CAPITULO IX – Parte III
Algunos conocían todos los hechos al detalle, otros no.
Mostró los dientes. Su sonrisa cínica estaba llena de desagrado.
Cuando medí su cintura, era demasiado ancha. Su altura es mucho más baja. Si tuviera que comparar… Probablemente sería tan alta como Karinna. La habría conocido ya de adulta, así que no puedo suponer que haya crecido en estatura.
Y aunque creciera, no sería un cambio tan drástico.
La sonrisa irónica se profundizó en las comisuras de los labios de Basster cuando una graciosa hipótesis pasó por su mente.
«Qué interesante».
Es muy divertido.
Cuando investigué los antecedentes de Karinna, no encontré nada sobre ella o el padre del niño. Aunque el vizconde Tyrian la tuvo en confinamiento, se volvió más extraño porque no se encontró a un solo testigo.
Incluso cuando intentó preguntar a alguien que no fuera parte del servicio del vizcondado, no hubo historias que contar, ya que Karinna rara vez se movía fuera de la mansión. Las sucias palabras de los círculos sociales eran todo lo que halló.
‘Ojalá hubiera sido Karinna. Así no tendría que sentirme tan sucio.’
«¿Eh? ¡Tío!»
El sonido de una vocecita a lo lejos sacó a Basster lentamente de sus pensamientos. Nitens, acurrucado contra su pierna, soltó una risita. Basster sonrió y tomó al niño en brazos.
«¿De nuevo me llamarás tío? Nitens, las últimas veces me llamaste papá ¿recuerdas?».
“Bueno, es que…”
«¿Nity?»
«Sí.»
Nitens entrecerró los ojos.
‘Es raro, mami dice que, si lo llamo papá, vendrá un monstruo’.
Nitens divisó a Karinna ordenando suavemente los juguetes que hace un momento usaron juntos.
«Papá».
Nitens susurró suavemente al oído de Basster.
Le encantaba cómo sonaba decirlo. Nitens soltó una tierna carcajada, pero Basster, en cambio, fue incapaz de hablar con facilidad ante aquella extraña sensación. Antes había tenido demasiada prisa para sentirlo realmente.
‘Papá…’
Era una sensación extraña.
Aunque solo a él se lo pareció. Basster miró a Nitens, que le sonreía agradablemente, y Nitens a su vez, lo miró a él.
‘No vienen los monstruos.’
Nity resopló, preguntándose si se habría hecho un poco más fuerte. Estaba claro que se había hecho fuerte de tanto correr y derrotar a los bichos malos.
«Te llamaré papá, sin que mami se entere.»
«¿Por qué?»
«Mmm. Secreto».
El niño sonríe ampliamente y sacude la cabeza asomando su meñique en señal de promesa. Luego agita ambos brazos en el aire de forma infantil al ver a Karinna que se acerca.
‘Eres sorprendentemente inteligente…’
Parecía tener una tendencia inusitada a comportarse como un niño de su edad en presencia de Karinna. Basster miró a Nitens con expresión inquisitiva. Había veces en que el niño parecía ignorante e ingenuo, y otras en que sorprendentemente no lo era.
Especialmente delante de Karinna. Actúa como si no pudiera hacer nada, incluso su pronunciación es ligeramente incorrecta.
«¡Mamá!»
«Oh, Basster, ¿ya se retiró la invitada?»
«Sí.»
Basster asintió, con voz ronca. Karinna miró a Nitens, que sonrió ampliamente, como si no supiera nada.
«¿Fue todo bien?»
«Eres demasiado».
Los ojos de Karinna se abrieron de par en par ante el arrebato de Basster. ¿Qué había hecho tan repentinamente demasiado? Sus labios se entreabrieron mientras ella balbuceaba una respuesta desconcertada.
«No te importa que me vea con otra mujer a solas, ¿verdad?».
Incluso con la explicación, seguía sin tener sentido. Siguió pensando en ello, pero ni siquiera comprendió lo que implicaban su reclamo. Creo que me está preguntando directamente si no me importa que se encuentre con otras mujeres…
‘¿Pero tienes personas a tu cargo que son mujeres, no?’
Ten era de sexo femenino, y había visto algunas mujeres caballero en su orden. La expresión de Basster se ensombreció mientras lo miraba pensativo.
Tras mirarle a los ojos, que se cerraban lentamente, Karinna decidió hablar. Sabe que el silencio siempre es causa de discordia. Sobre todo si no hablas porque no se te da muy bien.
Karinna no lo pensó mucho.
«¿No es como cualquier otra mujer?»
«¿Qué?»
«Quiero decir, hay un montón de otras chicas en el Archiducado. Está Ten y mujeres caballeros».
Ante la pregunta de Karinna, Basster se cruzó de brazos y frunció el ceño. No se había dado cuenta de que ella había trazado una línea. Basster frunció los labios, pensativo.
«Las mujeres que se acercan a mí, que no son parte de mi territorio, excepto tú».
«¿Te refieres a las jóvenes aristócratas?»
«Incluyéndolas».
Karinna frunció el ceño ante la explicación de Basster. Si me preguntas si no sentí nada, no, pero si me pides que lo describa, no sé qué más decir. No había palabras suficientes para describirlo.
«¿Te refieres a esa persona de antes, Yvette Pearson?»
«… Correcto»
«Pero esa joven dijo que necesitaba tu ayuda, y también dijo que le permitiste que viniera, ¿cómo podría interponerme en tus asuntos privados?».
Basster se sintió resentido con Karinna, que le contestó sin rodeos que sólo la había dejado entrar porque ella habló en su nombre. Además de ser injusto, se trataba de un simple malentendido. Ante todo, no entendía por qué Yvette Pearson se había atrevido a hablarle de aquella manera a Karinna.
«Nunca lo hice. Le dije que podía pedir mi ayuda si necesitaba algo, nunca le di permiso de que viniera a verme tan bruscamente».
«Ah, ¿no?»
«No, y no volveré a verla en privado, pero si llegara a suceder, me aseguraré de decírtelo antes».
Karinna asintió a la explicación de Basster. No le importa que no se lo diga, pero la hizo sentir bien saber que lo hará. Aunque aún no sepa cómo llamar a esta sensación.
Basster se inclinó y acercó sus labios a la oreja de Karinna.
«¿Realmente no sentiste nada cuando escuchaste lo que djio esa mujer?»
«Sentí un poco de molestia, pero luego se me pasó».
Karinna asintió y habló con calma. Ante sus palabras, Basster abrió los ojos como si hubiera oído algo inesperado. Se acercó a ella, nervioso.
«¿Sentiste molestica? ¿Cómo fue?»
«¿Eh?»
«¿Puedes detallarme la molestia que sentiste?»
«Era… como una presión en el pecho, como si tuviera algo atascado. Sentía como si a mi corazón le costara latir con normalidad. Era como si una piedra pesada me presionara».
La expresión de Basster se endureció ante la explicación de Karinna. Ella lo miró. Parecía tan serio que se preguntó si lo que describió fuesen los síntomas de una enfermedad de gravedad.
«¿De verdad sentiste eso?»
«Sí, ¿es muy serio?» preguntó Karinna en voz baja y sin aliento, y la expresión pétrea de Basster se quebró. Bajó la mirada, avergonzado.
«¿Qué?»
«¿Son los síntomas de una enfermedad?»
«… ¿Enfermedad?»
«Sí, parecías tan serio que pensé que algo iba mal».
Entrecerró los ojos varias veces y sacudió la cabeza. Basster se masajeó las comisuras de los labios que amenazaban con subir, avergonzado, cerró y volvió a abrir lentamente los párpados.
«Para nada, no te preocupes».
«¿En serio?»
«Sí, me alegra que no sea tan improbable como creía. Aún tengo posibilidad».
Los ojos de Karinna se entrecierran interrogantes al oír la voz de Basster. Ante su mirada de incomprensión, él limita a sacudir de nuevo la cabeza.
«Hablando de eso, la próxima vez que él venga a ti, no dejes que te cite en privado».
«¿Él?»
«El jefe del Gremio de Inteligencia que conociste. Asegúrate de decirme dónde se verán y debes tener un escolta».
«Es que…»
Karinna frunció ligeramente el ceño. Una cosa era que él supiera lo que ella hacía y otra muy distinta que él supiera lo que ella estaba investigando.
«No voy a husmear en lo que pediste. Esperaré a que me lo digas».
«De acuerdo».
Karinna asintió a la promesa de Basster sin pensárselo mucho; él cumplía con lo que decía y con lo que no haría, ni una sola vez le falló, así que no había necesidad de pensar detenidamente en ello.
«Tengo una pregunta para ti, Basster.»
«¿Cuál es?»
Karinna se lo pensó un momento y volvió a hablar.
«Bueno, dijiste que la persona de hace tres años, que buscabas era Yvette Pearson.»
«… Lo hice.»
Asintió con los ojos entrecerrados. Karinna, que no había visto que la boca de Basster se tensaba, volvió a separar los labios, vacilante.
«¿Qué se siente al verla de nuevo? Sé que la has estado buscando desde hace mucho tiempo».
«…»
Basster no podía escapar a la complejidad de sus sentimientos al ver a Karinna preguntar despreocupadamente por la aventura de su marido. Dudó en responder. Karinna ladeó la cabeza.
‘¿No estaré cruzando la línea al preguntar esto, o sí?’
‘No creo que Karinna sea completamente inconsciente de sí misma, a menos que me equivoque.’
Si dijo sentir algo al ver a Yvette Pearson, esperaba que fueran celos de ella. Al final, se sentiría bien recibiendo cualquier emoción de Karinna, todo menos indiferencia.
Si estaba enfadada, celosa o sollozaba de tristeza, era casi imposible saber lo que pensaba, ya que rara vez mostraba alguna emoción.
«La conocí hace tres años y estaba bastante seguro de haberla encontrado. De hecho, esa mañana me desperté y ella ya no estaba por ninguna parte, yo no podía creer que, aun teniendo el sueño ligero, no me di cuenta de que ella se había marchado».
«¿Te sentiste enfadado o molesto por eso?»
Basster sacudió la cabeza ante el tono cauteloso de Karinna, preguntándose por qué era tan cauta.
‘Era demasiado pronto como para enfadarme’.
Pero no quería hacerle pensar que iba por ahí mirando deliberadamente a otras mujeres, porque eso sería hiriente, no induciría a sus celos.
«Fue más ridículo que eso. Pensé que había robado algo de dinero o algo así, pero no se llevó nada, simplemente desapareció como un espejismo de la noche a la mañana».
Encogiéndose de hombros, Basster empezó a hablar con pesar, con una sonrisa incómoda.
Qué absurdo le pareció en aquel momento. Era una historia que, por muchas veces que la repensara, le parecía absurda. Una cosa era tener una cita inesperada de la nada, y otra que una mujer a la que había conocido le pidiera que pasara la noche con ella.
Dijo que buscaba un amorío de una noche, aunque se quedó a su merced toda la noche cuando le pregunté su nombre, se calló la boca y acabó marchándose por la mañana.
Si hubiera sabido quién era él, habría sido codiciosa, y si el dinero hubiera sido el objeto, lo habría robado, pero no tomó nada, sólo una noche de amorío, tal como dijo.
Una noche que, pensándolo bien, podría ser realmente producto de una alucinación o espejismo que le jugó la maldición esa noche.
«Um…»
«De todos modos, la he estado buscando desde ese día, pero nadie la pudo encontrar, así que me pregunté si se habría escondido porque su vida peligraba».
«¿Te alegras de haber encontrado a la persona que buscabas o hubieses preferido no haberlo hecho?».
Si cree haber tenido suerte de conocer a Yvette Pearson, yo no tendrá nada más que añadir a estas alturas. Ella mismo engañó a Basster al ocultarle la verdad.
Karinna tragó saliva, esperando su respuesta. Basster se encogió de hombros. Sus pupilas se hundieron lentamente. Hubo un tiempo en que su corazón latía con fuerza a la espera de la respuesta.
Es sólo que con los años se ha ido apagando ese deseo, y ahora que ha conocido a Karinna, se ha diluido hasta el punto de ser casi inexistente.
«Pensé que me alegraría, y la verdad es que me sentí bastante aliviado cuando me dieron la noticia».
«Oh, ya veo.»
«Pero ahora no, porque te tengo a ti», dijo Basster. «Entonces, aunque no la encontrara, ya tampoco tengo deseos de buscarla».
Encogiéndose de hombros, Basster dijo con voz extrañamente despreocupada. Karinna parpadeó lentamente y exhaló un suspiro. Parecía que se había rendido, lo que significaba que no tenía intención de seguir buscando. Si él ya no estaba dispuesto a pensar en el pasado ni a buscarlo, entonces ella haría bien en mantener la boca cerrada.
«Basster, ¿Y sí…?»
Volvió la cabeza ante la llamada de Karinna.
«¿Qué crees que pasaría si Yvette Pearson hubiera tenido un hijo ese día y apareciera ahora?».
La expresión de Basster se endureció al instante. Miró a Karinna, sin ocultar su disgusto, y se mordió el labio. Como si no entendiera por qué decía semejante cosa.
«¿Por qué lo preguntas?»
«Es que, nunca se sabe, a lo mejor pasó hace tres años».
«Bueno, no lo sé. No quiero ni pensar en algo tan desagradable».
«¿Desagradable?»
«Sí, es ofensivo con solo imaginarlo».
Era horrible pensar en lo complicadas que podrían haber sido las cosas si eso hubiera ocurrido. Ahora mismo se sentía claramente atraído por Karinna, y tener a otra mujer y a un niño de por medio sería nefasto para la aun inmadura relación entre ellos.
«Ya veo.»
«Aunque lo fuera, no dejaría que algo así llegara a Nitens o a ti, así que no te preocupes».
«Oh, sí. No es así».
Negó lentamente con la cabeza y Basster soltó un leve suspiro. Lo miró pensativa un momento y luego se aclaró la garganta.
«Eso no me preocupa, sólo me preguntaba qué pasaría en ese caso».
«Bien entonces.»
Basster asintió, aunque miraba a Karinna con ojos interrogantes. Sabía que ella ocultaba algo, pero no quería entrometerse y avergonzarla.
«¡Mamá! ¡Tío! ¡Vamos, vamos, vamos!»
Nitens, cuya atención se desvía rápidamente en cuanto los dos empiezan a hablar, señala el castillo de arena que había hecho con sus propias manos. Se queda mirando la pequeña colina redondeada y sonríe.
Basster caminó junto a Karinna mientras el niño corría hacia el arenero.
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Divagaciones de la traductora: ¡¡Sí!! El perspicaz de Basster ya se dió cuenta de que Yvette es una mentirosa jeje cada vez amo más a este ML. Lástima que se generó un nuevo malentendido entre ambos ( ╥︠ ﹏ ︡╥) espero que pronto lo solucionen y Karinna le diga la verdad a Basster, el pobre cada día se siente peor y más confundido de todo. Él también merece que alguien lo escuche y le de un abrazo lleno de amor (ɔ◔‿◔)ɔ ♥
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