Episodio 38.
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No mucho después de eso, Ashtarte usó el lujoso vestido que Miragen le había enviado, y fue al Palacio Principal mientras sostenía la mano de Ashton y Loena los siguió con una expresión algo disgustada.
Cuando Ashtarte dijo que asistiría a la hora del té de Orwen, Loena mostró una expresión muy complicada por un momento. Tenía una expresión ambigua en su rostro que parecía estar aliviada o triste, pero no expresó ninguna insatisfacción con ir allí.
Cuando el sol se puso y el cielo se tiñó de rojo, finalmente llegaron a su destino.
En medio de un campo verde, Ashtarte observó la brillante luz de la luna que bañaba a las bulliciosas doncellas. La luz de la luna que se elevaba cuando el sol se ocultó era tan hermosa que todos estaban fascinados…
Luego pudo ver a un hombre con rasgos bien esculpido y seductores, piel blanca que brillaba a la luz. Por un momento, sus ojos estaban tan deslumbrados que pensó que la luna había caído aquí.
“¿Estás aquí?” – Orwen, que estaba sentado sin expresión en la mesa de té preparada por las criadas, llamó a Ashtarte.
“Ven aquí y siéntate.” (Orwen)
Cuando Orwen le indicó que se acercara por ese camino, las criadas que estaban alrededor vinieron una por una y guiaron a Ashtarte a su asiento. Bajo su guía, Ashtarte se sentó después de inclinarse y hacer una reverencia.
“Veo a Su Alta Majestad el Emperador.”
“Dijeron que tuviste muchas dolencias. Parece que ya estas recuperada ¿Verdad?” (Orwen)
Ashtarte se encogió de hombros ante las palabras extrañamente tachonado de espinas.
“Parece que las medicinas enviadas al Palacio de la Emperatriz fueron útiles.” (Orwen)
“S-Sí. Gracias…”
En cualquier caso, no es un acto humano, el agradecer el envío de medicamentos cuando estuvo enferma.
Ashtarte esbozó una sonrisa torpemente en la comisura de sus labios.
“Ordené preparar aperitivos y té.”
La criada que trajo una bandeja sirvió té fragante y aperitivos en la mesa. La mesa vacía comenzó a llenarse poco a poco con pulcros movimientos de manos.
Desde lindas galletas en forma de oso de peluche envuelto con un aroma fragante, tortas en rodajas decoradas con fresas frescas y uvas como recién recogidas servidas con crema batida blanca como la nieve.
Cuando giró la cabeza ligeramente, un aroma mucho más elegante y lujoso que el té de rosas que tomó en el Jardín de Lirios golpeó su nariz… Un té rojo humeaba en la taza de té preparada frente a Ashtarte.
‘Es como un mundo diferente…’
Ashtarte se sentía como si estuviera en otro mundo porque todo lo que tenía enfrente se veía muy lujoso.
“No hay nada parecido al veneno.” – Orwen dejó el té que estaba bebiendo y dijo con la barbilla apoyada en el dorso de la mano.
“… ¿Qué?”
“Porque ni siquiera piensas en probarlo.” – Orwen parpadeó como si estuviera señalando el té frente a ella.
“Ah… Mmm, ¿puedo tomarlo?”
“Entonces, ¿Piensas que se presentó como algo ornamental*?”
“Gracias…”
(N/T: *Que sirve para ornamentar/decorar.)
Ashtarte levantó la taza de té y bebió el té tibio de hibisco. Parecía costoso por lo que debería haber sido delicioso, pero Ashtarte no podía saborearlo, porque incluso con la cabeza inclinada podía sentir a Orwen mirándola fijamente a la cabeza.
“Es muy sabroso…”
“Es bueno saberlo.”
Durante un rato, no hubo nada más que el susurro de las tazas de té. Orwen y Ashtarte no dijeron nada, por lo que las sirvientas a su alrededor tampoco pudieron abandonar la sensación de tensión.
Mientras bebía té, Orwen miraba fijamente a Ashtarte a los ojos. Esos ojos eran bastante persistentes e incluso tenaces.
Extrañamente, Ashtarte tuvo la sensación de que estaba mirando a alguien más que a ella misma, incluso mientras la miraba a los ojos.
“Ashtarte.”
“..….”
En medio de un silencio muy profundo, Orwen de repente mencionó el nombre de Ashtarte.
Los fríos ojos verdes parecidos a los de Noah y Amaryllis miraron a Ashtarte como si estuvieran buscando algo.
“… ¿Dígame?”
“Si, es cierto… Te pareces tanto a Rebecca.”
Había algo de molestia en la voz del Emperador que dijo que Ashtarte se parecía a ella.
De vez en cuando, escuchaba historias a través de los recuerdos Loena, pero no quedaban pinturas, por lo que Ashtarte no conocía el rostro de Rebecca. Pero incluso no habría nada extraño que se parecieran, dado que son madre e hija.
“… ¿Sabes lo que me hizo tu madre?”
“¿Eh? ¿Qué…? ¿Qué le hizo?”
“Quiero decir… Incluso ahora, cuando pienso en lo que me hizo tu madre, me tiemblan los dientes. Tengo pesadillas sobre ese día cientos de veces por la noche.”
No había mentira ni exageración en lo que dijo mientras miraba directamente a los ojos de Ashtarte. Realmente parecía odiar a Rebecca.
Orwen miró en silencio a Ashtarte, quien estaba desconcertada por las palabras inesperadas, luego sonrió y comentó.
“Rebecca me abandonó tan pronto como te concibió.”
Venas rojas brotaron en el dorso de la mano de Orwen, que sostenía la taza de té y sus ojos enojados brillaron más que de costumbre.
“Ella quería un hijo, no a mí.”
“……”
“¿No lo crees?”
Una voz fría golpeó su oído.
Orwen no apartaba los ojos de Ashtarte, a pesar de que sus ojos eran inestables y complicados, como si estuvieran a punto de colapsar en cualquier momento. Para ser más precisos, estaba mirando los ojos dorados con una mirada nublada, como si tratara de encontrar a alguien a través de sus ojos.
En los ojos de Orwen se vislumbraba el odio y el resentimiento nacidos de la traición… Y también había un profundo anhelo.
‘Ah… Ya veo.’
De vez en cuando, Loena le contaba a Ashtarte la historia de Rebecca. La voz que consolaba a la joven Ashtarte, que anhelaba ver a su familia, siempre decía lo mismo… Que los ojos de la Princesa se parecían a los de la Emperatriz Rebecca.
‘A través de mí… Está mirando a mi madre.’
Incluso si no lo dijera, ella estaba convencida de que definitivamente era el caso.
Orwen claramente odiaba a Rebecca. Y eso… sería la prueba de que realmente la amaba.
“Entonces, Su Majestad… ¿Me odia?” (Ashtarte)
“… ¿Qué?”
“Odia tanto a mi mamá que no pudo perdonarla… Entonces, ¿Usted también me odia?”
‘¿Me odiaste tanto que no viniste a verme?’ – Ashtarte tragó amargamente las palabras que llenaron su garganta.
Orwen, que escuchaba en silencio, abrió mucho los ojos como si hubiera oído algo inesperado.
‘Si de repente te abandona la persona que amas, el impacto será tan grande como el amor que se siente…’ – Ashtarte imaginó por un momento que Loena la abandonaba y se iba, luego sacudió la cabeza con un escalofrío… Era algo en lo que no quería pensar.
‘Por mucho que esperara, él nunca vendría a visitarla.’
Podía entender hasta cierto punto por qué Orwen no la había buscado en el pasado. Entendió completamente su corazón, pero sin embargo, Ashtarte no pudo evitar sentir la injusticia.
“Pero…”(Ashtarte)
Después de mucha deliberación, ella habló como si hubiera tomado una decisión.
“¡Pero es…!”(Ashtarte)
Ella quiso decir que eso no era su culpa, pero en el momento en que Ashtarte apretó los puños y estaba a punto de pronunciar la siguiente palabra.
“¡Su Majestad!” – Orwen fue llamado desde muy lejos, por una persona que corría a toda velocidad desde la dirección al Palacio Principal.
“Ahhhh, ahhhh” – El joven, que se inclinó frente a Orwen y Ashtarte, exhalando con dificultad, rápidamente recuperó el aliento.
“Su Majestad… ¡Estaba aquí!”
“Dante.” – Orwen miró al joven que se acercaba y dijo su nombre con indiferencia.
Dante levantó la cabeza, barriendo su flequillo azul con sudor en su frente, mientras caminaba buscando a Orwen.
“El consejo de la nobleza comenzará pronto, pero Su Majestad no se encontraba en ninguna parte del Palacio Principal, ¡así que vine aquí para buscarlo!”
“¿La reunión de la nobleza es hoy?”
“¡No es como si fuera la hora del té a una hora tan tardía! ¡Su Alteza la Princesa, por favor comprenda a Su Majestad…!”
La mirada emocionada de Dante se desplazó rápidamente hacia Ashtarte.
“Ah.”
“…Hola.” (Ashtarte)
Sus ojos se encontraron, pero no quería fingir que no haberlo visto, así que Ashtarte asintió para saludar.
“¡Oh…¡”
Dante parpadeó un par de veces cuando vio a Ashtarte, luego se frotó las comisuras de los ojos con el dorso de la mano como si hubiera visto algo que no debería haber visto. Luego cerró los ojos y los volvió a abrir. Y finalmente gritó de asombro ante la vista que aún no cambiaba.
“¡Cómo podría estar aquí Su Majestad la Princesa Ashtarte!”
‘¿No era la Princesa Imperial que vivía como un ratón muerto en el Palacio de la Emperatriz? Pero, ¿por qué estás bebiendo té con Su Majestad ahora? ¿Desde cuándo ustedes dos han sido lo suficientemente cercanos para compartir la hora del té?’
Dante, cuya cabeza estaba hecha un lío con tanto que quería decir, le dirigió a Orwen una mirada urgente, pidiéndole una explicación y Orwen se puso de pie en silencio como si estuviera a punto de irse.
“Tendré que irme.” (Orwen)
Pero Orwen ignoró cuidadosamente la mirada feroz de Dante.
“¡Ah, sí! Adelante…” – Ashtarte se bajó de la silla y se inclinó para saludarlo.
“Ha sido un momento muy placentero.” (Orwen)
“…..”
Ashtarte, incapaz de decir: ‘Para mí también’, mantuvo la boca cerrada y eligió el silencio.
“Realmente me recuerdas a Rebecca.” – Orwen, que la estaba mirando, dijo con una sonrisa baja.
La pequeña sonrisa que fluyó estaba más cerca de la decepción que del anhelo. Orwen, que le dio la espalda a Ashtarte con una expresión amarga, caminó hacia adelante. Sus pasos se dirigieron a la primera sala de reuniones del Palacio Principal donde pronto se llevaría a cabo el Consejo de la Nobleza.
Dante, que tenía la cabeza revuelta porque no entendía la situación actual, pronto siguió a Orwen.
A medida que la distancia aumentaba gradualmente, de repente dejó de caminar (Emperador).
“Ashtarte…”(Orwen)
“¿Sí?”
“… ¿También estás resentida conmigo?” – Orwen se volvió y miró a Ashtarte de nuevo…
No fue difícil entender el significado de esas palabras… ‘Así como él la odiaba a ella, ¿ella también lo hacía?’
Mirando desde lejos, los ojos verdes que parecían reunir innumerables emociones, Ashtarte pensó: ‘¿Estoy resentida?’
Ashtarte pensó profundamente en si, alguna vez había sentido resentimiento… Los estuvo esperando a voluntad, y nunca vinieron. Hubo innumerables días en los que se sintió decepcionada y de mala gana.
‘Resentimiento… No hay forma de que no lo hubiera sentido.’
Le regalaban juegos artificiales de colores a su hermana que tienen la misma fecha de cumpleaños, pero a ella no le muestran la cara.
Un día, dos días, y cada año que pasaba, pensaba ‘vendrán hoy… mañana vendrá.’ Cada vez que rezaba así, sería mentira si no hubiera habido un solo día en el que no se enfadara con ellos que no vinieron.
‘Si… En un momento lo estuvo realmente.’
“Curiosamente… Me sentí así en algún momento.”
“… Entiendo.” (Orwen)
“Pero ahora ya no me siento así.” – Ashtarte continuó con firmeza.
En sus ojos, donde no podía encontrar ni una sola señal de mentira, Orwen dibujó una figura familiar sobre el hombro de Ashtarte por un momento… Pelo rizado de color rojo rosa. Ojos dorados que brillaban sin cesar como si hubieran sido arrancados de las estrellas. Incluso el hoyuelo derecho, que se formaba cuando sonreía.
‘Maldición. Realmente se parecen…’
Odiaba admitirlo, pero Ashtarte realmente se parecía mucho a Rebecca. Eso de alguna manera hizo que Orwen se enfadara aún más. Como para reprimir algo, Orwen apretó los puños con tanta fuerza que la sangre dejó de fluir.
“Pero por qué ahora…”(Orwen)
“¡Aah! ¡Su Majestad! ¡Ya es hora de que comience la reunión!”
Pero la pregunta de Orwen quedó enterrada ante el grito de Dante.
La asistencia de Orwen era esencial, ya que el Concejo de los nobles era un lugar donde los aristócratas influyentes y de más alto rango de Florence se reunían en para discutir los asuntos importantes del país. Él era muy consciente de ese hecho, pero extrañamente, sus pasos no se alejaron fácilmente.
“… Nos vemos la próxima vez.”
“Adiós, Su Majestad.” – Ashtarte juntó cortésmente las manos y se inclinó a modo de despedida y no olvidó agregar ‘Su Majestad’ al final de las palabras como una forma de mantener la distancia.
Orwen se vio obligado a dar la espalda ante las repetidas insistencias de Dante. Si el tiempo se lo hubiera permitido, podría haber estado observando a Ashtarte un poco más.
‘Ni siquiera es gracioso.’
‘Era la hija de Rebecca… La hija de una mujer que lo atormentó y la abandonó sin piedad en el pasado. Y al mismo tiempo era su hija.’
No hay manera de que él mismo pueda amar a ese niño. No tenía la confianza para amar. No había forma de que pudiera tratarla con cariño y con un corazón sin mentiras.
‘Mierda… ¿Qué estaba haciendo aquí?’
Orwen revolvió su brillante cabello plateado como si tratara de despejar su desordenada mente. Sus pasos hacia la sala de reuniones comenzaron a aumentar gradualmente.
Cuando dejó a Ashtarte a sus espaldas, un lado de su pecho comenzó a latir incómodamente… Esa sensación incómoda… Era la primera vez que la sentía desde que Rebecca se fue.
* * *
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