Capítulo 65 – Reencuentro con Edward
Cuando Edward vio a Mariabelle, se acercó a ella felizmente.
Su brillante cabello dorado y sus ojos azules, que parecían capturar el color del cielo, no habían cambiado ni un poco desde la última vez que lo vio. Su dulce sonrisa era exactamente el tipo de Príncipe con el que sueña una chica.
Renato abrazó silenciosamente los hombros de Mariabelle y la acercó aún más, como para mostrárselo a Edward.
Al ver esto, Edward se detuvo y frunció el ceño.
“Mariabelle, pobrecita… todo está bien ahora.” (Edward)
Edward dijo eso con las manos extendidas, y no solo a Renato, sino también a Cedric, fruncieron el ceño.
Mariabelle empujó suavemente el brazo de Renato y dio un paso adelante.
“Su Alteza, ha pasado mucho tiempo.”
“Sí. Realmente ha pasado mucho… Es la primera vez que no te veo en tanto tiempo, así que se siente extraño.” (Edward)
Edward, que habló con nostalgia, repitió nuevamente. – “Todo está bien ahora.”
“He escuchado su historia. He oído que el Marqués de Berkeley está planeando convertirte en concubina del Príncipe Heredero como regalo al Imperio, con el fin de transferir su posición al Imperio, ya que tu compromiso conmigo ha terminado y ya no puedes ocupar una posición más alta en el Reino. Pero ten por seguro que nunca permitiré que eso suceda.” (Edward)
(N/T: Démosle la corona del más tonto.)
Edward, que mantenía las manos extendidas, probablemente pensó que una emocionada Mariabelle saltaría a sus brazos, pero Mariabelle no se movió ni un paso de su lugar.
Por el contrario, sus ojos esmeralda no mostraban nada del afecto que habían estado allí antes.
“¿Mariabelle…?” (Edward)
Edward, que había bajado las manos, llamó a Mariabelle por su nombre de manera desconcertada.
“Ya le he dicho antes que ya no tengo nada que ver con Su Alteza, y agradecería profundamente que no me llamara por mi nombre.”
No quería que la llamara Mariabelle, especialmente con Renato a su lado, pensó aún más fuertemente.
“Y ha entendido mal, Su Alteza. Me caso como consorte, no como concubina… Llego tarde a hacer las presentaciones, pero este es mi prometido, Su Alteza Renato, Príncipe Heredero del Imperio Galleriano.”
“Soy Renato. He oído hablar de usted por Mariabelle. He oído que ha encontrado el verdadero amor. Lo felicito por su verdadero amor. Felicidades.” (Renato)
Dicho esto, Renato abrazó a Mariabelle por detrás como para presumir ante Edward.
Mariabelle lo miró como si no tuviera más remedio que quedarse en sus brazos.
“Gracias a su verdadero amor, Mariabelle y yo tuvimos un encuentro fatídico. Me gustaría agradecerle por eso. Muchas gracias.”
Edward miró a Mariabelle y Renato con sorpresa.
Entonces, como si hubiera entendido algo, volvió sus ojos cariñosos hacia Mariabelle.
“Una vez que te conviertas en mi Reina, estarás libre de cualquier presión del Imperio.” (Edward)
“… ¿De qué está hablando? ¿No rompió su compromiso conmigo para convertir a Annette en su esposa?”
“Por supuesto, mi amor por Annette no ha cambiado. Le dije a Annette que era la única forma de ayudar a Mariabelle y ella estuvo de acuerdo. Como era de esperar, no pudiste rechazar la petición del Imperio como concubina, pero la posición de Reina estaría bien.” (Edward)
Mariabelle se preguntó si este era el mismo Edward que conocía.
Es cierto que era un poco prejuicioso, pero no era el tipo de persona que no escucharía lo que otras personas tenían que decir.
Mariabelle vio a los ayudantes que habían venido al salón con Edward.
“…Ellos están en diferentes posiciones.”
Hasta ahora, Percy Coleridge, el hijo del canciller, había estado justo detrás de Edward.
Pero ahora está más atrás, con una expresión severa en su rostro.
Y el más cercano a Edward era Simón Lent.
‘¿Quizás Simón está guiando los pensamientos de Edward…?’
Mariabelle miró al Rey, molesta.
‘Incluso yo misma lo noté. El Rey también debe haberlo notado.’
Miró a Federico III, que la miraba con ojos tranquilos del mismo color que los de Edward, como si la estuviera poniendo a prueba.
Sí, la estaba poniendo a prueba. Ella estaba siendo puesta a prueba.
Los estaban poniendo a prueba para ver cómo Mariabelle y Edward lidiarían con todo lo que comenzó con la ruptura de su compromiso.
Las palmas de Mariabelle lentamente comenzaron a sudar.
Seguramente, si cometían un error en la conversación que tenían por delante, sucedería algo irreversible.
“Creo que hay varios… malentendidos, ¿puedo hacerle algunas preguntas a Su Alteza?”
“Por supuesto que puedes.” (Edward)
“En primer lugar… ¿por qué pensó que yo sería la concubina de Renato en lugar de su esposa?”
“Me pregunto si Mariabelle no ha sido informada aún. Luego no puedo entregarte al Imperio. El Príncipe del Imperio se casará con la Princesa de la República de Morvia como señal de paz. Entre la hija de un simple Marqués y la Princesa, ¿no sabes cuál será elegida como primera esposa?” (Edward)
“Escuché que en la República de Morvia, el jefe de estado cambia tan pronto como sucede alguna coyuntura, así que incluso si es una Princesa, no es tratada de manera diferente a un noble.”
“¿Cambiada?” (Edward)
“La familia Romon ha recuperado el poder y ha sido elegida Líder Supremo de por vida. Así que, a partir de ahora, los Romon serán como una familia real.” (Edward)
‘Ya veo, aparentemente hubo otro cambio de jefe de estado en la República.’ – Pensó Mariabelle.
Nunca había oído hablar de un líder supremo antes, pero incluso con ‘de por vida’, el puesto recién creado pronto desaparecería si hubiera otro cambio de gobierno.
Ella no había oído hablar de eso recientemente, pero era una historia que era común durante el período caótico de hace poco.
Miró a Renato para ver si sabía sobre esto, y él asintió levemente.
‘Me figuré que lo sabía.’
Sin embargo, era un poco extraño que Edward lo supiera.
¿Cómo podía estar tan familiarizado con los asuntos internos de la República cuando no estaba familiarizado con los asuntos internos del Imperio, que estaba más cerca de él y también era una nación amiga?
“Su Alteza. ¿Quién le contó sobre esto?”
“El Duque de Danzel, que está a cargo de los asuntos exteriores, por supuesto.” (Edward)
“¿Es así…?”
El nombre del Duque Danzel surgió de nuevo.
Mariabelle involuntariamente se volvió hacia Cedric.
Con una expresión rígida, él trató de no perderse ninguna de las palabras de Edward.
Ese fue el momento en que la sospecha se convirtió en convicción.
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