Capítulo 16.1 – La amante de Damien (1)
La medicina no fue la que Damien hubiera esperado. Los ojos del médico tratante y su doncella exclusiva Margaret, con quienes se había reunido antes, estaban preocupados y aliviados al mismo tiempo.
“Señora, ¿se encuentra bien?” (Margaret)
“Deberá guardar reposo absoluto por el momento.” (Médico)
El médico de la casa Thisse dijo que Chloe tenía suerte de no tener fiebre, y nuevamente pidió reposo absoluto, y luego se retiró. Chloe luchó por levantarse de su asiento y se apoyó en la cabecera de la cama. Dirigiéndose a la doncella que le puso una almohada a la espalda, dijo.
“Margaret, ¿qué pasó con los invitados?”
Margaret apenas pudo contener su corazón trastornado cuando vio que la anfitriona, que cayó bajo el hielo y apenas recuperó la conciencia, se preocupaba por sus invitados con sus primeras palabras. Los otros sirvientes que atendieron a los invitados dijeron que todos ellos no ocultaron su desdén por la Duquesa enferma, lo que enojó a Margaret aún más.
“Todo el mundo se ha retirado… Excepto una persona.” (Margaret)
Mirando la expresión apagada de Margaret, Chloe pudo intuir quien había permanecido en la finca.
“… ¿Es la Marquesa?”
“En realidad, es la señora quien cayó al agua, pero no sé por qué esa mujer se desmayó. ¿Qué es?” (Margaret)
Al escuchar la queja de la criada, Chloe cerró sus pesados ojos una vez y luego los abrió. Afuera estaba oscuro.
“Aun así, qué suerte que el Maestro salvó a la Señora sin demora. El hecho de que la Gran Señora no se encuentre en el castillo también fue una ayudado del cielo. Si la Gran Señora hubiera presenciado eso, el pobre Doctor Brown habría tenido que atender a tres pacientes enfermos en una noche.” (Margaret)
Chloe con los ojos desenfocados analizó sus pensamientos por un momento. Tal como dijo la doncella, el Duque Damien Ernst Von Thisse cumplió con su deber como esposo al rescatar a su esposa de ahogarse. No pretendía ignorar el hecho de que el Duque también se había aventurado en una situación potencialmente peligrosa.
Pero ciertamente, si no hubiera invitado a su amante, la Marquesa Isabella, ¿realmente hubiera sucedido el incidente de ella cayendo al lago helado? Es poco probable que la silla de patinaje, que estaba inmóvil, se moviera tan rápido por sí sola, por lo que alguien la empujó a propósito.
“¿Pasó algo más?”
“¡El colapso de la Señora fue lo más grande!” (Margaret)
Chloe recordó la situación justo antes de que la empujaran. Había varias personas que corrían rápidamente a su alrededor, silbando, conversando y alardeando, pero las personas detrás de ella eran bastante predecibles. La persona que la empujó podría haber sido la misma Marquesa Isabella, o alguien más a quien ella haya instigado.
El incidente fue lo suficientemente grave como para ser algo que alguien hizo arbitrariamente para ganarse el favor de la Marquesa.
“… Margaret. ¿Dónde está la habitación de la Marquesa Isabella?”
“¿Por qué pregunta eso, Duquesa?” (Margaret)
La doncella preguntó con cautela, sin ocultar su expresión preocupada.
“Hay algo que tengo que decirle.”
La expresión de Chloe mostraba rastros de profunda preocupación. Estaba claro desde el principio que la Marquesa sentía cierto resentimiento por ella. Si la Marquesa hubiera estado enamorada del Duque durante mucho tiempo, habría sido así. Chloe incluso le llamó la atención frente a otras mujeres, por lo que no era de extrañar que su malicia se volviera aguda como un picahielo.
Pero aparte de que Chloe podría entender sus circunstancias, no era el trabajo de Chloe consolar al Marquesa que estaba herida por haber sido abandonada por su amante. Para Chloe ganarse su favor, era como hacer algo gracioso para desacreditar su posición como Duquesa en público, y para ser honesta, no quería hacerlo.
Desde que llegó a El Castillo de los Abedules, Damien siempre la ha presionado para que cumpla con su deber como Duquesa. De hecho, constantemente le lanzaba grandes y pequeños desafíos, y Chloe lo soportó con todas sus fuerzas, sin querer quedar atrapada en ninguno de sus retos.
Fue lo mismo en este caso. Chloe notó que los deberes de una Duquesa incluían no dejarse amilanar en la lucha de mujeres. Como resultado, he estado tratando con invitados groseros durante dos días, pero sus pensamientos cambiaron cuando la amante de su esposo realmente amenazó su vida.
Si el odio de la Marquesa era más profundo de lo que parecía, no había garantía de que no pasara lo mismo la próxima vez.
“¿Me guiarías allí?”
“Mi Señora.” (Margaret)
“No te preocupes, no sucederá nata como gritos y peleas entre la amante y la esposa legítima.”
Chloe sonrió con amargura frente a la doncella que no sabía cómo ocultar su expresión. Las alianzas son mejores para eliminar peleas innecesarias. Se le ocurrió que no había ninguna razón para que ella se arriesgara a una humillación innecesaria en público y arriesgara su vida solo porque estaba casada con el Duque.
“Pequeña Señora. Sé que es una blasfemia, pero tal vez esa mujer es quien está detrás de lo que le pasó en el lago…” (Margaret)
“Fue solo un accidente desafortunado, Margaret. Entonces, si alguno de los sirvientes está malinterpretando la situación, por favor corrígelos.”
Chloe cortó suavemente las palabras cuidadosamente pronunciadas por la doncella. Fue una situación que podría haberla matado, pero estaba claro que indagar en el caso y castigar a la Marquesa tendría malas consecuencias. Fue por ello la negativa Chloe a embellecer los chismes mientras estaba enredada en ese enamoramiento, y además no había garantía de que los otros presentes en la escena se pusieran de su lado.
El corazón de Chloe se congeló un poco más cuando llegó a la conclusión de que el Duque podría estar entre los que no se pusieran de su lado.
Al final, podría verse como una Duquesa cegada por los celos, y tendrá que cargar con las cicatrices de no ser vapuleada en los salones de otras personas.
Su resolución de encontrarse con Isabella y hablar con ella se hizo más fuerte. No podía revelar el hecho de que ella y el Duque se casaron por intereses mutuos. <imreadingabook.com> En cambio, podría decirle con seguridad que, en cuanto a la relación entre ella y el Duque, ella no tenía nada que ver y tampoco quería tener nada que ver con él y que podían susurrarse amor en algún espacio secreto fuera de sus ojos, pero respetando su espacio.
Fue el último orgullo de Chloe Verdier.
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Isabella intentó fingir serenidad frente a Damien, quien la miraba con las piernas cruzadas.
“Por fin tengo la oportunidad de hablar contigo.” (Isabella)
“Si. Te concederé una oportunidad, así que adelante.”
La voz de Damien era aguda, pero su expresión era la misma de siempre. Isabella respiró hondo y abrió la boca.
“La condición del Príncipe es cada vez más grave. Ahora están tratando de llamar a un psíquico directamente al palacio.” (Isabella)
“¿El Rey está al tanto de eso?”
“Sí. Así que estoy aún más ansiosa. Y…” (Isabella)
Isabella se detuvo un poco antes de que Damien la mirara.
“¿Qué?”
“Parece que Su Majestad el Rey presiente que estás planeando una rebelión.” (Isabella)
“¿Es así?”
Cuando Damien no mostró signos de agitación, Isabella parpadeó un poco más rápido, ocultando su vergüenza. Su expresión era seria mientras bajaba la voz.
“Su Majestad el Rey amenazó con quitarme la vida si no te llevaba a Swann. La razón por la que me proporcionó una dama de compañía exclusiva probablemente es para espiarme.” (Isabella)
“Entonces, ¿tengo que caminar hacia la horca mientras tomo tu mano?”
“Por supuesto que no, Damien. No hay forma de que te deje así.” – Isabella puso su mano suavemente sobre su brazo. – “¿Qué te parece esconderte por ahora en una cabaña en Windsbury sin que nadie lo sepa? Le diré al Rey que desapareciste de camino a Swann.”
“¿El Rey realmente creería eso?”
“Haré cualquier cosa para que lo crea.” (Isabella)
“Isabella.”
“Sí, Damien.” (Isabella)
Damien suspiró, echando un vistazo a su mano.
“Realmente no pensaste que iría a Windsbury siguiendo tus consejos, ¿verdad?”
“P-Pero de lo contrario, estarás en peligro.” (Isabella)
“Tus manos se están enfriando, Isabella. Es una característica tuya cada vez que mientes.”
Las cejas suaves y arqueadas de Isabella se movieron ligeramente. No hace mucho tiempo que el anciano Rey la hizo entrar en el palacio. Él la cuestionó fuertemente, preguntándole si había estado actuando como espía de Damien hasta ahora. Isabella insistió en su inocencia frente a la muerte y, en lugar de ejecutarla, le ordenó que llevará a Damien en un lugar remoto.
“¿Por qué iría allí cuando hay grupos de asesinos esperándome en Windsbury?”
“Damien. ¿De qué estás hablando…?” (Isabella)
Los labios de Isabella temblaron. La propuesta del Rey era una oferta que Isabella no tenía motivos para rechazar, y era la oportunidad que había estado esperando para vengarse de Damien. El objetivo final de Isabella Tweedle era convertirse en Duquesa, pero desde que Damien la traicionó, todo fue catastrófico.
“No finjas ignorancia. Te verás realmente es algo ridículo.”
Damien se rió de ella fingiendo estar tranquilo. Contrariamente al bello rostro que ciega y seduce al espectador, en su voz se revelaba el desprecio y el ridículo.
“Mientras hayamos decidido aliarte con el Rey, el trato conmigo ha terminado.”
Isabella se mordió el labio de forma lamentable. Dado que Damien, como una víbora, se dio cuenta de toda la situación, solo había una manera.
“Esto es realmente demasiado.” (Isabella)
“¿Qué?”
“No sé por qué estás haciendo esto de repente, pero no puedes tratarme tan mal considerando los últimos dos años que he sacrificado por ti.” (Isabella)
“Sacrificio, Isabella. Esas son las palabras que se dicen cuando te entregas por alguien sin esperar nada a cambio. Realmente no te conviene.” – Damien sonrió y agitó su mano.
“Crees que soy ese tipo de persona, ¿verdad?” (Isabella)
“Es por eso por lo que no bromeo.”
Isabella jadeó.
“Toda tu amabilidad conmigo fue solo una mentira.” (Isabella)
“¿Es necesario tratar con frialdad a una persona que es buena en su trabajo? Nuevamente, si hubieras sido honesta y hubiera buscado mi ayuda, habría estado más que dispuesto a ayudarte. Pero, lastimosamente…”
Los ojos de Damien brillaron felices.
“No tienes otro lugar donde extender tu mano, Isabella.” – Él era imparable para atacar las debilidades de su oponente. -“Si no puedes llevarme a Windsbury, el Rey no te dejará ir.”
Los ojos de Isabella de repente comenzaron a temblar.
“Es cierto que estaba enojada. Pero todo es culpa tuya. Porque me ignoraste por completo después de casarte y me dejaste sola.” (Isabella)
“Isabella, si vas a actuar como una niña con falta de afecto, al menos no debiste traicionarme. No, no debería haberme enterado de eso.”
“¡Filtré toda la información sobre el palacio como deseabas, pero no puedes abandonarme así!” (Isabella)
“¡Ja, ja, ja, ja!”
Damien finalmente se rió a carcajadas mientras miraba a Isabella, que estaba bañada en lágrimas. Apenas logró capturar su risa fría y seca, e inclinó la cabeza hacia Isabella, que lo miraba fijamente en blanco.
“Isabella, ¿Cómo podría abandonarte?”
“Damien…” (Isabella)
“Si nunca te tuve en primer lugar, entonces, ¿cómo me deshago de ti? Que absurdo llamarlo abandono.”
El rostro de Isabella alternaba entre el miserable desprecio y la ira.
“Nadie te conoce mejor que yo. Necesitas estar a mi lado.” (Isabella)
“Juicios infundados y obsesión, todos los cuales son rechazados.”
“Moriré si sueltas mi mano.” (Isabella)
La carta final de Isabella tuvo el efecto contrario. Los ojos de Damien se volvieron azules como los de un loco.
“Pobre Isabella… ¿Realmente pensaste que podrías sobrevivir después de instigar el asesinato de mi esposa?”
Isabella dio un paso atrás y tartamudeó involuntariamente ante su impulso.
“¿Qué? ¿De qué estás hablando? ¡Ni siquiera estaba cerca de la Duquesa…!” (Isabella)
“La Marquesa, el personaje principal de esta tragedia, no necesita usar sus manos. Uno de los asistentes ciegos que sobornaste anoche debe haber hecho tu trabajo bastante bien.”
“Ay, Damien. por favor, perdóname. Solo lo hice porque te amo.” (Isabella)
Isabella se aferró a su camisa. Las lágrimas corrían por sus mejillas.
“¿Me amas?” – Damien agarró su rostro como si hubiera escuchado algo extraño. – “Señora Isabella, Marquesa de Tweedle. ¿Tienes la ilusión de que realmente te has convertido en algo para mí después de fingir ser mi amante?”
Damien envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Isabella y susurró cruelmente.
“Pero… Nunca te quise como mujer.”
“Yo… ¿Es porque he estado casada antes? ¿O es por mis orígenes humildes?” (Isabella)
Isabella se mordió el labio y Damien chasqueó suavemente.
“Isabella. Entonces, no me conoces demasiado.”
‘Si hubiera querido a Isabella, la habría hecho mi mujer hace mucho tiempo. No importaba la mujer que había sido o de quién hubiera sido mujer. El origen ni siquiera era una consideración.’
“Mientras tanto… Fuiste bueno conmigo.” (Isabella)
“¿Sigo siendo lo suficientemente bueno contigo?”
Los ojos de Damien estaban inyectados en sangre mientras miraba a Isabella, quien suplicaba y lloraba. Fue solo entonces que Isabella pudo ver vívidamente la ira hirviendo dentro de él.
“¿No es grande mi paciencia cuando descubrí que sostuviste la mano del Rey y te dejé ir incluso después de saber que me traicionaste y trataste de asesinar a mi esposa?”
Los labios de Isabella temblaron en silencio.
“Si vuelvo a Swann sola, ¡Su Majestad el Rey me matará…!” (Isabella)
“Entonces pronto te encontrarás con el pobre Marqués de Tweedle, a quien tú misma mataste.”
Frente a Damien, que conocía todos los secretos de Isabella, su rostro se puso blanco de miedo. Solo entonces se dio cuenta de que había tomado una decisión completamente equivocada.
“Damien, por favor no me abandones. Por favor… Ayúdame. Ayúdame.” (Isabella)
Damien miró a Isabella, que se aferraba a él sin miedo, y murmuró.
“Es demasiado tarde, Isabella.”
Isabella Tweedle y él habían tenido una buena relación de trabajo durante los últimos dos años. Todo lo que tenía que hacer era jugar a ser la amante de Damien. La eligió porque sabía que Isabella, quien fue dama de compañía de la fallecida reina, frecuentaba la residencia del Rey. Gracias a eso, pudo comprender la situación dentro de la familia real y, en cambio, le pagó a la codiciosa Isabella suficiente dinero para vivir en consecuencia.
“Ay, Damien… Damien, te amo…” (Isabella)
En lugar de simpatía, el rostro de Damien mostró irritación al ver a Isabella sollozar. Lo que más odiaba era que se aferraran a él con lágrimas. Si ese es el caso, no debería haber cometido ese error en primer lugar.
Justo cuando Damien estaba a punto de quitársela de encima y marcharse, escuchó una voz tranquila fuera de la puerta.
“Volvamos.” (Chloe)
Las cejas de Damien se fruncieron bruscamente mientras giraba la cabeza. Era la voz de su esposa, que debía estar acostada en la cama y descansando.
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