Episodio 83 – Te amo
La sentencia de la Emperatriz se transmitió rápidamente. Además, la propia Emperatriz reconoció la razón del juicio informal, el cual era el ‘rechazo de la primera noche’, por lo que el resultado salió a la luz de inmediato.
Dado que no cumplió con sus deberes como Emperatriz, era natural que la despojaran de todos sus derecho como Emperatriz de Ehmont.
Pero ella no se convirtió en pecadora.
Como cortesía a la Princesa de un país extranjero, los jueces tuvieron la consideración de permitirle quedarse en el Palacio de la Emperatriz, donde se había estado quedando hasta ahora, mientras la gente de Gotthrof era informada del asunto. Sin embargo, se agregó que el trato sería equivalente a invitado de honor.
Adele caminó en la oscuridad sin sentir la mirada de nadie ni el viento frío rozando su mejilla. Solo caminó y caminó.
Era como si sus oídos estuvieran sumergidos en agua. Todo su cuerpo estaba dolorido y cansado como si la hubieran golpeado. Sentía como si no tuviera espacio para respirar porque su pecho estaba obstruido, como si hubieran inflado un globo enorme en su pecho.
“Ahh…”
Adele tomo una larga y profunda respiración. Aun así, su pecho se sentía tapado, así que intentó inhalar y exhalar de nuevo. Su aliento se hizo añicos en blanco. Mientras exhalaba varias veces, llegó al Palacio de la Emperatriz antes de darse cuenta.
El Palacio de la Emperatriz, que estaba sumergido en una oscuridad total, se veía sombrío, como si supiera que había perdido a su dueño.
La Señora Giggs abrió la puerta apresuradamente y condujo a Adele al interior. Luego, de pie en silencio al lado de Adele, rápidamente encendió la luz del dormitorio y puso a hervir agua caliente.
“Su Majestad la Emperatriz…” (Sra. Giggs)
Ante el título usual, la señora Giggs tragó saliva, se mordió el labio y lentamente se dio la vuelta para mirar a Adele.
“…”
Adele se mostró impasible, mirando la cama.
La Señora Giggs respiró profundamente y caminó con lentitud hacia ella. Luego tomó su mano con cuidado.
“Le traeré ropa cómoda, así que cámbiese y acuéstese en la cama para descansar un poco.” (Sra. Giggs)
Adele miró fijamente la mano de la Señora Giggs que sostenía la suya, luego levantó lentamente la cabeza para mirarla.
El rostro de la Señora Giggs aún estaba sereno, y sus ojos estaban tranquilos. Sintiéndose agradecida por su tranquilidad, Adele se quedó mirando fijamente los ojos níveos de la anciana durante mucho tiempo. Los ojos de la anciana comenzaron a ponerse rojos ante la mirada tranquila de Adele.
“… No llore, mi Señora.” (Sra. Giggs)
“…”
La anciana miró a Adele con los ojos muy abiertos, luego la abrazó con fuerza y le preguntó con voz temblorosa.
“¿Por qué estás parada así…” (Sra. Giggs)
Adele parpadeó mientras la abrazaba, luego habló como si estuviera haciéndole una confidencia.
“Simplemente no sé dónde sentarme.”
‘No hay lugar para mí en ningún lugar de este gran espacio, así que no sé dónde sentarme.’
La Señora Giggs palmeó suavemente la espalda de Adele. – ‘¿Se sorprenderá Adele cuando su corazón se rompa así?’
Adele no evitó a la anciana y aceptó su tranquilo consuelo. ¿Cuánto tiempo ha estado así? Se escuchó el sonido de pasos apresurados, y luego alguien llamó a la puerta.
Solo entonces la Señora Giggs soltó a Adele y se acercó con premura a la puerta y la abrió con cautela. Elizabetta estaba parada allí.
La Señora Giggs salió silenciosamente de la habitación dándoles privacidad a las dos.
El corazón de Elizabetta se enfrió al ver a Adele parada en la mitad de la habitación. Cientos de pensamientos parecían pasar frente a sus ojos. Elizabetta caminó hacia Adele y se paró frente a ella.
“…Gran Duquesa Grand.”
Elizabetta respiró hondo ante la voz tensa y preguntó.
“¿No lo negaste?” (Elizabetta)
“…”
“Si lo hubieras negado, el juicio se hubiera retrasado de alguna manera y podríamos haber encontrado otra forma. ¿Por qué…?” (Elizabetta)
Adele se rió con incredulidad. Elizabetta se quedó sin palabras ante la sonrisa distante, y Adele se quedó en silencio por un momento antes de abrir la boca.
“No quería hacer más. Lo lamento.”
Elizabetta se atragantó con la respuesta de Adele.
Adele sacó una copia gruesa de documentos de la caja fuerte. Luego, mientras lo colocaba en los brazos de Elizabetta, continuó.
“El documento que mencione que les entregaría mañana por la mañana. Será una prueba de lo que dije antes. Me gustaría que no preguntaras sobre la fuente. Si el Duque Despone se entera, no dejará en paz al denunciante.”
La mano de Elizabetta que sostenía el documento tembló. La Emperatriz frente a ella no era una vieja amiga, ni mucho menos su Señora. Sin embargo, Elizabetta sintió como si le estuvieran arrancando la piel debido a ese trabajo. Los papeles que tenía en la mano eran importantes, pero la presencia de la mujer llamada Adelaide era más importante que eso.
Elizabetta miró a Adele y apenas preguntó.
“¿Por qué no lo quieres hacer tu misma?” (Elizabetta)
Adele miró los vacilantes ojos morados de Elizabetta antes de responder en un susurro.
“Porque es tan pesado… Es tan pesado que solo quiero dejarlo.”
La respuesta se sintió como un diálogo meditado, pero la Princesa Elizabetta entendió su significado.
“¿Puedo preguntar por qué estabas tan dispuesta a emprender un matrimonial nacional, casi como un exilio después de haber dedicado tanto por tu país?” (Elizabetta)
“…”
Adele se quedó en silencio ante la pregunta de Elizabetta. Y después de un largo silencio, respondió.
“Esa fue mi última dedicatoria. También fue una disculpa.”
‘¿Qué quedó de ella al final? ¿Para qué fue la dedicatoria?’ (Elizabetta)
Elizabetta finalmente frunció el ceño y miró a Adele con rostro descompuesto.
“Tú… ¿Alguna vez has vivido para ti en algún momento de tu vida?” (Elizabetta)
“…”
Adelaide, que una vez dijo que ella no era lo más importante, no pudo responder a la pregunta de Elizabetta y se quedó mirándola fijamente, mientras Elizabetta derramaba lagrimas por ella.
****
Después de que Elizabetta dejo el Palacio, Adele se quitó el elegante vestido y se puso en su lugar uno sencillo. La noche se hacía cada vez más profunda, pero ella ni siquiera parecía querer acostarse en la cama.
“Descanse un poco, mi Señora.” (Sra. Giggs)
Adele miró a la mujer que le hablaba con expresión preocupada.
“No se preocupe por mí, Condesa, vaya usted también a descansar un poco.”
“…He escuchado que los enviados han partido a Gotthrof.” (Sra. Giggs)
“…”
Ante sus palabras, el corazón de Adele se hundió tan profundamente como una piedra sumergida en agua. <imreadingabook.com> Adele giró la cabeza y cerró los ojos. Los rostros de aquellos que quedaron atrás pasaron por su mente como un caleidoscopio. Y luego también pasó el rostro de Lucio, que la observaba con el rostro contorsionado. Y el de su madre.
‘Volvería a mi patria… Arruinada.’
Tenía un fuerte dolor la cabeza como si fuera a romperse y tenía frío.
En ese momento… La doncella entró, tocando con golpe urgente.
Enojada por la descortesía, la Señora Giggs dispuesta a regañarla, miró a la doncella, pero la doncella le dijo apresuradamente a la Señora Giggs como si no pudiera evitarlo.
“¡Su Majestad el Emperador ha llegado!” (Doncella)
“¿Su Majestad el Emperador?” (Sra. Giggs)
Ante esas palabras, Adele también abrió los ojos.
Antes de que la señora Giggs y Adele pudieran decir algo a la doncella, escucharon pasos ásperos y la puerta se abrió de golpe.
Mientras la asustada doncella se hizo a un lado, la señora Giggs se paró frente a Adele, apretando los dientes con fuerza. El Emperador se acercó, mirando a la administradora del Palacio con una cara feroz.
“Muévete.” (Karl)
“Si bien se dice que ha sido destronada, ¡Ella aún sigue siendo su Alteza la Princesa de Gotthrof, Su Majestad el Emperador!” (Sra. Giggs)
Cuando la Señora Giggs dijo con firmeza al Emperador como si estuviera arriesgando su vida, el Emperador se detuvo frente a ella y gruñó.
“¿Desde cuándo eres una noble de Gotthrof? Quítate del camino ahora mismo, Hannah Giggs.” (Karl)
“No importa cuánto sea el Emperador, no debería hacer esto.” (Sra. Giggs)
El Emperador suspiró profundamente y giró la cabeza para ordenar a la doncella escondida en un rincón.
“Tú. Llévate a Hannah Giggs y salgan de aquí.” (Karl)
La doncella abrió mucho los ojos como si estuviera sorprendida, pero rápidamente recobró el sentido y se acercó a la señora Giggs.
“Señora…” (Doncella)
La Señora Giggs miró al Emperador con sus ojos azules y trató de aferrarse a su sitio, pero no pudo pararse correctamente mientras la doncella tiraba de ella.
“¡Su Majestad, no puede hacer esto!” (Sra. Giggs)
La Señora Giggs lanzó esas palabras al Emperador como si estuviera gritando, pero al Emperador no le importó. Sus ojos estaban puestos en Adele, cuya presencia apareció cuando la señora Giggs desapareció.
Adele estaba mirando por la ventana, sin querer siquiera darle un vistazo.
Cuando la puerta se cerró, Karl dio un paso hacia ella.
“Adelaide.” (Karl)
Mientras decía su nombre, las emociones corrían por su pecho. Los ojos de Karl se balancearon violentamente.
“Adelaide.” (Karl)
Al escuchar su nombre de sus labios, una fuerte aversión atravesó el pecho de Adele. Adele miró a Karl con los ojos muy abiertos.
“No pongas mi nombre en tu boca.”
Karl tembló ante la abierta hostilidad y se acercó a ella. Luego, después de caminar como alguien que no sabe qué hacer, se arrodilló lentamente y miró a Adele.
“¿No te das cuenta por qué tuve que hacer esto?” (Karl)
Adele giró la cabeza y se alejó de él.
“Por favor mírame.” (Karl)
“…”
Aunque Karl se aferró desesperadamente a ella, Adele se negó a mirarlo. Karl miró a Adele con la cara húmeda, olvidando que él era el Emperador. Sintió como si le hubieran arrancado el corazón.
En algún momento pudo percatarse que el día que la conoció por primera vez, ya había perdido la cabeza por ella.
‘Mi corazón quiere poseerla por completo… eso probablemente es amor.’ (Karl)
Era solo que le tomó demasiado tiempo darse cuenta de ese sentimiento, pues estaba escondido bajo la sombra de la anterior Emperatriz. Cuando se dio cuenta de eso, ya estaban dentro de una pelea.
Así como un río que se desborda no se puede detener, Karl no pudo controlar sus emociones desbordadas.
“Te amo.” (Karl)
Los ojos de Adele se abrieron lentamente mientras giraba la cabeza. La asombrada Adele giró la cabeza para mirar a Karl, que estaba derramando lágrimas.
“¿Qué?”
“Te amo.” (Karl)
Los ojos de Adele emitieron un frio intenso más que nunca.
“¿Amar?”
‘¿Era la palabra ‘amor’ tan repugnante?’
Karl agarró el dobladillo de la falda de Adele con la sensación de agarrar al menos una pajita. Y dijo algo que no debería haber dicho.
“Lo hice porque te amo, para tenerte a mi lado.” (Karl)
(N/T: ¡Hay Moscardón! Ahora sí creo que la regaste… Eso es lo último de debiste decir.)
El rostro de Adele se contrajo. Desprendió de la mano de Karl el dobladillo de su falda que él sostenía y dijo gruñendo.
“¿Eso es amor?”
“…” (Karl)
“¡Evita usar la palabra amor!”
Cuando Adele se alejó un paso de él, Karl también se puso de pie. Y con el rostro distorsionado, suplicó a Adele.
“Estoy arrepentido y he reflexionado sobre el pasado en el que te insulté y herí. ¡Pero a menudo he sido sincero y te he tendido la mano! ¡Tú eres quien rechazó todas mis ofertas! ¡Eres tú, Adelaide, quien me hizo hacer esto!” (Karl)
Ante esas palabras, Adele dijo con una expresión maltrecha.
“¿Sinceridad? ¿Te refieres al aviso en el que me decías que me convirtiera en la pluma de un lápiz y que simplemente me sentara y respirara en el asiento de la Emperatriz?”
“…” (Karl)
Adele sacudió la cabeza, se cepilló el cabello y miró por la ventana con los ojos vacíos. Luego, después de respirar profundamente, dijo.
“Reconocí que no había cumplido con mis deberes como Emperatriz y acepté el destronamiento. Ya no hay razón para hablar con Su Majestad, así que, por favor, retírese.”
El resentimiento de Karl estalló por su actitud decidida. Parecía que todo el amor no correspondido era culpa suya.
“¿Crees que podrás soportar la humillación de ser destronada?” (Karl)
El silencio fue su respuesta, y el fuego se encendió en los ojos de Karl.
‘Esta mujer nunca doblega su orgullo. ¡A pesar de que él, el Emperador se arrodilló y susurró palabras de amor!’ (Karl)
“No serás capaz de soportarlo. No serás capaz de hacer eso.” (Karl)
Karl estaba convencido… ‘Adelaide preferiría morir si pudiera, una persona como ella nunca podría soportar esa humillación.’
Así que dijo como si lo escupiera letra por letra.
“Te daré algo de lo tiempo, así que piensa con cuidado. Mientras me prometas que cumplirás con tu deber como Emperatriz, puedo hacer que tu destronamiento sea algo que nunca sucedió.”
(N/T: Creo que ya sé por qué envió a su espía secreto a matar al Escuadrón envido a Gotthrof. Él quiere que Adele piense que ha sido abandonada y así tenerla a su merced.)
****
La noche pareció pasar lentamente y en silencio. Descuidadamente.
Después de que Karl se fue, Adele se sentó, soportando el paso del tiempo que había estaba transcurriendo con indiferencia. Con la Señora Giggs fuera también, sus hombros cayeron y apenas respiraba.
‘Estoy tan cansada.’
Adele, mirando hacia atrás como un caleidoscopio su vida pasada, de repente recordó las palabras de Elizabetta y murmuró.
<“¿Alguna vez has vivido para ti, en algún momento de tu vida?”>
Adele se miró las manos con ojos secos. Sus manos, que habían estado corriendo constantemente por las montañas y los campos, eran increíblemente ásperas.
“Esa era la vida que elegiría para mí de nuevo.”
‘Incluso si vuelvo al pasado, probablemente viviré la misma vida tomando las mismas decisiones, así que no me arrepiento.’
Adele apartó los ojos de sus manos y se recostó en su silla.
‘Pero ¿por qué estoy tan cansada? No sería suficiente pensar ferozmente sobre cómo superar esta crisis.’ – Pero Adele solo quería dejarlo todo.
“Amor… Amor.” – Adele se rió al recordar las palabras de Karl.
‘¿Cómo puede ser amor ese feo egoísmo?’
<‘Hagas lo que hagas, te seguiré.’>
<‘¿Está bien?’>
<‘¿Qué le gusta?’>
‘Pero ¿por qué en este momento me viene a la mente su dulce voz? ¿Por qué, por qué recuerdo esos ojos azul oscuro suavemente curvados? ¿Por qué…? Recuerdo la pregunta de Elizabetta, ¿Has vivido para ti? …’ – Adele se acurrucó llena de dolor.
“Bueno… Me merecía ser destronada. Mi corazón…”
‘Siempre he vivido como si estuviera luchando ferozmente. A veces gano, a veces retrocedo. Pero ahora estoy cansada de pensar a dónde retirarme o cómo pelear.’
Adele se levantó y sacó un pequeño cofre de la caja fuerte. Cuando abrió la tapa del cofre que trajo de Gotthrof, dos pequeños frascos de medicina negra se revelaron.
Se decía que el Gran General de Gotthrof siempre llevaba un vial de veneno mortal en el pecho y decía: ‘Vanidad, vanidad. Nací en la nada y vuelvo a la nada, así que no tengo nada que perder ni siquiera en la muerte.’
“…Es así. No tengo nada que perder ni siquiera en la muerte.”
Después de eso, Adele seguía vagando en la oscuridad mortal, sentada en una silla con dos pequeños frascos de veneno sobre la mesa hasta que el amanecer llegó brumoso.
Fue entonces cuando él apareció.
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