Siempre hace ruido cuando romantizan en las historias la incapacidad de ML de contradecir a su pareja, sé que es una fantasia femenina tener un hombre que te diga «sí» a todo, pero a mí me resulta a veces molesto esa falta de voluntad.
Es como si siempre tiene que ser un extremo:
1. Un controlador obsesivo como Raymond (aqui no es ML pero muchos ML son como él).
2. El perro faldero que nunca dice no (como Jhon, Heinrey o Lionel).

Y me gusta Jhon, es un amor, pero en una relación de pareja la igualdad es lo primero.

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