Capítulo 18:
No estaba pidiendo permiso, simplemente estaba informando, ahora ya no necesito pedir permiso al duque.
«… Penélope.»
El duque me preguntó rápidamente con una mirada de sorpresa.
«¿A dónde diablos vas a ir dejando tu casa atrás? ¿Eh?»
«A cualquier lado.»
«¡Penélope!»
El rostro del duque palideció, del mismo modo que cuando se enteró de que había conocido a Yvonne.
«No importa lo que digan, eres mi hija. ¿Por qué quieres cortar nuestro lazo de padre e hija?»
Asentí con la cabeza en silencio.
«Sabía que dirías eso… Así que, por favor, de ahora en adelante, sin importar lo que haga, ni donde quiera que vaya, ni con quien me case… Si llega el momento… No te interpongas.»
Se acabó el juego, por lo que debo enfrentarme a un futuro completamente desconocido.
«¡Penélope Eckart! ¿Qué diablos te pasa?»
Cuando me preguntó, miró mi rostro inexpresivo y cerró la boca de golpe, parecía que había descubierto la razón.
«… Yo fui quien te trajo aquí… Y admito que no te he cuidado adecuadamente…»
«…»
«Pero… ¿Ahora quieres arrebatarme a mi única hija? Primero me das las noticias de Yvonne, ¿y ahora me estás contando que me abandonas? ¿Eh? ¿Puedes romper más el corazón de tu padre?»
La expresión del duque, llena de dolor y pena, hizo que mi corazón se acelerara. El duque, el cual es un hombre con una gran responsabilidad, siente que debe cuidarme y ser más sobreprotector conmigo, pero ese no es el único motivo por el cual actúa así.
Está última temporada he podido ver que realmente él siempre me ha considerado su familia, pero siempre ha sido un padre nefasto, es por este motivo que mi corazón está dividido en dos. Solo recordar esos infernales días, cuando solo deseaba su cariño y mi único objetivo era ser reconocida, pero solo me daban su odio… Volviéndome loca y miserable. Mi orgullo se rompía cada vez que que teníamos algún altercado y, siempre que veía al duque, esas dos emociones creaban un gran conflicto en mi interior.
«Padre, necesito tiempo y oportunidades para no culpar a la gente de esta mansión.»
Yo le pregunté al duque si me culpaba, pero ninguno de ellos, ni una sola vez, me preguntaron nada por el estilo. Ni cómo me sentía, ni cómo me encontraba, nada, nunca nadie me preguntaba nada.
Los ojos del duque se agrandaron, como si nunca hubiera esperado escuchar esto de mí.
«… Penélope, querida. ¿Aún piensas en eso?»
«…»
Los ojos azules de Duke temblaban incesantemente.
«¿Todavía estás resentida conmigo?»
«Sí.»
El duque levantó la mano y lentamente se la restregó por la cara.
«Ahhh…»
Sus dedos estaban temblando, imagino que por la conmoción, sin embargo, sonreí como siempre. ‘No olvides mantener tu gracia’, me decía el duque en cada ocasión, por lo que no tuve ninguna intención de consolarlo ahora.
Fue un padre cariñoso para Yvonne, pero para Penélope solo era un padre severo.
«No puedo perdonarte.»
No, yo no podía perdonarlo.
«Todos en el ducado, incluidos Derrick y Rennald, han estado abusando de mí…»
«…»
«… Y el duque era plenamente consciente y lo toleraba todo.»
Desde algún punto de vista, podría parecer que el duque no era culpable, ya que él adoptó a una pobre huérfana y la trató como a su propia hija. El duque no es un hombre que no tenga sentido común, quizás el desprecio y el trato infringidos a la estúpida de Penélope no eran más que actos provocados a sí misma, por su forma de actuar. Pero… Después de todo, Penélope soy yo, por lo que la distinción ya no tiene sentido.
Injusticia y anhelo, dolor y desesperación. ¿Quién diablos puede entender este cóctel de sentimientos?
Mis tranquilas palabras obligaron al duque a llamarme.
«… Penélope, ¿por qué… por qué ahora… Nunca has dicho nada…?»
He estado con el duque y mi familia aguantando de todo pero, hasta recién, ¿para ellos parecía que no había ningún problema?
«Creo que para ti era más cómodo pensar que nunca me pasaba nada. Nunca mostraba mucho sobre mí, e incluso llegué a actuar de forma estúpida para llamar la atención de mi familia…»
Los labios del duque se abrieron como si tuviera algo que decir, pero lo detuve firmemente y seguí hablando.
«… Pero nunca me preguntaste que me pasaba, ni una sola vez.»
«…»
«Cuando el hermano Derrick se mostró hostil conmigo sin ninguna gran razón, cuando Rennald me incriminó por ser una ladrona de collares y cuando descubriste que tus empleados arruinaban mis comidas y me dejaban hambrienta todo el tiempo…»
«…»
«… Nunca me preguntaste si estaba bien.»
«… Penélope.»
«Siempre actué como si estuviera bien, pero no porque mi herida se hubiera curado, sino porqué me dediqué a enterrarla porque estaba sufriendo una herida más grande.»
Para sobrevivir tuve que mendigar desesperadamente y fingir que no pasaba nada, logrando que la herida fuera más pesada con el paso del tiempo. Siempre esperaba y rezaba para que el duque me mirara, pensando siempre en el día en que la verdadera hija volvería, temiendo ese momento.
‘Todo está bien. Ya se terminó.’ Respiré hondo y me calmé, derramando las palabras restantes sin cortarme.
«Pero, después de conocer a Yvonne, pensé que podía entender los sentimientos del duque y el por qué de que los hermanos actuaran como lo hicieron…»
«…»
«… Por lo que no creo que la atención que me disteis, ninguno de los tres, remplazara en ningún momento a Yvonne. Así que dudo que haya siquiera un problema si decido irme.»
El rostro del duque se hundió lentamente ante mis palabras, bajé la cabeza cuando vi que sus ojos arrugados se ponían rojos y hablaba con voz acuosa.
«¿Tienes… Tienes que irte?… Si… Si te quedas a mi lado… Me disculparé todo el tiempo y, tal vez, así puedas perdonarme…»
Negué con la cabeza lentamente, eliminando cualquier débil esperanza del duque.
«Yo también… Quiero poder estar cómoda ahora. Realmente espero que, con algo del tiempo, pueda ser capaz de tratar a mi padre con sinceridad.»
«…»
«Así que deja de confrontar al príncipe heredero bajo mi pretexto. Además, no tienes ni de que preocuparte, no tengo ninguna intención de casarme con él en las proximidades.»
El duque se puso rígido ante mis palabras y gritó.
«… Penélope, querida, no es así. ¡Yo solo quería…! No, no. Tal vez esto te suene, de nuevo, como una excusa.»
«…»
No importa si el duque realmente lo hizo por mí o no, pero ahora Callisto ya está lo suficientemente ansioso, por lo que no quiero agregarle la ansiedad de pensar que me estoy planteando volver a la casa.
Calmé al afligido duque con una expresión algo más suave.
«Le digo que no haga nada por mí, duque, los asuntos políticos no tienen nada que ver conmigo.»
Honestamente, la feroz personalidad de Callisto podría conducir a la muerte de un país entero, o a la aniquilación aristocrática, así que realmente todo giraba en torno a mí.
Ante mis palabras, el duque asintió levemente con un rostro sombrío, entendiendo todo lo que le estaba diciendo.
«Entonces me iré ahora.»
El duque se apresuró a retenerme mientras sacaba algo de debajo de la mesa.
«Es… Espera un minuto, llévate esto contigo, Penélope.»
Era una caja de madera, un poco más grande que las dos palmas juntas.
«¿Qué es esto?»
Miré al duque con una mirada curiosa.
«Puedes… Simplemente abrirlo.»
Pensé en llevármelo, pero mi corazón se debilitó ante su rostro arrugado, el cual parecía demasiado desesperado. Extendí la mano para desbloquear la caja de madera, así abriendo la tapa y logrando que mis ojos se abrieran de par en par.
«Esto es…»
«… Es un juego de herramientas de excavación de reliquias.»
Diversas herramientas estaban colocadas cuidadosamente sobre un suave cojín: pinzas, lupas, cinta métrica, varios tipos de cepillo, martillo, cinceles, etc.
El duque añadió tranquilamente una explicación.
«Debido a que le he puesto magia de luz, no te será difícil llevarla. Y cada herramienta tiene magia de preservación, por lo que puedes utilizarlas con total seguridad, sin que temas que se creen rayones.»
«¿Por qué me das esto…?»
Miré al duque con ojos temblorosos, no sabía como conocía mis gustos, aunque imagino que Marienne debió explicarle alguna historia.
«Hace unos días tuve un encuentro privado con el príncipe heredero.»
Dijo sin mirarme a los ojos.
«Hasta ahora pensaba que estabas encerrada en el palacio imperial por culpa de su alteza. No he sabido nada de ti durante semana… Exceptuando por la carta que enviaste al mayordomo.»
«Eso fue…»
El duque siguió hablando y apretó los puños.
«¡Así que le pedí que se detuviera y me dejara llevarte a casa, y ese niño…! Oh, no… Su alteza se burló de mí por no saber a dónde te ibas ni lo que te gustaba…»
Tras hablar, el duque se rio y sonrió para sí mismo.
«He sido tu padre durante seis años…»
«…»
«Y ni siquiera me di cuenta de que estabas interesada en la arqueología.»
Lo miré sorprendida.
«Duque, eso es…»
No era culpa suya, la antigua yo no estaba interesada en ello.
«Mi culpa… Yo no le dije a nadie.»
«No, es todo porque fui descuidado.»
A pesar de su sincera negación, el duque distorsionó su rostro, enmarcado por la culpa.
«Fue mi culpa… He sido un mal padre.»
«…»
«… Lo siento, querida, pero…»
«…»
«¿Lo puedes aceptar como el último regalo de tu padre?»
Me alejé de él, mirando el equipo de excavación, ¿qué pasaba si aceptaba este regalo? Para ser honesta, estaba preocupada, vine aquí para finalizar la mala relación que teníamos, por lo que, si la recibo, seguiremos con las mismas.
La agonía era inútil, no importa cuánto lo intentara, no me era posible encontrar una razón para rechazarla.
«… Gracias.»
Cerré la tapa de la caja, levantándome y realizando una ligera reverencia.
«Cuídate, duque.»
«Sí, tú también, por favor…»
No pudo hablar más, por lo que se cubrió los ojos con las manos.
Al fin había llegado la despedida con el duque, aquella que tenía pensado realizar en mi ceremonia de mayoría de edad.
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Se van cerrando puertas mientras vemos como Penny se va acercando a su meta. ¿En el próximo capítulo veremos como Penny se enfrenta a los hermanos? ¿Cómo reaccionarán?
¡El domingo vuelvo con otros capítulos! Por adelantado, ¡feliz día de todos los santos!
Miri
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