MNM – Episodio 23
Pero Irenea era una persona esencial para el trono de Rasmus, por lo que era una pena.
Karolia se levantó lentamente y se puso la bata. Rasmus ya se había ido antes del amanecer, por lo que necesitaba remojar su cuerpo dolorido en agua caliente y necesitaba encontrarse con su madre, que debía de estar inquieta en ese momento.
También se preguntaba qué habría sido de Irenea.
“Ayúdame a prepararme para salir.”
“Sí, Lady Karolia.” (Doncella)
Cuando Karolia dé a luz, cambiará ese título, Irenea no sería llamada Su Alteza la Gran Duquesa, sino simplemente Lady Irenea, y Karolia sería llamada Su Alteza la Gran Duquesa. Karolia se obligó a reprimir su disgusto y apartó la mirada.
En este momento, si se pasaba de la raya, se encontraría con la desaprobación de la Gran Duquesa y Rasmus, así que debía ser extremadamente cuidadosa.
‘¡Tsk!’
El temperamento de Karolia, que había vivido como el único ser en el cielo y la tierra, se alzó, y luego se obligó a bajar la cabeza.
‘Por cierto, ¿dónde está esa mocosa?’
Karolia chasqueó la lengua. Nunca imaginó que Irenea causaría tantos problemas. Tenía que tener el hijo de Rasmus antes de que descubrieran lo de Irenea.
Karolia apretó los dientes y se agarró el bajo vientre.
* * *
Irenea no tenía intención de salir ni de encontrarse con nadie hasta que abandonara la Capital Imperial, tal como había hablado antes con César, su objetivo era abandonar la Capital Imperial sin problemas y dirigirse al norte, dado que el poder de César aún era demasiado débil para enfrentarse a Rasmus.
Y esa convicción se consolidó aún más al escuchar la historia de Emma, quien había salido a petición de Irene y regresado.
“¡Vaya! Por alguna razón, hay mercenarios dispersos por las calles, Su Alteza la Gran Duquesa.” (Emma)
“¿…En serio?”
“Parecía que estaba buscando a alguien, detuvieron a todas las mujeres que pasaban.” (Emma)
Irenea quedó sumida en sus pensamientos.
Probablemente eran mercenarios que la perseguían, ya había previsto que, la familia del Conde Aaron usara mercenarios en lugar de sus soldados privados para no dejar registros públicos.
“Si te resistías, intentan detenerte a la fuerza para verificar tu rostro, pero tenía tanto miedo que me regañaron. ¡Vaya! ¿Nadie va a atrapar a esos forajidos?” (Emma)
“…En un mundo como este, ¿acaso los mercenarios temen a la ley?”
“¿De verdad? ¡Ay, Dios! Esas son las cosas que mencionó ayer.” (Emma)
Emma colocó cuidadosamente la cesta sobre la mesa.
Dentro había un libro pequeño, una botella plateada y, por último, unos cuantos pares de ropa interior.
“Esto es lo mejor que pude conseguir por ahora, si me da más tiempo, creo que puedo conseguir algo mejor la próxima vez.”
“No, Emma. Hiciste lo que pudiste. De todos modos, ¿no iremos pronto al norte? Oh, ¿te quedas tú aquí?”
“No, Su Alteza la Gran Duquesa, yo también voy al norte. Era una de las condiciones para ser elegida como dama de compañía de Su Alteza la Gran Duquesa, también es mi trabajo ayudar a Su Alteza a adaptarse a Benoit.” (Emma)
Emma sonrió alegremente.
“De hecho, soy del norte, por eso soy más alta que las demás doncellas. Así que vuelvo a casa esta vez, Su Alteza la Gran Duquesa.” (Emma)
“…Ah, ya veo. Entonces tendrás que seguir ayudándome en el futuro.”
“¡Por supuesto!” (Emma)
Irenea necesitaba a alguien que conociera bien el norte para llevar a cabo sus planes y ya contaba con alguien con las cualificaciones necesarias a su lado. Necesitaba contactar con los caballeros y ayudantes de César, aprovechando la oportunidad, por lo que era buena idea tener a alguien cerca que pudiera ser de ayuda desde el principio.
‘¿A qué ayudante debería contactar?’ – Irenea reflexionó un momento, y pronto el nombre de una persona vino a la mente.
Por lo que Irenea sabía, de los ayudantes de César, el más cercano a él era Bigtail. Bigtail era quien supervisaba todo lo que César hacía. Si tan solo pudiera atraer a Bigtail para su lado, sus futuros proyectos serían un poco más fáciles para ella.
Bigtail era ferozmente leal a César.
También fue él quien intentó salvar a César hasta el final.
Y a diferencia de César, era una persona flexible. Bigtail podía ser cruel o mezquino por César.
<“No vuelva a encontrarse con Su Alteza el Gran Duque César.”> (Bigtail)
Las frías palabras que había pronunciado ese día estaban vívidas en su mente, Bigtail se arriesgó a mostrase insolente por César, aunque Irenea era la esposa de Rasmus en ese momento.
<“¿Sabe cuánta gente la está vigilando? Rasmus es un hombre que se pondría furioso solo con saber que usted y Su Alteza el Archiduque se han encontrado. ¿Cree que dormirá tranquila* si la cabeza de Su Alteza el Archiduque cayera en manos de ese hombre?”> (Bigtail)
(N/T: Literalmente dice: dormiría con los pies estirados.)
Había estado dando saltos de fe y amenazado a Irenea, quien ya se sentía intimidada por el uso constante de pociones. Pero en retrospectiva, era la verdad. Si Rasmus hubiera sabido que Irenea albergaba sentimientos ambiguos por César, no lo habría dejado en paz.
La razón por la que Rasmus mantuvo con vida a César en ese momento fue porque tenía un propósito. César lo había sacrificado todo para salvarlos a él y a Benoit y Rasmus le había arrebatado los derechos, las propiedades y el poder a César antes de matarlo.
Los esfuerzos de Bigtail fueron en vano.
Pero a partir de ahora, las cosas serían diferentes, porque Irenea ayudaría a Bigtail.
Pensándolo bien, a diferencia de Rasmus, mucha gente se unió a César por lealtad, eran personas dispuestas a sacrificar sus vidas por él. Basta con recordar la ocasión en que Rasmus, buscando cualquier excusa posible, finalmente tuvo la oportunidad de matar a César.
El Norte se rebeló por César, estaban desesperados por salvar su vida. En ese momento, Rasmus puso como excusa a Irenea, como siempre hacía cuando estaba en desventaja o carecía de justificación.
<“¡La santa lo profetizó! ¡Son una horda de traidores, los que destruirán el Imperio! ¡La Santa me ordenó condenarlos y proteger este imperio!”> (Rasmus)
Así, Irenea se convirtió en cómplice involuntaria de la muerte de César.
Esta vez, no podía ser así.
“Emma.”
“Sí, Su Alteza la Gran Duquesa.” (Emma)
“Después de todo, quienes conocen mejor a Su Alteza el Gran Duque son quienes trabajan a su lado.”
“Así es. Sir Bigtail es quien sirve más de cerca a Su Alteza el Gran Duque.” (Emma)
De hecho, a Irene le gustaría encontrarse con Bigtail ahora mismo.
Por suerte, Emma había mencionado a Bigtail primero, así que pudieron hablar de él sin ninguna incomodidad.
“¿Sería posible encontrarme con él?”
“¿Sí?” (Emma)
Los ojos de Emma se abrieron de par en par, al pensar que Irenea le preguntaría a Bigtail algo similar a lo que le había preguntado a ella.
“Eh, ¿cómo…?” (Emma)
Irenea lo notó.
“No te preocupes, Emma. Solo quiero preguntarle sobre los gustos de Su Alteza el Gran Duque. Sería bueno saber qué hace de antemano.”
“Ah… Eso era lo que quería decir. En ese caso, iré a buscar a Sir Bigtail y se lo diré.” (Emma)
“Gracias, Emma.”
Lo único bueno era que esta vez empezaban del mismo bando y quizás Irenea podría ganarse el favor de Bigtail abandonando a Rasmus y uniéndose a César. Naturalmente, esa decisión era una de las que finalmente llevaría a la caída de Rasmus.
Bigtail era una persona que albergaba un profundo odio por Rasmus, Rasmus había sido criado desde pequeño escuchando que sería el próximo Emperador, por consiguiente, no sentía culpa y, quizás peor aún, tenía un profundo sentido del carácter.
Rasmus no tenía reparos en provocar la malicia y la ira de los demás.
Y Bigtail fue una de las víctimas de Rasmus. Tras seguir a César a la Capital imperial en el pasado, el padre de Bigtail casi pierde la vida por culpa de Rasmus, afortunadamente, César estaba allí para evitar un desenlace catastrófico, pero el incidente dejó una profunda cicatriz en el joven Bigtail.
Por lo tanto, además de su lealtad a César, Bigtail estaba dispuesto a hacer lo que fuera para oponerse a Rasmus.
“Ah. Me gustaría que lo mantuvieras en secreto de Su Alteza el Gran Duque.”
“¿Por qué?” (Emma)
“No quiero dar la impresión de que estoy desesperada por impresionar a Su Alteza el Gran Duque.” – Dijo Irenea naturalmente y Emma asintió, como si comprendiera lo que quería decir.
“¡Soy la doncella más taciturna de esta mansión! ¡Confíe en mí, Su Alteza la Gran Duquesa!” (Emma)
“Gracias.”
Al parecer, Irenea había conseguido la asistente más adorable de la mansión.
* * *
César, quien había asistido a los eventos agendados por la familia imperial desde el amanecer, se sintió asqueado por el comportamiento inmoral de la familia imperial. Esta vez, Rasmus parecía tener sus propias ideas, ya que no llevó a Karolia a ningún evento oficial.
Sin embargo, Karolia sí surgió como tema de conversación. Irenea había dicho previamente que el comportamiento silencioso de Rasmus probablemente se debía a que no sabía que ella había desaparecido.
Y César estuvo de acuerdo con la opinión de Irenea.
Si Rasmus hubiera sabido que Irenea, la mujer del cabello plateado divino, había desaparecido, ¿habría hablado de lo sucedido anoche con tanta calma? El Emperador aceptó los comentarios descarados y groseros con una risa vulgar.
Ni siquiera notó el rostro pálido de la Emperatriz sentada a su lado.
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