaban completamente curvos, derrotados al verla emocionada.
Justo cuando la Madame le entregó la ropa a Cassius, él murmuró: «No puedo evitarlo porque mi esposa así lo quiere», y se fue al camerino.
Entonces Roselia lo miró y admiró cada atuendo que él usaba. El final fue, por supuesto, el turno de Roselia. El final de sus compras siempre fue elegir un vestido para ella. En ese único momento Cassius y Ain estaban tácitamente aliados y más apasionados.
«¿No vas a combinar el vestido, con sus trajes para usar en el banquete del Palacio Imperial?»
Fue entonces cuando la Madame, que estaba ajustando la talla del vestido de Roselia, preguntó con ojos centelleantes.
“¿El banquete del Palacio Imperial…?»
«Sí. Esta vez, el Príncipe Heredero ha alcanzado la mayoría de edad. ¿No sabe del banquete que se hará para conmemorarlo?»
Roselia miró a Cassius con ojos desconcertados. Él respondió con indiferencia con una cara desinteresada.
«Sí… Bueno, parece que escuché algo así».
En un instante, hubo un recuerdo que pasó por la cabeza de Roselia.
El lugar donde Ain y la protagonista femenina se conocieron en la novela «Las flores nunca caen», que había sido olvidada por un tiempo.
¡El hecho de que fuera un banquete del Palacio Imperial para conmemorar la mayoría de edad del Príncipe Heredero…!
Había llegado el momento en que comenzaron a correr los hechos reales de la novela.
Sin embargo, Cassius y Ain frente a ella estaban despreocupados, sin saber nada de este futuro. El próximo banquete del Palacio Imperial no les interesaba, solo el vestido que Roselia escogiera los llenaba de interés.
«Mmm… No creo que este encajaría muy bien con la ocasión».
Cassius frunció las cejas y dijo insatisfecho. Cuando decía que no le gustaba la ropa de Roselia, por lo general era por una razón similar a esta.
«Pero no creo que sea tan malo si lo uso como ropa sencilla de casa».
“…»
Era una negativa obvia.
Cassius Chade, de quien se dice que no puedes entender la verdad que oculta porque su expresión facial no lo revela, era tan obvio ante ella, que incluso un niño de tres años podría verlo. No hace falta decir que el vestido que llevaba Roselia era demasiado llamativo para usarlo en casa.
Una falda que se extiende generosamente por debajo de la cintura. El inconveniente de este vestido era la espalda descubierta.
«Bien. Lo compro con la premisa de que no lo usarás como ropa de exterior».
Su comentario estaba puramente lleno de codicia personal. Normalmente, ella habría dicho un comentario en respuesta, pero esta vez no respondió.
Lo único que tenía en mente era el banquete del Palacio Imperial.
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Gracias a todos por acompañarme pacientemente hasta aquí, muero por ver a nuestro Ain adolescente todo guapo y tramposo contra Cassius jeje, los amo. Imagino que saben, pero la fecha oficial del manwha es el 21 de febrero, de aquí a a allá ¿qué tanto avanzaremos en la novela? Espero que mucho, crucen los dedos conmigo. Esta semana entre el trabajo, la gripe que me dio, los datos móviles fatales y las idas de luz no he avanzado tanto como he querido. Por esas razones, hasta aquí el maratón por hoy.
Pd: La nueva portada es el vestuario combinado del día del Banquete Imperial, que emoción, ¡Te amo Ain! ¡Eres el mejor hijo del mundo! Jeje, pero no nos adelantemos, eso viene pronto, se los prometo 😉
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