Episodio 70 – Puedes renunciar a ser mi asistente
Adele estaba desconcertada por el regreso de Theseus y la solicitud de una reunión privada, pero accedió fácilmente a su solicitud.
Theseus miró a la Emperatriz sentada frente a él. Era una falta de respeto tratar con la Emperatriz de esa manera, pero Adele, lejos de mostrar ningún disgusto, estaba ocupada aprovechando la oportunidad para mirarlo frente a frente.
El silencio que la mayoría de la gente no puede soportar se asentó como la niebla, pero ninguno de los dos parpadeó. Frente a la Emperatriz, Theseus sintió intensamente porque Lionel se había sentido atraído hacia ella irremediablemente.
La Emperatriz era una persona como el sol. Como la luz intensa que puedes sentir incluso cuando cierras los ojos para no verla, cautivaba a la otra persona en un instante.
El corazón de Theseus también se hundió pesadamente.
“Por favor, perdone la grosería.” (Theseus)
“Si hay algo que quieras decirme, dígalo claro. Me gusta que sean directo.”
Después de pensar en las palabras de la Emperatriz por un momento, Theseus abrió la boca con dificultad.
“La tira reactiva contra venenos que le ofrecí hace un momento es en realidad un elemento secreto que solo está permitido para el linaje directo de la familia Baldr. No importa cuán amigable sea, no es algo que se puede entregar a extraños. Hoy se lo entregué a Su Majestad en nombre de la familia Baldr como señal de confianza.” (Theseus)
Ante las palabras de Theseus, Adele sintió pena por él.
“No se preocupe, no le he dicho a nadie sobre la prueba de envenenamiento que recibí del Ministro el otro día. Tendré cuidado con esa parte en el futuro.”
“No es que sea difícil. No se preocupe, confió en que no está destinado a ser expuesto, pero no es algo que deba caer en manos de extraños. Sin embargo, la razón por la que menciono este tema es…” (Theseus)
Adele inclinó la cabeza con curiosidad mientras Theseus vacilaba. Sin embargo, Theseus no podía hablar con soltura y eligió que decir durante mucho tiempo.
“Señor Baldr.”
“Lo siento. Mmm… Entonces, lo que quiero decir es… Incluso si Lord Baldr ha aceptado el puesto de ayudante para beneficio mutuo, si no tuviera la suficiente confianza en Su Majestad, probablemente no le habría entregado las tiras reactivas para venenos.” (Theseus)
Adele mantuvo una expresión suave mientras examinaba atentamente las verdaderas intenciones de Theseus.
“Le debo mucho al Ministro y al Duque Baldr. También confío mucho en el Ministro.”
“Gracias por decir eso. Su Majestad, ¿el puesto de ayudante no es permanente? En algún punto, llegará el momento en que Su Majestad ya no necesitará un ayudante.” (Theseus)
“…”
“Incluso si Lord Baldr, mi hermano, renuncia a su puesto como ayudante, Baldr siempre hará todo lo posible, tanto en mente como de corazón, por Su Majestad.” (Theseus)
“Entonces, Su Majestad, como hermano mayor de Lionel le pido, por favor… Por favor proteja su honor en cualquier circunstancia.” (Theseus)
Theseus se levantó de su asiento e inclinó la cabeza profundamente. La sincera preocupación del hermano mayor por su hermano menor era apenas visible a través de la delgada cortina.
Y Adele se vio abrumada por sentimientos contradictorios de querer verlo, pero no querer verlo. Es una situación con la que simplemente está de acuerdo, pero ¿por qué es tan difícil mover la boca como si tuviera un nudo en la garganta?
Adele exprimió todas las fuerzas de su cuerpo y apenas levantó la voz.
“Por supuesto. No se preocupe.”
Pero de alguna manera, no importaba lo mucho que lo intentara, no podía sonreír.
****
Después de que Theseus se fue, Adele permaneció sentada en el sofá, perdida en el hilo de sus pensamientos. El significado del circunloquio* de Theseus estaba claro.
(N/T: * Figura retórica que consiste en expresar mediante un rodeo lo que puede decirse de forma más breve.)
‘Incluso si Lionel Baldr no es su asistente, la familia Baldr apoyará a Su Majestad, así que considere su honor y renuncie a que sea su asistente en el momento apropiado.’
‘Pero ¿por qué acudió a mí y no a Lionel?’
Adele se puso de pie y luego se sentó en su escritorio en la oficina. Luego abrió el cajón y sacó un pequeño y brillante estuche plateado.
Su rostro reflejado en el estuche estaba lleno de cavilaciones. Adele respiró hondo y fue absorbida por ese día que siempre llenaba un rincón de su mente.
Una noche en que sólo su rostro llenaba su campo de visión, sus ojos, que siempre estaban bien cuidados, la contenían con una mirada ansiosa. Su respiración se aceleró, en el momento en que sus ojos fueron atraídos por la frente recta, los ojos profundamente hundidos y la nariz patricia.
‘¿Qué hubiera pasado si no me hubiera despertado y lo hubiera llamado en ese momento? ¿Por qué se acercó a mí mirándome con esa cara? ¿Por qué siempre que hago contacto visual con él, gira la cabeza, por qué…? ¿…Y por qué cuando pienso en él… me siento emocionada?’
‘¿Por qué le doy sentido a todo esto? ‘
Adele suspiró y cerró los ojos.
Pero luego, la Señora Giggs, que estaba esperando afuera, entró en silencio y anunció la presencia de otro visitante.
“Su Majestad, su ayudante pide verla.” (Sra. Giggs)
Adele contuvo el aliento y rápidamente sacó el espejo. Después de examinar cuidadosamente el color de su rostro, volvió a su actitud relajada y asintió.
Mientras la señora Giggs salía de la habitación, Adele empujó el estuche que sostenía en el cajón. <imreadingabook.com> Sin embargo, en lugar de intentar cerrar el cajón tal como está, nuevamente sacó el estuche después de sopesarlo por un momento.
Cuando escuchó el sonido de los pasos, su corazón latía extrañamente. Adele respiró profundamente, cerró el cajón y levantó lentamente la cabeza.
“…”
Sin embargo, Adele se congeló por un momento, sintiéndose avergonzada de su saludo pausado.
Él la miraba con una suave sonrisa en los labios. Adele se mordió el labio levemente ante el afecto que se formó alrededor de esos largos ojos curvos.
Lionel la saludó cortésmente con una sonrisa encantadora.
“Su Majestad la Emperatriz.” (Lionel)
Adele bajó los ojos y se levantó rápidamente de su asiento. Presionó su pecho agitado y puso fuerza en la mano que sostenía el estuche.
“Vamos.”
“¿Qué pasó?” (Lionel)
Al darse cuenta de la actitud de Adele ligeramente diferente a la habitual, Lionel se sentó en el sofá frente a ella y examinó su rostro. Sus mejillas hormiguearon mientras él examinaba cuidadosamente su rostro. Adele cerró los ojos y sacudió la cabeza.
“No. Nada importante.”
Adele abrió los ojos y levantó la mirada. Los ojos azul oscuro parecían estar llenos de una mezcla de preocupación y ansiedad. Adele abrió la boca en un tono tranquilo.
“Lord Baldr y la Gran Duquesa de Grand acaban de visitarme. Me contaron lo que sucedió en el Comité de Gobierno Central. Ahora que lo pienso, ¿no viniste con ellos?”
“Estaba camino a la residencia oficial en ese momento. Estoy seguro de que ha oído que podrá asistir a la Reunión de Comité Central.” (Lionel)
“Sí. Me lo dijeron los dos hace un momento, pero quiero dar a conocer la situación del Condado Calvin en la próxima Reunión del Comité Central.”
“Prepararé el material relacionado.” (Lionel)
Cuando el comportamiento y el tono de Adele se suavizaron, Lionel nuevamente la miró con una sonrisa. Adele, que lo miraba fijamente, ladeó la cabeza y preguntó.
“¿Por qué estás sonriendo todo el tiempo?”
Entonces Lionel levantó las cejas y respondió.
“Porque dijiste que no te gustaba porque seguía dando una impresión muy seria.” (Lionel)
“¿Cuándo hice eso?”
“¿No me dijiste que dejara de fruncir el ceño entonces?” (Lionel)
“Te dije que fruncir el ceño crea arrugas. Deja de hablar, ¿por qué sigues riendo por cualquier cosa buena?”
Lionel sonrió e inclinó la cabeza. “¿No le gusta que me ría?”
“¿Eh?”
Adele preguntó inexpresivamente ante la pregunta que llegó inesperadamente.
Lionel bajó la vista, se pasó los dedos por la barbilla y luego volvió a levantar la mirada. Como el mar negro en una noche de tormenta, sus pupilas parecían vagar en las profundidades. Adele fue presa de una emoción desconocida que invadió sus ojos.
Adele negó levemente, mientras él se quedó en silencio como si exigiera una respuesta.
“No.”
Entonces, como si esperara esa respuesta, Lionel frunció los ojos y levantó los labios. Sus ojos torcidos brillaban como estrellas, y sus dientes rectos apenas eran visibles.
Mirando esa sonrisa como si estuviera poseída, sin saberlo apretó el puño, recordando la existencia de un caso que había olvidado por un tiempo.
Mientras Adele miraba el estuche, Lionel, que siguió su mirada, también lo vio.
“Oh… ¿No es ese el estuche que le di? Tienes algo que revisar.” (Lionel)
“No, no es eso…”
Adele miró a Lionel a los ojos.
“Lionel.”
“Dígame.” (Lionel)
“¿No me dijiste que no podía mencionarle esto a nadie?”
Al hacer contacto visual con Lionel, que la miraba con ojos abiertos como si estuviera avergonzado, una sensación de travesura se disparó en su interior. Adele sonrió e inclinó la cabeza.
“Lord Baldr dijo eso. Dijo que es algo que no se revela a los extraños en absoluto.”
“…No es un tabú.” (Lionel)
“¿Hmm? El líder de la familia Baldr también me lo dando como regalo después de pensarlo mucho.”
“¿El Duque Baldr también le entregó las tiras reactivas de prueba?” (Lionel)
“Eh. Me pidió que lo usara en secreto. Deberías haberme dicho al menos una palabra de que no debía ser utilizada de manera conspicua* por mí.”
(N/T: *Visible.)
‘¿Qué hubiera hecho si al no saberlo lo usaba descuidadamente frente a los demás?’
“Si se lo hubiera dicho como si le estuviera dando algo grandioso, ¿lo habría aceptado?” (Lionel)
“…”
“De todos modos, las tiras reactivas contra veneno son fabricadas por mí para la familia. Si se corre la voz o el veneno en el mercado cambia, las tiras de prueba cambiarán rápidamente, así que no se preocupe.” (Lionel)
“…”
Adele miró el rostro bien cuidado de Lionel antes de hablar.
“Dado que el Duque Baldr y la Gran Duquesa de Grand insistieron en mi asistencia a la Reunión de los Grandes Dioses, la gente debe asociarme con las dos familias ducales ahora.”
Lionel, que estaba escuchando a Adele, se quedó paralizado. Contuvo el aliento por miedo a qué diría a continuación, pero la Emperatriz añadió con calma en un tono despiadado.
“Lionel, ya obtuve lo que estaba buscando al tenerte como mi ayudante. Espero que tú también hayas obtenido lo que necesitas.”
“…” (Lionel)
“Entonces, puedes renunciar a ser mi asistente en el momento que quieras.”
Lionel apretó los puños con fuerza sintiendo que la sangre se drenaba de su cuerpo. Un escalofrío se apoderó de él e incluso exhaló un aliento frío.
Quería ocultar su agitación, pero no pudo darse el lujo de fingir que no pasaba nada. Lionel agachó la vista y apenas logró emitir unas palabras.
“…Por qué eso de la nada.” (Lionel)
“Todo el mundo tiene una vaga idea de por qué te convertiste en mi ayudante. Si renuncias al puesto de ayudante en la medida en que se satisfagan los intereses de cada parte, el peso del honor no será tan pesado.”
‘El peso del honor.’
Lionel se mordió el interior de los labios con fuerza. Sintió que su consideración estaba perforando cruelmente su corazón.
“¿Ha cumplido Su Majestad todos los propósitos que quería?” (Lionel)
“…”
De repente él levantó la cabeza y miró a Adele. Los ojos enrojecidos del hombre temblaron violentamente como si fuera a tragarse a Adele.
“Sus palabras de que esta tierra es como el infierno no desaparecen de mis oídos.” (Lionel)
“…”
“Acabamos de dar un paso y el péndulo inclinado apenas se ha movido. Estaré ahora más que nunca al lado de Su Majestad.” (Lionel)
“…Lionel.”
“Si Su Majestad juzga que todo se ha logrado, entonces ordéneme que renuncie a mi puesto como ayudante de campo.” (Lionel)
‘Dios, ¿por qué me haces eso?’
El rostro de Adele mientras lo miraba se contrajo lentamente.
****
Lionel salió del Palacio de la Emperatriz como si estuviera escapando. La altura de sus arremolinadas emociones era tan alta, y se balanceaban sin ni siquiera poder hacer nada que no sabía qué tipo de cara y ojos estaba mostrando.
Su razón afilada se volvió embotada y confusa frente a la presencia de la Emperatriz, y una sola palabra y un puñado de miradas lo excitaban, y luego se sumergió en el abismo una y otra vez.
De pie al costado del vacío camino, Lionel agachó la cabeza, enterrado en su propia sombra. Le tomó bastante tiempo que las emociones salvajemente fluctuantes disminuyeran.
El frío viento otoñal le acarició las mejillas. Lionel tomó un profundo respiro, esperando que su pecho caliente se enfriara gradualmente. Fue lamentable verse tan afectado por las palabras de la Emperatriz.
Lionel pensó de nuevo. – ‘¿Es prudente renunciar ahora? ¿Me arrepentiré?’
‘Como dijo Theseus, el final de esta relación está preestablecido de todos modos. Y la Emperatriz es alguien que quiere vivir toda su vida como miembro de la familia imperial y que busca proteger su dignidad y honor como miembro de la familia imperial.’
Entonces Lionel hizo una promesa. Decidió arreglar su corazón que se atrevía a anhelar a la Emperatriz con lealtad.
Habrá innumerables repeticiones de días como hoy en los que se deje llevar por una sola palabra, pero si su corazón se vuelve cada vez más débil, ¿no permanecerá solo la lealtad? – ‘Ah, una vez deseé a una persona tan noble.’
‘¿No llegará el día en que podamos recordar?’
Como siempre, Lionel fue una persona que caminaba por el camino que quería caminar, aunque se arrepintiera. Sin embargo, la cara distorsionada de su hermano seguía viniendo a su mente.
“Parece que ha llegado el momento.”
Lionel enderezó sus hombros encorvados con un rostro firme y siguió adelante.
Nameless: Pensé que se refería a renunciar su puesto como asistente. Pero no. Hay sorpresa.
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