Episodio 42.
Ha pasado más de un mes completo desde que Ashtarte tomó el té con Orwen, y una nueva mañana amaneció en el Palacio de la Emperatriz.
Ashtarte y Loena vivían una vida que no era diferente de la habitual. Como antes, iban a limpiar el palacio juntas, o ponían agua fría en la tina de la ropa y pisaban la ropa como en broma. Cada noche Ashtarte se iba a dormir bebiendo la leche azucarada que le preparaba Loena.
Los únicos cambios fueron que se aumentó la cantidad de azúcar en la leche azucarada y la comida era un poco más abundante que antes.
Después de ese día, Ashtarte no recibió ninguna invitación a la hora del té con Orwen. Ni siquiera recibió más medicinas.
Eran días extremadamente estables, cuando los dos Príncipes no visitaban el Palacio de la Emperatriz.
Si fuera como antes, ella estaría esperando que se encuentren una vez más, y vengan a verla. Tal vez todavía estaría orando. Sin embargo, ahora Ashtarte estaba sumamente satisfecha con este apacible día a día.
No quería nada más. Todo lo que quería era que este momento durara más… Solo eso. Pero esa paz también se rompió desde el amanecer de esta mañana.
“Ah, ¿Señor Ashton…?” – Ashtarte susurró y miró en silencio a Ashton, que había visitado el Palacio de la Emperatriz temprano en la mañana.
No había pasado mucho tiempo desde que se abrió la puerta principal del Palacio Imperial. Además, ahora estaba completamente vestido de civil, ni siquiera vestía un uniforme de caballero.
‘¿Había algo tan urgente que ni siquiera podía vestirse apropiadamente?’
“Sí, su Alteza la Princesa.” – Ashton exhaló un suspiro que no coincidía con su tamaño.
Ashtarte, que se había estado mirado su pecho, que subía y bajaba con regularidad, tragó saliva con dificultad y siguió hablando.
“¿Por qué vino aquí tan temprano…?”
No era solo Ashtarte quien no podía entender la situación actual. Loena, que estaba de pie junto a ella, había estado girando la cabeza con fuerza desde la mañana tratando de entender qué demonios estaba pasando.
“Yo, Ashton Belga. A partir de hoy, me complace informarles que me he convertido en un caballero escolta de Su Alteza la Princesa Ashtarte.”
Como si Ashton hubiera estado esperando mencionar esas palabras, él esbozó la sonrisa más brillante que jamás había visto. Luego se inclinó sobre una rodilla y bajó la cabeza.
Mientras ella observaba al alto hombre descender al nivel de su vista, los ojos claros como estrellas de Ashtarte se sorprendieron gentilmente.
“Oh, ¿eres mi caballero escolta?”
“Sí, voy a proteger a su Alteza la Princesa, de ahora en adelante.”
“No, eso… Entonces, ¿qué pasará con los Caballeros?”
Ella fingió estar bien, pero los ojos brillantes de Ashtarte estaban llenos de preocupación por él.
‘¿Y si vino aquí por una orden que no pudo rechazar? No tengo la fuerza para devolverlo a donde estaba originalmente. ¿Y qué si tiene resentimiento hacia mí? ¿Y si no puedo superar su simpatía, que no significaría nada para él? …Entonces, ¿cómo debo tratar con él en el futuro?’
“Fue por mi voluntad y el deseo de servir a la Princesa Imperial. Así que, por favor, siéntese libre de tratarme como siempre.” – Ashton murmuró en voz baja como si entendiera lo que Ashtarte estaba pensando.
“Si se trata de la 5ta Orden de Caballeros, no se preocupe. Ellos lo superarán solos, sin mí.”
No había una sola pieza de resentimiento genuino hacia ella en su voz, mientras hablaba en voz baja y decía: “No se preocupe por eso.”
“Me convertiré en una espada leal que vivirá solo para Su Alteza la Princesa.”
Mientras se postraba, no mostró duda en absoluto.
“Seré el primer escudo que aparezca y la proteja cuando esté en peligro.”
Como si cada palabra que salía de su boca fuera sincera y seria.
“Si Su Alteza pide algo, incluso si es algo que traerá la ira de Dios, lo haré.” – Ashton parecía decidido.
(N/T: Que hermosas palabras de Ashton…)
De repente, ella lo recordó, de pie con dignidad en su uniforme blanco de caballero. Ashtarte pudo vislumbrar lo maravilloso que era usar ese uniforme clásico que parecía caro a primera vista… Él era el comandante de una Orden de Caballería y debió ser un gran caballero reconocido por todos.
‘Por cierto, ¿Puede dejar esa posición alta solo por mi culpa?’(Ashtarte)
Ahora que está sin el uniforme, él se veía animado, como si hubiera estado encarcelado en una jaula y acabara de recuperar su libertad. Estaba lleno de vitalidad, como cuando un prisionero que había sido encarcelado injustamente acababa de salir del mundo después de haber sido incriminado. Pero… ¿cuánto puede durar esa libertad?
“Pero señor… Cuando llegue el momento, seguramente se arrepentirá.” (Ashtarte)
¿Qué pasa si llega un momento en que las cosas que se daban por supuestas no se vuelven naturales? ¿Qué pasa si no puede volver, aunque quiera volver? ¿Será capaz de enfrentarse a sí mismo con una mirada directa como ahora?
“Alteza. Con el debido respeto… Estoy convencido de que la elección que he hecho ahora es probablemente la respuesta más completa de mi vida.”
“……”
“No me arrepentiré de haber elegido convertirme en la espada de la Princesa Imperial… Nunca.”
No era que dudara de su lealtad o que fuera una carga. Ashtarte estaba bastante feliz. – ‘Si le agrado a la persona que me agrada, ¿qué podría ser más feliz que eso?’
Ashtarte tuvo el presentimiento de que Ashton, que tenía una voluntad fuerte, no se levantaría de su lugar hasta que ella le diera permiso y lo aceptara… Tal vez estaría en esta postura, mañana, pasado mañana, e incluso permanecería esperando allí como si su cuerpo estuviera clavado en el suelo…
“Ah, Si. Está bien, levántese, Sir Ashton.” (Ashtarte)
Ashtarte asintió pesadamente y agarró su mano áspera y lo apartó.
‘Sir Ashton es sorprendentemente testarudo.’ – Ashtarte suspiró profundamente mientras miraba a Ashton, quien lentamente se levantó de su posición. Luego, ella hizo contacto visual con Loena, que estaba parada a su lado.
Su mirada se desplazó hacia las cuatro figuras que estaban detrás de Ashton al mismo tiempo. Desde el momento en que Ashton entró en el Palacio de la Emperatriz, ellas estuvieron de pie en silencio.
“Pero… ¿Sir Ashton?” (Ashtarte)
“Sí, su Alteza la Princesa. Por favor, dígame.”
“¿Quiénes son las personas que vinieron con Sir Ashton? … ¿eh?” – Ashtarte preguntó, mirando a las personas que estaban detrás de Ashton con ojos parpadeantes.
De hecho, desde el momento en que Ashton puso un pie aquí, Ashtarte trató de descubrir sus identidades.
‘¡Han llegado nuevos invitado al Palacio de la Emperatriz, no Loena ni Ashton! ¡Cuatro personas también!’
“Ah. ¿Se refiere a estas personas?” (Ashton)
Las cuatro mujeres que estaban detrás de Ashton llevaban delantales de seda bordados con alondras blancas alrededor de la cintura.
Ashtarte sabía que era una prenda que el Palacio Imperial les daba a las sirvientas. Todas las sirvientas que vio en el Palacio Principal las llevaban sin excepción, así que no es que lo recordara mal.
Su corazón latía con fuerza con esperanza.
“Estas son todas las doncellas exclusivas de la Princesa Imperial, recién asignadas al Palacio de la Emperatriz.” – Ashton se dio la vuelta y los miró.
“Es un honor conocerla. Su Alteza, la Princesa Ashtarte.”
Las palabras que fluyeron al mismo tiempo pronunciaron exactamente las mismas palabras sin ningún error, como si hubieran practicado antes de venir aquí.
Como si eso fuera todo lo que podían decir, inmediatamente cerraron la boca y bajaron la mirada al suelo, evitando la mirada de Ashtarte.
Ashtarte esperó unos segundos, pero sus miradas nunca se encontraron con la suya. Más bien, giraron deliberadamente la cabeza como si trataran desesperadamente de evitar algo que no deberían estar mirando.
“…¿Doncellas exclusivas… para la Princesa?” – Loena, que había estado observando la situación sin decir mucho hasta ahora, intervino, preguntando qué tontería era esa.
Los ojos color caramelo de Loena, que solo eran cálidos y gentiles, miraron a Ashton con frialdad. Y pronto sus fríos ojos se extendieron a las cuatro doncellas.
Loena sabía muy bien quiénes eran… Quizás sea porque es un miembro de la nobleza del imperio es que puede conocerlas.
“¿Quién diablos aprobó esta tontería?”
Claramente había ira en la voz que fingía estar tranquila.
“¿Fue él o el Gran Emperador?”
Sin importar quién fuera, Loena parecía incapaz de perdonar a su oponente. Esto solo puede ser un insulto a Ashtarte.
“Su Alteza Imperial, el Príncipe Heredero.” (Ashton)
“¡Ahh!”
“Tranquila, Loena Yeres. No es lo que crees que es.”
Incluso con la voz tranquilizadora sacudiendo su cabeza, fue difícil para Loena calmar la emoción que estaba hirviendo.
Cualquiera que fuera la razón, si la empuñadura de una espada estuviera ahora mismo en su mano, estaba segura de que destrozaría a Miragen.
Ashtarte, incapaz de ver a Loena que estaba tan exaltada y enérgica, gritó en voz alta, como si tratara de aligerar el ambiente en su lugar.
“¡Bienvenidas! ¡Mi nombre es Ashtarte! ¿Puedo preguntarles cómo se llaman?”
“Princesa…” – Loena logró reprimir su ira ante la voz emocionada de Ashtarte, quien estaba genuinamente feliz por la visita.
Ashtarte inclinó la cabeza y saludó con ojos brillantes a aquellas que ni siquiera podían mirarla correctamente.
Al ver a Ashton sonriendo con toda su cara como cuando pisó por primera vez el Palacio de la Emperatriz, su fuerza se sintió aliviada. Además, ya no sería uno, sino cuatro personas. Era natural que Ashtarte estuviera feliz.
Loena liberó la fuerza de sus puños cerrados y cerró suavemente los ojos. Se mordió suavemente el labio inferior tembloroso, exhaló un suspiro y bajó lentamente la cabeza. La voz de Ashtarte, que todavía parecía feliz, atravesó su oído como una flecha.
‘Okey… No puedo cuidar de la Princesa yo sola para siempre.’
Había una o dos cosas que no le gustaban, pero no quería arrojar agua fría sobre Ashtarte porque parecía estar tan feliz.
‘Si no trabajan… … Entonces no será demasiado tarde para tirarlas.’
Loena volvió a respirar hondo, reprimiendo su ira.
Desafortunadamente, decidió comprometerse con la realidad.
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Las cuatro doncellas recién asignadas al Palacio de la Emperatriz recibieron una habitación en el primer piso como prueba de que se habían convertido en las doncellas exclusivas de Ashtarte. Ashton, que vino con ellas, también obtuvo una habitación privada ubicada en el otro extremo opuesto a dichas habitaciones.
Por lo general, una doncella ordinaria o un caballero no podían recibir una habitación privada. Sin embargo, fue posible porque tenían que cuidar de Ashtarte día y noche en el futuro como ‘sirvientas exclusivas’ y ‘caballero escolta’.
Después de eso, Loena asignó a cada una de las cuatro sirvientas diferentes encargos, y tuvieron un día ocupado sin darse cuenta.
Ashton agregó que todos solicitaron este lugar por su propia voluntad. Incluso Loena, a quien no le gustaban al principio, mostró una mirada de sorpresa, como si las palabras fueran sorprendentes. Fue aún más sorprendente porque desde el día en que se hizo pública la profecía, nadie quería venir al Palacio de la Emperatriz.
De hecho, cuando Ashtarte era muy joven, las dos sirvientas que la cuidaban también abandonaron rápidamente este lugar cuando se presentó la oportunidad, porque Ashtarte estaba en el Palacio de la Emperatriz y era la estrella de la oscuridad del oráculo que llevaría a Florence a la ruina.
No importa cuán buena sea la naturaleza de una persona, nadie se había atrevido a dar un paso al frente y convertirse en la sirvienta de Ashtarte… Ella mató a su madre cuando nació. Entonces ¿No enfrentarían lo mismo si estuvieran cerca?
Su espeluznante cabello como la oscuridad, era razón suficiente para tener miedo. Por esa razón, se alegró de que quisieran voluntariamente convertirse en doncellas de Ashtarte en el Palacio de la Emperatriz.
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