Capítulo 127 – Otro Grillete
La noche que el Emperador visitó a Rachel, una oscuridad total descendió sobre el suelo, creando una atmósfera lúgubre.
La aparición del Emperador en la mazmorra, más oscura que la noche, causó una gran conmoción.
Sin embargo, el Emperador había instado encarecidamente a todos a mantener su visita en secreto.
El sonido del agua goteando en el suelo, deslizándose por las paredes, era espeluznante.
Esa noche, el Emperador se reunió con Rachel en el mayor secreto, incluso desterrando a los guardias que custodiaban la prisión, no había nadie que vigilara su encuentro. El Emperador había venido con su cuerpo enfermo, así que pensaron que nada grave podría pasar, además los guardias no podían desobedecer las órdenes del Emperador.
“¡Ra… Rachel!”
El Emperador se acercó a los barrotes de hierro y extendió la mano.
Era tarde en la noche, y Rachel, sumida en un sueño nebuloso, abrió los ojos de golpe al oír la voz del Emperador.
Ella, de hecho, casi había renunciado a todo. Siella Plank, su madre, había muerto ante sus ojos.
Rachel se encontró pensando que la imagen de Siella reflejaba su propio futuro.
Lo que le resultaba aún más difícil era que, a medida que pasaba el tiempo, su mente se aclaraba.
Eso era especialmente cierto porque estaba reprimiendo su magia negra. Quería olvidarlo todo, pero todo se volvía más claro con el paso del tiempo.
Por eso, el sufrimiento se intensificó.
Al mismo tiempo, lo que había hecho, así como los acontecimientos a su alrededor seguían atormentándola constantemente.
‘Mi madre ha muerto…’ (Rachel)
Para ella, era una persona superior a cualquier otra, a veces, parecía incluso más grandiosa que el Emperador que dominaba el mundo.
Siella manejaba la magia negra con notable maestría, y era una mujer de ambición extraordinaria. Aunque nunca llegó a ser la Emperatriz oficial, aun así, logró tener al Emperador bajo su control. Así que, aunque Rachel sentía resentimiento hacia ella, en secreto anhelaba parecerse a ella.
Pero ahora, no podía ser como ella.
Rachel estaba aterrorizada con ese final desgarrador.
Pero incluso escapar de la prisión parecía una tarea lejana.
Así que llegó al punto de rendirse. La resignación comenzó a corroer profundamente todo su ser.
Mientras pasaba la noche así, sus ojos se abrieron de golpe al oír una voz inesperada.
“¿Su, Su Majestad?” (Rachel)
Era la primera vez en mucho tiempo que se encontraba con el Emperador con la mente despejada, así que se sentía extraña. La voz entrecortada salió extrañamente fragmentada.
“¡Rachel…!”
La voz del Emperador estaba llena de una extraña emoción, algo triste y contenida.
A Rachel le sorprendió ligeramente el aspecto extremadamente demacrado del Emperador. Aunque Siella lo había atacado, se veía aún peor de lo que esperaba. Las ojeras oscuras, las mejillas hundidas y el rostro apagado decían mucho sobre su condición.
Su vestimenta, que parecía haber salido corriendo de la cama, también influía en ese aspecto. Era evidente que no solo su estado físico, sino también su estado mental, eran inestables.
El Emperador se apretó contra los barrotes de hierro, extendiendo la mano hacia Rachel, pero entonces, quizás dándose cuenta demasiado tarde de que no podía alcanzarla, su cuerpo se relajó de inmediato y su mano cayó sin fuerzas.
“¿Estás bien? ¡Rachel!”
“¡Su Majestad…!” (Rachel)
Rachel, sin saber qué decir ante ese repentino encuentro, simplemente lo llamó.
El Emperador se apoyó contra los barrotes de hierro, con una expresión llena de pesar.
“¡Yo…! ¡Yo no pude protegerte…!”
Su voz temblaba notablemente, parecía estar al borde de las lágrimas.
“Yo… Antes que nada, yo…”
El Emperador hizo una pausa a media frase y de repente comenzó a hurgar en las mangas de su larga túnica.
Quizás porque aún no se había despertado del todo, o tal vez porque no estaba completamente consciente, el Emperador permaneció allí, con el rostro inexpresivo, buscando entre sus mangas durante un largo rato. Y entonces, su expresión se iluminó de repente y sacó algo que tintineaba al agitarlo.
“¡Primero, te sacaré de aquí…!”
El Emperador, con el rostro decidido, intentó torpemente encajar la llave en la cerradura.
Las múltiples capas de cerraduras representaban un desafío considerable, pero Rachel, atada a la silla, no podía ayudarlo.
Había pasado mucho tiempo, nunca había intentado meter una llave en una cerradura él mismo, y probar con tantas llaves era toda una tarea.
Sus manos temblaban como si estuviera consumido por la locura, pero finalmente logró abrir todas las cerraduras.
El sonido metálico, que antes sonaba chirriante, pronto se convirtió en un suave traqueteo.
El Emperador abrió la puerta de golpe y se acercó apresuradamente a Rachel.
“¡Debería haberlo hecho antes!”
Con una voz llena de arrepentimiento, desató todas las ataduras que mantenía inmovilizada a Rachel.
“Su, Su Majestad…” (Rachel)
Rachel parecía desconcertada, pero como el Emperador la había liberado personalmente, lo daba por sentado. Si tan solo tuviera la oportunidad, anhelaba escapar de esa prisión.
“No te preocupes, Rachel. ¡Lo haré! Te salvaré.”
El Emperador estaba completamente fuera de sí.
En parte se debía a la fuerte influencia de la magia negra bajo la que se encontraba debido al ataque de Siella y las heridas en su cuerpo también jugaron un papel importante.
Debido a que se concentraron en el tratamiento de sus heridas, se había pausado el proceso de desintoxicación de Psyche por un momento, así que no estaba en su sano juicio, se movía sin darse cuenta de lo que estaba haciendo.
“¡Yo…! ¡Debería haberte protegido!”
Soltó un grito de autocompasión. El Emperador desató todo lo que aprisionaba a Rachel y la abrazó con fuerza.
Luego la miró a los ojos y le dijo:
“Huye de este lugar pronto, Rachel.”
“Ja, pero…” (Rachel)
Rachel reprimió el impulso de huir de inmediato y miró a su alrededor, preguntándose si todo estaba realmente bien. Entonces, se dio cuenta de que de manera extraña no había caballeros custodiando ese lugar.
Era una oportunidad de oro.
“¡Yo me haré responsable de todo! Tienes que salir de aquí rápido. ¡Este no es lugar para ti…!”
Rachel no dudó ni un momento al escuchar esas palabras.
Considerando que esa podría ser su última oportunidad, asintió y se levantó rápidamente.
Después de haber estado atada tanto tiempo, su cuerpo se tambaleó, ella apretó los dientes y puso fuerza en sus pies.
“Su Majestad, gracias.” (Rachel)
“Sí… ¡Adelante, no te preocupes, no te preocupes…!”
Con esas palabras del Emperador, Rachel se dio la vuelta y salió de la prisión sin mirar atrás.
***
Al día siguiente, el Palacio Imperial era un completo caos.
El primer lugar donde estalló la conmoción fue en el dormitorio del Emperador. Por la mañana, los médicos imperiales habían pasado para ver el estado del Emperador, pero no hubo respuesta.
Incapaces de entrar sin permiso, finalmente llevaron a la Emperatriz y abrieron la puerta del dormitorio, pero la cama estaba vacía.
Desde entonces, el Palacio Imperial quedó patas arriba.
La Emperatriz ordenó a todos que buscaran al Emperador y preocupada por la posibilidad de que se tratara de la influencia de la magia negra, también pidió ayuda al Duque y a la Duquesa.
Pero las cosas empeoraron.
Buscaron al Emperador durante medio día, pero no lo encontraron por ningún lado del palacio, fue un verdadero desastre.
Y no fue hasta bien entrada la noche, cuando el Duque y la Duquesa llegaron al Palacio Imperial, que finalmente encontraron al Emperador.
Él ya estaba convertido en un cadáver frío.
Él yacía congelado en pijama, ya muerto y frío, frente a la mazmorra. Era una visión realmente extraña.
Cuando uno de los guardias imperiales informó por primera vez que había encontrado al Emperador, su voz sonó extraña. El tono moribundo y la vacilación sugerían algo extraño, pero ¿quién habría pensado que el Emperador aparecería muerto?
“¡E-esto es imposible!”
La Emperatriz gritó mientras sacudía violentamente el cadáver del Emperador.
Pero el cadáver, que ya comenzaba a descomponerse, estaba seco y sin rastro de sangre.
Psyche y Clint, que observaban la escena desde lejos, se acercaron con cautela a la Emperatriz.
Anoche, el Emperador, quien había liberado a Rachel, perdió el conocimiento justo después de que ella saliera de prisión, debido a que su cuerpo no se encontraba en buen estado.
Él se encontraba en un estado peligroso incluso si solo se quedaba acostado.
Además, como habían enviado lejos a todos los guardias que custodiaban la prisión, con el objeto de liberar a Rachel, nadie pudo encontrarlo.
La orden de que se mantengan alejados de la prisión hasta la mañana siguiente también fue un factor importante.
Él murió solo y frío en prisión, fue una muerte sin sentido.
La Emperatriz rompió a llorar de repente.
Ella miraba repetidamente el rostro del Emperador, con el rostro lleno de incredulidad.
“¡Abra los ojos, Su Majestad!”
La atmósfera en el Palacio Imperial se volvió terriblemente tensa.
El Emperador había muerto… Ese no era un asunto que pudiera tomarse a la ligera.
“Su Majestad, antes que nada, ¿cómo el Emperador terminó aquí…?” (Clint)
“¡Su Excelencia! ¡Su Excelencia! ¡La Ma, Ma, Ma, Marquesa!” (Caballero)
Justo cuando Clint estaba a punto de consolar a la Emperatriz, un caballero que había entrado corriendo con mucha prisa tenía una expresión de sorpresa en su rostro y respiraba con dificultad.
“¿Qué es tan urgente como para que te apresures en esta situación?” (Psyche)
Psyche dio un paso al frente y preguntó.
“¡Ah, ah, eso es! ¡La Marquesa ha escapado de la prisión!” (Caballero)
Ante esas palabras, la atmósfera del lugar cambió de nuevo.
¿La muerte del Emperador y la fuga de Rachel?
Fue un hecho demasiado asombroso.
Psyche, que había permanecido a cierta distancia detrás de él, dio unos pasos al frente.
Ella abrió lentamente la boca mientras miraba el cadáver frío del Emperador frente a la prisión. La atmósfera era terriblemente escalofriante.
“Rachel mató a Su Majestad el Emperador y escapó.” (Psyche
Ante esas palabras, la Emperatriz comenzó a gritar.
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