EEMDDP – 78

Capítulo 78: Él estaba enojado

 

Zhou Qing lo llevó personalmente al aeropuerto hoy.

Como asistente especial, recoger y dejar a su jefe en el aeropuerto era parte de sus responsabilidades laborales y algo que era pan de cada día.

Siempre era meticuloso y cauteloso, y no salía del aeropuerto hasta que el avión despegaba. Si bien esa era su costumbre, Zhou Qing nunca había visto a Lu Huaiyan bajar de la cabina del avión.

Tanto que, al ver a su jefe salir de la pasarela de embarque con expresión sombría, se preguntó por un momento si estaba alucinando.

“Dame las llaves del coche y encárgate de que mi madre regrese a la finca.”

Le arrebató las llaves de la mano a Zhou Qing, y luego de pronunciar apresuradamente esas palabras, Lu Huaiyan desapareció de la vista de Zhou Qing en cuestión de segundos.

El coche aceleró a toda velocidad por un camino de tierra en las afueras, con los neumáticos zumbando sobre la superficie de la carretera, levantando una nube de polvo amarillo.

El aeropuerto estaba justo en las afueras al sur de la ciudad, a unos cuarenta minutos en coche de la ubicación que Zhu Mingli le había enviado.

Había tomado un atajo y podría llegar en media hora como máximo.

‘Media hora.’

En sus veintiocho años, Lu Huaiyan nunca había sentido que media hora pudiera ser tan larga.

En realidad, había habido señales, ¿no?

Debería haberlo sabido desde que insistió en romper con él, cuando le dijo que no tenía que serle fiel, cuando trasladó el tocadiscos al apartamento.

Y luego estaba la mirada en sus ojos esta mañana mientras se sentó en el lavabo y lo afeitó.

Ella estaba reacia*.

(N/T: «不舍» (bù shě) significa ser reacio a desprenderse de algo o alguien, no querer renunciar o dejar ir, lo que genera un sentimiento de tristeza o pesar por la posible pérdida. Es la sensación de no tener el corazón para hacer algo, como usar un objeto valioso o dejar que una persona se vaya.)

En aquel entonces, él pensó que ella no quería que se fuera de la Ciudad de Beicheng, así que le tomó la mano, se la llevó a la boca y le dio un beso, preguntándole si quería que cambiara su vuelo y regresara al día siguiente.

Ella alzó la cabeza y le respondió con una sonrisa: “No, no cambies nada por mí.”

‘Que no cambie nada por ella.’

Los músculos de la mandíbula de Lu Huaiyan se contrajeron levemente.

Ella preferiría recorrer ese camino sola con determinación hasta el final antes que permitir que él cambiara algo por ella.

 

***

 

Después de llamar a Lu Huaiyan, Zhu Mingli calculó el tiempo para llamar a la policía.

El aire acondicionado del coche estaba al máximo, pero sus palmas aún estaban húmedas y goteando por el sudor.

Ella miró por el espejo retrovisor la villa no muy lejana.

Esa noche, en la fábrica abandonada, Jiang Se le preguntó: “¿De verdad crees que Fu Yun te toma en serio?”

Ella sacó un frasco de perfume de su bolso y roció unas cuantas dosis en el aire y dijo. – “Este es el perfume que usé la última vez que cenamos en el Restaurante Giratorio, ¿te pidió que lo usaras? Si no, acostúmbrate primero, tarde o temprano te lo pedirá. Zhu Mingli, si Fu Yun te tomara en serio, ya fuera como amante o cómplice, no te trataría como una herramienta para satisfacer sus deseos.”

El aire se llenó gradualmente de un ligero aroma a camelia, eclipsando el extraño y sofocante olor de la habitación, lo que debería haber sido refrescante.

Pero Zhu Mingli se sintió aún más asqueada.

Unas náuseas psicológicas.

“A Fu Yun le gustas, lo sé.” – Dijo con frialdad. – “Ese asunto ya no me humilla.”

“¿Humillar?” – Los ojos de Jiang Se, iluminados por la luz de la luna, se crisparon con incredulidad. – “¿De verdad crees que a alguien como Fu Yun le podría gustar alguien? Eso no es amor, solo soy su presa. No solo yo, tú también, ambas somos sus presas; la única diferencia es que yo, la presa, logré escapar una vez. Y a ti, él ya te ha domesticado, él está convencido de que nunca podrás escapar de él.”

‘Domesticada.’

Esa era la segunda vez que Jiang Se usaba la palabra ‘domesticada’ para referirse a ella.

Por alguna razón, el aroma floral de la habitación le recordó a Zhu Mingli aquel hotel.

Una noche húmeda y lluviosa, un aroma floral barato y unas sábanas estampadas viejas y amarillentas.

Su primera vez fue en aquel hotelito sórdido y barato.

Zhu Mingli ni siquiera sabía cómo había encontrado un hotel así en Ciudad de Beicheng dedicado exclusivamente al comercio sexual.

Las paredes entre las habitaciones eran tan delgadas que apenas podían aislar el sonido.

Las habitaciones a ambos lados eran burdeles oscuros donde las prostitutas estaban atendiendo clientes y se podían escuchar los jadeos agitados de los hombres, los gemidos de las mujeres que suplicaban lastimosamente, cada palabra de sus conversaciones obscenas, indecentes e insoportables llegaba a sus oídos.

Era la hija mayor de la familia Zhu, ¿cómo había podido estar en un lugar así y escuchar semejantes palabras?

En ese momento, solo sentía rabia y asco.

Pero Fu Yun sabía cómo hacer que se quedara de buena gana.

Dijo que era un mundo en él que había vivido una vez, y que solo ella podía acompañarlo allí.

Ella le creyó.

Lo escuchó y se quedó.

Parecía como si, a partir de ese momento, él controlara todos sus gustos y disgustos.

Domesticándola, paso a paso.

Usaba el perfume de otra mujer, imitaba su peinado.

Zhu Mingli alzó lentamente la vista: “No me dejaré domar por él.”

Dos pares de ojos se miraron fijamente en la oscuridad.

Habían crecido juntas desde pequeñas y, aunque se detestaban, comprendían sus personalidades.

Jiang Se dijo: “De verdad que él no está capacitado para domarte, nadie en este mundo tiene derecho a domar a nadie.”

Zhu Mingli levantó ligeramente la barbilla: “Lo sé.”

Tras un breve silencio, Jiang Se volvió a hablar: “La vida de Fu Yun pronto se volverá difícil. La muerte de Fu Jun puede parecer no tener fallas, pero tantas coincidencias son inherentemente antinaturales. Ya le he enviado la información de forma anónima a la madre de Fu Jun.”

La madre de Fu Jun pertenecía a la familia Wen de Nancheng. La familia Wen poseía una participación significativa de las acciones de Corporación Fu, y también había miembros de la familia Wen en la junta directiva.

Sin el Viejo Maestro Fu para protegerlo, la vida de Fu Yun en la Corporación Fu sería difícil si la familia Wen actuaba.

Fu Yun fue el mayor beneficiario de la muerte de Fu Jun.

Jiang Se no creía que la madre de Fu Jun pudiera mantener la calma después de ver todas esas ‘casualidades.’

“Solo se necesita que la familia Wen incite a otros miembros de la familia Fu a actuar y para entonces, Fu Yun sin duda comprenderá la importancia de tu familia Zhu. Cuando diga que quiere casarse contigo, ten cuidado.”

Jiang Se sonrió levemente. – “Él estará dispuesto a casarse contigo no porque le gustes, sino porque finalmente tomará medidas contra la presa que eres tú. Es cierto que no tiene una familia materna poderosa que lo respalde, pero puede forjarse una, te tomará a ti y todo lo que tiene la familia Zhu. Y si te atreves a apostar… También puedes arrebatárselo todo.”

Zhu Mingli respiró hondo y pregunto: “¿Qué quieres decir?”

“Fu Yun ha estado en Tongcheng, encargó a alguien que investigara dónde vivo e incluso intentó comprar en secreto el edificio donde vivimos mi familia y yo. ¿Te resulta familiar esa táctica?” – Jiang Se miró a Zhu Mingli. – “Lo que pasó hace siete años, él se estaba preparando para hacerlo de nuevo, si no ahora, será en el futuro. No estoy dispuesta a ser su presa nunca más, y tú, ¿quieres ser la presa de Fu Yun toda la vida, esperando a que te mate a ti y a tu hermano y luego te arrebate todo lo que tienes? ¿O hacer como yo y dejar de ser su presa?”

Zhu Mingli comprendió al instante lo que quería decir Jiang Yin.

Tragó saliva con dificultad, aferró la cerveza que Jiang Se le había dado y preguntó: “¿Qué más necesito hacer?”

Jiang Se bajó la mirada con indiferencia. – “Dile que te he buscado y que también descubrí su pasado y que te dejé en claro que quiero trabajar contigo. Fu Yun te conoce como la palma de su mano, será capaz de detectar hasta la más mínima anomalía en ti. Si quieres engañarlo, no puedes mentirle.”

“Solo necesitas repetir siete de cada diez frases que te dije. Siempre y cuando no mientas, él no sospechará de ti, y cualquier anomalía que puedas tener en el futuro tendrá una explicación razonable.”

 

***

 

Fu Yun, como había dicho Jiang Se, nunca sospechó de ella.

A los ojos de Fu Yun, todas sus anomalías y rarezas provenían de la tensión y el miedo por el secuestro de Jiang Se.

Zhu Mingli miró por la ventanilla del coche hacia el cielo azul brillante.

La policía y Lu Huaiyan estaban en camino allí, pase lo que pase en la villa, sin importar quién viva o muera, ella había pagado lo que le debía a Cen Se hacía siete años.

Mientras estaba aturdida, de repente se oyó un chirrido de neumáticos rozando el suelo.

Zhu Mingli miró el familiar sedán negro que tenía delante, con un destello de sorpresa en el rostro.

Había llegado tan rápido…

Al ver la fría mirada del hombre fija en ella, Zhu Mingli soltó el freno de inmediato, giró el volante y abrió la marcha.

Dos coches, uno negro y otro blanco, se detuvieron uno tras otro.

Zhu Mingli salió y usó su huella dactilar para abrir la puerta del garaje.

En cuanto la puerta enrollable reveló una grieta del tamaño de una persona, Lu Huaiyan se agachó para entrar.

Su teléfono celular sonaba constantemente: “Ya estoy dentro del garaje, ¿dónde está la entrada al sótano?”

El hombre llevaba un auricular Bluetooth y sostenía un martillo en la mano que había traído del coche.

Era obvio que había hecho que alguien investigara la estructura de la villa de camino hacia allí.

Fu Yun no le había dicho que había un sótano debajo del garaje, así que supuso que había llevado a Jiang Se allí dentro.

Lu Huaiyan había llegado al final del garaje, se agachó y golpeó varias veces, se oyó un sonido “twang-twang.”

El hombre al otro lado del auricular continuó diciendo: “Esa casa tiene una estructura de madera y la persona que remodeló dijo que la puerta del sótano se cierra con huella dactilar, así que a menos que sepas la contraseña, la puerta de hierro no se puede abrir ni desde dentro ni desde fuera. Como no cumplía con las regulaciones de seguridad, en ese momento temía causar un accidente, así que dejó en secreto un método de desbloqueo físico.”

Lu Huaiyan respondió con voz grave un “Mmm”, y miró a Zhu Mingli. – “¿Esta cerradura de aquí, puedes abrirla?”

Él golpeó los azulejos del piso.

Zhu Mingli miró hacia donde golpeaba.

El suelo del garaje estaba cubierto con baldosas color cemento, baldosas cuadradas, una al lado de la otra y las baldosas junto a la pared tenían un prominente pero discreto anillo de cristal líquido en forma de medialuna con una pantalla LCD que sobresalía en los bordes, pero no se nota.

Reflexionando sobre algo, Zhu Mingli se apresuró a pasar el pulgar por el anillo de cristal líquido, pero no oyó ningún sonido de desbloqueo.

Lu Huaiyan no esperó más. – “Apártate.”

Dicho eso, levantó el martillo y comenzó a golpear la base de la pared, creando dos agujeros del tamaño de un puño en la superficie de la pared y metió la mano.

Jiang Se ni siquiera escuchó los golpes en el garaje.

Ese sótano había sido renovado especialmente y, tal como había dicho Fu Yun, no se podía detectar ninguna señal y estaba bien insonorizado.

Las escaleras de madera por las que habían bajado estaban cubiertas con una tapa metálica cuadrada, que ella empujó con fuerza, pero no pudo mover en absoluto. Buscó a tientas, pero tampoco encontró como abrirla.

Echando un vistazo al hombre tendido en la alfombra, Jiang Se giró tranquilamente el grifo para limpiarse el corrector de la clavícula derecha.

La policía llegaría de inmediato.

Incluso si Zhu Mingli no hubiera llamado a la policía, la hermana Zheng Huan seguramente ya se habría puesto en contacto con el agente Mo.

El abrigo de Jiang Se estaba manchada de sangre, tenía una marca de látigo que le marcaba el cuello y la mandíbula, y el dorso de sus manos presentaba algunos cortes menores.

Al ver que no podía resistir el efecto de las drogas, Fu Yun intentó frenéticamente atarla antes de que se desmayara.

Prefería recibir unas cuantas puñaladas antes que ella lo dominara.

No sabía en absoluto que cuanto más frenético se ponía, más rápido e intenso era el efecto de las drogas en su cuerpo.

El aire sofocante estaba impregnado de un olor a sangre.

Era igual que el día en que Zhao Zhicheng fue asesinado siete años atrás.

Solo que esta vez, ella ya no era una presa indefensa.

Mientras reflexionaba, se oyó un repentino crujido sobre su cabeza y un rayo de luz brillante y cegador inundó instantáneamente la oscura escalera de madera.

Jiang Se levantó la vista de repente.

Lo primero que vio fue un para de zapatos de cuero negro.

Su mente se quedó en blanco por un segundo.

Ella se quedó mirando aturdida cómo esos zapatos de cuero familiares bajaban corriendo las escaleras en una neblina de luz.

La figura del hombre apareció inmediatamente en su visión.

Sus miradas se encontraron.

Los tensos músculos de la mandíbula de Lu Huaiyan se relajaron inconscientemente, y en ese momento, el aire finalmente inundó su corazón y pulmones, y la sensación de asfixia que lo había dominado finalmente se disipó.

A Jiang Se se le pusieron los ojos un poco vidriosos.

Al igual que hacía siete años, ahora estaba hecha un desastre.

Las cicatrices en su cuello, las manchas de sangre en su ropa y la navaja plegable con rastros de sangre seca, todo ello revelaba lo que había sucedido allí.

Lu Huaiyan miró a su alrededor y se acercó rápidamente hacia ella, examinando cuidadosamente sus heridas de pies a cabeza.

“Deja que yo me encargue del resto.” (Lu Huaiyan)

Su voz era tensa, fría y dura.

Jiang Se comprendió de inmediato lo que quería decir y dijo con calma: “Fu Yun no está muerto.”

Lu Huaiyan se sobresaltó al oír esas palabras y se giró para mirar al hombre que yacía junto a la cama.

La camisa del hombre estaba manchada de un rojo pegajoso.

Bajo su camisa, su pecho con una herida abierta, subía y bajaba débilmente, de hecho, aún seguía vivo.

Cuando Lu Huaiyan bajó corriendo las escaleras de madera, miró en esa dirección con el rabillo del ojo.

Solo después de mirar más de cerca se dio cuenta de que la postura de Fu Yun parecía muy extraña, tenía las manos atadas y presionadas contra la espalda y los pies atados firmemente a los pies de la cama.

Él desvió la mirada. “¿No pudiste hacerlo?”

“¿Recuerdas lo que te dije en Nochevieja?” (Lu Huaiyan)

Tras preguntar, el hombre se desató la corbata y la enrolló lentamente alrededor de su mano, extendiéndola para agarrar la cuchilla que ella sostenía.

¿Y si Jiang Se no lo recordaba?

Él dijo que, si ella no soportaba dejar una quemadura de cigarrillo, él la ayudaría a pulsarla en el futuro.

Ella apartó la mano hacia atrás con fuerza. – “¡Hermano Huaiyan!”

Ella lo miró con el pecho ligeramente agitado. – “No quiero matarlo.”

Ya no quería matarlo.

Cuando Fu Yun perdió toda su capacidad ofensiva y se desplomó en el suelo como un charco de barro blando, ya no quiso matarlo.

Ese grito de ‘¡Hermano Huaiyan!’ hizo que Lu Huaiyan se detuviera.

El hombre apretó la corbata que tenía en la mano y las venas en el dorso de su mano se hincharon.

En el momento en que vio la cama de la princesa cisne negro, un recuerdo cruzó rápidamente por su mente.

Ese año, en el pequeño auditorio de Bode, él empujó la puerta y se fue a mitad de su interpretación de el «El lago de los cisnes.»

La puerta estaba entreabierta, y al soltar el pomo, alguien sujetó apresuradamente la mitad de la puerta de madera, pasó a su lado y entró en el auditorio.

Lu Huaiyan lo vislumbraron brevemente por el rabillo del ojo.

Era Fu Yun.

‘¿La tenía en la mira desde aquel entonces?’ (Lu Huaiyan)

Lu Huaiyan permaneció en silencio, con los músculos de su mandíbula tensándose de nuevo.

La frialdad en sus ojos hizo que el corazón de Jiang Se diera un vuelco.

Las sirenas de la policía se acercaban gradualmente.

En poco tiempo, se escuchó la voz de Zhu Mingli: “¡Oficial, la persona está dentro! ¡Alguien ya ha entrado a rescatarla!”

La persona que llegó era Mo Jichen.

El hombre, con una pistola y esposas a la cintura, no se sorprendió al ver a Lu Huaiyan allí. Miró a su alrededor y dijo con el ceño fruncido: “La ambulancia está en camino, Huang Jia, lleva a la señorita al hospital para un examen físico y de paso toma su declaración.”

“Sí, capitán Mo.” – Una detective pasó junto a Mo Jichen y se acercó a Jiang Se.

La detective, conocida solo como Huang Jia, miró la cuchilla que Jiang Se sostenía, luego abrió una bolsa de evidencia y dijo en voz baja: “Señorita, ponga el cuchillo aquí, no tenga miedo, ahora está a salvo.”

Jiang Se arrojó la navaja en silencio y, al mismo tiempo, sacó una pistola eléctrica de su bolsillo y la arrojó también.

“Yo también usé eso.”

Su voz era tranquila, Huang Jia la miró disimuladamente y asintió: “Primero la llevaré arriba.”

Jiang Se respondió con un «Hmm.»

Después de intercambiar una mirada con Lu Huaiyan, salió del sótano con Huang Jia.

Mo Jichen ya estaba en cuclillas junto a Fu Yun, examinando grandes rasgos su cuerpo en busca de heridas y dijo: “Siete heridas de cuchilla, ninguna de ellas alcanzó órganos vitales.”

Lu Huaiyan lo miró y dijo con calma: “Él fue el cerebro detrás del secuestro de Jiang Se hace siete años.”

Mo Jichen al oír sus palabras, se giró para mirar a Lu Huaiyan.

“De ahora en adelante, es asunto nuestro. Aunque la señorita Jiang parece tan tranquila como la última vez, ¿no sería una lástima que no estuvieras a su lado en este momento?” (Mo Jichen)

Los dos hombres se miraron en silencio.

Ambos vieron claramente lo que había en los ojos del otro, y cada uno tenía sus propias convicciones.

Después de un momento, Lu Huaiyan señaló con la barbilla hacia el garaje. – “El martillo que usé para derribar la pared fue un regalo del tío Mo, me lo llevo.”

Después de decir eso, se dio la vuelta y subió a la escalera de madera.

Dos ambulancias llegaron afuera.

Jiang Se estaba sentada en una de ellas, mientras Huang Jia recogía muestras de tejido de debajo de sus uñas.

Ella tenía mucha evidencia del crimen que Fu Yun que había dejado en ella, y seguirían recolectándola en el hospital.

Huang Jia metió el hisopo en el tubo de ensayo y lo apretó. – “¿Hay algún otro lugar?”

“Clavícula y hombro…”

Hubo una breve pausa en su voz, y Jiang Se miró a Lu Huaiyan, que caminaba hacia ella.

Huang Jia no se percató de su comportamiento inusual y tomó las riendas de la conversación. – “¿Clavícula y hombro? Le falta un botón a su suéter que lleva puesto. ¿Se lo arrancó el sospechoso? ¿Está en ese sótano? Les diré a mis colegas que lo busquen.”

Jiang Se bajó la mirada.

Tras una breve pausa, le preguntó a Huang Jia: “Detective Huang, ¿podemos ir al hospital ahora?”

Huang Jia respondió: “Sí.”

Jiang Se levantó la mirada y le dijo a Lu Huaiyan: “Hermano Huaiyan, ¿puede venir directamente al hospital a recogerme más tarde?”

Fue entonces cuando Huang Jia notó a un hombre parado afuera y comprendió de repente la razón de esa atmósfera sutil.

Se apresuró a gritar: “¡Maestro Mao, enfermera Chen, prepárense, nos vamos!”

Lu Huaiyan miró a Jiang Se con calma, se dio la vuelta y se fue.

Jiang Se miró en silencio su espalda.

Él estaba enojado.

Ella lo sabía.

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