Día de compras (2)
Para Madame Gloria, su visita significaba una gran y sustanciosa oportunidad de venta. Sonrió cálidamente y trató de verse afectuosa para ambos.
«Estoy interesada en ver ropa de salida para Ain».
«¿Hay algo específico que quiera?»
«No tengo algo como eso, primero, veamos las prendas que le irían bien».
«Correcto. Lo prepararé de inmediato».
Tan pronto como Roselia habló mientras miraba los maniquíes en los alrededor de la tienda, Madame Gloria se movió rápidamente. De inmediato, se colocó un té caliente frente al sofá donde ambos estaban sentados.
«Espere un instante por favor.»
Madame Gloria poco después le presentó un catalogó de ropa que usaría Ain.
“Me gustaría que eche un vistazo. Este es un estilo de frac, muy a la moda, si me pregunta y este es un estilo que enfatiza el confort para la actividad física en las salidas».
«Bien…»
‘Me gusta toda la ropa, pero sus diseños son todos similares.’
«Pero… Todo es acromático».
La muestra de conjuntos que trajo Madame Gloria era toda blanca, gris y negra… O gris oscuro, gris claro. Todo incoloro.
Mmm… Ahora que lo pienso, la ropa que Ain ha usado hasta ahora también es acromática. Por supuesto, esas cosas combinan bien para toda ocasión, pero son secas y frías, no resaltaban el encanto de mi dulce Ain.
“Oh… Hasta ahora, la ropa encargada por los Chade siempre ha sido acromática… Los elegí entre ellos según sus pedidos anteriores. ¿No le gusta, Duquesa?»
«Creo que sería bueno probar algo un poco más brillante».
Mientras Roselia reflexionaba, Madame Gloria sacó algunas revistas con prendas juveniles y se las mostró.
«Entonces creo que los colores primarios y los pasteles, así como estos estarían bien».
La ropa de colores primarios haría que la piel blanca de Ain fuera más radiante, y los colores pastel crearían una atmósfera cálida y suave junto a su cabello rubio crema.
«La combinación de colores tiene mucha importancia.»
«¿Oh…? Incluso si hay algo que no le guste lo podemos modificar…»
A medida que el rostro de Roselia se ponía cada vez más serio y solemne, Madame Gloria frunció el ceño y agregó precavidamente.
Ain también se preguntó si había algo mal con lo que veía e inclinó la cabeza, examinando profundamente el rostro de Roselia.
«Si me lo pide, o tiene algo en mente, se lo traeré enseguida».
Estaba inquieta por complacer a Roselia. Pero las preocupaciones de Roselia no estaban en esa ruta.
«Mamá. ¿Hay algo que te preocupe?»
Ain también la miró y preguntó preocupado. No podía entender por qué ella está sumida en tantos problemas.
«Es que…»
El rostro de Roselia se contrajo. ¿Existe realmente algún problema tan grave con su catálogo? Madame Gloria y Ain estaban igual de nerviosos, pero un suspiro escapó de su boca como un gemido de dolor.
Roselia rápidamente volvió la cabeza y los miró. De su boca salían sin cesar palabras que no sabían si era un lamento o elogio de orgullo.
«Todo va bien junto, así que es difícil porque no sé cuál elegir».
«Ah…»
Madame Gloria dejó salir brevemente la respiración que estaba conteniendo. La Duquesa de Chade tenía tal personalidad que le fue sumamente difícil saber cómo reaccionar ante su inesperada indecisión.
«Ah, es realmente difícil».
Pero Roselia hablaba en serio. Cuando Ain la miraba contemplativamente, aprovechó.
«¿Qué le gusta a mi Ain?»
Incapaz de elegir, Roselia le preguntó directamente. Pero la verdad es que él no estaba interesado en la ropa.
«¿A mi…?»
«Sí. Es la ropa que usaras, así que los pensamientos que tengas son los más importantes».
Ante las palabras de Roselia, él reflexionó por un momento. De hecho, no le interesaba la ropa que tiene delante. Lo que le gusta ver es la apariencia de ella mientras le elige ropa tan seriamente.
«No sé. Usaré todo lo que elija mi madre».
Dijo al fin con una sonrisa tímida. Entonces, las preocupaciones de Roselia se profundizaron ante el sentido del deber de encontrar la mejor ropa que mejor le quedara al dulce Ain.
«Madam, ¿no cree que este atuendo resalta la ternura de Ain y realza su apariencia pura?»
“…»
«Nuestro Ain es tan lindo, genial y encantador…»
Por un momento en el desfile de alabanzas de Roselia, todos los presentes se quedan sin palabras.
«¿Seguro de que no hay algo que realmente te guste?»
“…»
Ain le sonríe con torpeza. A él definitivamente le gusta verla preocupada por su bienestar, así que quiere extender este momento un poco más.
«Yo, de verdad no lo sé…»
Mientras Ain habla avergonzado, Roselia le acaricia el pelo y sonríe para confortarlo. Al final, la elección recae totalmente en ella. Vuelve a estar en serios problemas… No sabe cuál elegir.
Fue cuando Roselia mirando a través de los conjuntos de ropa que tenía delante con el ceño fruncido y los ojos tensos escuchó una voz familiar viniendo detrás de ella, junto con el sonido de pasos, seguido de un traqueteo.
«¿Qué te preocupa tanto?»
“¿…?»
Roselia miró hacia atrás en la dirección del sonido, y tan pronto como vio a la persona, sus ojos se abrieron con sorpresa.
«¿Duque…?»
El que entró fue el Duque Cassius. Dijo, mirando la ropa frente a él con indiferencia.
«¿Cómo, cómo es que has llegado hasta aquí…?»
Roselia estaba muy avergonzada por su repentina aparición, pero Ain tenía un rostro tranquilo como si lo hubiera esperado.
Pensando en cómo podría haber luchado con venir aquí por sí solo o con ayuda, sentía que iba a estallar en carcajadas si no se controlaba.
‘Debe haber herido su orgullo perseguirnos hasta la boutique. Debe haber estado muy preocupado por llegar a tiempo.’
Ain levantó las comisuras de sus labios de manera significativa.
Sus ojos se encontraron con los del Duque Cassius justo cuando estaba pensado en él entrecerrando los ojos con picardía, que Cassius tuvo que evitarlo por un momento alejándose de su mirada.
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