CAPITULO II – Parte I
“Esta es la villa. Es una mansión separada que no está lejos de la casa principal, así que no debería sentirse incómoda».
«Ya veo, ya puede regresar».
«Señora, ¿está segura de que no necesita un sirviente o criada para las labores más pesadas?»
Los ojos de Karinna se abrieron un poco al oír al soldado preguntándole, eso significaba que había escuchado toda su conversación privada con Basster, a pesar de que, en ese momento, estaba a bastante distancia.
‘Los soldados del Archiduque son todos muy hábiles.’
«Sí. Gracias por su preocupación» respondió Karinna con renuencia.
El soldado vaciló y luego hizo una reverencia profunda. El niño ya corría de un lado a otro por los cuidados jardines de la villa.
«Además, está bien que me avise cuando desee salir, es necesario que siempre lleve un escolta a su lado».
«… ¿En serio?»
Sin duda el Archiduque le dijo claramente al «caballero» que la mantuviera vigilada. Aunque al verlo mejor, parecía más un soldado que un caballero, dada su posición inquebrantable siendo guardián de la puerta.
Al notar la expresión de desconcierto de Karinna, el soldado volvió a hablar.
«Sí. Me presento tarde. Soy Therian, uno de los subcapitanes de la guardia privada del Archiducado».
«¿Subcapitán?»
Pero, ¿qué hacía un sub capitán montando guardia en la puerta principal de la mansión?
«Sí, mi señora. Se me ordenó quedarme fuera porque usted vendría hoy y debía ser escoltada adecuadamente».
«¿Su Alteza lo ordenó?»
«Sí.»
«Ah. Entonces era por esa razón que no permitió la entrada de los escoltas». Karinna respondió con voz seca girándose, dando por terminada la conversación.
Therian sonrió amargamente a Karinna, quien malinterpretó su verdadero propósito al ser enviado a esperar en las puertas del Ducado.
«¿Segura que no le importa si no la acompaño dentro, mi Señora?»
«Está bien.»
«Sus pertenencias han sido colocadas en el interior. Además, la parte delantera de la mansión estará custodiada por un grupo rotativo de caballeros. Si deseas salir, habla con cualquiera de ellos y se pondrán de inmediato en contacto conmigo».
«De acuerdo».
A pesar de las amables palabras de Therian, Karinna permaneció inexpresiva y asintió como respuesta. Al verla actuar aún con menos expresión que su amo, Therian hizo una reverencia de nuevo.
«Voy a retirarme ahora, espero que por favor pueda sentirse cómoda en este lugar. Ya no tiene que obligarse a responder».
«….»
A petición de Therian, ahora sólo asentía como respuesta. Al verlo alejarse, Karinna entró en la pequeña mansión.
«¡Mamá!» El niño se acercó corriendo y rodeó a Karinna con las piernas. Una leve sonrisa se dibujó en las comisuras de su boca, por lo demás su rostro permaneció igual de inexpresivo.
Bajó los brazos y lo levantó.
«Este es nuestro hogar a partir de hoy. Nitens».
«¡Oooooh…! ¿De mamá y Nity?»
«Sí. Solo de mamá y Nity».
Karinna entró en la villa y miró al niño en brazos, que se mecía con entusiasmo. Viéndola de cerca, sí era mucho más pequeña que la casa principal, pero lo bastante grande para que vivieran solo dos personas.
Parecía tener una docena de habitaciones distribuidas entre sus dos plantas y el gran vestíbulo. Pudo darse cuenta inmediatamente de que hace poco lo habían limpiado porque todo estaba perfectamente organizado.
«¡Mamá, mamá! ¡Deja bajar a Nity!»
El niño se abrazó al cuello de Karinna y, cuando no pareció escucharlo, la agarró por la cara y apuntó hacia abajo.
Karinna finalmente se tragó la risa y se inclinó para dejar al niño en el suelo. Nunca había visto a su hijo hacer tanto ruido ni sonreír tan alegremente.
‘Entonces eras capaz de reír así…’
Se descubrió disfrutando de la vista trasera de su hijo mientras correteba con su ropa y zapatos nuevos.
Nitens siempre decía que estaba bien, repitiendo frases vacías como un adulto. Karinna mantiene frescos los recuerdos de cómo el pequeño se tapaba el estómago cuando tenía hambre, cómo soportaba el dolor sin abrir la boca y cómo se disculpaba inmediatamente de tener una rabieta.
Aun cuando se había rendido por completo al vizconde Tyrian, la vida le permitió experimentar por primera vez desde que nació su pequeño, un momento de genuina paz y felicidad
«Nity, vamos a ver tu habitación.»
Al oír las palabras de Karinna, el niño tomó su mano y jaló un poco para que se agachara y quedar a una altura similar. Sus dedos juguetearon con los de ella. Karinna lo observaba atentamente.
«¿Qué sucede? Si tienes algo que decir, dilo».
«Hmm…»
«Está bien. Dímelo».
Karinna se mantuvo en cuclillas a la altura del niño y lo instó en voz baja. Sus ojos rojos temblaron un poco al oír su voz, y entonces sus pequeños labios se entreabrieron.
«Es que, saludo… Nity quiere… um… el sol, uh, verlo…»
El niño tartamudeaba. Aunque siempre actuaba como un adulto y hablaba con bastante fluidez, Nitens seguía siendo un niño pequeño de tan solo dos años.
Karinna esperó pacientemente a que el niño encontrara las palabras adecuadas.
«¡Ah! ¡Nity quiere saludar al sol al despertarse!»
«…»
Karinna se quedó sin aliento al oír las palabras del niño. Al mirar fijamente el deseo genuino centellear en los ojos de Nitens, se le hizo un nudo en la garganta.
‘Ni una sola vez pude sacar a Nitens del sótano.’
Karinna sabía muy bien lo contento que se había puesto el niño cuando lo habían trasladado del sótano al segundo piso mientras aún estaban en la mansión Tyrian.
Apenada, disgustada y compadeciéndose de sí misma, apretó los puños sin decir palabra.
«Ah… pero, Nity… Nity entiende si no se puede, no pasa nada.»
Tartamudeando, Nitens miró a Karinna. Cuando ella no levantó la vista, Nitens sacudió la cabeza, agarrando las muñecas de Karinna con expresión melancólica, preguntándose en qué se había equivocado.
«No… Mamá, no llores…»
Nitens lo sabía. Su mamá siempre se tapaba la cara o inclinaba la cabeza, cuando las lágrimas rodaban en silencio por sus mejillas.
Karinna levantó lentamente la vista y vio lágrimas amenazando con caer en los ojos del niño. Entonces sonrió y lo abrazó con fuerza.
«Mamá no está llorando, solo estaba pensando un poco en ello, y claro que puedes tener la habitación donde el sol te salude todos los días».
Lo tomó en brazos y se volvió lentamente hacia las escaleras, intentando no pisarse el dobladillo del vestido mientras sujetaba a Nitens.
La escalera central era recta, así que tuve la suerte de poder subirla sin mirar hacia abajo.
«¿Mamá no llora?»
«No. No estoy llorando».
«Hehe. Te quiero mamá» dijo Nitens, enterrando la cara en la nuca de Karinna. Ella acarició suavemente con su mano libre la cabecita de Nitens como para reconfortarlo ante la tímida confesión que salió de su boca.
«Sí, mamá también quiere mucho a Nity».
«Hehe.»
El niño soltó una risita y se abrazó con más fuerza a su cuello. En el segundo piso, Karinna encontró rápidamente su habitación, que estaba perfectamente ordenada y olía a flores recién cortadas.
«Nity, ¿puedes tirar con todas tus fuerzas de los extremos del lazo en la parte trasera del vestido de mamá para que se suelten?».
Al niño le gustaba hacer algo para sentirse útil. Como consecuencia, Karinna dependía a menudo de su hijo para que le ayudara en tareas que bien podría hacer por sí misma.
«¡Lo haré!»
Y como otras veces, Nitens asintió y respondió con todas sus fuerzas.
El niño se acercó con pasos cortos y, con cara de determinación, agarró la cinta con ambas manos y tiró con fuerza.
Puf, antes de que pudiera terminar de desatar el lazo, el trasero del niño estaba en el suelo.
«¿Eh?»
Nitens sacudió la cabeza mientras la cinta se le escapaba de las manos. Luego volvió a levantarse, con cuidado, y se acercó de nuevo, entrecerrando los ojos para ver mejor el objetivo, y agarró la cinta, tirando con fuerza.
Tong, el niño se ha vuelto a caer hacia atrás. Karinna sonrió torpemente e intentó decir que no pasaba nada y ella lo haría, pero a Nitens le brillaron los ojos, levantó ambas manos y agarró la cinta.
«¡Nity lo hará!»
«Pero mamá puede buscar otra manera…»
«¡Mamá, una más!»
Incapaz de resistirse a la ardiente mirada de Nitens, Karinna volvió a ponerse en cuclillas.
Tras unos diez intentos más, el niño consiguió por fin desatar la cinta del traje de Karinna.
‘… me duelen las piernas.’ gruñó para sus adentros y se levantó a duras penas. Llevaba un rato en cuclillas y empezaba a acalambrarse.
Antes de quitarse el vestido, le pidió que se diera la vuelta un momento por si él la veía de espaldas.
Dejando el vestido a un lado, abrió su armario y se puso rápidamente un camisón ligero. Por suerte, la ropa de cama del niño también había sido empaquetada, eso era lo único positivo de que el vizconde Tyrian fuera un hombre que se preocupaba tanto por las apariencias.
«Nity, vamos a vestirnos para dormir.»
«Sí.»
Nitens, tendido en el suelo por el cansancio, murmuró, se levantó y se acercó a Karinna.
Lo desnudó y lo vistió con un camisón de seda con el que era fácil moverse. Bostezó sonoramente mientras metía los brazos y las piernas.
«Tengo sueño…»
El cielo ya estaba profundamente oscuro. Karinna sonrió amargamente al niño, que ya debería tener hambre, pero ni siquiera lo mencionó.
«Nity, ¿tienes hambre?»
«No, solo sueño…» replicó, pero el rostro de Nitens ya había caído hacia delante, luego hacia atrás y de nuevo hacia atrás, adormilado por el cansancio.
Finalmente, Karinna sonrió, lo levantó y lo metió en la cama. Luego ella también se metió con cuidado bajo las sábanas.
«¿Mamá duerme con Nity?»
«Sí, mamá también se acostará con Nity.»
«Que bien». dijo Nitens con voz aturdida. El niño tenía los ojos entrecerrados y murmuraba. Karinna se tumbó a su lado y le dio unas palmaditas en la espalda.
«Nity».
«Mami…»
«¿Nunca te has preguntado quién es tu padre?»
Los ojos de Nitens se abrieron de par en par mientras dormitaba. Ahora que las cosas habían llegado a esto, quería hablarle a su hijo sobre su verdadero padre.
De todos modos, desde el punto de vista de terceros, Nitens sería su hijo y único heredero.
Tal vez puedan crear un buen vínculo, aunque él nunca llame hijo a Nitens en su vida y Nitens nunca lo llame papá en su vida.
«¿Nity tiene papá?»
«Por supuesto. Si Nity promete que guardará el secreto, mamá te lo contará. Pero no puedes contárselo a nadie».
«… ¿Por qué?»
«Cuando mamá conoció al padre de Nity, él estaba bajo la maldición de un monstruo».
“¿Cómo el monstruo malvado de grandes dientes?»
Agitaba los brazos arriba y abajo, excitado. Podía imaginarse que tipo de imagen de un monstruo estaba recreando en su cabeza.
Karinna rio por lo bajo. Nitens también le devolvió la sonrisa.
«Sí. Por eso papá no recuerda a mamá. Si Nity lo cuenta, papá volverá a ser atacado por el monstruo».
«¡No! ¡Nity shhh! ¡Shhh!»
«Mamá está aliviada, mi hijo es un buen chico. ¿Recuerdas a la persona que conversó con mamá mientras Nity estuvo jugando afuera? El hombre de los ojos rojos como los de Nity».
Nitens asintió.
Sus ojos brillantes estaban llenos de curiosidad y expectación. Karinna acarició suavemente la cabeza de Nitens. Sentí una punzada en el estómago al pensar en el niño del que ni siquiera Basster sabía de su existencia.
«Ese es el padre de Nity.»
«Oooooh… ¿es ese el padre de Nity?»
«Sí. Es un secreto absoluto. ¿Está bien? Sólo podemos hablar de papá cuando estemos solos tú y yo así. Él no recuerda a mamá, así que no sabe que existe Nity».
La boca del niño se abrió de par en par y luego se cerró con decepción. Karinna sonrió con amargura y acarició suavemente su suave cabello plateado. Quizá algún día volvería a hablar con él, cuando esté más grande y su posición esté más estable en el Archiducado.
«Papá, ¿no sabe de Nity?»
«Así es. Pero no es problema, hablaremos de ello más adelante, cuando Nity sea un poco mayor y maduro. En este momento papá está muy, muy ocupado ahora y no puede formar una familia».
Nitens se ríe y asiente ante la explicación de Karinna. El niño siempre ha sido más maduro que ella, aunque actúe un poco renuente en momentos como este.
Se parecen hasta el punto de resultar molesto.
‘Si se lo digo ahora, intentará matarme‘.
El Basster con el que hablé era como una bestia indiferente. Su mirada fría y lánguida carecía del menor atisbo de interés humano.
Para un hombre que odiaba tanto involucrarse con alguien, le resultaba un poco difícil creer que hubiera tenido una aventura de una noche hacía tres años.
‘Así que si llega a enterarse, debería ser al menos después de estar fuera de su vista.’
«Así que es un secreto».
«Sí…»
«¿Entonces Papá también quiere a mamá?»
«¿Eh?»
«¿Ahora que está Nity se quieren más?»
Su cabeza se inclinó ante sus palabras. Se preguntó por un momento a qué se refería el niño, y luego le fue facil descifrar el significado.
«Ah. Bueno…»
Parecía estar preguntando si se querían ahora que tenían un hijo. Era un pensamiento muy maduro de su parte al pensar eso. Sinceramente, Karinna estaba un poco desconcertada.
No podía darle libros de cuentos, así que siempre le contaba lo que sabía con palabras, y por eso hablaba con bastante fluidez para su edad.
«Mmm.»
¿Y cómo demonios voy a explicar esto? Karinna dudó un momento y sonrió torpemente al niño que la miraba con los ojos muy abiertos.
«Tu padre lo estaba pasando mal porque lo atacó un monstruo, así que mamá lo ayudó».
«¡Ack! ¡¿Mamá?! ¡¿Te mordió, te dolió mucho?!»
Jadeó sorprendido y se removió en el edredón. Karinna se rió mientras la agarraba del brazo, preguntándose qué hacer.
«No, no me dolió».
«Uff, que bien».
«Así que mamá salvó a papá, pero entonces también casi me mata el asqueroso monstruo sapo».
Intenté adaptar la historia todo lo posible para que le resultara más fácil de entender, de todas formas, Karinna siempre le había contado cuentos de hadas. Era preferible volverlo de este modo que ser demasiado sincera con él.
«¡Mamá ganó!» Apretó firmemente su mano contra mi mejilla y movió la cabeza con los labios húmedos. Estaba claro que estaba absorto en la historia.
«Así que mamá le prometió a papá romper su maldición y alejarlo del monstruo sapo».
«Sí.»
El niño asintió con un brillo en los ojos.
«Sí. En realidad, papá y mamá sólo se pudieron querer por un día».
«¿Por un día…?»
Nitens ladeó la cabeza bruscamente.
Aún tenía el pelo encrespado, pero estaba suave y brillante por los cuidados de los últimos días. Le acarició el pelo y soltó una risita suave.
«Mmm. Mmm. Sólo pudo amarme por un día para que la maldición que el monstruo le echó a papá pudiera ser levantada y mamá pudiera escapar del monstruo sapo».
Nitens estaba hipnotizado por la voz de Karinna, que susurraba en la oscuridad de la noche.
Las historias podrían haber sido cualquier cosa menos fantástica, pero Nitens siempre escuchaba con interés y le encantaba cualquier desenlace que tuviera el cuento, así que, de forma habitual, Karinna tenía muchas preparadas.
«Sí. Pero antes de que el monstruo muriera, le lanzó otro hechizo a tu padre».
«Oh, no.»
«Es una maldición que el padre de Nity no recuerde a mamá, y si repentinamente lo hace, el monstruo regresará para comérselo».
El niño se quedó con la boca abierta.
Karinna se sintió culpable y apenada al mismo tiempo por la emoción de su mirada, como si le estuviera contando todas esas historias horribles. Era tierno, triste e inocente.
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