Capítulo 24.1 – Cosas que vienen y van (1)
Un funeral de estado se llevó a cabo durante cien días como parte del funeral del Rey. Hasta el momento de su muerte, no cambió la designación como su sucesor de su único hijo, Johannes. Por esta razón, se decidió que el Príncipe ascendería al trono después del funeral, pero la reacción del público ante las revelaciones del ‘Velo Rojo’ sobre la caza humana fue de inquietud.
“A este ritmo, existe una alta posibilidad de disturbios.” (Noble 1)
Cuando uno de los reunidos en el monasterio habló, la mayoría estuvo de acuerdo.
“Es mejor asegurarse de que todo esté hecho antes de que el Reino se convierta en un caos.” (Noble 2)
Damien, que había estado en silencio, finalmente abrió la boca.
“Después del funeral, convocaremos al consejo y celebraremos un juicio público sobre la legitimidad de Johannes como Rey.” (Damien)
“Su Excelencia el Duque.” (Weiss)
Weiss hizo una expresión de incomprensión. Era Damien quien había estado esperando este momento más que nadie. Por lo que él sabía, Damien era una persona que no se molestaba en tomar un método que consumía demasiado tiempo cuando había una forma más fácil y rápida de lograr su objetivo.
“¿Por qué es necesario poner las cosas difíciles?” (Weiss)
Otros apoyaron firmemente las palabras de Weiss.
“Hagámoslo. Antes de que los ignorantes se pongan del lado de Johannes…” (Noble 1)
“Si le corto la cabeza a Johannes, todo sería más fácil.” (Damien)
Damien escupió en tono seco, y todos los nobles reunidos allí, incluido Weiss, asintieron.
“De todos modos, todos sabemos que los pecados de Johannes no están a un nivel que Dios pueda perdonar.” (Weiss)
“Después del juicio, no sobrevivirá de todos modos. Lo discutiremos nuevamente después del funeral.” (Damien)
Cuando Damien terminó de hablar, un aire de desconcierto fluyó entre los reunidos. Fue porque nadie había previsto la situación en la que Damien vaciló al final.
“Su Excelencia, si le preocupa mancharse las manos de sangre directamente, puede usar a cualquiera de nosotros.” (Noble 2)
“Conde Cromwell, aprecio tu lealtad, pero ten en cuenta que tengo el mayor deseo de apuñalar a ese loco más que nadie.” (Damien)
En los ojos de Damien se encendieron una chispa sin vida. Aquellos que estaban preocupados de que pudiera haber cambiado de opinión sintieron miedo y alivio al mismo tiempo.
“El hecho de que yo sea el dueño de este Reino no cambia.” (Damien)
Todos se levantaban de sus asientos y se inclinaban ante él cuando iba al palacio.
“Todo lo que tienes que pensar es en eso.” (Damien)
****
Después de que Damien se fue, todos comenzaron a desaparecer uno tras otro. Cromwell, que permaneció hasta el final, miró a Weiss y abrió la boca en silencio.
“¿Sabes por qué el Duque está dudando ahora?” (Cromwell)
Weiss dejó escapar un largo suspiro y apoyó la espalda contra la pared.
“Esto es solo mi suposición, pero…”
“Dime lo que sea.” (Cromwell)
“La Duquesa está embarazada.”
“¡Oh!” – Murmuró Cromwell brevemente, y luego agregó. – “Esta es una noticia para celebrar… La situación no es muy buena.”
Eso era exactamente lo que estaba pensando Weiss. Sin duda era algo para celebrar que la Duquesa tuviera un heredero de la familia Thisse, pero el problema era que justo lo estaba ahora. Después de la muerte del Rey, en el punto más importante justo antes de lograr su objetivo, Damien tenía una cosa más a la que prestar atención.
“Su Excelencia querrá asegurarse de que todo esté claro ahora. Si hace un movimiento precipitado y comete un error, Su Excelencia no será el único que se encuentre en peligro.”
“Si Su Excelencia está preocupado por la seguridad de la Duquesa, ¿no deberíamos protegerla más a fondo?” (Cromwell)
Cuando Cromwell habló con seriedad, Weiss levantó la cabeza con las cejas juntas.
“¿Crees que yo no le he dicho lo mismo?”
“Entonces, ¿qué dijo?” (Cromwell)
“Me advirtió cortésmente que un joven que nunca se ha casado debería cerrar la boca.”
Cromwell se rió. Una arruga se formó en su frente mientras bajaba la voz.
“Weiss, pero de todos modos, ese matrimonio fue uno de los muchos planes preparados con el objetivo de usurpar el trono.” (Cromwell)
“Sí. Así fue.”
“No sabes lo absurdo que fue escuchar la orden de involucrar a Lady Alice, la hermana de la Duquesa, en un escándalo. Fue una suerte que se escapara justo a tiempo.” (Cromwell)
(N/T: O sea que, si Alice no hubiera escapado, este bicho la hubiera metido en algún problema…)
Al escuchar a Cromwell suspirar, Weiss se frotó las sienes.
“Al principio, también pensé que el Duque eligió a la insignificante familia Verdier para evitar la atención real y obtener intereses económicos al ocupar las minas.” (Cromwell)
“¿No es eso cierto? Usar el escándalo de la Marquesa para establecer su imagen como un hombre promiscuo, y tomar a la Duquesa discapacitada como su compañera, todo fue para escapar de la atención de la familia real, ¿verdad? Además, el hecho de que una mina de oro estuviera escondida en las Montañas Verdier era un hecho que el Duque ya había descubierto durante la guerra.” (Cromwell)
Cromwell preguntó con expresión inquisitiva. Weiss, que estaba mirando la media luna, de repente se llevó el dedo índice a los labios y bajó la voz.
“Shh. ¿No escuchaste algo justo ahora?”
Weiss rápidamente revisó detrás de la pared, pero no había nadie allí. Un pequeño gato maulló mientras corría apresuradamente hacia la hierba. <imreadingabook.com> Weiss aflojó su vigilancia y volvió a su asiento para terminar la conversación con Cromwell.
“De todos modos, no tengo más remedio que obedecer sus órdenes ahora.” (Cromwell)
“No hay nada de malo en ser cauteloso. Solo estaba preocupado.”
Después de desaparecer en el lugar donde ataron al caballo, el gato que había desaparecido entre la hierba reapareció. Una sombra apareció lentamente detrás de la pared y el gato frotó su cabeza contra sus pies. Un trozo de pescado seco aterrizó en el suelo y la pequeña bestia comenzó a masticar su comida con entusiasmo. Los ojos de Grey, que vestía un hábito, temblaron a la luz de la luna.
‘¿Qué escuché ahora?’
****
“Oh, es lindo.” (Margaret)
Después de servir el té, Margaret se acercó a Chloe, que estaba tejiendo calcetines diminutos, y mostró su admiración. Chloe levantó la cabeza y sonrió en silencio.
“Es la primera vez que hago algo tan pequeño, así que es un poco difícil.”
“¿Lo está haciendo bastante bien para eso, Duquesa?” (Margaret)
“¿Se ve bien?”
Margaret arrugó la nariz encantada cuando Chloe levantó un par de lindos calcetines que ya había terminado.
“Así es. El color también es un violeta bastante lindo.” (Margaret)
“Como todavía… desconozco el sexo del bebé, lo elegí sin dificultad.”
Margaret reconoció de inmediato las preocupaciones de Chloe y la tranquilizó.
“El Amo estará feliz sin importar el género del bebé que nacerá. Es su primer hijo.” (Margaret)
Chloe sonrió levemente y dirigió su mirada a sus calcetines tejidos. Fue una desagradable coincidencia que la noticia del fallecimiento del Rey llegara junto con la noticia de su embarazo. Tal vez por eso la reacción de Damien no fue tan buena como esperaba.
Eso sí, era de agradecer que le pidiera al médico que revisara detenidamente el estado físico de la Duquesa, convocó a todos los sirvientes para dar la noticia y ordenó un manejo minucioso de la alimentación y de la vida en general. Pero Damien solo se preocupaba por ella. No parecía sentir alegría ni entusiasmo por el nacimiento del niño.
<“Damien, ¿cómo debo llamar a nuestro hijo?”>
A pesar de la pregunta cuidadosamente hecha por Chloe en la cama, él permaneció sumido en sus pensamientos y dijo: “Como tú quieras.” Solo escupió esas cortas palabras.
<“Creo que madre espera que sea niño. Creo que sería muy feliz, aunque fuera una niña… Aun así, Dios no permitirá que tengamos solo un hijo…”>
<“Este será tu primer y último embarazo, Chloe.”>
Chloe tragó un pequeño suspiro, recordando las palabras de Damien que la dejaron sin habla. En el Reino, sólo los varones podían heredar el título. Era natural que las palabras de Damien sobre querer un hijo pesaran mucho sobre ella.
Además, creía que el niño por nacer se sentiría muy solo si tuviera que crecer sin hermanos. No importaba lo preocupada que estuviera por Alice, una infancia sin Alice era inimaginable para Chloe.
‘¿No está feliz de tener un hijo conmigo?’ – Chloe, que quería tener tantos hijos como fuera posible, no pudo soportar expresar su deseo.
“¿Cuándo volverá el maestro?”
“Bien. Se encuentra muy ocupado en este momento.” (Margaret)
El Duque no había vuelto al castillo desde hacía ya quince días. En su cabeza sabía que tenía que encargarse de varios asuntos en el palacio después de la muerte del Rey, pero no pudo evitar sentirse nerviosa. Vestida con un vestido negro de acuerdo con las reglas del Reino, Chloe se esforzó por tener en pensamientos positivos.
“El Duque debe tener mucho trabajo que hacer al lado de Su Alteza, el Príncipe, que debe estar cargado de problemas.” (Chloe)
Margaret mantuvo la boca cerrada, no queriendo transmitir los chismes viciosos de los bares y restaurantes de la ciudad. En Swann, la ciudad capital, hubo noticias de que incluso se estaban organizando manifestaciones contra la sucesión del Príncipe, pero no era algo para abrir la boca frente a la Duquesa.
Fue porque el mayordomo, el Señor Paul, había dado órdenes estrictas a todos los sirvientes de no darle malas noticias a la señora. Dado que el Maestro lo había pedido como una petición ‘especial’, todos los sirvientes podían entender la gravedad de la situación.
“Señora, me atrevo a decírselo, pero el Duque probablemente quiera venir corriendo esta noche. No hay marido que no se preocupe por su esposa embarazada.” (Margaret)
Cuando Chloe sonrió ligeramente, escuchó la presencia del mayordomo Paul.
“Duquesa.” (Mayordomo)
“¿Qué sucede?”
“Un invitado ha llegado. Es Sir Chelsea, el abogado de la familia Thisse.” (Mayordomo)
Chloe estaba un poco desconcertada por la visita inesperada del abogado, pero pronto ordenó que prepararan té para el invitado. Los papeles que Sir Chelsea le había presentado cortésmente habían tomado a Chloe por sorpresa.
“… ¿Estás seguro de que el Duque dijo todo lo que está escrito aquí?” (Chloe)
“Desde la primera oración hasta la última, es el contenido de la traducción sin omitir una sola palabra.” (Sir. Chelsea)
Chloe se atragantó y apenas tragó el té. Se sintió como una idiota por haberlo malinterpretado por un momento.
“Pero esto es algo que no se puede hacer bajo las leyes actuales del Reino.”
El documento presentado por el abogado era el testamento de Damien. No era inusual que un noble revisara su testamento trimestralmente, pero el hecho de que lo que estaba escrito en él fuera diferente al de los nobles ordinarios la hizo estremecerse.
“Por supuesto, según la ley actual, es el hijo mayor quien hereda el castillo y el título. Sin embargo, el Duque tenía objeciones a la ley de herencia del Reino en sí.” (Sir. Chelsea)
El testamento dejaba en claro que el primogénito de Damien Ernst Von Thisse tendría tanto el Castillo de los Abedules como el título de Thisse, independientemente del sexo del niño por nacer. La firma, claramente estampada en papel con el sello de abedul transparente, era definitivamente de Damien.
“El Duque no es de los que dan la bienvenida a las viejas costumbres… Creo que la Duquesa también lo sabe.” (Sir. Chelsea)
El tono del abogado era cauteloso. Chloe calmó su palpitante corazón y asintió con una sonrisa en su rostro.
“Lo sé. En ese caso…”
‘Si fuera Damien, rompería viejas costumbres y lograría lo que quería.’
“Estoy seguro de que no le pasará nada a su hijo llamado Thisse.”
Los ojos de Chloe brillaron con profundo afecto. En el momento en que se levantó para despedir a Sir Chelsea, el largo chal que había estado envuelto alrededor de sus hombros se arrastró y los calcetines que había dejado sobre la mesa cayeron al suelo. Margaret rápidamente extendió la mano para que ella no lo pudiera ver, luego recogió rápidamente los calcetines y la volvió a colocarlos sobre la mesa.
Existe la superstición de que no es bueno regalar un objeto que ha caído al suelo a un niño por nacer, pero a Margaret le pareció una falta de respeto decírselo a la Duquesa. Tanto más cuanto pude adivinar el corazón de la señora que primero hizo calcetines para el niño que todavía estaba en su vientre, no ropa de bebé ni gorros para la cabeza.
Margaret esperaba que el bebé que estaba en camino naciera tan fuerte como la señora deseaba. Que este castillo y el nombre de Thisse se hereden intactos.
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