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Episodio 107 – Visita de la Emperatriz Gotthrof

 

“¡Mi Señor!” (Mayordomo)

“¿Qué está sucediendo?”

Ante la pregunta inquisitiva, el mayordomo le sonrió a Lionel y se dio la vuelta como si le pidiera que lo siguiera.

Subiendo la escalera recién renovada y cruzando el pasillo color crema, Lionel notó que el mayordomo se dirigía hacia el salón.

‘Si vamos a la sala de recepción, ¿no significa que ha llegado un invitado?’

Lionel adelantó al mayordomo con sus largas piernas y finalmente echó a correr. Los asistentes que esperaban frente al salón abrieron rápidamente la puerta y la mujer que había estado en su mente durante días lo saludó con una sonrisa.

Antes de que Adele pudiera saludarlo, Lionel corrió y la abrazó como una bestia.

Cuando el mayordomo cerró la puerta silenciosamente para no perturbar la reunión de los amantes, Adele abrazó a Lionel por los hombros. Enterrando su rostro en su pecho que se sacudía salvajemente, parecía que la fatiga acumulada se había ido un poco.

“Vine porque quería verte, y me alegro de que hayas llegado.” (Adele)

Al escuchar sus sinceras palabras, Lionel irguió la cabeza y la miró a la cara.

Adele se quejó, mirándolo.

“Tenía muchas ganas de verte, pero no pude soportar la lluvia torrencial. Nunca pensé que me darían un título al día siguiente de mi regreso. En el Ducado de Despone, los feudos de los vasallos se encuentra envueltos en una rebelión.” (Adele)

Adele dejó caer esas sus palabras en los labios impacientes, luego cerró los ojos. El toque caliente y entrelazado la alejó al mundo. Todo lo que pisaba se alejaba más, y sentía como si solo la temperatura corporal que la tocaba fuera lo único en el mundo.

Lionel era como un río desbordado y Adele no podía seguirle el ritmo de su respiración.

Sus dedos, que alisaban su recto escote, tocaron sus sensibles orejas, y cuando Adele se encogió, le acarició suavemente los huesos de la clavícula para calmarla.

Los nervios que se habían concentrado en sus labios se movieron siguiendo su toque. Cada vez que tocaba a Adele, tan suave y flexible como si tocara el piano, ella se doblaba como un sauce.

“Escuché que decoraste la habitación en la que me quedé, tengo curiosidad por verla.”

Al oír la voz de Adele, Lionel levantó la cabeza. Ella estaba evitando su mirada con una cara sonrojada y como si estuviera desafiado su vergüenza, lo miró a los ojos. La vista era tan estimulante que el corazón de Lionel latió salvajemente sin fin.

Lionel miró a Adele con ojos brillantes y la abrazó.

“¿Cómo te fue?”

Sobresaltada, él la sostuvo por el hombro y Adele soltó una voz chillona, pero Lionel se dirigió a la habitación sin dudarlo.

Gracias a los hábiles órdenes del mayordomo a todos los sirvientes, Lionel entró en la habitación sin molestias y en cuanto se cerró la puerta se tragó los labios de Adele. Y le susurró al oído.

“No tienes idea de lo mucho que te he extrañado todas las noches.”

“De ninguna manera.” (Adele)

“No. No lo sabes. Si lo supieras…”

Lionel besó a Adele en la mejilla.

“No podrías haberte dejado llevar así y quedarte en el Palacio Imperial.”

Entonces Adele abrió mucho los ojos como si fuera un reclamo injusto y lo agarró por el hombro.

“No, escucha. ¿Acaso fue mi voluntad no poder venir todo este tiempo?” (Adele)

“Por favor cásate conmigo.”

Fue una propuesta repentina.

Adele, quedándose sin palabras, miró fijamente el rostro del hombre que la sostenía. Luego inclinó la cabeza y lo besó, luego envolvió sus dedos alrededor de su grueso cuello y lo acarició, como si estuviera perdida en sus pensamientos.

Después de un momento fugaz que a Lionel le pareció una eternidad, Adele asintió lentamente y sonrió.

“Si.” (Adele)

Lionel gimió con fuerza, luego se acercó a la cama, la sentó y sacó una pequeña y pesada caja roja de la caja fuerte. Contenía un regalo en el que había reflexionado cientos de veces durante el invierno pasado.

En la parte superior del anillo de oro blanco delicadamente elaborado, el delicado detalle, que parecían encarnar las olas rugientes del mar embravecido, sostenían un diamante amarillo intenso que se asemejaba a las pupilas de Adele.

Lionel se arrodilló respetuosamente, tomó con cuidado la mano de Adele y la miró. Cuando Adele intercaló su mirada entre el anillo y él, Lionel frunció los labios con una expresión nerviosa.

“¿Qué estás haciendo y no me lo colocas?” (Adele)

Cuando ellase echó a reír, el nervioso Lionel le devolvió la sonrisa. Con mano temblorosa, deslizó con cuidado el anillo en el delgado dedo de Adele. El anillo que preparó encajaba perfectamente en el dedo de Adele.

Lionel besó con reverencia el dedo anular de Adele y la miró.

“Adele.”

“Si.” (Adele)

“Por favor, cásate conmigo.”

Adele asintió con la cabeza con expresión sonriente ante su propuesta franca y llana sin retórica.

Luego él la abrazó con fuerza. Adele fue empujada hacia atrás en la cama mientras Lionel, emocionado, se levantaba. No importa quién tomó la iniciativa, se produjo un beso anhelante.

La habitación fría sin chimenea se volvió caliente.

(N/T: Creo que a este paso va a llegar la bendición antes que el matrimonio.)

 

****

 

Lionel estaba ansioso por casarse con Adele de inmediato, pero ¿cuándo se hicieron realidad sus deseos en este mundo?

No mucho después de que Adele llegara a Ehmont, le llegaron dos cartas. El remitente no era otro que el Emperador Gotthrof y el otro la Emperatriz viuda.

Parece que Lucio no estaba tranquilo después de dejar partir a su hermana. La esencia de la carta era breve y concisa.

 

[‘Hermana, realmente quiero encargarme de tu boda esta vez. Por favor pospón tu matrimonio con Lionel Herbert por medio año.’]

 

El contenido de la carta de la Emperatriz viuda no era muy diferente al de Lucio.

 

[‘No importa cuánto sea un segundo matrimonio, llevar a cabo la boda de la Princesa Gotthrof de manera descuidada es un detrimento para el prestigio de la familia imperial. Lucio estará de visita pronto, así que posponga la boda hasta entonces.’]

 

‘Pero ¿no es el huevo de diamante que brilla en su dedo demasiado grande para llamarlo ‘en mal estado’?’ (Adele)

Lionel le preguntó a Adele, quien dejó de leer la carta y miró sus dedos con expresión seria.

“¿Por qué es eso?”

Adele dobló la carta y haciendo contacto visual con él, pronuncio unas palabras como un trueno del cielo.

“Creo que deberíamos posponer nuestra boda.” (Adele)

“… ¿Qué significa eso?” – Lionel se quedó sin palabras como si lo hubieran estrangulado. – “¿Qué está sucediendo?”

Adele miró al hombre que estaba a punto de llorar y tomó su mano suavemente como para consolarlo.

“Lucio.” (Adele)

“…”

“Mi hermano menor, el Emperador de Gotthrof, dice que él mismo quiere organizar mi matrimonio esta vez.” (Adele)

Ante sus palabras, Lionel endureció los labios mientras asentía con la cabeza.

Él recordó la imagen de ella llegando a Ehmont sola en un carruaje, sin sirvientas acompañándola excepto por el carruaje cargado de regalos. – ‘Entonces, ¿cómo podría rechazar la oferta de su hermano de querer acompañar a su hermana esta vez?’

Adele sonrió irónicamente y acarició su ancha espalda.

 

****

 

Era triste que la boda se pospusiera, pero era aún peor para Lionel que Adele estuviera muy ocupada.

Para manejar el trabajo que surgía como un maremoto todos los días, se encerró en la Residencia de la Orden de Magos durante varios días, y cuando salía, salía armada para destruir alguna torre cercana.

Vestida con una capa negra y montando un enorme caballo de guerra con una larga espada negra colgada a la espalda, era majestuosa como una personificación de la guerra y seductora como la personificación de la noche.

“Estaré en el Marquesado Herbert. Nos vemos cuando vuelvas.”

Lionel, que no había sostenido a Adele en sus brazos durante los últimos días, y mucho menos tenido una larga conversación, la besó en el dorso de la mano, sintiéndose arrepentido y abatido.

“Por favor tenga cuidado.”

Quería ir con ella, pero como comandante de la guardia, Ministro de defensa y fuerza clave en la revolución, la responsabilidad que asumía no era menor que la de Adele.

Los ojos de Lionel se entristecieron cuando vio a Adele correr hacia el vasto desierto que conducía al Cuartel General Contra las Torres formada por magos y caballeros.

‘Si, este viaje será de uno o dos meses.’

Lionel se paró en lo alto de las murallas, exhaló un largo suspiro y barrió toscamente su rostro.

“No vayas en contra de los deseos del Ministro hasta que la Condesa Uberlingen regrese.” (Jackal)

“… Ya se ha ido ahora.”

“… Así es.” (Jackal)

La voz de Henry Jackal, que los había estado observando desde atrás, desapareció en el brillante sol de verano.

 

****

 

<Unos dos meses después de eso.>

 

Las palabras de Adele sobre la destrucción de las torres en todo el imperio en un periodo de dos años eran certeras.

Con Adelaide como eje principal del Cuartel General Contra las Torres, ella se movía incesantemente sin un momento de descanso.

Antes de que ella regresara, los magos, que habían estado confundidos, comenzaron a desempeñar bien sus respectivos roles, centrándose en una organización orgánica llamada Sede Contra las Torres de Ehmont.

Al principio, incluso las personas que habían estado viviendo en Ehmont fueron más allá de la admiración y sintieron asombro al ver cómo las torres eran destruidas a una velocidad aterradora. Junto con la Emperatriz Elizabetta, la popularidad de la Condesa Uberlingen se disparó todos los días.

El verano caluroso y feroz ha pasado, y la brisa fresca del otoño claramente ha llegado.

Al ver la puerta de la capital a lo lejos, el corazón de Adele se impacientó. Tan pronto como azuzó a su caballo que ya galopaba rápidamente, los magos que la seguían gritaron de agonía.

“¡Oh, líder! ¡Por favor, vaya más despacio!” (Mago 1)

“¡Capitán!” (Mago 2)

Adele miró hacia atrás y les gritó a los magos.

“Ustedes vayan despacio! ¡Yo iré primero!” (Adele)

Luego se adelantó cabalgando a una velocidad increíble. Incluso los caballeros con ella admiraron sus habilidades para montar a caballo.

“¿Por qué tiene tanta prisa?” (Mago 3)

Cuando alguien se quejó insatisfecho, uno de los caballeros habló por Adele.

“¿Acaso no escuchaste? Se dice que la Emperatriz Gotthrof llegó ayer a la capital.” (Caballero)

“¿Qué? ¿La Emperatriz viuda?” (Mago 3)

El caballero miró al sorprendido mago con algo de lástima y se encogió de hombros.

“Está aquí porque vas a haber una boda pronto, ¿no?” (Caballero)

“Oh, el Ministro de Defensa debe haber tenido un momento bastante difícil.” (Mago 3)

“Supongo que así es. Si su suegra es la Emperatriz viuda, es espeluznante solo de pensarlo.” (Caballero)

Las personas casadas temblaron y armaron un escándalo.

 

****

 

Y había otra persona que se preocupaba por Lionel tanto como ellos.

“¿El Ministro va a tener un invitado?”

Era la Emperatriz Elizabetta. Theseus asintió levemente y miró a la Emperatriz Gotthrof.

A pesar de que debe haber permanecido en un carruaje durante mucho tiempo, la espléndida decoración que se envolvía firmemente alrededor de su cuello y el dobladillo elegantemente ondulado de su falda sin arrugas eran tan perfectos que podía haber asistido a un banquete de inmediato.

Sus hombros y cintura eran tan rectos que era difícil creer que se acercaba a la vejez, y su exclusivo sombrero al estilo de Gotthrof, que parecía una corona, estaba tachonado con grandes perlas.

Fue en la medida en que todas las personas que salieron a su encuentro miraron a la Emperatriz viuda de Gotthrof con asombro.

Elizabetta, con una sonrisa amistosa en su rostro, la saludó cortésmente.

“Se necesitó mucho trabajo para llegar desde tan lejos. Bienvenida a Ehmont, Su Alteza.” (Elizabetta)

“Quiero agradecerles por su cálida bienvenida.” (Emperatriz Viuda)

Al ver ‘esa’ apariencia maternal en la madre de Adelaide, Elizabetta endureció su estómago.

“Venga por aquí, por favor.” (Elizabetta)

Elizabetta invitó a la Emperatriz Gotthrof a una gran cena, y la Emperatriz viuda disfrutó la comida con Elizabetta usando perfectamente la etiqueta de Ehmont. Pero incluso entonces, la Emperatriz viuda ni siquiera le dirigió una mirada a Lionel. – ‘Estoy segura de que ni siquiera sabía que él era el hombre con el que su hija se casaría.’ (Elizabetta)

Por supuesto, el lado de Lionel también fue complicado. Aunque sabía que la Emperatriz viuda lo estaba ignorando a propósito, escuchó sus palabras con asentimientos intermitentes, sin cambiar el color de su rostro.

Sin embargo, contrariamente a su apariencia tranquila, la camisa dentro de su chaqueta estaba empapada de sudor.

‘¿Por qué? Adele le había informado que el Emperador Lucio de Gotthrof los visitaría antes de la boda, pero la visita de la Emperatriz viuda es inesperada.’ (Lionel)

Además, la Emperatriz Viuda de Gotthrof era la Emperatriz que controlaba el imperio. Como podía inferirse por el hecho de que envió a Adelaide a Ehmont, no era una madre amorosa, era una gobernante antes de ser madre.

Adele no mencionó nada sobre su madre, pero Lionel quería complacerla a toda costa. Fue porque quería darle a ella, que siempre parecía estar sola, una boda que fuera bendecida por todos.

Sin embargo, la Emperatriz viuda, que lideró la atmósfera sin dudarlo mientras dejaba escapar un aire frío como el hielo, estaba revelando claramente que no le gustaba Lionel.

Una gota de sudor frío cayó sobre la espalda de Lionel mientras se esforzaba por hacer contacto visual con la Emperatriz viuda.


Nameless: Michi… La Emperatriz Viuda me cae tal mal, ahora haciéndose la preocupada cuando fue ella quien inicialmente envió a su hija allí. Hmmmmm.

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Nameless

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  • Me fastidia que para el final se pretenda cambiar algo de un personaje solo porque el autor quiere, aunque no tenga sentido ni vaya al contexto.
    La emperatriz de madre preocupada se ve tan chocante como ver a Despone genuinamente arrepentido de algo. Toda la novela se ha visto como alguien de sangre fría, una víbora de cascabel al mismo nivel que Ulrich... queda mal su "cambio".

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Nameless

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