Capítulo 124 – Siella y el Emperador 1
Siella Plank sintió que algo no cuadraba desde el momento en que asistió al juicio.
De hecho, incluso el día que se reunió con el Emperador, sintió la extraña sensación de que algo era diferente de lo habitual, sin embargo, esperaba que fuera solo una preocupación infundada.
Desde el principio, si se hubiera presentado, podrían haberla descubierto usando magia negra, pero como el Emperador se ofreció a intervenir, decidió confiar en él.
En el pasado, incluso cuando daba respuestas tibias, siempre actuaba con decisión, por lo que Siella tenía una fe inquebrantable en él, incluso a pesar de la respuesta indiferente del Emperador. Y recientemente, incluso se reunieron en persona.
‘Lancé un hechizo en aquel entonces, por débil que fuera, así que está bien.’
El Emperador parecía ajeno a la energía mágica mezclada con el aroma del agua de rosas.
Siella estaba convencida de que el Emperador nunca la traicionaría, menos después de haberle lanzado un hechizo.
…Pero esa creencia se hizo añicos poco después de que comenzara el juicio.
El silencio del Emperador a pesar de las palabras de Psyche hizo que Siella sintiera que iba a estallar.
‘De acuerdo… Esperemos un momento, él hará algo.’
Ignorando las miradas furtivas de los nobles, Siella apretó los puños y esperó a que el Emperador contraatacara, pero esa paciencia pronto se agotó.
Fue porque Psyche la había mencionado a ella misma.
“Mientras investigaba sobre la magia negra, descubrí algo más, y eso es que Rachel Plank aprendió magia negra de su madre.” (Psyche)
Siella frunció el ceño ante la voz algo segura de Psyche. Esperaba que sus comentarios se detuvieran ahí, pero no fue así, ella empezó a mencionar directamente a Siella, incluso revelando su inapropiada relación con el Emperador.
Siella estaba furiosa.
‘¡Qué sabes tú!’
Quiso escupirle al rostro de Psyche, que hablaba con calma y suavidad.
‘¡Una mujer que es tan pueril se sienta en el mejor lugar!’
Siella Plank era una mujer que nunca se sentía satisfecha con lo que tenía, incluso a pesar de tener la increíble posición de Marquesa, ansiaba más. Anhelaba sentarse al lado del Emperador y dominar el mundo.
¿Pensar que había trabajado tanto para alcanzar la posición de amante del Emperador? Si una mujer con el título de Marquesa hubiera elegido semejante puesto, los nobles se habrían burlado de ella.
Por eso, ella no veía con buenos ojos a las mujeres, ya fueran la Emperatriz o Psyche, que pretendían ser nobles mientras de sentaban sobre su asiento.
Psyche no era la excepción. Una mujer de una familia noble empobrecida que vivía en la periferia se había adueñado del puesto de Duquesa. Desde el punto de vista de Siella, Psyche era una mujer desvergonzada que había alcanzado su posición sin ningún esfuerzo.
Y ese pensamiento fue transmitió a Rachel completamente.
Siella gritó para sus adentros al escuchar las palabras que se pronunciaban sobre ella.
‘¿Qué sabes tú? ¡No hables de mí tan descuidadamente!’
La rabia que la hervía por dentro parecía consumir por completo su cuerpo.
Sin embargo, el mayor problema era la actitud del Emperador.
El Emperador, que había mantenido una actitud indiferente durante todo el discurso de Psyche, se levantó de su asiento antes del veredicto.
“Primero, debo disculparme con todos los que están aquí. Me disculpo por no haberles dado un buen ejemplo como Emperador.” (Emperador)
El Emperador, que había dicho que tenía algo que decir, se disculpó de repente.
Ella no podía creerlo, claramente, eso no era lo que había planeado. Le había pedido al Emperador que reconociera rápidamente solo los crímenes de Rachel y que ella no fuera mencionada y la mantuviera al margen. Si con eso ella podía sobrevivir, no tenía problema en abandonar fácilmente a su hija, a su propia hija. No era una niña a quien había criado con amor desde el principio.
Había planeado abandonarla, pero el Emperador insistió en cuidarla, obligándola a quedarse a su lado.
Pensándolo bien, nada había salido como quería desde que nació Rachel.
Después de llevarla en su vientre durante diez meses, su hermoso cuerpo había quedado arruinado, y los días se volvieron caóticos debido a que ella era una niña llorona y quejumbrosa.
Si había algo un poco bueno, era que la frecuencia con la que el Emperador la visitaba había aumentado gracias a Rachel. Si no fuera por eso, siempre pensaba que, podría haber matado a Rachel hacía mucho tiempo.
¿Y quién habría pensado que eso la frenaría? Siella apretó los dientes.
“Esa niña es fruto de una relación inapropiada entre Siella Plank y yo. Dicen que la culpa de un niño es de los padres, ¿no? Así que me disculpo por los errores de mi hija, fue porque Siella Plank y yo la criamos mal…” (Emperador)
Y las palabras del Emperador, que eran difíciles de creer, continuaron. Siella ya no pudo escuchar esas palabras más e instintivamente intuyó que el Emperador estaba a punto de abandonarla.
‘¡El Emperador me está traicionando e intenta salvar a Rachel!’
No podía quedarse de brazos cruzados y observar, sabía que no debía interrumpir al Emperador, pero no podía controlar sus emociones.
Si el Emperador se alejaba de ella, no le quedaría nada, así que no lo podía aceptar.
Ella se levantó de un saltó sin darse cuenta y al mismo tiempo, gritó en voz alta.
“¡No! ¡No he hecho nada malo!”
Las palabras del Emperador quedaron abruptamente interrumpidas por las suyas.
Sintió como si las miradas de la gente le atravesaran el cuerpo como espinas.
‘Esto es desagradable.’
Varios pares de ojos la observaban de reojo.
Los ojos del Emperador se abrieron de par en par, sorprendido.
El Duque y la Duquesa la miraron con desprecio.
Y…
Rachel, su hija la miró y sonrió con sorna.
‘Ni siquiera mamá… puede evitarlo, ¿verdad?’ (Rachel)
Siella pensó que estaba alucinando, sentía que se estaba volviendo loca, pero intentó soportarlo, porque sabía que allí nadie escucharía su historia.
Pero justo cuando estaba a punto de aguantar…
Sus ojos se encontraron con los de Psyche.
‘Estás acabada.’ (Psyche)
Una voz extraña volvió a resonar en su cabeza. Ella vio una leve sonrisa, estaba segura de que Psyche se reía de ella.
Eso no era lo que quería. ¡No esperaba ese trágico desenlace!
Sintió que todo su cuerpo ardía de rabia.
“Siella, mi historia aún no ha terminado…” (Emperador)
El Emperador abrió la boca con irritación. Siella no soportó la mirada despectiva del Emperador.
“¡Aaaah!”
Siella no pudo soportarlo más y gritó, el sonido de su grito resonando por la sala era aterrador.
“¡Silencien a la ex Marquesa!” (Emperador)
Sorprendentemente, era una orden del Emperador. Al oír su voz, Siella Plank dejó de gritar de inmediato.
Ella resopló, recuperó el equilibrio, respiró hondo y abrió la boca de par en par en un grito.
“¡Si tengo alguna culpa!”
La voz retumbante iba dirigida al Emperador.
“¡También es culpa de Su Majestad!”
“…” (Emperador)
El Emperador rió entre dientes ante las palabras de Siella. Pero entonces… Psyche se interpuso.
“Su Majestad, proteja su cuerpo. Entiendo que la magia negra de Siella Plank es más poderosa que la de Rachel. Así que…” (Psyche)
Al escuchar esas palabras, Siella perdió la compostura por completo.
Pensó que todo iba según los deseos de Psyche.
Pensó que era Psyche, no ella, quien manipulaba al Emperador.
Siella concluyó que no podía permitir que eso continuara.
Concluyó que la intensidad del hechizo de magia negra que había usado cuando se reunió con el Emperador anteriormente había sido demasiado débil.
No pudo evitar pensar así, porque desconocía que la desintoxicación se había llevado a cabo de manera constante. Siella decidió que de alguna manera tenía que tocar el cuerpo del Emperador y atarlo con un hechizo más poderoso.
‘Sí, es mi culpa por ser tan descuidada.’
Había bajado la guardia, pensando que el Emperador era completamente suyo. Siella Plank pensó eso y comenzó a observar su entorno, planeaba evaluar la situación con calma antes de correr hacia el Emperador.
Y si ella le lanzaba un hechizo…
‘Sí, entonces volverá a ser el Emperador que conozco, un hombre que me escuchaba bien, que hace lo que yo quiero. Así es como debe ser.’
Siella Plank estaba ahora completamente absorta en ese pensamiento.
Si algo se convierte en un obstáculo, matará a Psyche o a Rachel y se irá junto al Emperador.
“¡Eeeeeeeeeee!”
Siella Plank interrumpió a Psyche a media frase y gritando tan fuerte como pudo, desapareció de la vista como si volara.
La gente estaba confundida por la repentina desaparición de Siella Plank.
Pero una niebla negra permaneció en el lugar donde ella había desaparecido.
Siella, desatando su magia oscura a su antojo, pareció elevarse hacia el cielo y luego reapareció ante el Emperador.
“¡Protejan a Su Majestad!” (Guardias)
Los guardias que lo rodeaban, sobresaltados, avanzaron hacia el Emperador, adoptando una postura de ataque.
En un instante, la sala estalló en caos, varios nobles gritaron de miedo ante los movimientos de los caballeros. A medida que los guardias armados se movían, los ruidos metálicos se volvieron rápidamente más fuertes.
“¡Quítense del camino! ¡Voy a poner todo en su lugar!”
Ante esas palabras, los guardias imperial formaron un círculo alrededor del Emperador, encorvados en una postura tensa.
Los caballeros de la guardia imperial habían oído rumores de que Psyche había sido víctima de la magia negra, pero esa era la primera vez que se enfrentaban a ella directamente, y sus rostros estaban llenos de gran tensión.
“¡Mueran todos!”
Gritó Siella, y luego cargó directamente contra el Emperador.
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