TALT 102
Al ver al duque Marsetta agarrándose la cabeza y quejándose de dolor, Charelize pensó de repente que quería devolver lo […]
Al ver al duque Marsetta agarrándose la cabeza y quejándose de dolor, Charelize pensó de repente que quería devolver lo […]
Con los ojos cerrados, Charelize escuchaba todo lo que decía Arensis. Sin embargo, ella continuó fingiendo dormir, sin saber qué
“… ¡Ven aquí!» —Sí, pequeña duquesa. —Por favor, dígamelo, Su Alteza. A la llamada de Charelize, los caballeros imperiales que
«Ahora… ¿Qué dijiste?» «Hay un registro de que Su Gracia pasó por la capital, y hace tres días… Se dice
«Si ese es el caso… Me alejaré ahora. Que la pases bien». La condesa Nosen se fue, y todos los
«Conozco muy bien al profesor de integridad que no engaña a nadie y no cambia sus palabras una vez pronunciadas».
Después de recibir la bendición del sumo sacerdote y salir del salón, Charelize estaba aturdido. Pensando durante mucho tiempo, recobró
«Coma esto primero, Su Alteza. Pongo terrones de azúcar en agua tibia. Escuché que ponerle algo dulce hace que tu
«Tú… De verdad…» —También dijiste que nunca me habías considerado tu hija. Así que, así de simple, tampoco tengo padre.
«Pequeña duquesa, debido al envenenamiento de la princesa Lillian, debes ir al juicio». Mientras el caballero comandante se acercaba a