Su extraña razón(1)
Mientras Fabián olvidaba qué decir, Evelyn doblaba suavemente sus rodillas para dar una reverencia. Luego, sin dudarlo un instante, se volvió de espaldas a él.
De repente, una escena similar pasó por la memoria de Fabián. Era la espalda similar cuando se dio la vuelta y se despidió en la noche en que se extendió el olor del árbol dorado.
En ese momento, sin saberlo, su cuerpo se movió primero. Fue el instinto de abrazar su suave espalda que no pudo contener ese día.
«… ¡Su Majestad!»
Incluso si intentaba quitárselo de encima, él no se movió, abrazaba su espalda con fuerza.
«Debí haberte abrazado entonces…»
Una voz profunda y baja sonó en el oído de Evelyn.
«Debí haberte atrapado la noche en que dijiste que me dejarías».
Estos brazos, que la abrazaban ahora, eran más cálidos que los brazos de él en sus recuerdos. Había un fuerte olor a él que ella nunca había olvidado.
«No debería haberte dejado ir pasara lo que pasara.» Su voz baja tembló un poco al final.
«No debería haberte enviado así.»
Entonces se dio cuenta de que las yemas de los dedos de él, que la sujetaban con fuerza, temblaban un poco.
«Todo… lo lamento. Desde esa noche no han pasado días en los que no me haya arrepentido.»
Pero ya no había ningún arrepentimiento, el corazón de Evelyn estaba frío.
«Su Majestad, por favor pare… por favor déjeme ir.»
«No, ahora no quiero más arrepentimientos. No puedo hacer eso.»
La abrazó con más fuerza. Su calidez, la que había estado buscando en la pesadilla de una noche agotadora, era real. Vino hasta aquí, pero ella le decía que la soltara otra vez.
«¿Dijiste que era tarde? ¿Dejarlo todo ir como si fuera agua fluyendo?»
Lo habría olvidado enseguida si pudiera. Y no venir hasta ella abrumado con su tonto arrepentimiento.
«No puedo. Mi tiempo se detuvo cuando te fuiste, y comenzó a moverse cuando te volví a ver. Apenas lo sabía ahora, así que ¿por qué debería dejarlo pasar?»
Ella mordió con fuerza sus labios. Fabian tenía una extraña razón.
«Su majestad… usted y yo no teníamos una buena relación, así que se acabó, y estamos destinados a ir por caminos separados.» Salió de los brazos de él.
En ese momento, un sentimiento de frustración surgió en el pecho de Fabián.
«¡Basta! ¡Qué si es el destino, el destino! No quiero oír ninguna excusa aburrida.»
Extendió la mano y la agarró del brazo cuando intentaba correr y la puso delante de él. No lo miró directamente, esquivaba su mirada como si se tragara su dolor.
«Yo… Ya he aprendido del arrepentimiento de dejarte ir. No volveré a repetirlo nunca más».
El verdadero dolor vino después de una partida tan fácil. Tan fácil como dejarlo todo ir, eso le dolía aún más.
«Incluso contra el agua que fluye, o contra el viento que sopla, no dejaré que te me escapes de las manos en vano.» (ya he dicho que lo amo? Si? No importa… Te amo Fabi!!)
Ya había tomado una decisión. Dijo que nunca repetiría la estupidez de decir adiós porque eso le causaba arrepentimiento y le dejó una cicatriz profunda en su vida.
«Su Majestad, ya es…»
«¿Ya es el pasado? Lo conozco bien. Sí, sé que es como el infierno.» Tomó las manos de Evelyn y las sostuvo con fuerza. Fue algo que no pudo hacer esa noche. «Así que, a partir de ahora, no voy a dejar pasar nada.»
La dignidad del Emperador o el orgullo que debía tener un hombre no podían consolarlo porque el arrepentimiento llegaba a su vida a cada momento. Si hubiera tomado aquellas manos que ahora no podía mantener, tan sólo si no hubiera dejado que las cosas fueran así.
Ahora Fabián podía sostener la mano de ella sin dudarlo.
«He querido volver a estrechar esta mano desde entonces. Pero como Emperador, sólo me di cuenta de que no podía cambiar el pasado.»
«¿Por qué crees tan bien que…?»
«Ahora es diferente. Entonces el futuro también lo será.»
Cerró lentamente sus ojos claros y luego los abrió. Le dolía el corazón. El Fabián de ahora no sabía nada de su vida anterior. Lo cruel que fue su relación y lo vano que fue el final.
«Fui un mal marido para ti. Era indiferente porque estaba ocupado con los deberes oficiales, y era cruel porque no sabía cómo expresar mis sentimientos.» (no puedo con la emoción!! Se lo dijo!!)
Evelyn no sabía que llegaría el día en que pudiera oír estas palabras de Fabián. Casi se olvidó de respirar por un momento. Se suponía que sería un hombre sin corazón hasta el final. Sólo entonces su elección no estaría equivocada.
«Pero nunca he roto mis votos matrimoniales». Sus ojos oscuros la miraban claramente. «Desde que compartimos nuestros anillos de boda, nunca he roto mis votos, ni siquiera por un instante.»
Sus ojos sinceros estaban heridos. Sólo entonces ella supo con seguridad por qué su corazón estaba tan frío. El Fabián actual seguía siendo el mismo ante sus ojos hasta que le causó un gran dolor y daño. (noooo!! Puede cambiar, dale una oportunidad ;_;)
Mientras fuera silenciosa y obediente, él seguiría siendo un hombre que no sabía nada y la dejaría sola para que muriera.
«Tal vez no fue suficiente, ciertamente te amé y te aprecié en cada momento de mi vida. Aunque fuera torpe y no conociera tu dolor, nunca pretendí no saberlo a propósito. Puede sonar vergonzoso, pero nunca he hecho algo tan terrible como eso para destruir nuestra relación.»
Los ojos de Evelyn tenían sentimientos complicados.
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Uff, esto esta complicado, Eve titubea pero sigue siendo difícil y Fabi va con todo, tu puedes bebé, dile todo lo bonito que sientes por ella~
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