
Capítulo 39: Súbdito bajo mi falda
Mientras asistía a clase por la mañana, Ji Zhen Tang seguía recordando la lujosa y suave cama en casa de Zhong Yu Bai; el colchón caro y cómodo, y el ambiente tranquilo curaron su insomnio, había pasado mucho tiempo desde que no se sentía con tanta energía en clase.
Anoche llovió levemente, pero hoy el tiempo había mejorado y se notaba un ligero aumento de la temperatura. Estaba poniéndose al día con las notas perdidas de la asignatura optativa de francés y volviendo a estudiar filosofía, que se había vuelto aún más aburrida.
Ji Zhen Tang ladeó la cabeza para escuchar el canto de los pájaros afuera.
El aula reorganizada le resultaba desconocida, sin sus compañeros de clase ni los chismes de siempre.
Garabateó tranquilamente por un rato, haciendo girar el bolígrafo en su mano, dibujando algunos trazos y, de vez en cuando, echando un vistazo al espacio en blanco en el reverso del guion, donde había la imagen de un hombre sin camisa.
Ella usó su imaginación para completar los contornos de los músculos de su pecho, los músculos abdominales y oblicuos estrechos y tonificados y la cintura estrecha pero fuerte ajustada por un cinturón. Ella utilizó su bolígrafo para mover sin escrúpulos su cinturón unos centímetros hacia abajo.
“Jejeje.” – Ji Zhen Tang no se dio cuenta que inconscientemente una sonrisa lasciva se dibujó en su rostro.
Cuando se sentía extremadamente audaz, en lo único que podía pensar era: ¡Dormir con él significa ganar!
Fue en ese momento que recibió un mensaje de Lin Guixue. Su teléfono, colocado debajo del guión vibró, y Ji Zhen Tang lo cogió para leer.
Lin Guixue: [‘Zhao Siqi podría ser sentenciado. ¿Tiene algo que ver contigo?’]
Ji Zhen Tang: [‘Yo no lo obligué a hacer nada malo.’]
Lin Guixue: [‘¿Entonces está directamente relacionado contigo?’]
Aunque era cierto, pero este tipo de relación causa-efecto podría hacer que la gente se sienta extraña, y ella estaba pensando en cómo refutarlo.
Lin Guixue preguntó: [‘¿Fue esa persona quién lo hizo?’]
Al mencionar ‘esa persona’, solo sintió impotencia y cautela: [‘No digas eso.’]
Lin Guixue: [‘Uff, lo sé.’]
Lin Guixue: [‘Jaja. ¿Qué aspecto tiene? No es un viejo con arrugas por toda la cara rugada, ¿verdad?’]
Ji Zhen Tang: [‘¿En qué estás pensando? Es muy guapo, créeme.’]
Lin Guixue: [‘¿Cómo defines «guapo»?’]
Ji Zhen Tang: [‘¿Has visto a Zhong Heng? ¿Está bien eso? Él no está a su altura.’]
Lin Guixue: [‘Estoy tan celosa. Es genial ser guapo.’]
Ji Zhen Tang no quería charlar más.
Sabía que Lin Guixue no tenía malas intenciones, pero el significado entre líneas de sus palabras, sus especulaciones sobre ‘esa persona’ y sus pensamientos estereotipados hicieron obvios muchos de sus pensamientos más profundos.
Aunque Zhong Yu Bai dijo muchas cosas agradables y le prometió que no sería uno de esos personajes trágicos de las novelas, pero el hecho es que, basado en el principio del poder y el deseo, desde hace mucho tiempo ha habido un patrón fijo que no todos pueden cambiar fácilmente con palabras vacías.
¿Podía ella decir con seguridad que Zhong Yu Bai no codicia su juventud y belleza?
¿Podía ella decir con confianza e inocentemente que él amaban su interesante alma?
Por supuesto que no.
¿Qué tiene ella de interesante para retener a alguien? Una chica que parece inteligente y elegante, pero en realidad tiene un corazón sucio e infantil y es solo una pieza de ajedrez manipulada por otros.
La obra que se presentaba esa noche era una adaptación de «Canción del Dolor Eterno». Ella no podía interpretar a Chen Bailu; por lo que en su lugar, interpretó el papel de Wang Qiyao.
Para ser justos, Ji Zhen Tang no tenía mucho talento para la actuación. Se unió al club de teatro por los créditos, no por puro interés. Hubo una época en que todo lo que hacía estaba impulsado por la utilidad, por el deseo de ganar, de sobresalir y de ser apreciada por los demás.
Durante el periodo en que dejó de lado sus actividades en el club debido a sus estudios, el presidente del club se acercaba a ella de vez en cuando, para pedirle que volviera a la actuación; ya que la necesitaba para grandes y pequeñas producciones.
Ella decía que no se le daba bien actuar.
El presidente le respondió que no importaba, aunque ella se quede ahí parada y actúe como un árbol, la gente gastará su dinero.
¿Cuál era la razón de su buena actuación? Ji Zhen Tang lo había sabido desde el principio.
Así que regresó, en lugar de interpretar realmente a un árbol, asumió el papel de la protagonista del guion. Todos fueron generosos, pensando que ella era más que adecuada, así que le dieron el papel principal.
A Ji Zhen Tang le habían dado el papel de forma muy fortuita, y hoy era el día de la función.
No tenía grandes expectativas para sí misma, después de todo, las actividades del club eran en última instancia solo entretenimiento.
Hojeando el guion, Ji Zhen Tang encontró muchas historias con el amor como tema principal y no podían considerarse una oda a hombres talentosos y mujeres hermosas, sino más bien se trataba de ver esos viejos sueños de prosperidad siendo aplastados gradualmente por los altibajos de la vida.
«Canción del Dolor Eterno», un guion de Wang Anyi, se resume en una frase: La sofisticada dama de Shanghái y sus cinco hombres.
(N/T: *Chang Hen Ge (長恨歌) = «Canción del Dolor Eterno», Novela romántica ambientada en Shanghai entre 1946 y los años 70, que cuenta la vida de una joven bellísima que llega a ser Miss Shanghai gracias a un fotógrafo y a un director de cine, con quienes mantiene relaciones sentimentales. Esta novela es considerada un clásico de la literatura china contemporánea. Narra la vida completa de una mujer, Wang Qiyao, que transcurre entre los años posteriores a la II Guerra Mundial, el hedonismo decadente del Shanghái previo al triunfo comunista, la revolución cultural y la «fiebre cultural» de los años 1980.)
El texto era demasiado largo; por lo que Ji Zhen Tang debía interpretar un fragmento sobre su pasado romántico con el director Li.
La protagonista femenina, con su suerte y belleza, captó la atención de ese hombre poderoso e influyente. Pasando de un callejón a un mundo de lujo, entrando en una jaula de oro.
El punto de inflexión del destino comenzó con la frase «los buenos tiempos no duran.»
***
El compañero de clase de Zhong Heng consiguió una entrada para el club de teatro a través de la web pública, pero al día siguiente su tutor lo llamó para que volviera al trabajo, así que preguntó en el grupo si alguien quería verla.
Al enterarse de que la actriz principal del club de teatro era la belleza del campus, todos quisieron ir a verla, y los miembros del grupo acudieron en masa a buscarlo.
Cuando Zhong Heng vio el mensaje, la entrada ya había sido transferida a un compañero de clase llamado Sun.
Rápidamente encontró a Sun y logró recuperarla.
En el laboratorio, se sentó en una silla, haciendo girar la entrada en su mano distraídamente.
Un compañero de la misma clase se acercó y preguntó: “¿Has robado esta entrada, eh?”
‘¿Robado? No necesitó recurrir a tales medios.’, pero Zhong Heng simplemente profirió un leve “Ah”, sin decir mucho.
“Tu exnovia, ¿verdad?” (Amigo)
Zhong Heng sonrió, algo sorprendido: “¿Todavía lo recuerdas?”
Tenía bastantes exnovias; pero probablemente sólo unas pocas sean recordadas por quienes lo rodeaban. No era sorprendente; la belleza de Ji Zhen Tang era bastante inusual.
“Esa belleza, ¿quién no la envidiaría?” (Amigo)
Zhong Heng asintió levemente sin decir mucho.
“¿Estás planeando recuperarla?” – ¨Preguntó la otra parte de nuevo.
“¿Qué sentido tiene perseguirla? Ella ya ni siquiera me habla.” – Zhong Heng miró con ojos oscuros el disfraz de dama rica de Ji Zhen Tang en la entrada. – “Aprovecharé el tiempo para ir y echar un vistazo y guardarlo en mi memoria.”
Al ser consultado sobre porque rompieron.
Zhong Heng con mirada desenfocada, pensó profundamente, sintiéndose un poco culpable, lo que le hizo fruncir el ceño y finalmente dijo: “Algunos asuntos familiares la afectaron, y después le dije algunas palabras duras, algo que no debí haber hecho. Después de nuestra ruptura, me di cuenta de que realmente la amaba. Probé con otras personas, pero descubrí que nadie podía reemplazarla.”
El compañero de estudios dijo: “Entonces intenta recuperarla.”
“¿Cómo puedo recuperarla?”
“Resuelve tus asuntos familiares.” (Amigo)
Zhong Heng parecía desconcertado. – “¿Puedo?”
Pensó un momento, suspiró y dijo frustrado: “No hay manera de hacer nada, no tengo elección. Si pudiera, lo habría resuelto hace mucho tiempo.”
Zhong Heng sentía que nadie podía entender su dolor, y era demasiado perezoso para decir más, por lo que después de la escuela, fue a una floristería en la calle trasera detrás de la escuela.
Rodeado de una deslumbrante variedad de flores, se quedó de pie, aparentemente sin saber qué hacer.
¿Comprar rosas? Ya las había comprado antes, y parecieron molestarla.
Solo había una dependienta en la tienda, una chica que trabajaba a tiempo parcial, y que estaba jugando con su teléfono cabizbaja.
Zhong Heng se acercó a ella y de repente habló. Sorprendida, la otra persona miró sus ojos profundos y bajó la cabeza sintiéndose un poco avergonzada.
Él preguntó: “Si yo fuera tu novio y quisiera engatusarte regalándote flores, ¿qué te haría más feliz recibir?”
El rostro de la chica se sonrojó aún más. Sin pensarlo detenidamente, señaló con indiferencia el aliento de bebe* que tenía al lado y dijo: “Este.”
(N/T: * La Planta de Aliento de Bebé simboliza la pureza, la sinceridad, el amor, la compasión, la confianza, el amor eterno, la inocencia y el romance. Es una flor popular en ramos de novia y arreglos florales. Se utiliza en celebraciones debido a su aspecto delicado y elegante.)
Zhong Heng dijo sin dudarlo: “Empácalas.”
“…De acuerdo.” – La chica respondió tímidamente y se puso a trabajar.
En menos de medio minuto, un hombre elegante vestido con traje y corbata entró apresuradamente y dijo en voz alta: “Señorita, por favor, empaque todas las variedades de rosas de su tienda. ¡Las quiero todas!”
La joven, que le entregaba un ramo de aliento de bebé a Zhong Heng, se quedó atónita y le pidió confirmación: “¿Todas…?”
“Sí.” – Asintió el hombre, extendiendo los brazos en un gesto de inmensidad. – “Necesito llenar todo un compartimento.”
“De acuerdo.” (Dependienta)
Zhong Heng, al oír el tono extravagante, también se sorprendió. – “¿Ding…?”
Solo recordaba vagamente que el asistente que seguía a Zhong Yu Bai se apellidaba Ding.
“Ding Jialing.” – La otra persona sonrió brillantemente, mostrando sus dientes blancos. – “Mucho gusto en conocerlo, Joven Maestro Zhong, no esperaba encontrarlo aquí.”
Ding Jialing extendió la mano de manera amistosa.
Zhong Heng también le estrechó la mano cortésmente. Después de pagar la cuenta, le sonrió a Ding Jialing y dijo con suficiencia: “Eres bastante romántico.”
Ding Jialing señaló las flores que tenía en la mano y lo felicitó: “Usted tampoco está mal.”
Cuando Zhong Heng salió de la tienda comprendió de repente lo que la otra parte acababa de decir. – ‘¿Llenar todo el vagón? ¿De quién?’
***
Ding Jialing se subió al Lincoln negro en la entrada, y mientras preparaban el coche, fue al supermercado, Zhong Yu Bai miró la hora en su muñeca y, después de escuchar la historia del encuentro de Ding Jialing con Zhong Heng, dijo secamente: “Detén a Zhong Heng.”
Ding Jialing preguntó: “De acuerdo, ¿no quieres verlo?”
“Ella no quiere verlo.” – Respondió Zhong Yu Bai.
Ding Jialing dijo: “Está bien, informaré al inspector de boletos de la entrada.”
Dicho eso, los dos se dirigieron al auditorio, pasando el proceso de revisión de entradas, y algunos rezagados corrían apresuradamente por el pasillo hacia la puerta lateral.
Zhong Yu Bai no tenía boleto, pero tenía paso libre, no tenía prisa y caminaba tranquilamente detrás de Ding Jialing.
A su lado había varios dirigentes que se adulaban entre sí, uno de los cuales le resultaba familiar, alguien con quien había tenido algún contacto previo antes: el director de la Universidad de Qingcheng.
“Señor Zhong, ¿por qué nos honra con su presencia en una actuación estudiantil?” – El director también vió a Zhong Yu Bai.
Él sonrió, con las manos en los bolsillos y subió lentamente las escaleras. – “Hoy tengo algo de tiempo libre y vine a experimentar la juventud.”
El director le ofreció un asiento VIP en la primera fila, pero Zhong Yu Bai le agradeció y lo rechazó cortésmente.
No había necesidad de armar un gran alboroto sobre esa situación.
Originalmente pensó que podría conseguir un asiento vacío en la última fila, pero cuando Zhong Yubai miró a su alrededor, descubrió que el lugar estaba abarrotado, con mucha gente que no había podido conseguir boletos, incluso sentados en los pasillos de la primera fila para ver el espectáculo.
Zhong Yu Bai no avanzó, sino que se quedó de pie en la esquina de la última fila.
Se perdió el acto inaugural, el acto donde Wang Qiyao es coronada Miss Shanghái y aprovechando los contactos de un amigo se pone en contacto con el director Li.
Lo que Zhong Yu Bai vio fue una escena en la que Ji Zhen Tang vestía con un cheongsam, envuelta en un abrigo burdeos y con un tocado de rizos esponjosos que era popular en la década de los años 40, sus delicadas cejas estaban curvadas como medialunas, sus labios brillantes, mientras interpretaba a una mujer dócil y débil, que deja de lado brevemente el espíritu jovial que llevaba dentro y se mete en el papel de una mujer inteligente y ambiciosa bajo su hermoso caparazón.
Los hombres que la rodean son su trampolín hacia la alta sociedad, la fama y la fortuna.
Se suponía que el director debía ser una figura imponente, pero como parecía un estudiante demasiado lleno de vigor juvenil, no podía llenar el abrigo impecable, parecía delgado y flaco, y sus diálogos carecían de fuerza, no resultó particularmente hipnótico ni transmitió las irresistibles escenas emotivas de la obra.
Esa era una escena de un paseo por el callejón.
La siguiente escena era en el salón de baile.
Ella se puso un vestido de terciopelo rojo, bailando vals con el chico bajo los focos.
Los versos sonaban como gotas de lluvia, tenues pero nítidas.
El director Li dijo: “Te he alquilado un apartamento, por favor, quédate allí. Si lo necesitas, puedo organizar que tu madre te acompañe, y si estás dispuesta, puedes ir a la universidad.”
Ji Zhen Tang dudó y dijo suavemente: “Volveré y le preguntaré a mis padres.”
El director Li sonrió, dándole una palmadita en la cabeza: “Yo soy tus padres.”
“…”
Una oleada de tristeza y amargura invadió su corazón.
Ji Zhen Tang enterró su cara entre las palmas de sus manos, sollozando suavemente.
La narración no estaba bien hilvanada, abrupta y discordante, y muy mordaz.
—El amor no es la mayor ambición en la vida del director Li, ni siquiera puede considerarse un apego.
— Después de su experiencia, comprendió que, por muy imbatible que alguien se sintiera, todos estaban en la palma de una mano gigante, listos para ser aplastados en cualquier momento, y esa mano gigante se llamaba destino.
Al ver eso, Zhong Yu Bai sintió un repentino antojo de fumar. Fue al pasillo a fumar un cigarrillo, sin alejarse demasiado para asegurarse de que su voz aún estuviera al alcance de su oído.
Derrotado por el destino, el director Li se metió problemas, huyó y finalmente murió en un accidente.
Marcando el tono para la siguiente canción de dolor eterno de la heroína.
El público salió suspirando, ¿por qué la gente empatiza con los personajes de los dramas? Es como si uno siempre pudiera encontrar un reflejo de sí mismo en ellos.
La obra no duró mucho y se terminó en poco más de una hora.
Zhong Yu Bai la estaba esperando en el coche.
El coche de ese día era un poco ostentoso, así que fue necesario elegir una buena ubicación que sea lo suficientemente discreta para no asustarla.
Ji Zhen Tang fue traída por Ding Jialing.
Ella todavía llevaba puesto el vestido de baile de terciopelo rojo, que era diferente del de la última vez que ensayaron juntos. Se había quitado el tocado rizado y su larga cabellera caía desordenado, Ji Zhentang caminaba de puntillas por miedo a pisar las rosas esparcidas por el suelo. Tan pronto como subió al coche, dejó escapar un largo suspiro.
Zhong Yu Bai la miró y sonrió.
Estaba sentado erguido, con traje y corbata impecables y el color oscuro que lo rodeaba le daba una apariencia particularmente profunda.
Ji Zhen Tang se sentó a su lado y preguntó con entusiasmo: “¿Qué tal mi actuación?”
Fue implacable en su valoración, con un significado oculto en sus palabras: “Los actores masculinos estuvieron un poco flojos.”
Ji Zhen Tang se sentó junto a él junto a la ventana y apoyando los codos en el borde de la mesa auxiliar, ladeó la cabeza para mirarlo. – “Pareces un poco amargado.”
Zhong Yu Bai sonrió sin hacer comentarios.
“¿Por qué no consideras convertirte en estrella de cine?” (Zhong Yu Bai)
Ella sonrió, poniendo los ojos en blanco. – “De acuerdo, entonces tienes que apoyarme y hacerme famosa.”
Zhong Yu Bai dejó su taza, sujetándola suavemente por la cintura. – “Haré que todo el país se rinda a tus pies.”
“Entonces todo el país me señalará y dirá: ‘¡Cualquiera puede ser actor ahora!’ Y luego me etiquetarán como: La niña fea de un capitalista.” – Ji Zhen Tang señaló con el dedo como si realmente tuviera una hilera de palabras escritas en la cabeza.
El hombre bajó la mirada, examinando sus rasgos extremadamente hermosos y seductores. – “¿Dónde está la fealdad?”
Ji Zhen Tang no dijo nada, sólo sonrió y dijo: “Solo quiero que seas un súbdito bajo mi falda.”
Zhong Yu Bai la miró significativamente por un momento y respondió: “Ya lo soy.”
Ji Zhen Tang sostuvo suavemente su muñeca que descansaba sobre su cintura, luego, su expresión se ensombreció ligeramente al pensar en algo y sus ojos se tornaron tristes y lastimosos: “Algunas personas dicen que estoy siendo retenida.”
De hecho, lo había inventado ella, solo para evaluar su reacción.
Zhong Yu Bai arqueó una ceja: “¿Quién dijo eso?”
“Las paredes oyen, y hay tantos entrometidos por ahí, ¿cómo podría recordarlos a todos?” – Ella inclinó la cabeza.
“La próxima vez que lo escuches, pregunta su nombre.” (Zhong Yu Bai)
Ella quiso reír: “Eres tan calculador, siempre dispuesto a dar una lección a la gente.”
Él respondió con indiferencia: “Sólo trato de entender.”
Ji Zhen Tang contuvo una sonrisa, lo miró con seriedad y preguntó lenta y seriamente: “En serio, si un día te provoco, ¿te desharías de mí?”
Zhong Yu Bai preguntó: “¿Cómo me provocarías?”
“Esa es una pregunta.” – Ella inclinó la cabeza, fingiendo reflexionar un momento, con aspecto inocente. – “Tengo que pensarlo cuidadosamente.”
Él simplemente sonrió y no dijo nada, olvidándose darle una respuesta tranquilizadora.
En el coche sonaba una canción llamada “Remember Me”, la voz del cantante masculino era tierna y cariñosa, la melodía como las olas del mar, extendiéndose ola tras ola, impactando, encajando a la perfección con las rosas del coche en esa noche oscura, como si el aroma del agua de mar la envolviera, dándole una sensación cálida y húmeda que se extendía.
(N/T: Me salen varias traducciones para la bendita canción: 起床气(Remember Me) = «Grumpy When Waking Up», «Wake Up Call”, pero la dejaré en Remember me, porque la buscar al autor que se menciona más adelante, la traducción a su canción es Remember me.)
Una de sus canciones favoritas. Ji Zhen Tang inclinó la cabeza ligeramente hacia atrás, escuchando la canción lentamente, y luego le preguntó: “¿Te gusta Orange Ocean?”
Zhong Yu Bai simplemente respondió: “Me gusta todo lo que te guste.”
Solo entonces ella recordó vagamente y se sorprendió: “¿De verdad recuerdas algo que dije hace tanto tiempo?”
Él dijo: “No es difícil recordar las aficiones de un niño…”
… ¡Trampa!
“Todo es una trampa.” – De repente se sintió enojada e intentó apartar su mano.
Zhong Yu Bai no la soltó y la sujetó con más fuerza. En el momento en que ella forcejeó débilmente, él aprovechó la situación para hacer algo travieso, bajando ligeramente la palma de la mano hasta su cadera, encontró el punto de presión adecuado, y con un impulso, la levantó por completo.
Después de que Ji Zhen Tang estabilizara rápidamente su centro de gravedad, ya estaba sentada en su regazo.
Tenía la cara ardiendo, tanto por contacto momentáneo y la sensación de ardor en ese momento como por el contacto visual infinitamente cercano con él en ese momento.
Ella no podía moverse y sus brazos se convirtieron en su jaula dorada.
Los ojos del hombre seguían siendo insondables, pero gracias a la tenue luz del coche, que sumía a la gente en un sueño profundo y romántico, parecía algo cariñoso mientras le preguntaba en voz baja: “¿Qué tal si nos quedamos en la trampa?”
Ji Zhen Tang preguntó suavemente: “¿Cuánto tiempo?”
Él bajó la mirada, observando sus labios rojos y brillantes. – “Tú decides.”
Se miraron fijamente durante medio minuto, sin decir palabra. La frase ‘tú decides’ permaneció en sus oídos durante medio minuto.
Ella permaneció en silencio, como si no quisiera interrumpir esa indulgencia sin fondo, una indulgencia que disfrutaba infinitamente.
“¿Terminaste de ver la historia de hoy?” (Ji Zhen Tang)
Finalmente, ella le rodeó el cuello con los brazos y preguntó.
“Me perdí el comienzo.” – Admitió sin disimular que había llegado realmente con unos minutos de retraso.
Ji Zhen Tang, insatisfecha, dijo: “Entonces tendré que explicártelo en detalle.”
Finalmente, incapaz de resistirse, falto de modales y paciencia, él usó su dedo para rozar suavemente sus labios.
“Hablemos después del beso.”
(N/A: La trama y las líneas de este capítulo están todas citadas de la obra original de Wang Anyi «Canción del dolor eterno».)
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