Episodio 63.
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“Ha pasado mucho tiempo desde que las vi.” – La fría voz de Loena voló hacia las dos sirvientas que estaban frente a ella pulcramente vestidas.
Los invitados que visitaron el Palacio de la Emperatriz eran Marien y Kate, quienes habían estado cuidando a Ashtarte junto con Loena hace mucho tiempo. Pero tan pronto como se presentó la oportunidad, dejaron a Ashtarte y a Loena y se escabulleron al Palacio Imperial.
“En estos años no las he visto… Los dos están muy delgadas.”
(N/T: Sería la justicia misma si las hubieran tratado mal en el Palacio de Amaryllis. 。^‿^。)
“……”
Marien y Kate guardaron silencio ante los comentarios sarcásticos de Loena contra ellas. Si fuera las mismas de siempre, se habría vuelto locas y hubieran hecho un escándalo.
“Solo estamos aquí para entregar una carta de Su Alteza la Princesa Amaryllis.”
“¿Sí? Ella… ¿ha enviado una carta?” (Loena)
Los ojos de Loena se llenaron de incredulidad. Sin tomarla de inmediato, solo miró la carta en las manos de Marien.
El sobre blanco y sencillo era un sobre barato que se podían encontrar en cualquier lugar del mercado.
“¿Qué haces sin recibirla?” – Cuando Loena la hizo esperar sin aceptarla, Kate preguntó con impaciencia.
Era imposible no recibirla, por lo que Loena aceptó la carta con una mirada muy sospechosa, como si no pudiera hacer nada.
“¿Loena? ¿Tienes invitados?”
En ese momento, se escuchó la misteriosa voz de Ashtarte acercándose por detrás. Al mismo tiempo, Marien y Kate se estremecieron e inmediatamente bajaron la cabeza al suelo, para no hacer contacto visual con Ashtarte.
“No, Princesa. Acabo de recibir una carta entregada al Palacio de la Emperatriz.”
“Mmm. ¿Así es?”
Cuando Ashtarte la miró con sospecha, Loena inmediatamente agarró la carta de la mano de Marien. Entonces, agitó las manos como si les estuviera diciendo que se vayan ahora.
“¿Es posible que Yeha haya venido a visitarme y esté esperando?” – Ashtarte trató de mirar quien estaba detrás de ella. No pude ver bien porque Loena la bloqueó, pero al ver que era una mujer, estaba claro que no era Isaiah.
“¡Por favor! ¿Le parezco una persona tan ignorante a la Princesa? Si ese es el caso, estaría un poco molesta.” (Loena)
“No, lo que quiero decir es… Cuando Yeha venga, debes llamarme. ¿Entiendes?” – Ashtarte apretó un libro rojo con fuerza en sus brazos y dijo con una mirada deslumbrante.
‘Tengo que darle mi cinta a cambio.’
Ashtarte parecía haber perdido interés en quién había venido de visita. En ese momento, Marien y Kate levantaron suavemente sus cabezas inclinadas y lo que vieron frente a ellas fue una oscuridad deslumbrante y un par de luces como estrellas que estaban firmemente incrustadas en ella.
“Entonces me iré.” (Marien)
“…Voy a retirarme.” (Kate)
Los dos se despidieron en voz baja y cuando dieron un paso atrás lentamente y giraron, la puerta se cerró.
La razón por la que Marien y Kate no podían mirar directamente a Ashtarte no era porque fuera siniestra, ¿era más bien por un sentimiento de culpa que sentían sin ni siquiera darse cuenta por haberla abandonado? …Tampoco lo era. Eso fue cuando era muy joven, pero ¿recordaría ella a los que la abandonaron y se fueron?
Estaba en sus mentes el tener que encontrar una razón… Era una especie de ‘vergüenza’ que todo ser humano tiene.
“La Princesa… es muy alta.”
“Lo sé.”
“Llevabas ropa mucho más bonita.”
“…Lo sé.”
Marien respondió a la pregunta de Kate sin alma y sin expresión y ambas miraron hacia el Palacio de la Emperatriz desde lejos.
Incluso a diferencia de hace unos años, los jardines áridos estaban bien cuidados. Tal vez sea porque plantaron flores.
“El Palacio de la Emperatriz es muy diferente de cuando estuvimos allí.”
“Podría ser el resultado de nuestra ausencia.”
“Así es.” – Kate sonrió con amargura.
Aquellos que abandonaron el Palacio de la Emperatriz y fueron reasignados al Palacio Imperial no recibieron el trato que esperaban. Fue porque no habían podido impresionar bien a sus compañeras doncellas porque había trabajado en el ominoso Palacio de la Emperatriz y se había ocupado de Ashtarte personalmente.
(N/T: Bien hecho… pero aun así estas intentan culpar a Ashtarte por sus desgracias.)
Las ignoraban incluso si intentaban hablar. Sus asignaciones dentro del palacio se limitan a tareas que nadie quería hacer. Dondequiera que iban, a menudo sus colegas las intimidaban. Por esa razón, eran las únicas en los que podían apoyarse en el Palacio Imperial.
“Si la Princesa nos viera… ¿Nos recordaría?”
“……”
(N/T: Si las recuerda, pero ahora, ella no perdona.)
Los dos sabían muy bien que era una pregunta sin sentido… ¿Qué pasa si las recuerdas? Sería una suerte que no compraran el resentimiento y la ira de Ashtarte.
“Aun así, me sentía muy cómoda trabajando aquí. Siempre estaba en paz como si estuviera separado del mundo sin darme cuenta de nadie…”
Trabajar en el Palacio Imperial no era tarea fácil. A pesar de que se acostumbraron, no había forma de que se sintieran cómodas siendo tratadas como un fantasma sin importar lo que hicieran. Sin embargo, no podían dejar el Palacio por sus propios pies.
No importa en cuántos palacios ingresen en este estado, serán tratadas de la misma manera, y han recibido una cantidad considerable de compensación, aunque tanto su mente como su cuerpo estén agotados.
Kate cerró los ojos con fuerza como si tratara de recordar los días de trabajo en el Palacio de la Emperatriz.
“Kate. Olvídate de esos días. Esos son solo días que nunca volverán de todos modos.”
Ante las fuertes palabras de Marien, Kate se encogió de hombros. No hay nada de malo en sus palabras. Al final, incluso esta situación fue hecha por sus elecciones.
“Volvamos.”
“Sí…”
No tenían derecho a perderse en el pasado.
Marien y Kate miraron los cambios en el Palacio de la Emperatriz por un momento, luego giraron la cabeza con dificultad. Ahora era el momento de volver a la rutina diaria de su elección.
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Ashtarte aceptó la carta de Loena y se dirigió al comedor para cenar. Incluso mirando el festín sacramental sobre la mesa, Ashtarte no levantó la cuchara fácilmente.
“Olga. ¿Pasa algo?”
Fue porque Olga, que siempre se había parado derecha y miraba al frente, tenía la cabeza inclinada. Por un momento, Ashtarte se preguntó seriamente si un hongo crecería en el lugar donde Olga estaba parada. ¿No decían que a los hongos les gustan los espacios húmedos y sombreados? Ese lugar era así.
‘¿Habrá tenido alguna emergencia en casa…?’
Para Olga, que vive para su familia, no hay más preocupación que esa.
“¿Sí? Oh, no. Solo un poco… Yo estaba pensando.”
‘¿Qué diablos estaba pensando para tener una cara que expresaba todas las preocupaciones del mundo?’
Ashtarte asintió, pensando en la pregunta que le llegaba hasta la punta de la lengua… – ‘Ah… Quizá sea eso.’ – Ashtarte recordó de repente una escena que pasó por su mente. – ‘¿Aún no ha interpretado la magia?’
Ahora que lo pienso, no creo que haya una razón más convincente que esta.
‘Dejé una pista como esa, pero aún no se dio cuenta.’
Ashtarte aprendió cuánta alegría sentía al poder ayudar a otros a través de Morgan y Moana. Pero eso no significaba que quisiera ayudar a otros a ciegas porque ella no era una santa.
‘Solo quería ayudarla porque ella es mía. Porque pensé que era alguien que no se iría y siempre se quedaría a mi lado. ¿No es extraño querer ayudar a una persona así?’
Por eso le había dejado a Olga una pista sobre la magia.
‘Si ella nota algo y lo pregunta, puedo decir que es solo un dibujo.’
No mostró ninguna magia frente a ella, y no hay evidencia directa, así que pensó que esto estaría bien. Pero Olga no ha hablado de ‘magia’ desde ese entonces.
Ashtarte decidió que Olga aún no había notado la pista dada por ella y no había podido usar su magia. Sin embargo, la obra maestra que Ashtarte pintó detrás del pozo ya había sido borrada por las manos de Olga.
“Gracias por cuidarme. Su Alteza la Princesa.” (Olga)
Olga envolvió suavemente el cordón negro que colgaba de su delantal para que no se viera. Morgan y Moana estaban al otro lado de la escena, observando en silencio. Después de un rato, luego de una cena satisfactoria todos salieron del comedor. Y sólo quedaron Ashtarte, Loena y Ashton.
Ashtarte sacó la carta que había recibido de Loena y cuando abrió el sobre, que simplemente estaba doblado porque no estaba sellado con cera, salió un fragante aroma a lirio.
Ashtarte pensó para sí misma que de hecho era una papel que pertenecía a Amaryllis.
“Me gustaría invitar a su Alteza a… ¿Tomar el té de la tarde en el Palacio Imperial?” – Mientras Ashtarte recitaba las palabras escritas en la carta, Loena preguntó, arrugando la frente.
“¿Qué? ¿Eso es todo?” (Loena)
“No, uhm. ‘Espero que asista y alegre el evento.’ Esta escrito acá.”
“No entiendo qué diablos estaba pensando al enviar esa invitación.” (Loena)
Loena se quedó mirando el sobre con una expresión poco dispuesta y se estremeció.
“Aun así, ustedes dos son hermanas, así que tal vez quieran conocer a la Princesa Ashtarte.” – Ashton intervino ante la exaltada Loena, que parecía tener el ímpetu de romper la carta en cualquier momento.
“Normalmente no usaría un sobre barato como ese con alguien a quien quiere conocer, señor.” – Loena recogió el sobre cuidadosamente colocado sobre la mesa y lo sacudió.
(N/T: ¡Ay mi Loena! ¡Eres una genia en las interpretaciones!)
Aunque es un sobre blanco que se ve comúnmente en el mercado, incluso las mujeres plebeyas no lo usan tal cual. Lo decoraban a su gusto, o incluso rociaban con perfume para que se viera bien a los demás.
“… ¿Es eso así?” (Ashton)
Sin embargo, a los ojos de Ashton eran difícil de entender. Los Caballeros no usaban los sobres así, y todo lo que tocaban se convertía en papelería. Por ejemplo, papeles rotos, piedras esparcidas aquí y allá en el piso de tierra.
Loena continuó con una sonrisa absurda.
“Además, ¿no es Ashtarte parte de la familia imperial? Incluso si no vive el Palacio Principal de Florence.” (Loena)
“Correcto.”
“Comparado con eso, la carta en sí no es muy sincera. El contenido es muy breve… No puedo pensar en ella como una carta dirigida a alguien a quien quiere acercarme.” (Loena)
En el caso de los nobles, además del texto de invitación, se llenaba una página de elogios para la otra parte. Preguntas sobre su estado de salud, o cómo estuvo su día. Además, en el pasado, tratar de hacer coincidir los puntos en común con la otra persona al compartir historias cotidianas sobre lo que hizo… Amaryllis, que ha estaba recibiendo cientos de cartas al día de otros nobles, no puede evitar no saberlo.
“¿Por qué la envió…” – Había una cosa que Ashtarte no entendía. No importa cuánto lo pensara, no podía entender por qué Amaryllis la invitó de repente.
‘¿No me odia?’
Ashtarte recordó el primer encuentro con Amaryllis, rechazando la mano que pedía su horquilla, simplemente se inclinó y luego dejó su asiento. Ashtarte recordaba claramente la mirada que Amaryllis le mostró ese día. Los ojos que la miraban salvajemente, como si tuvieran veneno en ellos, eran como serpientes.
‘Pensé que me odiaba…’
No parecía ser un gran odio si le enviaba invitaciones para la hora del té.
(N/T: Loena explícale wey…)
“Princesa, ¿vas a ir?” (Loena)
“Bien…”
Ashtarte miró el papel en su mano por un momento, luego se volvió para mirar a Loena como si hubiera tomado una decisión.
“Iré.”
“¿Está realmente bien?” – Loena preguntó con un tono preocupado.
“¡Porsupuesto! Voy con Ashton.”
“La llevaré a salvo.” – Ashton respondió con una sonrisa agradable a las palabras de Ashtarte llenas de confianza hacia él.
“…Entonces prepararé la cena y la esperaré, Princesa.” (Loena)
Loena parecía tener miedo de enviar a Ashtarte al Palacio de Amaryllis, pero no dijo ninguna palabra en particular porque ella nunca se opondría a lo que Ashtarte estaba tratando de hacer.
“No será por mucho tiempo. Vendré pronto.”
No era que solo iba a tomar té, reír y charlar. Ashtarte tenía algo que decirle a Amaryllis y luego tenía la urgencia de regresar al Palacio de la Emperatriz tan pronto como pronunciara esas palabras.
Ashtarte le dijo que no se preocupara y le sonrió a Loena.
(N/T: Yo si me preocupo… tengo miedo de que Amaryllis intente hacer algún truco, como herirse y echarle la culpa a Ashtarte.)
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