Episodio 28 – Si tú lo dices
‘No es solo su guía, sino que todas las señales apuntan a que ella es mi esposa, pero ¿debería creerle solo porque se ve diferente?’ (Ciel)
Con un corazón sincero, quería creer lo que ella decía. Aunque sabía que sus sentimientos nacían de su terquedad y su falta de voluntad para admitir que su esposa lo había rechazado, él no podía admitirlo.
Cada célula, sentido y recuerdo impreso en su mente le decía que Lady de Closhe era Seohyun. Era como si le estuviera diciendo que se diera prisa a apropiarse de ella y la llevara muy lejos sin preocuparse por la causa.
Sus sentidos e instintos que eran superiores a los de la gente común gritaron. ¿Por qué no reconoces a tu esposa incluso cuando está justo frente a ti?
Ciel, que había dejado de respirar y miraba en la dirección donde ella había desaparecido, dejó escapar un largo y lento suspiro mientras sus hombros se relajaban.
“Uff…”
La luz volvió lentamente a los ojos azules que estaban desenfocados. Ciel creía que el Dios que lo envió de regreso al pasado claramente le había otorgado otra gracia.
Desconocía como sus acciones influirían sobre la causa y efecto.
No tenía más remedio que avanzar, confiando sólo en su intuición.
Se sintió similar a cuando cayó solo en Corea, un mundo diferente. Lentamente levantó las comisuras de su boca, recordando el momento en que no podía confiar en nadie y estaba aniquilando monstruos como una excavadora, confiando sólo en sus sentidos.
Aclarando su mente confusa, mostró una sonrisa que era más profunda que la que había mostrado hace un momento. Ciel, que había estado inmóvil como si tuviera los pies pegados al suelo, saltó ligeramente y subió al techo.
Y encontró su ubicación exacta. Ciel dejó escapar una pequeña risa mientras observaba su estoico andar, el cual era claramente visible a pesar de que llevaba un vestido.
“Seohyun, si tú lo dices.”
Ella una vez le dijo, si quieres cortar la respiración de un enemigo fuerte, mantente agazapado y aguanta la respiración hasta el final como si estuvieras muerto.
Se rió a carcajadas al recordar lo que Seohyun le dijo. Hubo un momento en el pasado en el que estuvo muy frustrado. <imreadingabook.com> No se sintió frustrado incluso después de seguir a la Santa y cruzar a otra dimensión por orden del Emperador.
No tenía dudas de que definitivamente podría regresar e hizo todo lo que pudo para encontrar la manera. Aceptó incluso las tareas más sucias y no se sintió frustrado incluso cuando se encontró con superiores o ejecutivos que deliberadamente hacían comentarios que pisoteaban su orgullo todos los días.
La única razón por la que se sintió frustrado fue cuando supo que nunca podría regresar al imperio.
Seoyoon, la santa que cruzó a una dimensión diferente, le reveló la verdad sin darse cuenta mientras le escribía llena de ira.
[‘¡Ciel! ¡Ya han pasado diez años desde que viniste a Corea! Por cierto, ¿todavía no te has olvidado del imperio? ¡Ahora puedes establecerte y vivir aquí! Honestamente, ¿no es este lugar mejor que el Imperio?’]
(N/T: Recuerden que [‘xxxx’] significa que le está escribiendo en coreano.)
[‘Lee Seoyoon, se han cumplido todas las condiciones que estableciste. Así que cumple tu promesa.’]
[Jaja… ¡Me duele la cabeza por tu culpa también! Incluso si arreglo mi teléfono, no puedo ir más a otra dimensión como antes. ¿Qué debo hacer? ah…’]
Fue sólo entonces que se dio cuenta de que la capacidad de cruzar otra dimensión no era la habilidad de la Santa, sino de su teléfono inteligente. Ya había pasado mucho tiempo desde que cruzó otra dimensión y vino a Corea.
Ciel, que creía que podía regresar al Imperio hasta el final, perdió el rumbo y se encerró en casa frustrado en el momento en que leyó la verdad en los ojos de la Santa que siempre decía mentiras.
Esas fueron las palabras que dijo su esposa mientras lo abrazaba en ese momento.
El contenido que surgió mientras lo abrazaba tan cálidamente fue extremadamente lúgubre.
“Sí, esa es mi esposa.”
Seohyun, conocida como una leyenda viviente de las fuerzas especiales que podía cortar el aliento del enemigo en un instante, era su única compañera.
Entonces…
“Es deber de un buen marido escuchar a su esposa. ¿Verdad?”
* * * *
A partir de ese día, Ciel siguió en secreto a Irene. Sentía una alegría insoportable cada vez que encontraba en ella los mismos hábitos que su esposa, hasta el punto de olvidar cómo pasaba el tiempo e incluso por qué había ido allí.
Entonces el Barón se le acercó. Ciel, que se sentía extrañamente incómodo por su comportamiento un tanto vacilante, recibió al Barón como si nada hubiera pasado.
“Ha pasado un tiempo, Barón.”
“Sí, no he podido regresar a la mansión a menudo porque he tenido que quedarme haciendo patrullaje fronterizo.” (Padre)
“¿Hace ese trabajo usted mismo?”
“Nuestra guardia fronteriza trabaja por igual sin importar el rango. Hago esto no sólo porque así no se altera la disciplina, sino que también puedo transmitir mis conocimientos incluso en pequeñas tareas.” (Padre)
Ciel sacudió la cabeza con pura admiración.
“Sí. Los escuderos suelen ser los responsables de la patrulla nocturna. Ciertamente nunca pensé que fuera un trabajo importante.”
“Pero no hay un tiempo establecido cuando se trata de monstruos. Por lo tanto, incluso los pequeños signos, los cambios en el viento o las sutiles vibraciones del suelo se transmiten a los escuderos.” (Padre)
“Me parece una muy buena idea. Cuando regrese, los caballeros del ducado tendrán que hacer lo mismo.”
El rostro del Barón se iluminó ligeramente ante las palabras de Ciel. Abrió la boca rápidamente, como si hubiera estado esperando.
“Ahora que lo pienso, ya han pasado quince días desde que el Duque vino aquí. ¿Le ha mostrado al Pequeño Duque todo nuestro territorio?” (Padre)
Ciel se sorprendió primero al ver al Barón, que no sabía expresarse indirectamente, hablando de manera aristocrática, y segundo, se sorprendió al darse cuenta del contenido.
Ciel no pudo responder de inmediato porque no era diferente a decirle cortésmente que se diera prisa y saliera de la mansión. En primer lugar, Aiden fue la excusa para ir allí e investigar a Lady Closhe, pero independientemente del propósito, estaba tan convencido de que ella era su esposa que incluso olvidó lo que le había dicho al Barón.
Cuando se dio cuenta plenamente de lo que había hecho, se quedó en shock porque sintió que la situación actual era vergonzosa. Una fuerte sensación de vergüenza se apoderó de él, pero su rostro permaneció inexpresivo y sin cambios. En cambio, las cortinas de la habitación estallaron en llamas y al instante se convirtieron en un montón de cenizas.
Arthur, que lo descubrió, murmuró con voz llena de confusión.
“¿Duque?” (Padre)
Ciel miró con expresión desconcertada a la ventana, donde las cortinas habían desaparecido y la cual se llenaba de brillante luz solar, y luego respondió en voz baja.
“…Oh no, eso fue un error.”
“No… Esas cortinas las trajo mi esposa de su familia cuando se casó…” (Padre)
Ciel, al ver los ojos ligeramente temblorosos del Barón, se aclaró la garganta avergonzado.
“Mhh, se lo diré a la Baronesa.”
“Esta es una conversación que me da una sensación de déjà vu.” (Padre)
“Mmm…”
Ciel se cruzó de brazos como si hubiera tomado una decisión y miró al Barón.
“No pude mostrarle a Aiden toda la propiedad. Supongo que debería quedarme más tiempo…”
“Ah…” (Padre)
Arthur se rascó la frente, incapaz de ocultar su expresión de vergüenza. Ciel vio su actitud y respondió apropiadamente.
“¿Puedo decirle también lo que acaba de suceder directamente a la Baronesa?”
Si el Duque lo quiere, Arthur no está en condiciones de decir nada, por lo que Ciel puede permanecer en la Baronía todo el tiempo que quiera. No es algo que no suceda en una sociedad jerárquica.
Pero cada vez que veía al Duque pidiendo su opinión, Arthur se sentía complacido. Se le llama un noble entre los nobles, pero es más noble de lo que pensaba. Incluso sintió admiración por el hecho de que era una persona con buenos modales y sabía respetar a sus subordinados.
El Barón no pudo evitar alegrarse de que una persona así quiera permanecer más tiempo en su territorio.
“En ese caso. Me alegra escucharlo. Parece que mi esposa está preocupada porque no pudo tratarlo adecuadamente. Por favor, sea indulgente.” (Padre)
“¿De qué está hablando? Estoy completamente satisfecho. Y me siento tan atraído por los dominios del Barón que lamento haber venido a Closhe recién ahora.”
Fue un comentario halagador que Ciel nunca habría hecho en el pasado. Sin embargo, después de haber pasado bastante tiempo en Corea, ahora sabía exactamente cómo aplicar la cantidad correcta de miel en sus palabras.
“¡Ja Ja! Aunque nuestra finca es pequeña, es un rincón eficaz. Además, ¿sabe lo diligentes que son los residentes del territorio? A diferencia del territorio árido, es un lugar con gente con mucho talento.” (Padre)
“Hmm, simpatizo completamente con usted.”
“Entonces, confiaré en el Duque e iré con la guardia fronteriza.” (Padre)
“Me reuniré con la Baronesa de inmediato. No se preocupe, simplemente regrese.”
Arthur sonrió alegremente mientras sus sentimientos incómodos desaparecían. Respondió astutamente mientras dejaba escapar una risa animada.
“Es una sensación nueva recibir el saludo, que recibo de mi esposa, de una persona distinguida como el Duque. Entonces, volveré.” (Padre)
“Sí, está bien.”
Ciel incluso agitó su mano sin darse cuenta mientras observaba el gran cuerpo del Barón salir de la habitación. Después de la regresión, su mente parecía embotarse todo el tiempo.
No sabía el por qué, pero se sintió patético, ya sea porque luchó tan duro para sobrevivir antes de regresar, o porque después de descubrir que ella era su esposa, todos sus sentidos se centraron en ella.
No desconocía que lo primero que debía hacer era encontrar a la Baronesa.
Ciel usó sus poderes de viento para soplar las cenizas amontonadas justo debajo de la ventana hacia el exterior. Después de comprobar que el suelo estaba limpio, salió de la habitación.
Ahora que lo pensaba, ni siquiera sabía adónde había ido Aiden.
Estaba tan concentrado en Irene que ni siquiera sabía lo que pasaba a su alrededor.
Ciel salió de la habitación y caminó por el pasillo. El corredor en el que se podía ver el toque de la Baronesa era anticuado pero pulcro.
La capacidad de la Baronesa para gestionar los asuntos internos fue claramente evidente durante su estancia en la mansión. Otras damas nobles vistas en la capital sólo estaban interesadas en el entretenimiento y la decoración.
A diferencia de ellas, él pudo comprobar que la Baronesa priorizaba la economía a la decoración y a los residentes de la finca sobre el entretenimiento.
Por lo tanto, no sabía cómo era capaz de administrar el territorio y la mansión incluso con unas condiciones financieras tan desfavorables.
Entonces, no sabía si podía administrar la finca y la mansión incluso con su mala situación financiera.
Aunque no es tan lujoso y antiguo como la Mansión del Ducado, es elegante, y cuando cruzó el pasillo y salió al jardín trasero, soplaba un viento cálido. Ciel caminó, siguiendo el sonido de las palabras que venían desde lejos.
Pronto pudo ver a la Baronesa frente al establo. Estaba ordenando a los sirvientes que pusieran el estiércol de caballo en una carreta. Ciel, que no sabía que ella personalmente llegaría al extremo de algo como eso, se preguntó cómo hablar con ella después de llegar.
Quizás se sienta avergonzada de que él haya presenciado una escena como esa. Mostrando una consideración que nunca había exhibido en el pasado, esperó en silencio a que se completara el trabajo.
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