
Capítulo 41: El Placer de una Aventura
Ella no sabía los qué Zhong Yu Bai estaba pensando en ese momento, quizás estaba arrepintiéndose de haberse entregado a ella tan apresuradamente, provocando una situación fuera de control, alterando el elegante estado que había manejado con facilidad, arruinando su elegante planificación.
En resumen, ella cerró los ojos y en el momento en que levantó la cabeza y sus miradas se cruzaron, Ji Zhen Tang vio en sus ojos un estanque frío que era incluso más profundo e ilimitado de lo habitual, tan profundo que era imposible de discernir.
Sin embargo, todas las conjeturas sobre él eran solo conjeturas.
Lo que le vino a la mente de Ji Zhen Tang fue una frase inapropiada, suficiente para eliminar la ambigüedad en un segundo: ‘Aquellos que juegan con fuego, eventualmente acabarán quemados.’
Eso era algo que Zhong Heng le había dicho hacía mucho tiempo, fue una severa advertencia.
Aunque la advertencia todavía estaba fresca en sus oídos, aun así, pensar en ello seguía siendo emocionante.
Ella sonrió con satisfacción, mostrando algunos dientes.
Algunas gotas de lluvia cayeron en diagonal sobre su hombro, añadiendo color a la sensualidad oculta.
El cuerpo de Zhong Yu Bai se sonrojó, dejando una vívida marca de lápiz labial donde ella lo había besado.
Ella lo marcó deliberadamente.
(N/T: No se si lo hicieron, o solo fueron unos besos salvajes.)
Se limpió algunas gotas de lluvia que habían caído sobre sus hombros, luego se ajustó la cintura de los pantalones y se puso la camisa, todo con un movimiento suave.
Pero no limpió la marca de lápiz labial.
No es que lo haya olvidado; claramente había decidido no limpiarlo a propósito.
“¿Por qué sonríes?” – Él la miró y su voz baja y magnética recuperó algo de racionalidad.
Naturalmente, ella se reía de él, por estar dispuesto a interpretar voluntariamente el papel de general derrotado en la partida de ajedrez en el que no estaba dispuesto a admitir la derrota.
Ji Zhen Tang continuó sonriendo tontamente y no respondió, y entonces lo vio levantar el dedo y señalar la esquina de su cinturón, mirándola con ojos significativos.
Una marca de diente, que mostraba signos de una obstinada negativa a darse por vencida, estaba claramente impresa en el costoso cuero.
La codicia y la insatisfacción en su mente en ese momento se revelaron claramente.
“Ah, ¿cómo ha pasado eso?” – Ella preguntó presa del pánico, tapándose la cara con las manos y luego lo miró con lástima. – “Tu cinturón debe ser muy caro, no puedo pagarlo.”
Zhong Yu Bai se echó a reír.
Inesperadamente, ese fue su primer pensamiento.
“Entonces compénsalo con algo más.” – Dijo con ligereza, abotonándose la camisa, con un tono indiferente, pero en realidad no pretendía que ella pagara nada.
Pero Ji Zhen Tang insistió: “Vendo arte, no mi cuerpo.”
Zhong Yu Bai hizo caso omiso, y cuando se levantó, sus movimientos reflejaron un momento de confusión en su mente, eso fue evidente en el hecho de que había sacado la cajetilla de cigarrillo, jugueteó con ella un momento antes de dejarla a un lado, y luego, durante los dos segundos siguientes, estuvo pensando en lo que debía hacer para no parecer desordenado, y luego se dirigió a la mesilla de noche para coger su obra maestra.
Zhong Yu Bai pellizcó una esquina del papel de dibujo, fingió apreciar las pocas líneas. No entendía de arte, pero después de mirar fijamente el papel durante por un segundo o dos, intentó calmarse.
“¿Qué tal el dibujo?” – Ella preguntó sin sonrojarse, a pesar de que el trabajo era muy rudimentario.
Como no lo entiende, todo lo clasificaba como: “Abstracto”
Ji Zhen Tang se rió a carcajadas.
Ella se abalanzó hacia adelante, agarrando el último botón que estaba a punto de abrochar. – “¿Para qué los estás abrochando todos de nuevo?”
Zhong Yu Bai la fulminó con la mirada. – “Si no dibujas bien, ¿qué más quieres?”
Ella sonrió con los ojos brillantes mientras lo miraba. – “Yo no nací así, ¿quién me malcrió?”
Él dobló los dedos y le dio un golpecito en la frente. – “Estás llena de malas intenciones.”
Zhong Yu Bai mostró una sonrisa impotente, pensando que estaba en problemas y dijo: “Yo te he malcriado, así que lo soportaré.”
Señaló hacia el baño y dijo: “Eso es todo por hoy, ve a bañarte, no te resfríes.”
Tocó suavemente sus hombros aún desnudos con sus dedos y frotó su suave piel con las yemas de los dedos para comprobar su temperatura corporal.
Ji Zhen Tang dijo: “No traje ropa, dame la tuya.”
Cuando salió, llevaba puesto su pijama de seda azul, y se desplomó en la cama. Zhong Yu Bai salió más tarde. Llevaba un albornoz, su cuerpo aún no se había secado, echó un vistazo a la ropa que ella llevaba y preguntó: “¿Hay algún rumor en la escuela?”
Ji Zhen Tang cerró los ojos un momento, su mente aún no funcionaba, soltó algo sin pensar, y segundos después se dio cuenta de que le había mentido en el coche. De repente, abrió los ojos, con sus ojos húmedos y recién lavados mirándolo fijamente: “No, te mentí.”
Zhong Yu Bai la miró confundido.
Ella dijo: “Tengo muchos malos pensamientos y delirios paranoicos. Si alguien dice un solo comentario malo sobre mí puede desembocar en cien posibilidades negativas.”
Él se acostó a su lado, le acarició suavemente la mejilla y dijo en voz baja: “Los demás pueden irse al infierno.”
Ji Zhen Tang preguntó: “Si fueras tú, ¿qué harías?”
Zhong Yu Bai mantuvo la calma: “Durante mucho tiempo me han retratado en rumores y me he convertido en cien tipos de villano diferentes.”
‘…Casi lo olvido, es cierto.’ (Ji Zhen Tang)
‘¡Es miembro de la mafia!’ (Ji Zhen Tang)
Ella rió y dijo: “Pensé que ordenarías la ejecución de aquellos que hablan demasiado, y los que quedan guardarían silencio, sin atreverse a hablar.”
Él no sonrió y su expresión era seria, como si estuviera hablando de negocios. – “Si algo te molesta, haré eso.”
Igual que como lidió con ese tipo llamado Zhao.
Siempre ha sido una persona que ha estado atrapada en la tormenta y hacía tiempo que había dejado de preocuparse por ello, pero había prometido proteger su corazón de cristal, por lo que Zhong Yu Bai dijo eso.
De repente, ella volvió a preocuparse: “Hablando de eso, estoy bastante preocupada. ¿Tomará represalias el padre de Zhao Siqi?”
Zhong Yu Bai trazó suavemente el contorno de sus labios con la yema del dedo, disfrutando de ese momento de tranquilo afecto y explicó con naturalidad el sombrío final de esa historia: “Se fue del país y no volverá.”
Habló breve y concisamente, sin entrar en detalles, con pocas palabras para tranquilizarla.
Pero los ojos de Ji Zhen Tang se oscurecieron y después de ahogarse por un largo tiempo, se quedó en silencio.
La honestidad de Zhong Yu Bai hacia ella también era evidente en el hecho de que nunca negó ser una mala persona.
“¿Sabías que hay una historia en Internet?” – Ji Zhen Tang cambió de tema, mostrando una sonrisa desenfadada, con conspiración en sus ojos en forma de medialuna. O sería más apropiado decir que estaba conspirando. Ella era una persona cuyas intenciones estaban escritas en todo su rostro. Ella no podía ocultar ni lo más mínimo sus maquinaciones. Su cara siempre decía: ‘¡Voy a hacer algo malo!’
Zhong Yu Bai continuó: “¿Qué es?”
Ji Zhen Tang dijo: “Esto…”
Abrió la boca misteriosamente y, al mismo tiempo, levantó repentinamente levantó la manta, provocando una oleada de frío que cubrió el cielo y la tierra, arrastrándolos a ambos hacia la oscuridad.
Ella soltó una risa maliciosa. – “¿Te gustaría ver mi reloj luminoso?”
Zhong Yu Bai quedó repentinamente en la oscuridad cuando la colcha que se levantó sobre su cabeza, pero permaneció tranquilo, aún con la barbilla apoyada en la mano, manteniendo una postura serena y curvó las comisuras de sus labios lenta y silenciosamente en la oscuridad.
Entonces, su hombro se apretó con fuerza contra él.
Al verlo permanecer en silencio, Ji Zhen Tang pareció ansiosa y preguntó: “¿Por qué no dices nada? ¿Adivina qué significa?”
Zhong Yu Bai yacía debajo de ella.
Ji Zhen Tang se sentó a horcajadas sobre él, con las palmas de las manos apoyadas en su pecho.
Al oírlo preguntar: “¿Qué significa?”
Ji Zhen Tang se arrodilló a la altura de su cintura, arrastrándose hacia adelante, sin llegar a acostarse del todo, apoyándose en las palmas de las manos, midiendo la distancia.
Estaba demasiado oscuro bajo la manta, por lo que no podía ver nada, pero al bajar la cabeza y besar su barbilla sin afeitar, levantó ligeramente la cabeza y bajó la voz: “Lo que quiero decir es, ¿quieres dormir conmigo?”
Zhong Yu Bai se quedó en silencio por un momento.
Cinco o seis segundos después, ella empezó a sentir un poco de pánico.
Cuando él no habló se sintió más nerviosa, tenía una sensación de desasosiego como si hubiera caído en la palma de su palma y estuviera jugando con ella como si fuera una pieza de ajedrez, por lo que no sabía cómo hacer el siguiente movimiento. Ji Zhen Tang tragó saliva rápidamente e intentó calmar la situación: “Es una broma, es solo una broma.”
Después de un rato, Zhong Yu Bai rió entre dientes.
Finalmente él habló, lo que la hizo sentir un poco mejor.
Luego ella se inclinó de nuevo, aliviada, y lo besó la comisura de los labios, diciéndole con una leve alegría: “Pero hoy sí que tengo reloj, ¿quieres verlo?”
Ji Zhen Tang levantó la mano izquierda, queriendo poner su reloj en la palma de Zhong Yu Bai para que pudiera sentirlo.
Pero de repente, Zhong Yu Bai le sujetó la mano y, con una ligera fuerza, aunque ella estaba encima, la sujetó firmemente.
“…” – De repente, ella se quedó sin aliento.
Él parecía tener una visión nocturna excelente y no necesitaba que ella guiara el camino. En el espacio reducido y sin luz, la sujetó de la muñeca y usó los delgados huesos de sus dedos para presionar con precisión la esfera del reloj, frotándola suavemente de vez en cuando.
Zhong Yu Bai dijo: “Los relojes necesitan ser vigilados, y la gente necesita dormir.”
En ese momento, Ji Zhen Tang sintió como si se hubiera escaldado; todos los nervios delicados y sensibles de su cuerpo se activaron y entró en un estado de alerta máxima.
El hombre, sin embargo, parecía tranquilo e imperturbable.
Porque ella tenía la mano estaba presionada contra su pecho, tratando de sentir los latidos de su corazón todo el tiempo, pero su compostura calmada hacía que todas sus observaciones parecieran innecesarias.
Ella volvió a levantar la manta.
“¡Uf!” – Ji Zhen Tang cambió de tema, fingiendo no escuchar, y se abanicó el rostro acalorado con los dedos. – “Hace mucho calor.”
Miró al hombre a su lado, al que acababa de tomar el pelo con tanta picardía y cuyo cuello de su albornoz se había aflojado.
Cuando Zhong Yu Bai ‘vio la luz otra vez’, lo primero que hizo fue alisarse la ropa, sin prisa.
“¿Dónde está el reloj?” – Él preguntó.
“¡Ah!” – Ji Zhen Tang recordó de qué estaba hablando después de que él la instó. Ella se levantó la manga larga que le cubría la muñeca para mostrarle el regalo de cumpleaños que Ji Huan le había enviado.
Un reloj Ballon Bleu de Cartier de 33 mm, con correa blanca y bisel de oro rosa.
Muy adecuado para una joven de veintitantos años.
También valía algo de dinero.
Zhong Yu Bai que sabía sobre ese tipo de artículos; le echó un vistazo, lo tocó y estimó su valor.
Él dijo: “¿Te lo dio tu padre?”
Ella sonrió, asintiendo alegremente varias veces.
Zhong Yu Bai observó la sonrisa en sus ojos y también sonrió levemente.
Ji Zhen Tang dijo: “Mi cumpleaños se acerca y me lo envió a la escuela. Es la primera vez que mi papá me da un regalo tan caro. Es bastante extraño, nunca me había dado nada tan bonito ni a mí ni a mi madre; esta es la primera vez.”
Al enfatizar que era la primera vez dos veces, era evidente lo valioso que era.
Zhong Yu Bai lo pensó por un momento y sintió que ese asunto no tenía nada que ver. con él.
Solo había visto a Ji Huan una vez, por lo que Zhong Yu Bai no podía decir que conocía muy bien a Ji Huan. Pero se dio cuenta de que ese hombre llevaba una máscara bastante gruesa.
No era tan intrigante como para competir con otros en ingenio y valentía, pero tenía su astucia. Por ejemplo, oculta sus activos y muestra una preocupación intermitente por su hija.
Su astucia no tenía como objetivo conspirar contra la gente; simplemente revelaba vagamente el egoísmo de un hombre de negocios, que priorizaba las ganancias por encima de la separación.
“Solía pensar que había nacido mal, pero mi madre me decía que era fruto del amor.” – Ji Zhen Tang jugó cariñosamente con su nuevo reloj, mientras decía eso con cierta tristeza. – “Pero aparte de mi madre, nadie me dijo que haber nacido era algo bueno. Nunca me he sentido amada, como si solo hubiera vivido una vida sin rumbo, sin conseguir lo que quiero. Pero ahora me doy cuenta de que, cuando no tienes expectativas y no esperas demasiado de la gente, puedes encontrar un poco de suerte y ganancia.”
‘Cuando no esperas amor, a veces el amor surge inesperadamente.’
“Quizás ni siquiera se pueda llamar amor.” – Sonrió con amargura. – “Pero antes nunca se había interesado en mí, parece que, para tener lo que quieres, no debes preocuparte demasiado en ello.”
Tras decir eso, Ji Zhen Tang miró a su emocionado mentor. – “¿Verdad? Es como si dijeras que después de toda la oscuridad llega una nueva esperanza.”
Zhong Yu Bai sonrió suavemente, acariciando suavemente su cintura.
Había indulgencia en sus ojos, así como alivio por haberla liberado.
Él dijo: “El amor no es algo que se pida.”
Ji Zhen Tang asintió vigorosamente, aplaudiendo sus agudos comentarios.
“Mi madre sabe amar, pero mi padre no. Mi padre es una mala persona. Las disputas entre ellos a menudo me hacen pensar en el amor, el matrimonio e incluso el sexo. Cómo priorizar y planificar racionalmente estas tres cosas para ser menos como ellos y para que haya menos personas como yo en este mundo.” (Ji Zhen Tang)
Ella dijo con seriedad y le preguntó: “¿Crees que la gente puede evitar todos los riesgos que conlleva?”
Zhong Yu Bai reflexionó sobre las tres palabras que había pronunciado: amor, matrimonio y sexo.
Para su vergüenza, se dio cuenta de que no había pensado profundamente sobre ellas antes.
Había una especie de preocupación en sus ojos, una preocupación débil, pero él la vio a través de una mirada, el significado oculto tras sus palabras: ‘repetir los mismos errores.’
Cuanto más pensaba, más preocupada se sentía, porque era la víctima número uno.
Poca gente podía empatizar con sus preocupaciones.
Mirándo sus claros ojos, Zhong Yu Bai dijo: “Por supuesto que puede.”
Él apretó el agarre en su cintura, atrayéndola hacia sí y su cuerpo algo testarudo, se acurrucó en su abrazo, y su palma la confortó hasta que sus huesos y músculos se ablandaron.
Afuera, la fina lluvia caía sobre ellos y las contraventanas francesas del balcón no estaban bien cerradas. En esos tranquilos minutos de abrazo, el tenue sonido de la lluvia y el susurro del viento del exterior cayó suavemente sobre sus tímpanos, acompañado por la voz de Zhong Heng que venía del piso de abajo: “¿El tercer tío ha vuelto?”
En cuanto Ji Zhen Tang oyó su voz, sus huesos se endurecieron nuevamente y estaba tan enfadada que casi se incorporó, pero Zhong Yu Bai le frotó los hombros y ella volvió a recostarse lentamente.
Zhong Yu Bai permaneció en silencio, esperando a que siguiera hablanso.
Xiao Tao le respondió, tartamudeando: “Sí, eso es correcto.”
“¿Ha traído a una mujer con él?” – Zhong Heng no podía creerlo.
“Sí, trajo a una.” – El tono de Xiao Tao era muy incómodo, como si quisiera decir algo, pero no se atreviera.
“¿Qué aspecto tiene?” (Zhong Heng)
“Eh, no está mal.”
Zhong Heng se quedó un poco sin palabras. – “Lo feo es feo, lo hermoso es hermoso, ¿qué significa ‘no está mal’? Es como no decir nada.”
“…” – Xiao Tao no se atrevió a hablar más.
Zhong Heng no estaba de muy buen humor, y sus preguntas eran bastante irrazonables. ¿Cómo podía esperar que use palabras para describir con precisión la apariencia de una persona? Zhong Heng no estaba desahogando su ira deliberadamente con Xiao Tao; simplemente estaba frustrado.
Las últimas líneas de diálogo fueron irrelevantes, así que él no necesito escucharlas con atención.
Zhong Yu Bai bajó la cabeza y le dio un beso profundo.
Ji Zhen Tang captaba la voz de Zhong Heng mientras respondía al apasionado beso.
Su corazón latía con fuerza, y sintió una vaga sensación de placer, como si estuviera teniendo una aventura.
“No quiero verlo.” – Dijo ella finalmente.
Zhong Yu Bai rozó suavemente las manchas de agua en la comisura de sus labios con las yemas de los dedos. – “Hoy fue un accidente. Lo manejaré mejor la próxima vez.”
Lo que quería decir era que no sabía que Zhong Heng volvería tan repentinamente y se aseguraría de despedirlo con antelación la próxima vez.
“¿Su padre tampoco está aquí hoy?” (Ji Zhen Tang)
Zhong Yu Bai dijo: “Está muy ocupado y viaja con frecuencia por negocios durante todo el año.”
“Te ayudaré a realizar algún trabajo y ganar algo de dinero.” (Ji Zhen Tang)
Él sonrió levemente, sin hacer ningún comentario.
Ji Zhen Tang también sonrió al mirarlo y al instante se puso a hablar: “¿Quieres dormir en la misma cama esta noche? Dormir juntos, qué emocionante.”
Ella pronunció la palabra ‘dormir en la misma cama’ a la ligera y de manera ambigua. Cada vez que mostraba confianza, parecía decir: ‘¿Quién dice que no puedo seducir a la gente?’
Si Zhong Yu Bai quisiera actuar, podría derribarla con un solo toque ligero.
Ella llevaba sus pantalones y él sabía perfectamente lo fácil que era desabrochar el cinturón.
Pero en ese momento, incluso acostados en la misma cama, necesitaba tener la mente clara para comprender su miedo a repetir los errores del pasado.
Era como criar a un niño: no puede ser impaciente. La confianza de los niños debe nutrirse con amor.
Si realmente quería algo, utiliza todos los medios, incluidos la persuasión, el engaño e incluso trucos despreciables, y no duda de conseguirlo. Sin embargo, Zhong Yu Bai no podía simplemente mostrar una actitud de ganador en ese asunto.
Sentirse impotente era probablemente también una forma de derrota.
Él dijo: “Habrá muchas oportunidades en el futuro. Que escuche; será aún más emocionante.”
Ji Zhen Tang: “…”
Dos segundos después, ella comprendió lo que quería decir y giró bruscamente la cara hacia el otro lado de la almohada, gritando: “¡Viejo pervertido!”
Zhong Yu Bai simplemente sonrió sin decir palabra.
Lentamente, la arropó. – “Puedes dormir aquí, pero no te muevas.”
“Pero quiero moverme.” – Ella se opuso a propósito y pateó la manta.
“Causarás problemas.”
Zhong Yu Bai giró su rostro hacia él y la miró con una mirada de advertencia que era intimidante sin estar enojado, enviándole seriamente el mensaje de que algo iba a ocurrir de verdad.
Entonces ella se calmó, y él la sujetó debajo de él, preparándose para besarla.
Pero Ji Zhen Tang tomó la iniciativa, sentándose a horcajadas sobre su cintura. – “Hoy serás mi prisionero y solo yo podré besarte.”
Ella le sujetó los dedos, y sus besos al azar le hicieron sentir cosquillas en el corazón y el viejo pícaro no tuvo más remedio que aceptar la derrota.
A la mañana siguiente, cuando Ji Zhen Tang despertó, se encontró despatarrada en la cama boca arriba. Ella miró la lámpara del techo y sintiéndose desorientada en ese ambiente desconocido se despertó en un segundo y luego miró a un lado y descubrió que estaba sola en la cama.
“…” – No sabía cómo durmió.
Sintiéndose culpable, Ji Zhen Tang se incorporó. Ella quería irse, pero dudó, sin saber si Zhong Heng estaba cerca. Después de un momento, apartó las cortinas de la puerta de persiana y escuchó el tintineo claro de instrumentos musicales que provenía de la terraza de la planta baja y justo cuando el sonido de los instrumentos se detuvo pudo escuchar la voz profunda y lenta de Zhong Yu Bai.
“¿Dónde está tu hermano?” – Él preguntó.
“Mi hermano se fue a la escuela” – Dijo Zhong Danting con disgusto. – “Dijo que toco fatal el piano.”
“Suena bien.” – Dijo Zhong Yu Bai. – “Es él el que tiene el problema de oído.”
El humor de la niña mejoró un poco. – “Ay, es tan feroz. Tengo muy mala suerte, siempre me critica.”
Después de confirmar que Zhong Heng no estaba, Ji Zhen Tang asomó la cabeza y vio qué instrumento estaba tocando Zhong Danting.
Un arpa, ese debía ser su nombre.
Era la primera vez que veía a alguien aprendiendo a tocar un instrumento occidental tan elegante y extraordinario, maravillándose de los niños criados por la familia Zhong.
Mientras Ji Zhen Tang bajaba las escaleras, Zhong Danting también fue enviada a la escuela. Vio a Zhong Yu Bai sentado solo, hojeando una revista, con las verdes hojas de plátano cubriendo la mitad de su cuerpo, y una taza de café con un exquisito arte de latte sobre la mesa.
Recordó vagamente su primer encuentro; él estaba de pie en la misma posición, y cuando ella le preguntó dónde estaba el comedor, le respondió.
También recordó que algo desagradable sucedió en la mesa del comedor de la familia Zhong ese día y le juró a su tía que nunca volvería.
Inesperadamente, no pasó mucho tiempo antes de que pudiera entrar y salir libremente de ese lugar, habiendo encontrado refugio y con la bendición de no tener que preocuparse por las opiniones de los demás.
Con su corazón conmovido, Ji Zhen Tang se apresuró a acercarse, deseando abrazarlo y darle un beso. Sin embargo, al apresurar el paso, no miró con atención el camino. Había una mesa al lado de la escalera, del cual no se dio cuenta y ella chocó con ella sin cuidado y se oyó un fuerte golpe al caer pesadamente al suelo.
“…”
Ji Zhen Tang respiró hondo y rápidamente enderezó la mesa. Afortunadamente, no había cerámicas de valor incalculable sobre ella. Solo había algunos objetos esparcidos.
Ella sostuvo la mesa en su lugar y rápidamente comenzó a recoger los objetos dispersos.
Zhong Yu Bai también escuchó el alboroto y se acercó.
Hoy vestía un atuendo informal, ligero y relajado, con una camisa beige y pantalones caqui, lo que le daba un aspecto limpio y juvenil.
Con movimientos suaves, Zhong Yu Bai se agachó para limpiar el suelo desordenado.
Lo único que se dañó fue…
Los dedos de Ji Zhen Tang aterrizaron en un marco de fotos, y al levantar el marco de madera, los cristales rotos se desparramaron al instante por el suelo.
“… Disculpa, ¿es una foto importante?” (Ji Zhen Tang)
Preguntó, mirando la vieja foto que ahora estaba borrosa debido a los fragmentos de vidrio.
La foto fue tomada en casa durante las vacaciones, y aparecían dos adolescentes. Reconoció de inmediato a Zhong Heng de un vistazo; no se veía diferente de su infancia. El otro chico junto a Zhong Heng se parecía a él, pero era un poco mayor, llevaba gafas de montura fina, transmitiendo una vibra culta, gentil e inofensivo, con un temperamento propio de un joven maestro.
Ji Zhen Tang solo lo miró durante cuatro o cinco segundos, sin prestarle mucha atención, antes de que Zhong Yu Bai le quitara el marco.
“¡Oye!” – Ella estaba a punto de decirle que quería mirarla un poco más.
Pero lo vio sacar la foto del marco, sin ningún sentimentalismo, y doblarla por la mitad antes de tirarla a la basura.
Él manejó el asunto descuidadamente, como si tirara basura, resolviéndola en solo cinco segundos.
¿Pero acaso una foto puede considerarse basura?
Ji Zhen Tang lo miró con incredulidad, queriendo decir que eso no parecía ser suyo, ¿verdad?
Pero luego pensó: ‘él es el cabeza de familia; puede echar a quien quiera ni hablar de lidiar con una foto.’
Así que reprimió las ganas de decir algo más.
Zhong Yu Bai arrojó la foto, agachándose para recoger los fragmentos de vidrio con las manos desnudas.
“No hagas eso, te lastimarás. Deja que alguien lo limpie.” (Ji Zhen Tang)
No había muchos fragmentos de vidrio, solo unos pequeños, pero Zhong Yu Bai la ignoró. Después de recogerlos, los esparció con cuidado, y justo cuando cayeron en la basura, Ji Zhen Tang vio la sangre goteando de las yemas de sus dedos cortados.
“¡Tienes la mano realmente cortada! ¡Le pediré a Xiao Tao que busque una curita!” – Dijo, mirando a su alrededor para ver dónde estaba Xiao Tao.
“No es necesario.”
Zhong Yu Bai ni siquiera frunció el ceño, como si no fuera él el herido. Sacó un pañuelo del bolsillo de su pantalón y se limpió suavemente la sangre que no le dolía ni le picaba.
Su compostura hizo que la preocupación de Ji Zhen Tang pareciera exagerada.
Mientras se limpiaba la sangre, él preguntó con indiferencia: “¿Qué quieres para tu cumpleaños?”
Ji Zhen Tang se sobresaltó, sin poder recuperarse aún por la pequeña perturbación. – “¿Qué dijiste?”
Zhong Yu Bai dijo sin rodeos: “Ya que no te gustan las joyas, seguro que quieres algo más. Quería saberlo de antemano para no comprarte algo que no te guste.”
Antes de que terminara de hablar, Ji Zhen Tang negó con la cabeza, ella no tenía ninguna intención de pensar en eso, le quitó la tirita a Xiao Tao y preguntó: “¿Quién es la persona que está al lado de Zhong Heng?”
Zhong Yu Bai tomó la tirita y cubrió la herida con sencillez, respondiendo: “Zhong Yu, su hermano mayor, el hijo de mi segundo hermano.”
“Nunca lo he visto.” – Dijo ella frunciendo el ceño, como si ver una foto fuera algo importante.
“Está estudiando en el extranjero.” (Ji Zhen Tang)
De repente, Ji Zhen Tang preguntó: “¿Lo odias?”
Su pregunta lo sorprendió un poco y luego sonrió levemente. “¿Qué es el odio?”
No hacía mucho, le había hecho una pregunta similar. Cuando ella mencionó a sus enemigos, él preguntó qué era un enemigo.
Esas preguntas eran muy profundas.
No dio una respuesta directa, quizá porque realmente no podía responderla, o quizá estaba usando un enfoque indirecto.
Ji Zhen Tang no quiso discutir con él. – “Si no lo odias, ¿por qué tiraste su foto?”
Zhong Yu Bai dijo: “Porque es redundante.”
“…” – Fue una respuesta muy clara, simple y tajante, que no dejaba lugar a discusión, y parecía que no había lugar para más preguntas.
Ji Zhen Tang se quedó atónita por un momento, inmóvil. Después de un rato, recuperó la compostura gradualmente y fue a arreglar la mesa con la que había chocado. – “Yo… solo tenía un poco de curiosidad, ¿por qué nunca tomas la iniciativa de hablarme de esas cosas voluntariamente?”
El hombre permaneció de pie a contraluz, sin nerviosismo, tranquilo y sereno y seguro de sí mismo, con un porte elegante, sin el menor atisbo de hablar de odio o enemigos, solo respuestas directas a sus preguntas: “Hablar de ello no servirá de nada, solo quiero hacerte feliz.”
Aunque claramente nunca evadía ni ocultaba nada, pero de alguna manera siempre parecía tener pensamientos profundos.
La respuesta fue clara: no quería que ella se viera agobiada por las complejidades de sus asuntos familiares.
De hecho, esas no deberían ser sus preocupaciones.
Como él dijo, con que ella fuera feliz, era suficiente.
Ji Zhen Tang también pensaba lo mismo. No esperaba que la felicidad dure demasiado en el futuro. Ella lo había dicho ayer. Ya que era así, ¿para qué preocuparse por su pasado y sus rencores?
“¿Qué quieres para tu cumpleaños?” – Zhong Yu Bai volvió a sacar el tema casualmente, preguntándole con suavidad una vez más.
Anterior | Novelas | Menú | Siguiente |