PAQAMD – Episodio 128
Los ojos de todos se volvieron hacia un lugar. Emile se tapaba la boca con ambas manos y se reía. Debió parecerle divertido ver adultos tan grandes como osos incapaces de moverse debido a las palabras de su madre.
Al mismo tiempo, Leonie también sonrió alegremente. No podía creer que pudiera volver a escuchar la risa de Emile. Sintió como una alegría brillante llenaba cada rincón de su alma.
Los dos Rutgers también se rieron ante la sonrisa de Leonie. Al mismo tiempo, Mark se secó silenciosamente una lágrima que fluía sin dudarlo.
Entre ellos, sólo Franz no se atrevió a levantar la cabeza con expresión hipnotizada. Siguió un momento de calma. Pero la misericordia que mostró el tiempo no duró mucho.
Sangre espesa brotó de la nariz de Leonie que sonreía.
Este mundo la estaba alejando.
Leonie lanzó una mirada de advertencia a los dos Rutgers que entraron en pánico al verla, y luego rápidamente se cubrió con la mano. Y susurró al oído del niño.
“También deberías saludar a papá.”
Leonie tomó la mano de Emile y se acercó a Franz. Incluso después de caminar sólo unos pocos pasos, se tambaleó visiblemente.
“Franz, este es tu hijo, Emile.”
Leonie apeló con ojos serios, como si le pidiera que siguiera el ritmo.
Emile se acercó apresuradamente a Franz. El niño se detuvo por un momento al ver a su padre luciendo tan demacrado, diferente a lo que había visto antes de quedarse dormido.
Franz, que leyó la vacilación del niño, abrió los brazos sin darse cuenta.
‘¿Por qué me siento de esta manera?’ (Franz)
Sin tiempo para pensar, Emile lo abrazó con tanta naturalidad.
“Papá, ¿estás bien?” (Emile)
Su corazón hervía mientras sostenía el cuerpecito cálido y esponjoso.
“Lo lamento.” (Franz)
Enterró su nariz en la cabeza de Emile y murmuró.
Leonie no podía quitarle los ojos de encima ni por un momento, como una fiera protegiendo a su hijo. Entonces Mark le tendió suavemente un pañuelo.
Rápidamente se secó la hemorragia nasal y le hizo un gesto al pequeño Rutger.
“No lo pierdas de vista.”
Él asintió con expresión seria.
Leonie se acercó al Gran Rutger, le agarró suavemente el extremo de la manga y le indicó que saliera.
Leonie, que lo había sacado, habló en voz baja desde un rincón del pasillo.
“Volveré pronto. Hasta entonces, por favor cuídalo.”
“No te preocupes. Emile también es mi hijo. Ve y cuida tu salud primero. De esa manera podremos vernos más a menudo.” (Gran Rutger)
‘Él tiene razón.’
Volver era lo mejor que podía hacer ahora. Cuando Leonie asintió, sosteniendo su mano, él le dio unas palmaditas en el dorso de la mano con la otra.
“Rutger.”
“¿Eh?” (Gran Rutger)
“… ¿No sientes curiosidad por nuestro hijo?”
Cuando Leonie preguntó, los ojos de Rutger temblaron violentamente.
Por supuesto que tenía curiosidad. Quería preguntar más, pero tenía tanto miedo que no podía hablar.
“En el momento en que usé mi habilidad sobrenatural justo antes de morir, le pregunté si quería ir conmigo. Luego dio unos golpecitos con el pie y estuvo de acuerdo.”
“Bien entonces…” (Gran Rutger)
“Así es, mi hijo definitivamente fue a ese otro mundo conmigo. Entonces, espera un momento. Me aseguraré de encontrarlo…”
Leonie hizo una pausa por un momento, con un nudo en la garganta. Al mismo tiempo, los ojos de ambas personas se llenaron de lágrimas.
“Si lo encuentro, definitivamente te lo traeré. El niño también debería ver el rostro de su padre.”
Rutger, que escuchaba en silencio su voz tranquila, la abrazó lentamente. Luego apoyó la cara en su hombro y sollozó en silencio. Leonie le acarició suavemente la espalda, que temblaba violentamente.
“Lo siento, Neoni. Estaba realmente equivocado.” (Gran Rutger)
“Yo también…”
Al ver que Rutger parecía a punto de colapsar, a Leonie le costó mucho pronunciar las palabras que había enterrado en lo más profundo de su ser.
“Yo también lo siento.”
Después de escuchar esas palabras, el cuerpo de Rutger se puso visiblemente rígido.
“En ese mundo, te conocí cuando eras muy joven. Cuando empecé a comprender poco a poco lo difícil que debió haber sido para ti, me di cuenta de que a ti tampoco te fue muy bien. Rutger, lo siento.”
Sacudió la cabeza vigorosamente.
“No. No es en absoluto culpa tuya. Todo es mi culpa. Estés donde estés, tú y tu hijo deben vivir felices y sin ninguna sombra en vuestro corazón. Yo me encargaré de todo, así que asegúrate de ser feliz.” (Gran Rutger)
Los dos se abrazaron en silencio.
Mientras tanto, el estado de Leonie se deterioró rápidamente. Mientras viajaba de ida y vuelta hacia el Oeste y corría entre los dos mundos, no pudo descansar adecuadamente. Su habilidad se agotó y todo su cuerpo gritó.
Se acercó a Emile nuevamente, apoyada por Rutger. El niño, que se había escapado de los brazos de Franz, miraba tranquilamente a Leonie.
“Emile, de ahora en adelante, escucha atentamente lo que dice tu mamá.”
“Sí, por favor, dime.” (Emile)
Los tiernos ojos del niño estaban llenos de Leonie.
“Mamá…” (Emile)
Leonie respiró hondo y habló con dulzura.
“Fui muy lejos para encontrar a nuestro Emile. Entonces fui demasiado lejos… Terminé viviendo en otro lugar.”
“¿Tienes que ir de nuevo?” (Emile)
Emile, que era un niño inteligente, se dio cuenta lo que su madre intentaba decir sólo por su expresión triste y su voz temblorosa. Leonie respondió, parpadeando ampliamente con sus ojos nublados.
“Mamá, tampoco quiero ir. No quiero hacerlo.”
Entonces Emile abrazó su cuello con sus suaves brazos.
“Esperaré, mamá. Escucharé bien, comeré bien y me comportaré bien.” (Emile)
(N/T: Les diré que en varios capítulos se me han estado escapando pequeñas lágrimas… Es un niño tan lindo, tan obediente, tan comprensivo.)
“Volveré después de sólo 20 noches de sueño.”
“¿En serio?” (Emile)
“Claro, lo juro por este trasero gordito.”
Al mismo tiempo, Leonie pellizcó ligeramente el trasero de Emile. Era una broma que sólo ellos dos conocían. El niño se retorció como si le hicieran cosquillas y la abrazó con más fuerza.
Cuando el niño soltó una risa alegre, las lágrimas de sus ojos comenzaron a brotar.
Leonie le secó las suaves mejillas y señaló al Gran Rutger.
“El nombre de ese tipo es Rutger. Es el Emperador.”
Él sonrió y saludó lo más amistosamente que pudo, pero sólo tuvo el efecto contrario. Emile se estremeció levemente ante el evidente sentimiento de intimidación.
“Él te cuidará mientras mami está fuera. Y esto es un secreto…”
Leonie le susurró al oído a Emile.
“Él es el mejor del mundo usando la lanza.”
“¿La lanza?” (Emile)
Emile también susurró suavemente.
“Sí, incluso los monstruos tiemblan de miedo y los villanos huyen con solo mencionar su nombre.”
Emile soltó sus brazos y miró a Leonie sorprendido.
“Mamá, hay un hombre que me da mucho miedo. ¿Esta persona también le ganará?” (Emile)
No era otro que Kurt.
“Es así. Ya lo agarró y lo metió preso. Lo regañó muy duramente. Nunca volverá a hacer eso. Puedes estar tranquilo ahora.”
Emile preguntó mientras lo examinaba en silencio.
“Sí él es más fuerte, entonces ¿Por qué se mueve lenta y pesadamente?” (Emile)
Emile preguntó con voz clara.
Leonie pensó por un momento y eligió una respuesta.
‘¿Este lugar le hizo algo malo a tu madre?’ – No, él ahora también es un agradecido benefactor que encontró a Emile.
En ese caso, ‘¿Porque ama a mamá?’ …Esto confundirá aún más al niño.
Leonie respondió, acariciando su hermosa mejilla.
“Eso es porque es amable. Aunque da miedo a la gente mala, es un caballero infinitamente generoso con las mujeres y los niños. Ahora, saluda.”
Entonces Emile se enderezó y mostró su respeto. Aunque era descuidado como un niño, tenía una actitud bastante seria.
“Emile Haber se encuentra con el Sol del Imperio.” (Emile)
Rutger, a pesar de su lucha infantil de hace un momento, aceptó el saludo de Emile con dignidad. Entonces Emile se armó de valor y habló.
“Su Majestad, yo, hmm… No soy un mal niño.” (Emile)
Entonces Rutger se arrodilló, se puso a la altura de sus ojos y extendió la mano para estrechar la suya.
“En ese caso, te doy la bienvenida.” (Gran Rutger)
La pequeña mano de Emile sostuvo dos dedos largos y gruesos y los agitó brevemente.
“Relájate hasta que tu madre regrese. Si necesitas algo házmelo saber. Definitivamente Jim aceptará llevar tu carga.” (Gran Rutger)
“¿Cualquier cosa?” (Emile)
“¡Sí!” (Gran Rutger)
“¿Puedo aprender a manejar la lanza también?” (Emile)
El niño preguntó bastante serio, tal vez porque todavía tenía fuertes recuerdos de haber sido perseguido por Kurt antes de quedarse dormido.
Entonces Rutger entrecerró los ojos y miró a Emile. <imreadingabook.com> Inmediatamente, agarró los pequeños hombros del niño con sus grandes manos y los recorrió hasta sus brazos.
“Vamos a ver. Oh, tus hombros son anchos, tus brazos largos y fuertes. Nunca he visto un cuerpo más perfecto para sostener una lanza.” (Gran Rutger)
Emile sonrió tímidamente ante el inesperado cumplido.
“El Imperio necesita guerreros valientes como tú. Es un honor para mí tener un discípulo tan grande.” (Gran Rutger)
Mark, que observaba en silencio la situación, vio una chispa en sus ojos y se secó la cara. Ya estaba sudando frío cuando pensó que tenía que proteger a Emile de ese hombre que no sabía nada.
Posteriormente, Leonie reveló que podían verse a través de la pintura y prometió regresar repetidamente en ‘veinte noches.”
Estaba claro que le estaba costando más separase de Emile, pero no tenía el coraje de aguantar más.
Leonie le dio a Emile un cálido abrazo una vez más y lo besó en cada mejilla diez o veinte veces antes de darse la vuelta.
Justo antes de ponerse el vestido que llevaba al dejar este mundo, el Gran Rutger preguntó con urgencia:
“Neoni, mi hija… ¿Tiene siquiera un nombre?” (Gran Rutger)
Incluso mientras llamaba a Emile, quería hacerle esa pregunta todo el tiempo. Si aún no lo había decidido, quería pensarlo con ella.
Lo mismo ocurrió con Leonie. Cuando regresó del campo de batalla el otro día, quiso elegirlo con él y hacerlo con todo su corazón.
Entonces, de repente, le vino a la mente un nombre.
“… Bree, llamémosla Brianna. Un niño valiente que definitivamente volverá con nosotros.”
Cerró los ojos suavemente y recitó el nombre ‘Brianna.’ Los hombros del pequeño Rutger junto a él temblaron levemente. Dijo eso porque pensó que se había quedado dormida, pero no esperaba que Leonie lo recordara. Pero la vergüenza duró poco y una calidez que sólo la familia puede sentir se extendió por él.
“Ese es un nombre realmente bueno. Gracias.” (Gran Rutger)
El Gran Rutger también cerró los ojos en silencio y murmuró.
Sin saber que en realidad fue otro Rutger a quien se le ocurrió ese nombre, asintió ruidosamente con la cabeza, levantó sus labios firmes y sonrió.
El pequeño Rutger no dijo nada porque su expresión parecía como si su anhelado deseo se hubiera resuelto de un vistazo.
El Emperador de este mundo levantó ligeramente a Emile, la sostuvo en un brazo y se despidió de su Emperatriz. Emile no lloró. Aunque el tiempo con su madre fue breve y aunque estaba ansioso, pudo controlar su corazón con la promesa de veinte noches. El niño reprimió su llanto y agitó vigorosamente los brazos.
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