Capítulo 72 – La Condena del Duque de Danzel
“¡Duque! Tú… No… ¡Tú eres la causa de mi rostro así…!” (Simón)
Simón se llevó la mano a la cara y se desplomó de rodillas.
“Y sin embargo, Yo, yo… ¡Aaahhhh!” (Simón)
Y sollozó, golpeando el suelo con los puños.
En la sala del trono, la voz apagada de Simón fue todo lo que se pudo escuchar por un momento.
“Los síntomas de Simón no fueron causados por la plaga, sino por el veneno del Trigo de la Muerte Negra. Pero no había pan que sirviera como prueba, y con el Reino en crisis, no podía denunciar a Danzel. Aunque la plaga había remitido, la nobleza en el país había disminuido en número, y los movimientos de las esposas que se habían casado con familias nobles de la República también eran inquietantes. Así que esperé. Esperé este momento en el que podría estar seguro de incriminarte.”
Federico III le dio a Edward, que se quedó sin palabras, una sonrisa intimidante, como si fuera una persona diferente del tranquilo Rey habitual.
“Edward, me preguntaste antes si sabía que el canulé contenía trigo negro.”
“Ja, sí…” (Edward)
“Te responderé ahora. Estoy listo. Aunque muera, Cedric perseguirá a Danzel. Fue por esa seguridad que no dudé en ingerir el veneno. ¡Todo esto, Danzel, es para castigarte!”
Diciendo esto, Federico III soltó violentamente su cabello.
Con un ruido sordo, el Duque de Danzel cayó de cabeza al suelo.
(N/T: El Rey tenía más pantalones de lo que se podía esperar.)
“¡Gaaaah!” (Duque)
Federico III pisó con el pie la cabeza del gritón Duque Danzel.
“Ahh… Ahh…” (Duque)
“¿Duele? Estoy seguro de que sí. Pero ese dolor no es suficiente. Se dice que el dolor del Trigo de la Muerte Negra es suficiente para hacer que uno pierda la cordura. Ojalá hubieras sufrido y muerto por el Trigo de la Muerte Negra.”
Y luego volvió a poner fuerza en sus piernas.
La expresión indignada en el rostro del normalmente apacible Rey presionó a todos en la habitación.
Incluso Renato tragó saliva por un momento.
“Pero yo soy el Rey. Si castigo a mis súbditos sin pruebas debido a un rencor personal, sentará un mal precedente que eventualmente dará origen a un tirano en este país. Así que esperé mucho, mucho tiempo… Por fin, ahora…”
Federico III, con un rostro carente de expresión, quitó el pie de la cabeza del Duque de Danzel.
Luego continuó con una voz carente de emoción y sin vacilar.
“El hecho de que, hace diez años, mataras a la Reina Madre y a mi hermano fingiendo una plaga es verdaderamente imperdonable. Además, un intento de asesinarme a mí, el Rey, en el reciente Festival del Reino, afirmando falsamente que habías encontrado un mural que representaba el consumo de canulé negro entre las ruinas del antiguo Reino, y preparar canulé que contenía Trigo de la Muerte Negra. Debe haber sido difícil ajustar el veneno para que un bocado no me matara y no muriera a menos que me comiera el trozo entero.”
“¿Por qué… por qué… eso?” (Duque)
“Después de que yo hubiera muerto, para convertir a Edward en tu marioneta, te habrías deshecho de Mariabelle y convertido a Annette en Reina. La primera vez que Edward conoció a Annette fue por casualidad, pero fuiste tú quien hizo que se conocieran mejor. El Príncipe Heredero nunca baja a la ciudad del castillo tan a menudo.”
La negativa de Edward a escuchar las opiniones de otras personas una vez que había tomado una decisión también fue utilizada en su beneficio.
El informe a Federico III se retrasó deliberadamente, y cuando se dio cuenta de lo que estaba sucediendo, ya era demasiado tarde.
“Es difícil describir la sensación de vacío que sentí cuando Edward me dijo que había roto su compromiso con Mariabelle.”
“Incluso si Annette hubiera sido adoptada, no estaba calificada para ser Reina, e incluso hubo una propuesta ridícula de convertir a Mariabelle en concubina para confiarle los deberes del cargo. Sin embargo, como concubina, no tendría derecho a suceder al trono incluso si diera a luz a un niño. Y trataste de deshonrar al Marqués de Berkeley acusándolo falsamente de producir trigo de la Muerte Negra.”
Federico III le hizo una seña a Mariabelle para que le entregara una carta con el sello del Rey.
“Por aquí, Su Majestad. Aquí están las cartas que recibí.” (Mariabelle)
Mariabelle le entregó la carta con el sello imperial falso y el documento en el que su padre James le había asegurado que era libre para casarse.
Se quedó mirando el rostro de Federico III mientras los recibía.
Pero no había alegría ni tristeza, solo un rostro de muñeca desprovisto de cualquier emoción.
“La familia Berkeley ha recibido algo así, pero no es mi firma, es una falsificación. Puedes mirar esta carta. El compromiso de una familia noble requiere la aprobación real, pero le había prometido al Marqués de Berkeley que no interferiría en el matrimonio de Mariabelle. Nunca aprobaría el compromiso de Simón y Mariabelle.”
“Pero eso no es…” (Duque)
“¡Silencio!”
Federico III interrumpió bruscamente al Duque de Danzel, que levantó la vista involuntariamente.
“El sacerdote que falsificó el contrato de compromiso entre Simón y Mariabelle ya ha sido arrestado. Falsificar documentos oficiales es un delito capital. Añade a eso el asesinato de la Reina Madre y mi hermano hace diez años, y el intento de asesinato a mi persona, el Rey, y tu vida por sí sola no será suficiente para pagarlo. El Duque de Danzel será eliminado, y todos los relacionados con el Duque también estarán implicados. ¿Alguien se opone?”
Al poco tiempo, no solo los de la facción anti-Danzel que Cedric había traído con él, sino todos los ministros principales del Reino estaban reunidos en la sala del trono.
De entre ellos, el primer ministro, Coleridge, dio un paso adelante.
“La investigación de Su Majestad ha sido debidamente recibido. Lleven a Vladimir Danzel a la mazmorra. No en la habitación de invitados, sino en el sótano.” (Coleridge)
“¡Espera un minuto, la República no tolerará esto!”
Federico III respondió fríamente al grito impaciente del Duque de Danzel.
“Los secuaces de la República que estaban en tu mansión desaparecieron rápidamente. Ellos son realmente buenos cortando las colas de los skalengecks y los lagartos, ¿no?”
Al escuchar esto, el Duque Danzel se asombró.
Su ambición de gobernar el Reino con sus propias manos se estaba desmoronando.
“No se suponía que fuera así.” (Duque)
“Se suponía que todo iba muy bien.”
“¿Dónde se vino abajo el plan?” (Duque)
“Oh, sí, fue Mariabelle.” (Duque)
“Debido a que Mariabelle había regresado al Imperio.” (Duque)
“Llévenselo.”
A la señal de Federico III, el Duque Danzel miró a Mariabelle y Renato con odio.
Luego, cuando pasó junto a Mariabelle, dejó escapar un grito vengativo.
“No pienses que este es el final de todo.” – Dijo Danzel. – “Están cometiendo un gran error. No son los descendientes del antiguo Reino. Recuerden, el antiguo Reino regresará.”
Con eso, los caballeros se llevaron al Duque de Danzel.
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