MNM – 75

MNM – Episodio 75

 

Pensar que podía protegerse mediante un matrimonio por contrato era una verdadera tontería. Irenea perdió la confianza para abandonar a aquel hombre amable y cariñoso.

La codicia que ya había echado raíces y comenzado a crecer, estaba floreciendo.

Irenea continuó besando el rostro de César. César la rodeó con sus brazos y la atrajo hacia sí, hundiendo sus labios en su pecho mientras ella se desplomaba. César, como siempre, la abrazó con pasión y tenacidad.

Era un gesto que entrelazaba anhelo y culpa al mismo tiempo. Irenea lo abrazó con más fuerza, como si comprendiera sus sentimientos.

La noche llegaba a su fin para los amantes, que se enfrentaba a la separación.

 

* * *

 

Los días que uno desea que nunca lleguen, siempre llegan demasiado pronto. Y el día en que Irenea se marchaba no fue diferente. Velia los siguió hasta el puerto, aferrada al borde de la falda de la jefa de doncellas. Irenea solía aceptar con una sonrisa las travesuras de Velia y sus intentos de abrazarla y aferrarse a ella mientras jugaba por el castillo.

La velocidad con la que un niño pequeño entrega su corazón es tan rápida que, sin darse cuenta, ya se había encariñado mucho.

“Ángel… Vas a volver, ¿verdad?” (Velia)

“Bueno, Velia. ¿No lo prometí?”

“Hmph… Velia también quiere ir…” (Velia)

“¿Y qué hay de mamá y papá? ¿Puede ir Velia sola?” – Preguntó Irenea con picardía.

Velia parpadeó con los ojos muy abiertos y negó con la cabeza, luego, con una mirada de arrepentimiento, pero sin otra opción, corrió hacia la doncella principal y la abrazó con fuerza.

Irenea se enderezó para encontrarse con la mirada de Velia.

“No era necesario que todos salieran así.”

“Que tenga un buen viaje, Su Alteza la Gran Duquesa.” (Jefa de doncellas)

“La estaremos esperando.” (Sirvientes)

Los sirvientes se sonaron la nariz y tomaron la mano de Irenea, aunque desconocían las circunstancias exactas de la partida de Irenea, creían que no perjudicaría a Benoit. Además, ¿acaso no fue César quien había traído un ramo de flores? Todos los presentes habían presenciado aquella pintoresca escena.

Él, con una expresión tierna y con un ramo de flores en la mano, rondando a Irenea

Se cernía sobre Irenea, sosteniendo un ramo de flores y con una expresión melancólica.

“Su Alteza el Gran Duque la estará esperando. Tiene que regresar pronto.” (Bigtail)

Y Bigtail sacó a César de su escondite entre la multitud.

“¿Puede siquiera ocultar su tamaño?” (Bigtail)

“…Aunque nos despedimos ayer.” (César)

César respondió débilmente y fue arrastrado afuera.

La gente sonrió y le abrió paso. Era evidente por su rostro por qué César había estado evitando a Irenea. Tenía la cara hinchada e incluso roja, quizá por haber llorado el día anterior.

César se cubrió la mitad del rostro con la palma de la mano y giró la cabeza.

“¿César, de verdad ibas a dejarme ir sin despedirte?”

“…No es así.” (César)

“Entonces muéstrame tu rostro. Solo así podremos despedirnos como es debido.”

César contuvo el aliento y bajó la mano con suavidad. Irenea le tomó ambas manos y lo miró fijamente.

“…Bigtail dijo que parecías un oso negro hinchado. ¿De verdad es así?”

“Mmm. Supongo que tiene algo de razón.” (César)

El rostro de César se sonrojó aún más.

“…Cada vez que lloro, me hincho así. Por eso intenté no llorar ayer… Deja de mirarme. No quería despedirme con esta cara tan fea.” (César)

César infló las mejillas y giró la cabeza. Deseaba con todas sus fuerzas ocultar su rostro de alguna manera, pero era imposible. Sin embargo, a los ojos de Irenea, incluso ese César parecía brillar con intensidad.

“Está bien, César. Eres muy guapo.”

César miró a Irenea y se aclaró la garganta.

“¿De verdad soy guapo?” (César)

“Sí.”

“…Entonces está bien. Mientras no parezca feo a los ojos de Irenea, no me importa en absoluto.” (César)

César parpadeó con los ojos hinchados.

Ya había dicho todo lo que tenía que decir, sabía que más despedidas eran inútiles, aun así, no podía dejar ir a Irenea, abrumado por el pesar.

Aun así, no podía perderse la inminente partida. César soltó la mano de Irenea.

“Me iré ahora.”

César se quedó junto a Irenea hasta el final, observándola mientras subía al barco. Y cuando ya casi no podía oírla, él susurró:

“Te quiero mucho, Irenea.” (César)

No estaba claro si Irenea lo oyó o no, pero César no pudo abandonar el lugar hasta que el barco se convirtió en un punto diminuto y desapareció. Tal como le había dicho a Irenea, se quedó viendo su ausencia durante mucho tiempo.

Y no salió del lugar hasta que Bigtail se lo llevó.

Con pasos llenos de pesar.

 

* * *

 

Irenea respiró hondo.

No sabía si las palabras que el viento le había traído eran ciertas o no. – ‘Te quiero mucho, Irenea.’

La suave voz de César por fin llegó a sus oídos. Irenea miró rápidamente hacia afuera, pero apenas distinguía a César desde la alta popa del barco, se veía solo como un pequeño punto. Irenea se mordió el labio con fuerza, sintiendo una extraña inquietud.

Sentía que debía correr hacia César en ese mismo instante y decirle algo.

Sentía que debía abrazarlo y decirle las cosas que aún no había podido pronunciar. Pero no sabía qué era realmente.

Irenea tragó saliva, aferrándose a la barandilla.

Benoit se alejaba cada vez más.

“Su Alteza la Gran Duquesa

“…Lady Dominia.”

“¿Qué mira? Ah, estaba mirando a Su Alteza el Gran Duque.” (Dominia)

Dominia sonrió alegremente. En el barco en el que iba Irenea, subieron también Emma, ​​Serpin e incluso Dominia. Dominia se ofreció voluntaria para ese viaje, desoyendo las objeciones de sus padres, convenció al Vizconde y a su esposa, quienes se oponían.

“Volveremos pronto, ¿verdad?” (Dominia)

“Por supuesto, Lady Dominia.”

“Puede llamarme Dominia con confianza.” (Dominia)

“…Por supuesto.”

“¿Sabe por qué me ofrecí voluntaria para esto?” (Dominia)

Irenea negó con la cabeza.

“Mi hermano menor murió de una enfermedad, nadie pudo salvarlo. Murió de una enfermedad que ni siquiera pudieron identificar y como era pequeña, ni siquiera pude tomar la mano de mi hermano enfermo.” (Dominia)

Dominia sonrió con incomodidad.

“Por eso me ofrecí como voluntaria para esto, quería enjugar sus lágrimas de los ojos que lloran por estar enfermos y tomarles la mano.” (Dominia)

“…Eres muy bondadosa. ¿Será por eso que la brisa de verano de Benoit es tan cálida?”

Casualmente también escuchó que Velia era una niña adoptada.

Bigtail había acogida a la niña que había perdido a su familia a manos de la tribu Yi, y la jefa de doncellas y el mayordomo la habían adoptado y criado. Sin embargo, Velia no tenía ni rastro de esa sombra. Eso era prueba de que la estaban criando con amor.

Y aun así, Dominia también albergaba dolor y ternura al mismo tiempo.

“No, no. No es así, Su Alteza la Gran Duquesa. Es porque Su Alteza El Gan Duque se ha asegurado de que podamos vivir así, no pasamos hambre, no nos agobian los impuestos excesivos y no tenemos que hacer nada que no queramos. Por eso podemos hacerlo.” (Dominia)

Dominia vaciló, y luego añadió sus últimas palabras.

“Por eso me agrada Su Alteza la Gran Duquesa. Como fue él quien la eligió, no puedo evitar preguntarme qué tan buena persona será. ¡Hmm! Así que, por favor, cuídeme bien, Su Alteza la Gran Duquesa.” (Dominia)

Dominia dijo con valentía.

Irenea, que había estado mirando a Dominia con ojos sorprendidos, soltó una carcajada, acto seguido, tomó la mano de Dominia y la sacudió con fuerza.

Con tanta gente que creía en ella, no tenía motivos para desanimarse.

Irenea protegería a Benoit.

El viento gélido no le sentaba bien a Benoit.

 

* * *

 

Llegó una carta de Irenea, que se había marchado.

El halcón, que César había criado y alimentado desde niño, era tan inteligente que a menudo traía cartas.

 

[‘César.

Ahora estoy en el mar azul, antes estaba contigo, pero esta vez estoy sola.

Por eso te escribo esta carta en una noche en la que no puedo dormir.

Voy a contarte la verdad.

Si tus sentimientos hacia mí no cambian después de escuchar esta historia…

Hablaremos entonces.

Te elegí a ti en primer lugar para vengarme de Rasmus. Rasmus era una cadena para mí, una parca empeñada en matarme, siempre me exigía cosas como un demonio. La familia del Conde Aaron era el mismísimo infierno.

Karolia dijo que: ‘Si nací hija de una sirvienta y he vivido esa vida de lujo, no es natural que deba soportar cosas así.’

Odio a Rasmus y a la familia Condal de Aaron por haberme convertido en esto.

Y me odio a mí misma por ello.

Eran días en los que no podía y no debía entregar mi corazón a nadie.

César, los odio tanto que quiero matarlos.

¿Conoces este lado mío?

¿Sabes cómo a veces me maldigo y me resiento de mí misma?

¿Sabes lo que te hice en la historia que no pude contarte?

Los ayudé a matarte. Tomé la mano de Rasmus y, como él deseaba, te señalé con el dedo y envié a César al campo de batalla. Fuiste la primera persona que me mostró calidez… Y te pagué con ingratitud, hice algo así solo para salvarme a mí misma.

César, soy una persona que ha vuelto del futuro al pasado.

Por eso conozco el futuro y recuerdo lo que te hice.

¿Aún me amas, incluso siendo así?]


Nameless: ¿No sé qué pasa? Pero les juro que he estado emocional en casi todos los capítulos de esta novela que se han actualizado esta semana.

Nos vemos la próxima semana… Aprovecho para informarles que no va a haber actualizaciones del lunes 22 de diciembre al domingo 04 de enero.

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