¿Puedo besarte? (1)
A pedido de Hee-won, se empacó toda la comida que aun estaba intacta y el interior del automóvil se llenó de sabores dulces, picantes y salados.
Hee-won tenía un lado lindo cuando se comportó como un ama de casa que ahorra dinero, diciendo que no estaba bien tirar comida en perfectas condiciones.
Su corazón estaba hecho añicos, él estaba esperando que su gesto la tocara y le sonriera ampliamente, pero en cambio, parecía una heroína ardiendo en su sentido de justicia, preocupándose por todos los niños que vendrían a comer tteokbokki y se irían a casa en vano.
Aun la forma en que masticaba el tteokbokki, demostrando su enojo, hizo que él se sintiera extrañamente feliz.
Por alguna razón, no quería llevarla tan pronto en su casa cuando salieron del restaurante, por lo que condujo su auto en la dirección opuesta a su casa sin siquiera preguntarle su opinión a Hee-won.
Ella nunca le preguntaba adónde iban o qué iban a hacer, pero esta vez no dijo nada, como perdida en sus pensamientos después de haber recuperado toda su comida chatarra favorita.
Después de conducir durante bastante tiempo, se ubicaron cerca de un embalse, por lo que un silencio incómodo llenó el ambiente hasta que llegaron a un café con una vista exterior bastante buena.
Al ver que la niebla se elevaba alrededor del mar, Hee-won insistió en una mesa al aire libre a pesar de la fría temperatura de la noche.
Hee-won, que fue obligada a ponerse su chaqueta, no podía apartar la vista del mar, creando una atmósfera de ensueño bajo las luces de las farolas.
Ella respondió en voz baja a sus preguntas intermitentes, hoy estaba más soñadora que el ambiente que creaba el agua con la bruma.
Doo-joon no podía apartar los ojos de Hee-won envuelta en su chaqueta, convertida en una bolita.
Los dedos delgados y blancos de Hee-won envolvieron el vaso de té de limón.
A pesar de que parece que ha pasado mucho más tiempo, y aunque sucedió hace más de un mes, Doo-joon todavía recuerda la inquietante y estimulante sensación que le producían los delgados dedos de Hee-won cuando lo acariciaban.
Absorto en los labios rojos de Hee-won posándose suavemente en el vaso, cada vez que se entreabrían, despertaban una sed desconocida en él.
Sentada en lo alto, parecía una diosa mirando hacia el mundo mientras se posaba en las nubes del Olimpo.
Parecía que Hee-won no tenía ninguna intención consciente de hacerle sentir eso, pero él necesitaba concentrar toda su atención en mantener la compostura, para no sucumbir a la tentación constante de hacerla suya en cada momento.
Conocer a Hee-won le provocó un estrés extremo, pero también le proporcionó un estímulo sexual imparable.
Apenas supo de su existencia decidió casarse con Hee-won, en otras palabras, pensó que su fuerte sentido de la responsabilidad se había activado al saber que tenía un hijo con ella.
Sin embargo, ahora que hice la propuesta, no me es fácil distinguir claramente, si quiero casarme por Doo-jool o si necesito a este bebé para lograr estar con Hee-won.
Es la primera vez que me enamoré completamente de alguien sin poder hacer nada para evitarlo, y también es la primera vez que me rechazan así.
En la mesa al aire libre en el café donde se interrumpió la conversación intermitente, la mirada de Hee-won vagó sin cesar a través del oscuro mar, y la mirada de Doo-joon se mantuvo en ella, sin darse cuenta de que estaba aburrida.
Hacia las diez en punto salieron del café y volvieron al automóvil.
Hee-won se estaba quedando dormida, por lo que encendió la calefacción por temor a que ella pudiera resfriarse.
Hee-won, que no se había quitado la chaqueta desde que salieron del café, cabeceando dormida, ladeó la cabeza riesgosamente como si estuviera a punto de golpearse. Su suave cabello caía y cubría su rostro.
Doo-joon, quien estacionó su auto silenciosamente en un lugar tranquilo cerca del apartamento de Hee-won, se inclinó con cuidado para reclinarle el asiento.
El cálido aliento de ella le hizo cosquillas en el cuello.
Un delicado aroma floral flotaba en el cabello de Hee-won, que estaba esparcido frente a su nariz.
Doo-joon, que estaba a punto de poner el asiento un poco más horizontal y regresar a su lugar, cerró los ojos con fuerza, ante la estimulante sensación que se extendió por todo su cuerpo en esa posición.
Por un momento, la respiración que le hacía cosquillas en el cuello se detuvo de repente.
Sintiendo su extrañeza, abrió los ojos y se encontró con los ojos muy abiertos de ella, brillando como estrellas luminosas.
La mirada de Doo-joon estaba enfocada en sus labios, que parecían estallar si se los presionaba con pasión. Desde una distancia lo suficientemente cercana para mezclar sus respiraciones, y estando en una posición donde podía sentir incluso el movimiento de sus pestañas revoloteando mientras cubrían sus ojos sorprendidos, preguntó valientemente,
«¿Puedo besarte?»
La voz de Doo-joon ya se había atenuado roncamente.
En el lugar donde había desaparecido la razón por la que se había aferrado tanto, solo quedaba su instinto desvergonzado, y era más difícil soportar no probar sus labios, esos que nunca había olvidado.
«Si no respondes a la cuenta de tres, consideraré que me das permiso».
Hee-won todavía contenía la respiración. Sus ojos se ensancharon aun más, sin saber cómo responder.
«Uno.»
Preocupado por verla contener la respiración, Doo-joon tocó su labio inferior con un dedo y lo entreabrió ligeramente.
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Ahh! Que nervios, por fin!! (ノ◕ヮ◕)ノ*:・゚✧ cuenta regresiva!!
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