Capítulo 108 – CLHIDCSC
Laritte, que estaba en la cama, cerró los ojos una vez antes de volver a abrirlos. Una imagen transparente, tal vez una ventana, llamó su atención.
Entonces, si mirara hacia la izquierda, vería a Ian.
Cuando giró la cabeza hacia la silla donde estaba sentado Ian, no pudo sentir el movimiento de su cuello, pero su visión cambió. El objeto negro borroso era obviamente el cabello de Ian. Él no estaba solo… con ella en la habitación, eran tres, incluida Mariposa.
“¿Dónde seré enterrada?”
La voz que se acercaba a la muerte llegó a Ian.
Él contuvo las lágrimas, aun sabiendo que Laritte no podía verlo con claridad.
“La anfitriona… del Ducado irá a un lugar adecuado para ella. La zona del castillo utilizado como osario* se encuentra en el punto más alto del Ducado. La mayoría de nuestros antepasados descansan allí, pero cualquier tumba está bien si lo deseas.” (Ian)
(N/T: * Los osarios son recipientes, cajas, edificios, pozos o sitios que tienen como finalidad reunir y guardar huesos humanos para su adecuado descanso.)
“Debe ser un lugar con una buena vista del exterior.”
“Cuando no hay nubes y el tiempo está muy despejado. Puedes ver el borde del castillo desde esa residencia del Ducado.” (Ian)
En ese lugar, Laritte estará satisfecha.
‘De vez en cuando, podré ver a Ian en el trabajo y también podré a la gente del Ducado hablando y riéndose unos de otros. En ese lugar, incluso podría ver la pequeña casa donde vive mi madre.’
Mientras reflexionaba sobre eso, Laritte abrió la boca para decir algo y luego la volvió a cerrar. Pensó que tenía algo más que decir, aunque no tenía nada que decir porque ya había hablado mucho en el transcurso de varios días.
¿Realmente ella tiene que preguntar algo más?
‘Por ejemplo, si él llega a ver a Olivia que de repente desapareció, no te enojes por ningún motivo… Yo ya dije eso.’
‘Incluso si te dejo solo, asegúrate de comer tres comidas al día… Lo dije cinco veces.’
‘…Asegúrate de comprobar dónde duerme Mariposa por la noche.’
‘…Siente la responsabilidad de ser el padre de Mariposa.’
Además de eso, recordó varias cosas que le había dicho antes. Parecía que él estaría bien si Laritte no pudiera volver a levantarse en algún momento.
“Laritte.” (Ian)
Ian gritó su nombre, preocupado por Laritte. Fue porque su débil respiración se había detenido por completo. Cuando ella escuchó la voz y el movimiento de Ian, su pecho volvió a subir y bajar.
“¿Sí?”
“…No es nada.” (Ian)
Ian suspiró aliviado.
Sabía que el momento de la despedida estaba a la vuelta de la esquina, pero no ahora… Al menos, una hora más… no, treinta minutos, un minuto, un segundo más…
Él sonrió débilmente mientras observaba cómo los ojos de Laritte se cerraban gradualmente.
“Parece que sería una buena idea que tomes una siesta.” (Ian)
Las cortinas de seda se balanceaban en la ventana y la chimenea estaba encendida. Los blancos paisajes invernales en la pared y todo lo demás llegaron a su fin, aunque Ian solo le dijo a Laritte que se fuera a dormir.
“Sí. Supongo…”
Ian continuó agarrando su mano, que estaba debajo del edredón, mientras le acariciaba las uñas. Sin el cuidado de las criadas, sus uñas, que antes eran suaves y brillantes, ahora estaban secas y partidas por la mitad, pero aún eran hermosas.
Ian preguntó.
“Que te parece dormir juntos.” (Ian)
Laritte no le temía a la muerte.
Él era completamente diferente de ella, que era insensible a todo en su vida. Fue una especie de autoprotección para Laritte borrar sus expresiones emocionales porque esa era la única manera en la que sería menos golpeada y herida en el Condado.
La mayoría de los humanos desconfiaban del sufrimiento y la razón original era que tenían miedo a la muerte. Temiendo el vacío después de la muerte, odian el dolor y el castigo e intentaban ser inmortales.
Entonces, la voluntad de Laritte de aceptar su muerte significó que su trágico pasado había mejorado. Aunque la cicatriz todavía estaba en su corazón, tenía un presente que era tan feliz que ya no podía llorar por el pasado.
Cuando él le dijo que durmieran juntos, Laritte se resistió a decir: ‘Entonces, hoy es nuestra primera noche’.
No sabía si Ian lloraría si contaba este chiste ahora…
“Puedes acostarte, pero ten cuidado de no acostarte sobre Mariposa.”
Luego, Ian levantó el edredón que la cubría e hizo un espacio para acostarse.
Mariposa se levantó para proteger a Laritte, luego se dio cuenta de que la otra persona era Ian y se relajó. Cuando curvó su cuerpo entre ellos y se acostó enfrentándolos cara a cara, Ian colocó sus brazos debajo de su cabeza. Era como si marido y mujer estuvieran durmiendo tiernamente con su hijo entre ellos.
“Mariposa se ha interpuesto entre nosotros. ¿Puedes verlo?” (Ian)
Ian lo explicó en caso de que Laritte no lo supiera. Gracias a eso, ella descubrió que la imagen brumosa debajo de sus ojos era Mariposa.
“…”
Laritte estaba a punto de decir algo y luego volvió a cerrar la boca. Esta vez, no porque no tuviera nada que decir, sino porque no tenía suficiente energía. Ni siquiera podía mover la boca, lo último que le quedaba en el cuerpo…
‘Ahora, realmente todo ha terminado.’
Tenía los ojos cerrados. Aunque el sol todavía brillaba, sentía que iba a dormir por mucho tiempo.
Ella dijo adiós.
‘…Adiós, Ian. Adiós, mariposa. Adiós, mamá.’
Las simpáticas criadas y Ava. Los caballeros tampoco podían quedarse fuera…
Luego también se despidió de las damas del club de pasatiempos.
Cuando se fue a la villa, sólo les dijo que no se sentía bien y que necesitaba estar fuera de la vista pública. Las damas se sorprenderán cuando se enteren. Si bien la Marquesa Lady Stella Hoveu era fuerte, era tan generosa que podría ser la primera en llorar.
No importa cuánto tiempo le dieron para su fin, quedó corto.
Entonces, Laritte tenía mucho en qué pensar, pero su cabeza poco a poco se fue enfriando, como una hoguera sin leña. No quedaba nada en el lugar lleno de pensamientos diversos.
De todos modos, fue un vacío feliz.
“…”
Ian enterró la frente en el pecho de Laritte.
“Mariposa se ha interpuesto entre nosotros.” (Ian)
‘… ¿Por qué ella no responde?’ (Ian)
“Eres la única que no responde a mis preguntas.” (Ian)
Los nobles le tenían miedo a Ian. Cuando él hacía alguna pregunta a alguno, naturalmente respondían diez. Sin mencionar que la niñera Ava también actuó con confianza en su trabajo. Solo Laritte le hacía bromas al evitar o ignorar deliberadamente sus preguntas.
A Ian también le gustaba eso, pero no ahora.
“¿Por qué no me respondes y te vas? ¿Cuál es la prisa…?” (Ian)
Ian siguió a Laritte y Mariposa y cerró los ojos. Las lágrimas no fluyeron cuando admitió que ella algún día moriría y se quedaría sin ella.
Las criadas llorarían mucho.
Esta era la habitación antes de que fuera tragada por la muerte, aun así, no había dolor.
Naturalmente, Ian no durmió.
* * *
“Eso fue lo que paso.” (Olivia)
En la sala de conferencias del templo, Astrid, que estaba sentada en lo alto de la mesa de conferencias, asintió con la cabeza. Su corazón se calentó cuando escuchó que Olivia había venido hasta aquí.
“¿No es una gran madre por venir aquí hasta el final para salvar a su hija? No importa cuán bajos sean.” (Diosa Astrid)
Astrid, en la forma de una mujer humana de más de cien años, buscó el consentimiento de los otros líderes.
El líder de los Dragones Rojos sacudió la cabeza confundido y luego tembló. Ante eso, levantó su vieja y arrugada mano derecha. Sus blancos poderes mágicos se agruparon en forma de esfera, y el tamaño no era nada comparado con el de los dragones ordinarios.
Ikar no pudo contener su sorpresa al ver el inmenso poder mágico transmitido a Seta.
“¿Astrid?” (Ikar)
“¿Es esto suficiente para conseguir el objetivo por el que viniste aquí?” (Diosa Astrid)
Si Astrid, que ya se había quedado sin vitalidad, diera esa cantidad, regresaría pronto a la tierra. Al leer las preocupaciones de Ikar, Astrid agitó su vieja mano y abrió la boca.
“Puedo hacer un buen trabajo en el último minuto de mi vida. Muchas gracias Íkar.” (Diosa Astrid)
Luego, le indicó a Olivia que estaba detrás de Ikar y Seta que se acercara. Olivia entró en pánico y luego se acercó a la mesa.
“Humano. ¿Cómo te llamas?” (Diosa Astrid)
“¡Olivia! ¡Cof, cof! Mi nombre es Olivia…”
Su voz tembló frente al más noble de los dragones. La anciana de cabellos blanco sonrió tímidamente.
“No hay nada de qué preocuparse. Es la primera vez que veo algo así en mis más de diez mil años. Mi corazón está tan conmovido. ¿Puedo preguntar si hay algo más que necesites?” (Diosa Astrid)
Aunque dudó, en realidad algo le vino a la mente. Antes de dejar a su hija, se suponía que debía cuidar a la enferma Laritte.
Destacaba un vestido blanco exhibido en la habitación de su hija. Olivia lo supo de inmediato porque había leído las cartas de Laritte docenas de veces. Era un vestido que no se pudría ni se desgastaba con el uso, al estar hecho de escamas del dragón.
‘Ella dijo que le encantaba el vestido de la anterior Duquesa, pero… Quizás incluso el poder mágico de ese vestido ya se ha consumido y ahora se ha convertido en un vestido ordinario, ¿verdad?’
Estaba claro que Laritte había dejado el vestido en la habitación con tristeza.
“Tal vez… Si no es de mala educación, ¿puedo conseguir unas escamas de dragón?”
* * *
Seta se convirtió en dragón y cruzó el cielo nocturno.
Olivia, que estaba montada sobre su espalda, quedó impresionada por las fuertes ráfagas de viento por todo su cuerpo, pero no pudo evitar sentirse renovada.
‘… ¡Laritte!’
Una risa salió involuntariamente. Con una sensación de cosquilleo insoportable, se rió a carcajadas. Seta volvió hacia atrás su alargada cara de lagarto.
“¿Estás feliz?” (Seta)
“¡Por supuesto!”
Recibió no sólo los poderes mágicos para salvar a su hija, sino también las escamas.
¿Debería estar llena de resentimiento por simplemente el precio de estar acostada boca abajo durante unos días? Las escamas son la debilidad del dragón. Cuando se convierten en el Señor Dragón, las escamas se caen por sí solas, por lo que Astrid con mucho gusto le entregó las escamas que había conservado.
Seta se rió, dejando al descubierto sus dientes del tamaño de una casa.
Cuanto más permanece el rostro de Laritte en el mundo, más naturalmente se regocija. Mientras tanto, Ikar desapareció, diciendo que tenía que mirar a los gatos en su mansión, pero él también parecía estar satisfecho.
Seta batió vigorosamente sus alas.
Estaban regresando con inmensos poderes mágicos, por lo que, si Laritte no había muerto, incluso podría despertar en las mejores condiciones posibles.
‘Espera un minuto…’ (Seta)
Cuando Seta pensó en eso, de repente se puso ansioso. Respiró pesadamente el aire del cielo nocturno con sus gigantescos pulmones de dragón. – ‘¿Podría ser que la mujer humana ya esté muerta…?’
‘…No. No debería haber ningún problema ya que el humano llamado Ian habría estado presente.’ (Seta)
‘La muerte es el reino de Dios, así que no podemos evitarla. Bueno, todo estará bien.’ (Seta)
Finalmente, llegaron a la residencia del Duque. Aterrizaron en el balcón del segundo piso de la mansión. Olivia, emocionada de ser elogiada por Laritte, abrió la puerta del balcón para entrar a la mansión. Sin embargo, la sonrisa de su viejo rostro desapareció.
En cambio, un espeluznante silencio en el vacío pasillo la envolvió.
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Nameless: Me olvide publicarlo el Viernes… Jiji, recién hoy me doy cuenta de que no lo publiqué.
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