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Begonias – 37

7 abril, 2025

Capítulo 37: Bajo la Sombra del Sauce

 

Sólo durmió un rato y la película ni siquiera había llegado a la mitad. Rara vez rechinaba los dientes en un estado de sueño tan ligero. Ji Zhen Tang pensó por un momento y se incorporó de repente: “Puede que haya soñado con Zhao Siqi, es tan odioso que me pican los dientes.”

Zhong Yu Bai le acarició la mejilla suavemente y la consoló gentilmente: “Ahora que es cosa del pasado, no pienses más en eso, no hablemos de cosas desagradables hoy.”

Luego añadió: “La tía ya preparó la comida, vamos a comer.” (Zhong Yu Bai)

(N/T: Con tía se refiere a la Señora Xu.)

Ji Zhen Tang se cubrió el estómago hambriento. El aroma de varios platos caseros en el comedor la atrajo, y se acercó felizmente.

Zhong Yu Bai se sentó a un lado de la mesa larga; lógicamente hablando, le convenía más sentarse frente a él.

Pero Ji Zhen Tang actuó irracionalmente e insistió en sentarse a su lado, quejándose e insinuando que la distancia era demasiado grande, acercó su taburete, buscando estar más cerca, lo que le daba una sensación de mayor intimidad.

“¿Dónde me quedé hace un momento? Ah, sí, estaba hablando de mi papá.” – El deseo de Ji Zhen Tang de hablar no había desaparecido y todavía quería hablar con él sobre Ji Huan.

“El acuario.” – Le recordó él.

“Ver tiburones en el acuario fue muy impactante. De pequeña, solía escribir ensayos sobre ello cada vez.”

Dicho esto, no la interrumpió y le permitió seguir hablando de su padre.

Las comida preparada por el chef profesional eran muy buena, pero no la atraía. Ji Zhen Tang apenas recogió sus palillos; mientras hablaba, se acercó y su mano inconscientemente se posó en su cintura.

“Es tu turno.” – Dijo después de terminar de hablar.

“¿Para hacer qué?” – ​​Preguntó Zhong Yu Bai.

“Para intercambiar historias sobre ti y tu papá.” – Ella dijo con seriedad, esperando con ansias.

En ese momento, Zhong Yu Bai sostenía un pequeño tazón en una mano y una cuchara en la otra, sirviéndole sopa de pollo.

Al oír eso, bajó la mirada hacia su mano que descansaba sobre su cintura.

El toque no era ni ligero ni pesado, y no se le podía llamar abrazo, pero le añadía un poco de peso, lo que le hacía cosquillas.

Zhong Yu Bai descubrió un pequeño hábito suyo: le gustaba frotarse contra la gente. Al igual que un gato, usaba este método para marcar su territorio.

‘Lo he tocado aquí, es mío. Lo he frotado allí, es mío también.’

Tocarle el tobillo y luego apoyarse sin querer en su rodilla era una cosa, pero esta vez dio un paso más lejos, poniendo la mano directamente sobre él.

“Tu mano.” – Comentó con calma.

Ji Zhen Tang sonrió: “No te comeré, ¿no puedo tocarte un poco?”

Después de que terminó de hablar, Zhong Yu Bai todavía no dijo nada para burlarse de ella, sin embargo, ella se detuvo de golpe, ruborizándose levemente.

Cada vez que hacía declaraciones atrevidas y adoptaba una postura amenazante, revelaba rápidamente una especie de timidez y rubor inocente, como diciendo: ‘Es la primera vez que coqueteo, así que por favor perdóname.’

Colocó la sopa de pollo de frente a ella: “A la hora de comer, concéntrate en comer.”

Ji Zhen Tang mantuvo una expresión rebelde durante unos segundos, pero pronto, incapaz de resistirse al delicioso aroma de la sopa de pollo, cedió y mientras bebía la sopa, no olvidó retomar la conversación: “Es tu turno, de hablar sobre tu padre.” – Se lo recordó una y otra vez.

Las palabras de Zhong Yu Bai fueron concisas y directas: “No tengo una relación profunda con él, por lo que él no aparecía en mis ensayos.”

Dijo que no deseaba el amor paternal.

Cuando terminó, sus ojos parecían confusos y no sabían qué responder por lo que le preguntó: “¿Hay algo más que quieras saber?” (Zhong Yu Bai)

Ese hombre parecía tener muy buena mano para usar una narrativa bastante insulsa para debilitar la curiosidad de los demás sobre él.

Ella aún sentía un poco de curiosidad, pero cuando él dijo eso, realmente no supo de qué más hablar.

Después de cenar, Zhong Yu Bai se ocupó de algunos asuntos de negocios en el estudio por un tiempo. Cuando ella se acercó discretamente, él estaba hablando por teléfono con Shen Shu, el dueño de la casa de té que había conocido y en cuyo territorio se había adentrado una vez en busca de sus rastros.

Por la conversación telefónica, parecía que Shen Shu lo invitaba a tomar el té, y la charla terminó con algunas palabras informales sin entrar en detalles.

Zhong Yu Bai colgó el teléfono y giró su silla.

Ji Zhen Tang examinaba los muebles de su estudio, mientras Zhong Yu Bai la observaba.

Detrás de él, la mitad de la pared estaba cubierta de persianas verdes; en una esquina, había una estatua de Guanyin con un rostro benevolente, más pequeña que la de la mansión Zhong, el rostro compasivo del Bodhisattva era apenas visible tras una maceta de bambú de Guanyin. Al levantar la vista, había un ventilador de techo de madera de estilo retro que se balanceaba a una velocidad extremadamente lenta.

El paleta de colores de la habitación, la pintura verde de las paredes, el verde intenso de los helechos, junto con la estantería y el escritorio de color roble. Era sencillo y pesado.

Ji Zhen Tang recordó algunas instalaciones de la Mansión Chen Zhangyuan, y el repentino destello de familiaridad la dejó un poco aturdida.

Zhong Yu Bai, sentado en silencio en su silla de oficina, observó su alargado cuello de cisne mientras levantaba la vista.

Siendo joven y rubia, su piel está llena de colágeno, sin rastro de arrugas visibles, es limpio y claro, e incluso el más mínimo toque de rosa tímido era muy distintivo.

Ji Zhen Tang observó por un tiempo el ventilador que no producía aire, luego apartó la mirada y se acercó a Guanyin e hizo una reverencia.

“¡Querido Bodhisattva, por favor, bendíceme con fortuna hoy!”

Mientras hacía su ofrenda con entusiasmo, Zhong Yu Bai abrió un cajón de su escritorio y sacó un sobre.

Era una carta de disculpa de Zhao Siqi.

Se la entregó a Ji Zhen Tang.

Ella echó un vistazo y se sorprendió.

Zhong Yu Bai dijo: “Hay bastante escrito allí, ábrela y échale un vistazo.”

Ji Zhen Tang sostuvo la carta, mirando el nombre Zhao Siqi, y luego miró a Zhong Yu Bai.

Él permaneció impasible, indicándole con ojos tranquilos que ahora podía leer la carta.

¿Quién hubiera pensado que esa persona arrogante escribiría algo así? Ni siquiera necesitaba adivinar.

Podía notar que Zhong Yu Bai realmente esperaba que ese asunto se resolviera adecuadamente. Además de que Zhao Siqi recibiera su castigo, ella, como víctima… también debería recibir el respeto que merecía.

No sabía qué hizo tras bambalinas, si le había apuntado con una pistola a Zhao Siqi por la espalda, pero fuera cual fuera el medio que usó para obligar a alguien a escribir eso, Zhong Yu Bai estaba decidido a conseguirle por todos los medios una disculpa.

Ji Zhen Tang no se molestó en leer la carta; la rompió junto con el sobre y la arrojó a la basura.

Aplaudiendo como si nada hubiera pasado, pasó por encima de las largas piernas de Zhong Yu Bai, fue al sillón donde estaba sentado y se paró en medio de sus piernas.

“He estado en el lugar donde Zhong Heng cría conejos blancos, detrás de su laboratorio, hay un monumento conmemorativo donde queman a todos los animales de experimentación que han matado y luego rezan por ellos colectivamente.”

Señaló la estatua de Guanyin y preguntó con una sonrisa: “¿No es similar a tu mentalidad cuando haces algo mal?”

Zhong Yu Bai arqueó una ceja, mirando su silueta a contraluz.

La única lámpara colgante del estudio estaba bloqueada detrás de su cabeza, y la sombra que caía sobre su rostro pintaba con luz la mitad de su cuerpo.

Muy sutilmente, la exuberante silueta flotante le cubrió la mitad de su rostro.

“Ahora que te has ocupado de esa persona.” – Dijo Ji Zhen Tang, con un gesto de cortarse el cuello. – “No traigamos la sangre del asesinato a un hogar tranquilo; no está en consonancia con su estilo, Sr. Zhong.”

Con sangre derramada del asesinato se refería naturalmente a la carta.

Zhong Yu Bai entornó ligeramente los ojos, observando su rodilla arrodillada en el centro del asiento.

Con una postura tan elegante, parecía haberlo aprisionado dentro de un rango controlable.

Ji Zhen Tang se inclinó ligeramente hacia adelante, con las manos apoyadas en los reposabrazos de la silla.

“Acordamos no hablar de violencia hoy.”

Después de un rato, Zhong Yu Bai sonrió: “Me entiendes mejor que yo.” (Zhong Yu Bai)

Levantó la mano, sujetando su esbelta cintura, y respondió: “Hoy no hablemos de violencia, hablemos de Zhong Heng.” (Zhong Yu Bai)

Ji Zhen Tang vaciló, sintiéndose en desventaja. No era difícil juzgar que sus palabras distaban mucho de su amable sonrisa y contenían un dejo de ira.

‘Mencionó a Zhong Heng por ella.’

Él le dio una pista con interés, diciéndole que, si él estaba disgustado, ella lo había logrado.

A través de las rendijas de las persianas, podía ver débilmente la tenue neblina afuera de la ventana.

“¿Qué hay que decir de Zhong Heng?” – Su corazón se debilitó por un momento.

Su expresión era tranquila, lo que dificultaba interpretar sus emociones. Levantó los ojos y la miró. – “Parece que tienes mucho que decir.”

Cuando Ji Zhen Tang no pudo soportar el dominio de Zhong Yu Bai, quiso escapar en el momento más crítico. Ella retrajo la rodilla y volvió a ponerse de pie, diciendo: “¿Qué hay que decir? Solo mencionarlo me enoja.”

Entonces, con indiferencia, señaló afuera y preguntó casualmente: “¿Qué hay en tu patio trasero?”

“Un viñedo.” – Respondió él, sin mirarla afuera, sino a ella.

“¿Tan lujoso? Quiero echar un vistazo.” – Ella sonrió.

La mano del hombre que acariciaba su cintura se movió hacia abajo, agarró una de sus caderas y presionó ligeramente hacia abajo. Ji Zhen Tang se sorprendió al verse atrapada en sus brazos; aunque estaba encima, una de sus palmas la aprisionó para que no pudiera moverse.

“Otro día.” – Dijo Zhong Yu Bai con suavidad, rodeándole la cintura sin esfuerzo con el brazo. – “Quédate conmigo.”

Ji Zhen Tang volvió a arrodillarse sobre el suave cojín del taburete, esta vez para crear distancia, ella se apoyó en el reposabrazos y se levantó.

Cuando dijo ‘quédate conmigo’ mostró un rastro de súplica, pero no había ninguna mirada suplicante en sus ojos.

Ji Zhen Tang, rebelde como siempre, dijo: “Entonces, si insistiera en verlo hoy, ¿te negarías?”

Zhong Yu Bai sonrió levemente y asintió con la cabeza: “Sí.”

“Entonces…” – De repente, perdió el impulso y no pudo entenderlo.

“Pero, como dijiste antes.” – Los ojos de Zhong Yu Bai seguían claros, la miró calmando su ligero disgusto, sonrió a medias y dijo como si se quejara. – “Este daddy está enojado, pero no sabes cómo consolarlo.”

“…” – Su rostro se sonrojó al instante.

Las mentes de las dos personas se superpusieron, ocultando cualquier rastro de piedad en Guanyin.

Solo vió los patos mandarines y las mariposas bajo las flores bajo la sombra de los sauces. En el miasma lleno de humo y humedad, era difícil alejar el viento y la luna.

Afuera, parecía haber una tormenta primaveral, Ji Zhen Tang le acarició ligeramente la barbilla, inclinándose para darle la buena noticia: “Mis habilidades para besar han mejorado.”

Zhong Yu Bai presionó su mano contra su nuca y la bajó ligeramente, acercando sus labios a la comisura de su boca.

“Déjame ver, ¿cuánto has mejorado?” (Zhong Yu Bai)

Bajando la cabeza, con un ligero toque, ella se apartó como si se hubiera escaldado, y dijo levantando la barbilla: “No, eres demasiado agresivo.”

Ella continuó siendo rebelde, mirándolo con ojos que parecían decir: ‘¿Por qué debería hacer lo que dices?’, reflejando una sensación de distanciamiento que era mejor que nada.

Zhong Yu Bai sonrió levemente: “¿En serio?”

Por supuesto, él siempre mantenía la calma y compostura, sin molestarse en discutir con ella.

Sin embargo, justo cuando ella estaba a punto de irse con dignidad, el deseo posesivo del hombre pareció estallar de repente y por un segundo la sujetó con fuerza de la muñeca, en un instante, sus posiciones se invirtieron y Ji Zhen Tang cayó a la silla que ya estaba infundida con su calor.

Como si se hubiera caído, durante un segundo quedó ingrávida, y luego, cuando recuperó el equilibrio, su cuerpo ya estaba envuelto en el aliento masculino

Zhong Yu Bai levantó la mano, cubriéndole los ojos, obligándola a inclinar la cabeza hacia atrás.

Casi gritó, pero sintió como si le cortaran la respiración. Solo pudo inhalar con fuerza, mientras su cuerpo se agitaba con dificultad.

Él no se detuvo, no le dio espacio para respirar, bajó la cabeza y depositó delicados besos en su cuello.

Sus labios y dientes apartaron el cuello de bebe de su camisa y mordió el hueso plano de su clavícula.

Ji Zhen Tang inclinó la cabeza hacia atrás en el respaldo del asiento, adaptándose gradualmente a esa repentina oleada de calor, pasando del nerviosismo a la aceptación gradual.

Ella no mostró ninguna señal; pero justo en ese momento, en el restaurante, no había experimentado completamente la textura de los músculos abdominales del hombre.

Pensando que no podía dejarlo pasar, levantó con facilidad el dobladillo de su camisa, subiéndola hasta la cintura.

Cuando Ji Zhen Tang bajó la cabeza, notó en la parte inferior del abdomen del hombre que estaba apretada por el cinturón, un pequeño lunar poco profundo, tan tenue que era difícil de encontrarse sin luz.

Como si hubiera descubierto algún tesoro, Ji Zhen Tang lo tocó con las yemas de los dedos, sintiendo un hormigueo como si su garganta se secara, como el lecho de un río que necesita agua urgentemente.

Con audacia, preguntó: “¿Puedo besarte aquí?”

Así, otro lugar quedó marcado y ocupado por ella.


Nameless: Esta niña, como el gato marca territorio, jaja.

Nos evmos la próxima semana.

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