
Capítulo 48: Flores de Primavera Ardientes
Ji Zhen Tang ya había considerado esa coincidencia antes, al fin y al cabo, todos las empresas grandes y pequeñas de la zona giraban en torno a la familia Zhong. Él se sienta en la cima de la cadena alimenticia, por lo que no era infrecuente que una chica de una familia adinerada le pida permiso para usar uno de sus locales para celebrar su cumpleaños.
Al principio, se había acordado del club náutico, pero no esperaba que después de tantos giros y vueltas, acabaría de vuelta allí.
Al gran jefe, naturalmente, no le importaba una pequeña tarjeta de socio.
Ji Zhen Tang dijo: “Lo que es tuyo es tuyo y lo que es mío es mío.”
Con una sonrisa tranquila, Zhong Yu Bai le entregó la tarjeta en su mano y le dijo: “Diviértete.”
“Oye, ya que lo dices así, ¿podrías facilitarme una la puerta trasera para disfrutar de los servicios exclusivos, de esos que no se pueden comprar con cien yuanes?” – Ji Zhen Tang levantó la tarjeta, mirándolo con una sonrisa pícara.
Él percibió sus malas intenciones y preguntó: “¿Qué tipo de servicios necesitas?”
Se acarició la barbilla, reflexionó por un momento y luego dijo con seriedad: “Como tener un grupo de hombres guapos sirviéndome bebidas, haciendo un striptease delante de mí, presumiendo sus cuerpos y participando en algunas actividades alternativas, eso es lo que realmente muestra el mundo de los ricos; por cien yuanes, probablemente solo pueda sentarme en un rincón comiendo unas piezas de fruta… Es tan aburrido.”
Ji Zhen Tang lo miró expectante, con un dejo de anhelo. Un solo chico guapo no le era suficiente; empezó a soñar con tener un grupo de ellos.
Zhong Yu Bai casi rió, pero mantuvo una actitud seria, pensándolo detenidamente y preguntó: “¿Qué tipo de chicos te gustan?”
Ella sonrió: “No soy exigente, siempre que sean jóvenes.”
Zhong Yu Bai arqueó una ceja ligeramente, mirándola con una mirada inescrutable, meticulosa y peligrosa, que la recorrió lentamente, y luego preguntó: “Tu corazón es salvaje.”
Él se inclinó y trató de levantarla sobre sus rodillas y llevársela.
Ji Zhen Tang fue rápida de reflejos y saltó sobre él, diciendo con una sonrisa: “¿Vas a darme una lección? Genial, deja que la tormenta venga con más fuerza.”
Zhong Yu Bai entornó los ojos y le miró los labios.
“Déjame ver qué tan salvaje eres.” (Ji Zhen Tang)
Con un movimiento, desvió el agua que gorgoteaba y gorgoteaba, dragando la fuente ingobernable. Las dos articulaciones frías quemaron todas las flores de primavera de la noche a la mañana.
Su cintura blanca como la nieve se arqueó y ella cayó sobre el sofá y dijo: “Basta, basta, simplemente bromeaba.”
El método de provocar al oponente era bastante efectivo, pero era difícil saber quién fue el que cayó en la trampa al final.
Antes de quedarse dormida, algunos pensamientos fragmentarias invadieron la mente de Ji Zhen Tang.
Ella no sabía cuánto amor realmente podía dar alguien como Zhong Yu Bai, pero confiaba en él inexplicablemente. Quizás tenía un rostro demasiado gentil y bueno para ser engañoso.
Hace sentir a la gente que no sólo sabe amar, sino que también enseña a los demás a amar.
En una relación igualitaria, la balanza no se inclinará hacia un lado o hacia el otro en función del estatus o los logros.
Así como las mujeres tienen derecho a expresar sus deseos sexuales, él la anima a hablar de ello, a perseguirlo y a tomar las riendas.
Ji Huan considera eso como un intercambio de intereses, pero lo que Zhong Yu Bai quería decirle era que mientras los sentimientos fueran mutuos, ella no sufriría ninguna pérdida.
No existe tal cosa como que cada uno tome lo que necesita.
Esta frase es demasiado cruel, lo cosifica y reduce todo a materialismo, cuando aún hay tanto cariño y ternura en el mundo humano.
En la penumbra de la noche, ella dormía despatarrada, aferrada a él como un pulpo. Ji Zhen Tang tenía la costumbre de rechinar los dientes; Zhong Yu Bai había sido despertado por ella varias veces, pero él no la despertó, vacilante y sin saber cómo lidiar con ese pequeño incidente, simplemente la sostuvo en sus brazos, acariciando suavemente su rostro y calmando sus emociones.
Esa noche, Ji Zhen Tang no rechinó los dientes, sino que murmuró vigorosamente en sueños: “Me lo merezco, me lo merezco.”
Llamando su nombre una y otra vez.
“Zhong Yu Bai, me lo merezco.”
Él le dio unas palmaditas en la espalda con regularidad y delicadeza, como si consolara a un bebé.
“Lo sé.” – Respondió.
Ella pareció sentirse más a gusto y dejó de hablar mientras dormía.
A veces, Zhong Yu Bai también se preguntaba cómo debería definir su cuidado y amor por ella, que era demasiado exagerado. Una descripción más apropiada de cuatro caracteres probablemente sería ‘incapaz de estar tranquilo.’
Cuando despertó por la mañana, en una rara ocasión, Zhong Yu Bai despertó más tarde que ella.
Ji Zhen Tang se acurrucó bajo las sábanas, buscando a su alrededor, convirtiendo la pequeña cama en una pequeña montaña. Entonces, inconscientemente, ella apretó su muñeca con fuerza y él pronunció en voz baja: “No te muevas.”
La detuvo con fuerza, arruinando su humor juguetón.
Su ataque sorpresa fracasó; abatida, se deslizó fuera de la cama, salió de puntillas de la habitación y al cerrar la puerta lo oyó decir: “Espérame.”
‘¿Esperar qué? Probablemente solo para desayunar juntos.’ – Ji Zhen Tang no le prestó atención, considerando que sus palabras somnolientas eran solo parte de sus sueños.
Ella fue a buscar su mochila.
Ji Xiaoxiong, que había sido arrojada en el estante cerca de la puerta, había sido colocado por Zhong Yu Bai en un escritorio especial.
Él le había preguntado sobre el origen de la mochila, y ella le había dicho que era un regalo de su madre.
Cuando Ji Zhen Tang buscó la mochila, la encontró en una bandeja de madera tallada con un adorable patrón de oso sobre la mesa, como si hubiera sido hecho a medida para ella.
Tocó el adorable oso de la bandeja con el dedo, sintiendo un sinfín de emociones encontradas en su corazón, sonrió con nostalgia y salió por la puerta mirando el sol de la mañana.
Los bordes y las esquinas de este mundo podían lastimar a la gente.
Pero él sopló sobre sus heridas, diciéndole que no llorara.
Cuando Zhong Yu Bai despertó, extendió la mano para abrazar a la persona que estaba a su lado, solo para encontrarla vacía. Abrió los ojos y se dio cuenta que ella no estaba a su lado. Se incorporó, abrió la caja de terciopelo sobre la mesita de noche donde guardaba sus joyas y echó un vistazo.
Estaba vacía.
Ella se había llevado ese zafiro único, su regalo del uno por ciento.
Debajo de la caja había una nota, cuando lo desdobló, había unas líneas escrita a mano: “Supongo que anoche agoté a mi tío, ¿por qué no te despertaste? Pero no me equivoco ^_^ Me lo merezco.”
La mirada encantadora de la niña apareció ante sus ojos, y Zhong Yu Bai curvó ligeramente las comisuras de sus labios.
‘¿Cómo puedes decir que tengo sueño cuando me he despertado tres veces en mitad de la noche?’ – Se puso la ropa con una mano mientras respondía a su mensaje con la otra. – ‘Olvidé poner la alarma.’
***
Ji Zhen Tang recibió buenas noticias de Huang Xinkui en la escuela.
Una revista de moda publicó la noticia de su premio y con un poco de ayuda de la editora en jefe Huang, la pieza premiada de Ji Zhen Tang se puso a la venta en el área de lanzamiento de nuevos productos en varias joyerías de Qingcheng. Huang Xinkui tenía la influencia suficiente para que esto sucediera con una sola orden.
(N/T: Se que no se acuerdan… Jaja… Huang Xinkui, la editora en jefe de una revista de moda.)
Ji Zhen Tang estaba extremadamente feliz.
Huang Xinkui actuó como puente entre ambos, esperando naturalmente una comisión. No lo mencionó directamente, pero lo dejó claro de forma indirecta durante la conversación.
Ji Zhen Tang estaba eufórica: ‘Mientras me promociones, uses mi nombre y etiquetes mi marca, no quiero ni un centavo de las ganancias.’
Se lo contó a Zhong Yu Bai, y él la llamó de inmediato y rió entre dientes: “Tonta, ¿por qué no ganar dinero?”
Ella estaba tan feliz, restándole importancia a su preocupación por el dinero: “Zhong Yu Bai, dime que no interferiste.”
Él bromeó: “¿Es así como funciona?”
“¡Me da igual, me da igual! ¡Estoy casi muerta de la felicidad!” – Una risa fuerte salió del teléfono, una risa que estaba llena de alegría.
Zhong Yu Bai sonrió y dijo con dulzura: “Eres increíble.”
Él mantuvo la calma y no dejó que la emoción se le subiera a la cabeza. Pensó que, si bien su obra había obtenido reconocimiento artístico, le faltaba reconocimiento en el mercado. La ayuda de Huang Xinkui era beneficiosa, pero crear expectativas demasiado altas podía llevar a la decepción, sobre todo si los resultados no la acompañan y la cosecha no está a la altura de los grandes marcas que están en la zona, lo cual podía podría romperle el corazón.
Él la tranquilizó: “Un buen comienzo es importante, pero mantenerlo depende de tu capacidad.”
Ji Zhen Tang asintió con complicidad: “Lo entiendo, no dejaré que el éxito se me suba a la cabeza. ¡Voy a buscar a alguien para rodar un anuncio!”
Él le preguntó si tenía alguna dificultad.
Ji Zhen Tang sabía que quería ayudar, pero ella sentía que los actores que él conocía probablemente tenían demasiada experiencia y ella no quería aprovechar los recursos de la industria del entretenimiento, en primer lugar, porque eran lo suficientemente nueva y en segundo lugar, porque el derecho a hablar de una persona poco conocida sería severamente suprimido en un entorno donde la gente adula a los poderosos y menosprecia a los débiles.
Por supuesto, pensó que cualquiera que Zhong Yu Bai le presentara hablaría muy bien de ella.
¿Pero no sería eso inapropiado a su manera?
En resumen, con su pase, ella puede usar sus contactos y hacer cosas sin ningún impedimento, pero la hacía sentir que no era ella misma del todo.
Tras dudar un momento, Ji Zhen Tang expresó su gratitud tácita, pero tenía una cosa más que decir: ‘Si sigo pisándote para ascender, realmente me convertiré en un parásito.’
Su relación siempre estuvo llena de ambigüedad y espacios en blanco entre ellos, y esas declaraciones demasiado sangrientas nunca salieron de sus labios.
Hablando de grabar un anuncio, al día siguiente, mientras almorzaba en la escuela, Ji Zhen Tang recibió un mensaje de Chen Ke.
Él accedió discretamente a su petición, pero no dijo nada.
Cuando Ji Zhen Tang vio aparecer el sonido de notificación en su lista de amigos, se emocionó y esbozó una sonrisa de alegría.
Dejó los palillos y se limpió las manos, y a través de la pantalla puso una mirada sincera, levantando cautelosamente la guardia para negociar.
Ji Zhen Tang tomó la iniciativa de enviarle un mensaje: [‘Presidente Chen, hola, me llamo Ji Zhen Tang, nos conocimos una vez; usted presentó algunos clientes a mi padre, Ji Huan. Por supuesto, puede que no me recuerde, pero eso no importa. Me tomé la libertad de contactarte porque quiero pedirle un favor a su esposa.’]
Ella se explayó tanto, y Chen Ke fue muy escueto: [‘?’]
Ji Zhen Tang le explicó detalladamente el desarrollo actual de su marca.
Chen Ke: [。^‿^。]
Ji Zhen Tang se quedó atónita por un momento, pensando: ‘¿Quién usa todavía una sonrisa como saludo hoy en día? Es tan cursi y vergonzoso.’
Pero considerando la brecha generacional entre ella y esos hombres no tan jóvenes, lo soportó.
Ji Zhen Tang: [‘🥰. Bueno, solo quiero tomar prestada a su esposa. ¿Me pregunto si es conveniente para ella? ¿O podría darme su contacto para hablar con ella?’]
Chen Ke: [‘。^‿^。, 。^‿^。’]
Ji Zhen Tang no pudo soportarlo más: [‘¡Jaja, deje ya de poner caras sonrientes, me asustan! En nuestra generación, eso se considera un gesto sarcástico.’]
Chen Ke: [‘Estaba siendo sarcástico contigo. 。^‿^。’]
Fue tan extraño, como si la hubieran pateado inesperadamente sin motivo mientras caminaba por la calle.
Ji Zhen Tang: [‘Es muy gracioso. 。^‿^。’]
Después de enviar eso, se retractó un segundo después y cayó de rodillas al darse cuenta de que se había excedido, y quiso disculparse rápidamente.
Se preguntó si Chen Ke lo había visto o no, pero él no respondió.
Cuando Zhong Yu Bai recibió su llamada de queja, estaba sacando las llaves de su casa del bolsillo.
La decoración de la mansión de estilo occidental databa de hace más de una década, con una puerta antiquísima que carecía de cerraduras digitales sofisticadas con contraseña o lectores de huellas dactilares, solo una llave. Hoy tenía un manojo de llaves extra en su mano, escogió una, la alineó con el cilindro en la cerradura y lo insertó.
Con la otra mano respondió el teléfono.
Al otro lado, su voz sonaba débil, como si estuviera conteniendo mucha frustración, y su verdadera ira se convirtió en una vocecita apagada de oso: “Tu hermano es tan frío.”
“¿Chen Ke?” – Preguntó Zhong Yu Bai al entrar. – “¿Qué pasó?”
“Él fue sarcástico conmigo y yo también lo fui. Aunque recuperé el mensaje a tiempo, me preocupa que lo haya visto. Ahora me siento un poco arrepentida. ¿Tendré problemas por ofender a un superior?” – Preguntó Ji Zhen Tang.
Zhong Yu Bai la tranquilizó con indiferencia: “Tiene buen corazón, créeme. Mientras no insultes a su esposa, todo debería estar bien.”
Ji Zhen Tang comprendió de repente: “No me extraña. Solo quería tomar prestada a su esposa por un tiempo, y de repente su corazón se encogió como el ojo de una aguja y me trató como a un enemigo.”
Zhong Yu Bai rió entre dientes y dijo como si estuviera persuadiendo a un niño: “Tómate un tiempo para suavizar las cosas con él.”
La felicidad de Ji Zhen Tang era simple y directa: “¡Genial! Lo observaré desde la distancia.”
Tan pronto como terminó de hablar, Zhong Yu Bai echó un vistazo a la estantería cerca a la mesa de café de la puerta.
Dentro había varios libros y diversos objetos usados por chicas.
La clara puesta de sol iluminó algunas motas de polvo suspendidas en el aire, que cayeron directamente sobre la tapa de un libro, aportando una textura dorada del tiempo.
Se preguntó cuándo había pasado, pero pudo imaginarla siendo conducida a la casa por Ding Jialing, quien abrió silenciosamente la puerta con una llave de repuesto, mientras ella asomaba la cabeza en silencio para ver si él estaba cerca, como una ardilla sigilosa.
Zhong Yu Bai se acercó.
Ella había trasladado algunas cosas, no muchas, solo algunos artículos de papelería y libros. Los niños a menudo aprenden sabiduría mundana y adquieren experiencia principalmente a través de los libros.
Echó un vistazo a los lomos de los libros y vio a Wang Jia Zhi, quien le dio el coraje para ir con todo, y a Xi Bao, quien hizo sonar la alarma repetidamente por ella.
Eileen Chang, quien escribió sobre la naturaleza fugaz de la prosperidad, también tenía otras historias que contar.
Zhong Yu Bai tomó un libro del fondo la estantería y comenzó a leer ‘El Puente de los Suspiros.’ Hojeó unas cuantas páginas, pero se trataba de nuevo de una historia sobre ricos y poderosos y estudiantes femeninas, lo cual era inevitable.
Sintió ganas de reír un poco, pero continuó leyendo con paciencia.
Ella era muy buena coleccionando libros y esa cesta llena de tramas similares parecía estar llena de indirectas e ironía.
Sin embargo, los clichés estaban en las tramas, no en las personas. Al erigir una barrera firme en tu corazón, nunca sería destruido pase lo que pase.
Zhong Yu Bai se sentó en el sofá, olvidando del trabajo que tenía que hacer, simplemente hojeando el libro y pasó la noche aturdido hasta que oscureció.
***
Unos días después, un tal Sr. Li llegó desde Singapur, su nombre era Li Da, socio de Zhong Yu Bai en sus negocios en el extranjero, llegó inesperadamente, diciendo que quería hablar de negocios y recordar el pasado con él, Zhong Yu Bai tuvo que posponer su trabajo para acompañarlo.
En el Jardín Jiangbin, con vista al paisaje nocturno del río Huangpu, Zhong Yu Bai solía comer y celebrar reuniones de negocios. Por la noche, los cruceros zarpaban del puerto y navegaban por el río.
Echó un vistazo a uno, y descubrió que era un barco que le resultaba familiar, aunque llamarlo suyo no era del todo exacto, ya que los proyectos de arrendamiento y entretenimiento de cruceros ya no estaban bajo su gestión directa.
Él llamó a Li Da. – “Tío Li.”
En su juventud, las familias Li y Chen tenían amplias conexiones y hacían negocios en Singapur.
Hace unos años, Zhong Yu Bai invirtió en un casino a nombre de Li Da. Ahora, con fama y fortuna, la familia Li, que había tropezado en varias ocasiones, había recuperado su impulso en los últimos años. Li Da, con traje y corbata, rostro radiante y cabello peinado hacia atrás, lucía como un emprendedor exitoso.
Algunas personas parecen rejuvenecer a medida que envejecen. Al mirar al hombre frente a él, Zhong Yu Bai no pudo evitar recordar aquellos húmedos y dulces recuerdos de su infancia.
Li Da le preguntó si consideraría realizar un proyectos de cadena en China.
Zhong Yu Bai se negó con una simple frase: “Las flores necesitan plantarse en el suelo adecuado.”
Li Da reflexionó y dijo: “Es cierto que existen algunos riesgos en China continental. ¿Has considerado Hong Kong?”
Zhong Yu Bai respondió: “Por el momento, no tengo planes al respecto.”
Li Da dijo nuevamente: “¿Por qué no regresas a Singapur conmigo y restauras la antigua gloria de tu familia Chen?”
Al oír esto, Zhong Yu Bai frotó ligeramente la superficie de su taza con las yemas de los dedos y dijo con indiferencia: “Ya no formo parte de la familia Chen.”
Li Da sonrió con dulzura. Conocía muy bien a Zhong Yu Bai, y no era una exageración decir que lo había visto crecer, así que habló con franqueza sobre el pasado: “Entonces, ¿de qué familia formas parte? ¿De la familia Zhong?”
Zhong Yu Bai guardó silencio durante un largo rato, luego esbozó una sonrisa seca en la comisura de su boca: “Quizás.”
“En los años transcurridos desde la disolución del Salón Ting Song, he estado pidiendo a la gente que averigüe el paradero de esos pandilleros. Tras reflexionar detenidamente sobre lo ocurrido en ese entonces, sigo pensando que es más probable que tu madre se haya suicidado. Primero, por el ahogamiento, y segundo, esa gente definitivamente no pretendía matarla; de lo contrario, no habrían secuestrado el barco, es obvio que querían secuestrarla. Tu segundo hermano probablemente desconocía la información que tenía y solo estaba investigando.”
Li Da, transformándose de repente en detective, frunció el ceño y dijo: “Si fue un suicidio, no debería haberse ido sin dejar nada.”
Zhong Yu Bai escuchó con mucha calma, como si no tuviera nada que ver con él. Tomó un trozo de carne, le pareció demasiado poco hecho, y lo dejó junto con sus palillos, mirando en silencio el agua.
Simplemente dijo: “Deja que la naturaleza siga su curso.”
Li Da, que no era el tipo de tío que se preocupa por las emociones de los demás, no pudo evitar empezar a hablar de los viejos tiempos al ver a un viejo amigo. – “Tuve una profunda amistad con tu madre en aquel entonces. Te pareces mucho a ella, tanto en apariencia como en espíritu, así que, sin importar cuánto tiempo haya pasado, verte me resulta familiar, como si aún estuviera viva.”
“Este asunto no es solo tuyo. También quiero saber la verdad por mí mismo, por eso he estado investigando. Si tienes alguna dificultad o cambias de planes, siempre puedes contar conmigo.” (Li Da)
“Las flores necesitan crecer en un suelo adecuado, pero tú naciste en la familia Zhong y con tantas circunstancias involuntarias, ¿puede realmente considerarse adecuado?” (Li Da)
Tras escuchar eso, Zhong Yu Bai no dio una respuesta clara, solo sonrió levemente y dijo: “Gracias, tío Li.”
Él permaneció tranquilo y no reveló ninguna fluctuación en sus emociones. No aceptó su amabilidad ni le dijo que se ocupara de sus propios asuntos.
Aunque Li Da era una generación mayor que él, era difícil decir que podía ver a través de esa persona.
Fue entonces cuando Li Da se dio cuenta de que había pensado que había pasado la página de su tristeza después de tantos años. Pero no eran del todo cierto. El silencio es el escondite más profundo de la tristeza.
Zhong Yu Bai no probó bocado, solo bebió un poco de vino.
Cuando dejó su copa de vino y miró hacia abajo del alto edificio, un vestido rojo brillante llamó su atención; estaba subiendo las escaleras para embarcar en el crucero.
Zhong Yu Bai sonrió levemente.
Ni siquiera sabía que estaba sonriendo, pero Li Da lo vio.
Fue asombroso; había ocultado sus expresiones tan bien mientras hablaba antes, pero ahora sonreía felizmente. Por curiosidad, Li Da siguió su mirada hacia abajo.
Resultó que estaba mirando a una niña pequeña.
Cuando vio a Zhong Heng caminando a unos diez metros de distancia, los ojos de Zhong Yu Bai se congelaron.
Recordó haber hablado con Zhong Heng, durante el Año Nuevo chino de este año y le preguntó si se quedaría en la escuela o iría al extranjero. La respuesta de Zhong Heng fue ambigua.
En ese momento aún podía tolerar a Zhong Heng, pues siempre sintió que su presencia era un poco problemática, pero inofensiva.
Pero ahora, al ver esa escena…
En el amplio panorama, la gente iba y venía, pero esos dos eran como anzuelos que parecían captar su mirada. Al ver que Zhong Heng aceleraba el paso para alcanzar a la mujer que tenía delante, la garganta de Zhong Yu Bai, recién humedecida por el vino tinto, se le secó de nuevo y tragó saliva seca.
En poco tiempo, la pequeña reunión terminó.
Zhong Yu Bai se disculpó: “Lo siento, si el tío Li está libre mañana, lo acompañaré de nuevo. Debo disculparme esta noche.”
Mientras hablaba, Zhong Yu Bai se alisó los puños de la camisa, aplanándolas y abotonándolas.
Al ver que estaba a punto de irse, Li Da preguntó: “¿Hay algo urgente?”
Zhong Yu Bai asintió levemente, apartó el taburete y se puso de pie. – “Solo un asunto pequeño.”
Sin dar una sola explicación, aceleró el paso y avanzó. Aunque no llegó al punto de entrar en pánico, para alguien tan tranquilo y sereno como él, ese comportamiento era bastante inusual.
Zhong Yu Bai mencionó que era un asunto sin importancia, pero Li Da sintió que tenía prisa.
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