Capítulo 6 – Siempre hermoso, siempre loco
“¡Mi Lady! ¡Mi Lady!” (Doncella)
Antes de que el shock desapareciera, otra doncella irrumpió en el salón jadeante.
“¡Alguien de afuera vino a preguntar por alguien que había asistido al funeral de Su Alteza la Archiduquesa!” (Doncella)
“¿Qué?”
“¡Mi Lady! ¿Está pasando algo más afuera?” (Marge)
Los ojos de Marge se dirigieron directamente hacia mí sin ninguna duda, como si pensara que había tenido algún tipo de accidente.
“¿Qué respondiste?”
“¿Eh? Oh, no estaba buscando a la Señora directamente, pero preguntó por todos los que habían estado en el funeral, así que solo dije que comprobaría y entré de inmediato.” (Doncella)
“Saldré yo misma.”
“¿Sí? ¡Qué…! ¿Sabe quién es a esta hora de la noche? Después de descubrir quién es, lo llevaré con el mayordomo al salón de invitados en el primer piso…” (Marge)
La interferencia de Marge simplemente se desmoronó en mis oídos.
“No, supongo que tendré que salir y comprobarlo yo misma.”
Rápidamente me ajusté la ropa. – ‘Es Noah. Definitivamente es Noah. ‘
***
Vincenzo tragó su saliva con dificultad mientras miraba los labios blancos y sensuales frente a él. No fue sólo porque sus labios eran hermosos, sino porque su boca, que normalmente habría pronunciado palabras duras, permaneció sin siquiera moverse.
“¿Su Alteza?” (Vincenzo)
“…”
Una tenue luz se filtró en la arrogante punta de la nariz del hombre mientras miraba fijamente en silencio fuera del carruaje. Pero su expresión era oscura todo el tiempo. El hermosa rostro de la persona herida, que tenía una expresión inusualmente tensa, no sólo estaba congelada, sino que incluso se volvió pálida. Teniendo en cuenta su historial de no parpadear incluso cuando veía innumerables cadáveres o monstruos, tenía una expresión sospechosa en su rostro que le hacía preguntarse si se había convertido en uno.
Vincenzo también dirigió su mirada en la dirección donde se dirigían sus ojos. Una mujer de cabello negro de una belleza poco común. Y frente a él, su otro ayudante, Neil, estaba rascándose la cabeza y murmurando algo.
Cuando la mujer, que había desconfiado de Neil después de intercambiar algunas palabras, regresó a la residencia del Conde Acacia, no solo Neil sino también su Señor frente a él no pudieron apartar la vista de la entrada de la residencia del Conde.
“… ¿Cuál es, su nombre?”
Mucho tiempo después, Rhoadness, el hombre cuyo rostro se había puesto pálido desde que vio el rostro de la mujer, abrió la boca. Rhoadness estaba tan distraído que ni siquiera oyó a Neil volver hacia ellos y llamar a la puerta del carruaje.
Vincenzo suspiró profundamente y abrió la puerta del carruaje en lugar de responder. Neil, con aspecto sonrojado, entró rápidamente en el carruaje, se sentó y empezó a hablar incoherentemente.
“Marge es el nombre de la doncella. Ha estado en el cementerio de la Gran Duquesa de Trovica. Dice que la Condesa Acacia desapareció sin decir palabra, y se quedó hasta tarde buscándola. No recuerda haberlo visto, Su Alteza.” (Neil)
(N/T: Por si no entienden, Blyer salió a recibir a Neil a la puerta y le dijo que era Marge, una doncella, y que había salido a buscar a su Señora cerca del Cementerio.)
“… ¡Su Alteza!” (Vincenzo)
Mientras su Señor intentaba abrir la puerta del carruaje de una patada y salir, Vincenzo y Neil intentaron detenerlo desesperadamente. A pesar de que sufrió heridas graves, su fuerza era tan grande que las manos que sostenían sus enormes hombros y brazos temblaban.
“¿Qué va a hacer?” (Vincenzo)
“¡Mas vale que diga que está enamorado!” (Neil)
Cuando Neil, cuyo rostro todavía estaba rojo, dijo eso, un aura fría llenó el carruaje.
“… ¿Estás loco?” (Vincenzo)
‘¡Hay algo más loco en el mundo en este momento!’ – Neil contuvo las palabras que estaban a punto de salir y finalmente abrió la boca.
“¿Cómo de sorprendida se quedaría una jovencita si un hombre con vendas por todo el cuerpo le preguntara si ella es el fantasma que encontró en el cementerio?” (Neil)
“¿Jovencita?” (Vincenzo)
“¡Es una joven hermosa y tímida! No es el fantasma que está buscando.” (Neil)
Neil respondió a la pregunta de Vincenzo. Y tan pronto como Neil vio el rostro frío de Rhoadness, jadeó. En un abrir y cerrar de ojos, Neil fue expulsado del carruaje.
“¡Ah!” (Neil)
“¿Cómo te atreves a decir fantasma?”
“¡Su Alteza! ¡Su Alteza!” (Neil)
Al principio pensó que su Señor estaba completamente loco. Los ojos de Rhoadness habían estado perdidos desde que escuchó la noticia del obituario de la Archiduquesa esta madrugada. Apenas logró detenerlo diciéndole que cualquiera a quien le hiciera una pregunta con esa cara huiría, pero cuando no pudo conseguir lo que quería, actuó como si su sentido de la razón se hubiera quebrado en alguna parte.
“¿A quién demonios está buscando tanto?” (Vincenzo)
“…No necesitas saberlo.”
“¡Su Alteza! Con el debido respeto…” (Vincenzo)
Vincenzo habló en voz baja, bloqueando a Rhoadness con todo su cuerpo.
“Viendo el estado actual de Su Alteza…” (Vincenzo)
No se refería sólo a la herida abierta en su abdomen. El problema de Rhoadness, que vestía sólo una chaqueta sobre su cuerpo desnudo con un yeso puesto apresuradamente por Vincenzo en un brazo y un vendaje toscamente envuelto por Neil en su abdomen, eran sus ojos.
“La joven estará muy, muy sorprendida. No muestra mucho respeto, ¿verdad? Además, como es una plebeya, sería incapaz de comprender.” (Vincenzo)
“¡Sí, qué sorpresa se llevaría al verlo! Una mirada a esos ojos rojos y su cuerpo instantáneamente se pondrá rígido y tal vez…” (Neil)
“¡Neil!” (Vincenzo)
Ante el grito bajo de Vincenzo, Neil saludó y enderezó su cuerpo, que había estado acurrucado para sostener su espinilla que había recibido una patada.
Rhoadness, de quien se esperaba que lo maldijera y pateara como de costumbre, por el contrario, se mantuvo callado. Neil salió silenciosamente del carruaje y miró a su Señor, que lo estaba mirando.
‘Oh…’
Los hermosos y brillantes ojos rojos no estaban dirigidos a él. Simplemente estaba mirando a la Condesa Acacia, con una expresión de profundo pesar. Un rostro tan pálido que no sería extraño que muriera pronto.
“Vayámonos ahora, Su Alteza.” (Vincenzo)
“Lo siento. Cometí un error…”
“… Tiene razón.” (Vincenzo)
La emoción ardiente en los ojos de Rhoadness no estaba dirigida hacia Neil. Neil se dio unas palmaditas en la cabeza mientras veía a Rhoadness entrar al carruaje sin decir una palabra.
El segundo Príncipe, Rhoadness, tiene cabello rubio brillante y siniestros ojos rojos. Aunque es conocido por su belleza y fuerza, no es más que objeto de temor para el público en general.
Neil sintió que había hablado demasiado por su sentido del deber de proteger a la dama, así que esta vez levantó la mano de Vincenzo y se dio una palmada en la boca. Uf. En ese momento, la ventana se abrió como si fuera mentira. Neil se acercó al lugar para disculparse debidamente y mostró un completo saludo militar.
“La mujer que acaba de entrar, investígala minuciosamente.”
‘Maldita sea, no hay manera de que simplemente deje pasar esto.’ – Vincenzo sacudió la cabeza mientras miraba al congelado Neil y abrió la puerta del carruaje para echar otro vistazo al cuerpo de Rhoadness, al que había administrado los primeros auxilios. Y entonces…
“¡Su Alteza!” (Vincenzo)
Vincenzo observó cómo su hermoso señor apretaba su cincelada mandíbula y aguantaba el dolor antes de desplomarse finalmente en el suelo.
“¡Su Alteza!” (Neil)
“¡Neil! Cumple las órdenes de Su Alteza. Yo lo llevaré de regreso al palacio.” (Vincenzo)
Vincenzo cerró violentamente la puerta del carruaje e instó al conductor. Neil estaba tan sorprendido que los miró fijamente mientras desaparecían levantando una nube de polvo. Y pensó en su Maestro, que había estado enloquecido desde el amanecer de esa mañana.
***
Rhoadness Cozma de Lonta siempre fue hermoso, siempre loco. Entraba en batalla como un hombre al que no le interesara nada más que apuñalar, cortar y matar, y exigía más de sus hombres, incluso cuando él sabía que no todos podían igualar su fuerza física.
Al mismo tiempo, no era exagerado decir que sus rasgos delicados pero varoniles, como si hubieran sido tallados en una joya, eran los mejores del imperio. Sin embargo, debido a que Dios no se lo dio todo al hombre, contrario a su hermoso rostro era muy cruel y ni siquiera sabía decir cosas agradables.
Era tan malo que a menudo lo llamaban en secreto ‘Príncipe Pródigo’ loco. El hijo pródigo del imperio que, cuando mujeres de todas partes se acercan a él y se levantan las faldas, les decía con rostro indiferente: ‘Hazlo otra vez.”’
(N/T: 개황자 = Hijo Pródigo / Príncipe Pródigo.)
Además, Rhoadness era un Príncipe soltero al que se le podría conceder un alto título en el futuro. No importa qué territorio fuera a proteger, había innumerables mujeres apuntando a su dormitorio. Fue así también hoy.
Durante los últimos dos años, su ya loco Señor había estado aún más desbocado y, mientras intentaba matar a un monstruo del tamaño de una casa que apareció de repente al amanecer, resultó gravemente herido.
El Señor también era bueno viviendo como si no hubiera un mañana, así que cuando entró a su dormitorio preocupado porque el tratamiento de sus heridas había sido descuidado, lo que vio fue a una mujer casi desnuda y temblorosa. Cuando miró con atención, vio que era la hija del Señor del Castillo quien los saludaba.
“Oh, ¡Su Alteza el Príncipe…!” (Mujer)
La mujer, que temblaba, no pudo ocultar su rostro sonrojado y miró al Príncipe. Sin embargo, Rhoadness sostuvo la espada, a la cual aún no había limpiado la sangre, frente a la nariz de la mujer.
“Fuera de aquí.”
¿No es por eso por lo que aprieta los dientes?
¡La hija del Señor era tan hermosa que era digna de contemplar! Neil tragó saliva sin motivo y miró a la mujer que estaba allí sin irse.
“¿Tienes los oídos tapados?”
“Bueno, yo sólo… Vine para entregarle el periódico…” (Mujer)
Rhoadness no lo dijo dos veces. En un abrir y cerrar de ojos, parte del cabello de la mujer fue cortado y la atmósfera se tensó como una fina capa de hielo hasta que la mujer desapareció gritando.
“… El periódico no es el culpable. Su Alteza.” (Neil)
En caso de que eso salpicara chispas, tomó la Gaceta Imperial que la hija del Señor del Castillo había traído como excusa y se lo entregó. Normalmente, Rhoadness lo habría cortado con su espada azulada y le habría dicho que desapareciera, pero en ese momento permaneció congelado.
“¿Su Alteza?” (Neil)
En un instante, le quitó el periódico de la mano. El Príncipe, que siempre parecía frío como si acabara de ser bañado en agua helada, de repente distorsionó su hermoso y orgulloso rostro.
“… ¿Qué clase de mierda es esta?”
“¿Qué?” (Neil)
Rhoadness murmuró una serie improperios en voz baja mientras él logró evitar que se fuera sin la ropa adecuada, le dio su uniforme y rápidamente miró el periódico arrugado.
“¡…!”
[“¡Shock! ¡La Archiduquesa Trovica murió temprano en la mañana debido a una enfermedad crónica!]
‘¿Era Su Alteza tan cercano a la Archiduquesa Trovica?’ – Mientras pensaba en ello, escuchó el sonido de los cascos de un caballo cortando ferozmente el aire y, presa del pánico, abrió la ventana.
“Oh Dios, esto es una locura…” … ¡Su Alteza! ¡¿Su Alteza?!” (Neil)
Temprano en la mañana, cuando amanecía, miró de lejos la espalda del Príncipe loco, que ya conducía su caballo con su capa ondeando.
***
Cuando el carruaje que transportaba a Rhoadness se alejó tanto que ni siquiera podía ver la parte trasera, Neil finalmente relajó su cuerpo rígido y frunció los labios. No sabía si era una ilusión, pero parecía que las lágrimas corrían por las mejillas de su Maestro que acababa de colapsar.
‘Debo haberlo visto mal. ¿Está llorando el Príncipe Pródigo?’ (Neil)
Neil pensó que su loco maestro no podía llorar porque alguien había muerto, pero lo invadió la sensación de que necesitaba saber sobre la mujer llamada Marge, así que se subió a su caballo.
***
‘No fue Noah. Noah no vino a buscarme. Ni siquiera su ayudante, Lord Zimsker.’
“Señora, ¿es posible que Su Alteza…?” (Marge)
“No.”
Me alejé de la cara de decepción de Marge. Yo estaba más decepcionada. Pero no la culpé.
<“Soy Marge, la doncella que trabaja en esta casa.”>
“Lo siento, Marge.”
“¿Sí…? ¿Qué?” (Marge)
Los ojos de Marge estaban muy abiertos y estaba mirando mis labios que se disculpaban.
“Solo.”
Marge estaba congelada como si hubiera visto un fantasma. Lo dije con todo mi corazón y miré por la ventana. El caballero llamado ‘Neil’ que había venido a visitarme ya había desaparecido. Me temblaban un poco las manos.
‘No tuve más remedio que mentir. Así que no nos asustemos.’
No quería tener ningún contacto con nadie hasta reunirme adecuadamente a Noevian.
“¡Jonah, tráeme un poco de medicina!” (Marge)
“¿Por qué? ¿Qué tipo de medicina, Marge?”
“…Está claro que algo anda realmente mal con usted, Señora.” (Marge)
Y Marge, todavía estupefacta, empezó a buscar medicinas para alimentarme.
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