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Begonias – 24

24 marzo, 2025

Capítulo 24: Más como un alma vieja

 

Ji Zhen Tang vaciló por un segundo, luego rápidamente recuperó su bolsa y continuó sosteniéndolo en sus brazos. Miró a Zhong Yu Bai, quien parecía imperturbable como de costumbre, y dijo tartamudeando: “Entonces, si… si digo que quiero irme a casa ahora, ¿podrías encargar que alguien me lleve allí?”

Quería confirmar que realmente no era incapaz de escapar y que sus palabras eran una invitación, no una estancia forzada.

Sin dudarlo, Zhong Yu Bai respondió: “Te llevaré personalmente.”

“No me obligarás a quedarme, ¿verdad?” – Se sentía bastante aprensiva.

Él dijo: “Claro que no, tu voluntad es lo más importante.”

Una vez disipada su aprensión, sonrió con naturalidad, mostrando sus ocho dientes.

Zhong Yu Bai también sonrió, y luego continuó con seriedad y con tono tranquilizador: “Puede que llueva hasta el amanecer, así que quedarse es la mejor opción. Hay cinco o seis habitaciones aquí, puedes elegir entre ellas.”

“Hay tantas, entonces yo…” – Ella no eligió ninguna, señalando su cama: “¡Quiero dormir en esta!”

Zhong Yu Bai asintió y dijo: “Está bien.”

“…” – Sus amables palabras la hicieron sentir muy avergonzada.

Ji Zhen Tang se rascó la cabeza. – “Estaba bromeando, llévame a elegir una.”

Zhong Yu Bai siguió sus instrucciones.

Guiándola por el edificio de tres pisos, ella examinó cuidadosamente la decoración y finalmente, en la última habitación que visitó, que era contigua a la suya, Zhong Yu Bai estaba en la puerta, esperando mientras ella inspeccionaba la habitación meticulosamente, sin apresurarla.

Ji Zhen Tang en realidad no estaba eligiendo una habitación; estaba observando ese opulento ambiente de oro y jade para dormir, con una envidia incontrolable brotando en sus ojos.

Finalmente, miró a Zhong Yu Bai, apoyado en el marco de la puerta, sin indicar en qué habitación quería dormir. Su mirada era algo profunda y entonces dijo inesperadamente: “De repente me siento como un parásito.”

Él frunció ligeramente el ceño.

“Probablemente no te he dicho antes que mis padres se separaron cuando era muy pequeña.” (Ji Zhen Tang)

Ella pensó un momento, no mintió, pero evitó aún usar la palabra «divorcio», y continuó: “Después viví con mi padre, que formó una nueva familia y tuvo un hijo, mi hermano. En su casa, él tiene una habitación reservada para mí, hasta el día de hoy. Pero cada vez que vuelvo, siento que no debería ser mi lugar. Mi tía es muy amable y se sintió un poco apenada por mi situación, así que me preparó una cama en su tienda, diciéndome que podía quedarme allí y ayudarla con el negocio. Así que crecí en esa pequeña tienda, pero sabía que no era mi hogar. En cuanto a la Residencia de dormitorios, es como un hotel temporal, fui a la escuela durante muchos años y cambié de compañeros de habitación muchas veces. Durante mis estudios, esa cama de menos de un metro de ancho era realmente mía, aunque la sensación de propiedad exclusiva es fugaz. Pero solo en la oscuridad de la noche, tumbada en la cama del dormitorio, pienso: «Ésta es la cama que realmente me pertenece».” (Ji Zhen Tang)

“Verás, hoy me alojo aquí contigo. Aunque usar el término «alojamiento» es un poco serio, en el fondo, puede considerarse como una especie de vivir bajo el techo de otra persona.” (Ji Zhen Tang)

“Cada vez que voy a algún sitio, tengo que adaptarme a camas desconocidas. Las hago mías y luego me despido de ellas rápidamente. Obviamente, tengo la costumbre de reconocer las camas como mías desde joven, pero poco a poco me obligué a cambiar.” (Ji Zhen Tang)

“Dices que este lugar no es tu hogar, sino una residencia a largo plazo, pero para mí, la palabra «a largo plazo» me parece lujosa.”  (Ji Zhen Tang)

A medida que el sonido de la lluvia se hizo más fuerte, su voz se hizo más débil, como un golpeteo.

La expresión de Ji Zhen Tang era tranquila, bajando lentamente la cabeza, incapaz de ocultar su frustración.

Ella dijo: “Yo también desearía tener una llave, no una de repuesto, no una que se comparta con otros, sino una llave que solo yo pudiera controlar, una puerta que solo yo tenga derecho a abrir. Pero eso parece difícil, al igual que es difícil tener una relación preciosa que solo sea para mí.”

Levantando la cabeza, miró a Zhong Yu Bai y continuó: “Acepté dormir aquí porque no es muy diferente a dormir en casa de mi tía. Si tuviera un hogar, elegiría irme hoy mismo.”

Ella no sabía si él la podía entender, pero aun así esa noche le entregó su frágil y vulnerable corazón.

Después de escucharla en silencio, Zhong Yu Bai permaneció en silencio un rato adicional, mirándola a los ojos y sin apresurarse a darle palabras de consuelo, dijo con calma: “Tendrás todo lo que quieres, llaves y sentimientos, es solo cuestión de tiempo.”

“¿Cómo puedo tenerlas?” – Preguntó Ji Zhen Tang.

“Trabaja duro y espera.” – Respondió. – “Trabaja duro para crear y espera las sorpresas de la vida.”

Ella curvó los labios: “Uso mi iniciativa.”

Él sonrió y asintió: “Correcto.”

Luego él añadió: “No importa cuántas palabras de aliento recibas, es mejor subir a un lugar alto y verlo con tus propios ojos. En esencia, la campana debe ser tocada por la persona quien la ató.”

Ji Zhen Tang preguntó: “¿Qué se puede ver cuando se sube al lugar más alto?”

Él respondió: “Ahí… está tu glorioso futuro y el amor que te espera.”

Ella sonrió conmovida y lo miró con una mirada más profunda.

Zhong Yu Bai bajó aún más la voz: “También tengo que trabajar duro para que no sientas miedo.”

Estas palabras parecen dirigidas a sí mismo.

También debe esforzarse para reducir esa sensación objetiva de distancia.

Ji Zhen Tang lo miró como si comprendiera.

“¿Qué tal esta habitación?” – Él la interrumpió y preguntó.

“Es casi lo mismo, esta está bien.” – Recordó algo y añadió. – “Tengo clase mañana a las 8 de la mañana.”

Zhong Yu Bai asintió, indicando que comprendía. Después de decir eso, no se apresuró a irse, se acercó a ella, le puso la palma de la mano en la cabeza y le acarició suavemente el cabello varias veces, un gesto un tanto íntimo, pero en ese momento, claramente una forma de consuelo y luego dijo: “Que tengas dulces sueños.”

“Buenas noches.” (Ji Zhen Tang)

Después de que él cerró la puerta y se fue, ella se quedó allí un rato, mirando la puerta cerrada.

Hasta donde alcanzaba la vista, era una habitación desconocida, una cama desconocida, la distribución del espacio era muy sencilla y todo era nuevo.

Después de ducharse, Ji Zhen Tang también lavó su ropa y después de estudiar la secadora de la habitación, se fue a la cama envuelta sólo en una toalla de baño nueva.

No le costaba mucho preguntar si había algún pijama de mujer en la casa, y si no había una de mujer, tendría que valer la de hombre, pero al final eligió la forma más peligrosa de dormir: dormir desnuda, sin siquiera cerrar la puerta con llave. No fue hasta que se levantó temprano a la mañana siguiente que se dio cuenta de su valentía. La ropa de la noche anterior ya estaba seca, así que se la puso rápidamente.

Ji Zhen Tang abrió la ventana y miró la lluvia afuera, el baño era espacioso y luminoso y diferente de la oscura casa del callejón donde vivía todo el año. <imreadingabook.com> A su alcance estaban las exquisitas tallas de ladrillo en la pared exterior y al extender su mano, la tocó con suavidad, luego la retiró, pensando que, si se dañaba, incluso si la vendían, no podría compensarlo.

Las exquisitas ventanas arqueadas estaban llenas de vidrios con vetas de corteza y cubiertos con rastros de lluvia por fuera. Levantó la vista de nuevo, observando las gotas de lluvia deslizarse.

Los alrededores se veían hermosos porque estaba demasiado tranquilo.

Aparte del susurro de alguien cepillándose los dientes, el único sonido que se oía era el canto de los pájaros afuera.

No había ningún sonido humanos. Ni discusiones, ni vendedores de periódicos, ni música de erhu*, ni puestos de desayuno, ni clientes llamando a las puertas y gritando para levantarla o para hacer negocios.

(N/T: * La música de erhu es la música interpretada con el erhu, un instrumento musical tradicional chino de dos cuerdas. Se le conoce también como «violín chino».)

Absolutamente nada.

Hacía mucho tiempo que no disfrutaba de la tranquilidad de madrugar.

Después de lavarse, Ji Zhen Tang se miró en el espejo por un rato.

Se había peinado hacía mucho, así que estaba en su estado más hermoso, con grandes ondas doradas que parecían desordenadas por los giros de la noche y que yacían suavemente sobre sus hombros. Al no encontrar un peine, lo arregló con las manos con indiferencia.

Nadie es verdaderamente bello sin ser consciente de ello, y Ji Zhen Tang sin duda sabía que ella era una belleza. Tomó prestados los genes franceses de su difunto abuelo, quien murió joven y poseía un rostro que sus amigos habían descrito como ‘naturalmente apto para ser amado.’

Pero ese rostro impecable aún no había mostrado su efecto mágico, pero justo cuando pensaba que iba a ser amada al instante siguiente, la historia terminaba en soledad.

El desayuno preparado por Zhong Yu Bai fue muy sencillo y consistía en tostadas, mantequilla, ensalada y huevos cortados a la mitad y colocados en el centro de un plato largo y liso.

Cuando Ji Zhen Tang bajó las escaleras, él vestía una camisa negra y estaba parado frente al ventanal de piso al techo de la sala de estar mirando hacia afuera y de espaldas a ella, abotonándose la camisa con calma. Tenía hombros anchos, cintura estrecha, piernas largas y rectas y una figura impecable. Pensando en la noche anterior, llevaba una clásica gabardina negra que le daba un aspecto majestuoso.

Ji Zhen Tang se sentó a la mesa del comedor.

Viendo lo hermosa y llamativa que es casa y su dueño, de pie ante el paisaje natural, adornado por la niebla y la lluvia, tan solitario como una nube y tan libre como una grulla salvaje.

Él construyó su propio imperio personalmente, agitando sin esfuerzo los vientos y las nubes, pero sus rasgos faciales han sido cultivados para ser tranquilos y pacíficos.

No sería sorprendente que una persona así fuera etiquetada con un rostro amable y un corazón siniestro.

Pero su experiencia en el trato con la gente no le había enseñado cómo tratar con una persona así.

¿Debería tomar la iniciativa y presentarse para conseguir el futuro brillante que se merecía? ¿O, en el peor de los casos, convertirse en parte de su plan?

¿Es ella digna?

Ji Zhen Tang recordó la novela que había releído antes de acostarse la noche anterior, un libro electrónico hipnótico.

«Xi Bao» de Yi Shu.

Una historia sobre una estudiante de Cambridge, de familia pobre, que accidentalmente conoció a un magnate de Hong Kong y recibió el apoyo de ese anciano llamado Xu Cunzi, y sus deseos se cumplieron.

“En todos los libros que he leído, las chicas poseídas por ancianos ricos no tienen un buen final.” – Se aventuró a decir con valentía, pero con voz quebradiza, hablando de manera ingenua, pero sin ingenuidad, tratando de ser sofisticada, pero sin sofisticación.

Fue un comentario bastante desconcertante y abrupto.

Después de un rato, una voz masculina fría y gentil siguió a sus palabras.

“¿Qué anciano?” – Él no reconoció esas dos palabras y eludió la cuestión importante y formuló una pregunta a la ligera, aparentemente bastante preocupado.

Zhong Yu Bai se dio la vuelta y la miró con la mirada tranquila, no había confusión en sus ojos y sabía claramente lo que ella quería decir.

Ella guardó silencio.

Mientras se acercaba, se abrochó los gemelos con calma.

Cuando Zhong Yubai se acercó, Ji Zhen Tang percibió un ligero olor a sándalo en su cuerpo. Esta vez no se trataba de perfume; debía ser el aroma auténtico después de adorar a Bodhisattva. El aroma era muy muy tenue, y sólo porque su nariz era lo suficientemente sensible pudo captar un poco de él. Ese aroma también le resultaba familiar porque su tía también tenía un altar de Buda en su casa, y cuando adoraba a Buda en busca de riqueza, de vez en cuando se impregnaba con un poco de él.

No sabía dónde estaba el altar de Buda en la casa de Zhong Yu Bai, pero ese ligero aroma la envolvió, recordándole inexplicablemente la frase «Como un sueño de primavera, sin dejar rastro.»

‘Demasiado etéreo.’

Es realmente un sentimiento imposible de describir.

Como en ese momento, frente a él.

Ji Zhen Tang continuó hablando con audacia: “He oído que a la gente despiadada y a los lunáticos les encanta adorar a Buda. ¿Es conveniente para crear la imagen de una persona pretenciosa y misericordiosa?”

Zhong Yu Bai asintió con indiferencia: “Sí.”

Se sentó frente a ella.

Ella se quedó atónita: “En serio, cuando otros se burlan así de usted, ¿no se enoja?”

Él no se lo tomó en serio: “¿Por qué enojarse cuando dan en el blanco?”

“Pero usted parece muy decente.” – Dijo ella, untando mantequilla en su tostada y comenzando a comer.

Zhong Yu Bai la miró, reflexionó un momento y dijo con un tono bajo y magnético: “Dibujar la piel de un tigre es fácil, pero es difícil dibujar los huesos *; el corazón de las personas se esconde tras los huesos**.”

(N/T: *畫虎畫皮難畫骨 = Sólo puedes conocer el rostro de un hombre, pero no su corazón.)

(N/T: **人心隔肚皮: también traducido como:  el corazón de las personas está separado del vientre = significa que el corazón humano es impredecible y es un término despectivo.)

Probablemente era una advertencia para que no confiara en nadie.

Incluyéndolo a él.

“Déjeme adivinar en qué está pensando.” – Dijo ella, sosteniendo la tostada en una mano y levantando un dedo con la otra. – “No diga nada todavía.”

Él permaneció en silencio.

“Está pensando en cómo engañar a la mujer que tiene frente a usted para que aborde un barco pirata, comérsela hasta hartarse y, cuando se vuelva inútil, matarla con un cuchillo* y luego buscar a la siguiente.”

(N/T: *Deshacerse de ella, abandonarla, no matarla en el sentido figurado.)

Una leve sonrisa se dibujó en la comisura de los labios de Zhong Yu Bai, mientras levantó la mano y señaló la mesa. – “Me pregunto en si podrás terminar toda la comida aquí o seguirás teniendo hambre luego de tus clases de la mañana.”

Ji Zhen Tang lo confrontó: “¿Se preocupa tanto por mí? No lo creo. ¿Tienes alguna evidencia?”

(N/T: ¡Que venenosa eres… pequeña!)

La evidencia estaba justo a su lado: una pequeña caja de pasteles que hasta entonces había pasado desapercibida, fue empujada lentamente frente ella y luego Zhong Yu Bai dijo: “Algunos postres, para que puedas comerlos si tienes hambre más tarde. Tu horario de clases empieza demasiado temprano.”

Ella abrió con cautela la exquisita bolsa de regalo y echó un vistazo dentro, confirmando que era cierto.

Ji Zhen Tang dejó escapar un suspiro.

De repente, sintió una sensación de incertidumbre, en su corazón había una sensación de no poder levantarse.

Sintió emociones encontradas por un momento y decidió comer unos cuantos bocados del desayuno.

Zhong Yu Bai tomó un periódico y una revista de finanzas para leer.

Ji Zhen Tang volvió a hablar abruptamente: “Si te tengo miedo, más vale que te cuides de que yo también pueda pensar mal de ti.

Él permaneció imperturbable y siguió pasando las páginas. – “¿Qué hay de malo en eso?”

Ella dijo: “Una vez que todas las relaciones entre hombres y mujeres se reducen al amor, se complican, se enredan y se atormentan mutuamente.”

Él levantó los ojos para encontrarse con los de ella. – “También pueden ser leales, persistentes y cariñosos, como dos pájaros volando juntos.”

“…” – Ji Zhen Tang se atragantó por un momento, su rostro se sonrojó con emociones complejas y una mezcla de vergüenza e indignación. – “Dibujar la piel de un tigre es fácil, pero es difícil dibujar los huesos. Estás diciendo mentiras; en realidad no lo crees en tu corazón.”

No podía quedarse quieta, masticó el huevo y estaba lista para huir rápidamente después de terminar ese bocado.

Al ver su comportamiento apresurado, Zhong Yu Bai no discutió más, sino que de repente preguntó en voz baja: “¿Alguien te ha estado causando problemas en la escuela últimamente?”

Ji Zhen Tang emitió un confuso – “Ah….”

‘¿Problemas? ¿Cómo lo sabía…?’

De repente, recordó el incidente en el que Zhao Siqi la insultó en la exhibición.

Olvídalo, pensó con amargura para sí misma, ya que le había entregado su corazón de cristal, no había nada importante que ocultar.

Ella respondió con desgana: “Hace algún tiempo, hubo algún conflicto entre compañeros, pero últimamente ha estado relativamente pacífico. Cierto chico debe estar teniendo problemas con su carrera y no ha venido a clase durante algunos períodos, por lo que no tiene tiempo para hacerme comentarios sarcásticos.”

Ji Zhen Tang puso una expresión sosa, como diciendo: «La tormenta ha pasado» Terminó de comer, dejó el tenedor, levantó la cabeza, se recogió su largo cabello con la mano, lo ató firmemente con una goma y se hizo una coleta extravagante lo suficientemente alta. Ella sacudió la cabeza, y su rizada cola de cabello se extendió, como una mancha de luz y sombra que estalla en un día lluvioso y fugaz.

Zhong Yu Bai la miró un momento y asintió con comprensión.

Miró por la ventana la lluvia que caía y dijo: “El coche del patio te llevará a la escuela.”

Ji Zhen Tang se puso de pie.

Al mismo tiempo, lo oyó decir de nuevo: “Estudia mucho.”

Por alguna razón, al escuchar esa instrucción, Ji Zhen Tang se sintió un poco rebelde en su corazón. Obviamente podría haberse quedado callada, pero tuvo que mostrarse testaruda y oponerse deliberadamente: “No lo haré.”

Es evidente que quienes son favorecidos y mimados pueden ser verdaderamente imprudentes.

Si Ji Huan se preocupara tanto por ella… de esa forma, probablemente se sentiría agradecida y regresaría a casa lo antes posible para devolverle el favor a su padre.

Por desgracia, los cuidados de Ji Huan eran poco frecuentes y a menudo tenían un propósito.

Zhong Yu Bai dijo: “Entonces come bien y descansa bien.”

Ji Zhen Tang se dirigió a la puerta, se inclinó para cambiarse los zapatos. Se enderezó, miró al hombre en el comedor a contraluz, ladeó la cabeza y su cola de caballo se inclinó hacia un lado, con un dejo de sarcasmo en su sonrisa, se puso las manos en las caderas, lo cual era un poco extraño.

“Se parece más a mi padre que mi verdadero padre. ¿Debería llamarlo papá?” (Ji Zhen Tang)

Los dedos de Zhong Yu Bai se detuvieron mientras hojeaba la revista; sus ojos se oscurecieron y una leve curva apareció en la comisura de sus labios.

“Como desees.”

Había un paraguas negro colgado en el zapatero, él cual Ji Zhen Tang probablemente no vio al pasar junto a él.

Zhong Yu Bai lo vislumbró por el rabillo del ojo, llevando la adecuación al extremo: “El paraguas también es para ti.”

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