Episodio 18 – Antes de la tormenta
El Emperador, que había estado mirando su oficina por un tiempo, reflexivamente levantó su cuerpo hasta la mitad cuando vio a la doncella de Diane entrar a la oficina. Por lo general, por cosas malas, Diane enviaba a su doncella directa.
“¿Qué está sucediendo?”
“Su Majestad. No es algo diferente esta vez, la Princesa ha sido llamada al Palacio de la Emperatriz.” (Lorraine)
Ante esas palabras, Karl frunció el ceño.
“¿La Emperatriz llamó a Diane? ¿Por qué razón?”
“La Princesa envió un presupuesto suplementario, pero Su Majestad ordenó que se hiciera dos veces. Cuando iba al Palacio de la Emperatriz, ella estaba tan asustada que temblaba de miedo, así que no podía soportarlo y me tome el atrevimiento de visitar a Su Majestad el Emperador. Por favor perdone mi rudeza, Su Majestad.”
‘Temblaba de miedo’
Ante esa palabra, un lado del pecho del Emperador tembló con ansiedad, como una mentira. Era como ser estrangulado por un gigante. Al otro lado del pecho de Karl Ulrich, había un mar negro interminable. Ni siquiera podía adivinar por qué algo así ocupaba parte de su corazón, o qué escondía dentro.
Era como si lo hubieran empujado a ese mar negro y profundo. Una ola de culpa se apoderó de él… Las voces del pasado resonaban vívidamente en su cabeza.
<“Algún día, cuando te conviertas en Emperador… ¿Entonces no me aceptarás como tu madre?”>
Karl se mordió los labios con fuerza y se llevó la mano a la frente.
“… ¿Su Majestad el Emperador?” (Lorraine)
“…”
“Su Majestad…” (Lorraine)
“Ruidosa.”
“¡Lo lamento!” – Lorraine tartamudeó avergonzada por el disgusto del Emperador.
<“¡Karl!”>
Como una voz desgarrada, como sin aliento, como en agonía, una llamada.
El mar profundo y negro en su corazón se volvió más violento.
(N/T: Me pregunto si la madre de Karl también fue una bicha mosquita muerta…)
Karl apretó los dientes y se levantó de su asiento.
“La llamaron al Palacio de la Emperatriz.”
“Si su Majestad.” Lorraine
Lorraine instintivamente se estremeció ante la vista aterradora de los brillantes ojos púrpura.
El Emperador pasó junto a ella dando pasos bruscos.
****
Diane parpadeó.
“… ¿Transferir la cantidad asignada al Palacio de Marfil al Palacio de la Emperatriz?” (Diane)
Adele asintió mientras sonreía y se recostaba tranquilamente en el sofá, cruzando las piernas ante la pregunta inquisitiva de Diane con una expresión desconcertada.
“¿No has estado desempeñando el rol de la Emperatriz?”
“…” (Diane)
“¿Y no fue ese el presupuesto que recibiste porque estabas desempeñando el papel de una Emperatriz? Como de ahora en adelante me encargaré de los asuntos de la Emperatriz, por supuesto, el presupuesto asignado para ello también debe transferirse junto con él. ¿Estás molesta?”
“…” (Diane)
Adele se inclinó y miró el rostro de Diane con brillantes ojos dorados.
“No estoy molesta. Sin embargo, es un poco frustrante.” (Diane)
Este desarrollo no fue lo que Diane esperaba.
Los largos dedos de la Emperatriz tocaron los detalles del presupuesto del Palacio de Marfil.
“Has trabajo duro en ello. No te voy a decir que llenes una declaración de uso entre ahora y los años anteriores. Puedo hacer eso, así que transfiere todo el presupuesto asignado al Palacio de Marfil al Palacio de la Emperatriz. Parece que el Emperador te ha delegado esa autoridad.”
La Emperatriz no hizo ni una propuesta ni una solicitud. Ni siquiera esperaró a que el Emperador les diera permiso. Ella era la Emperatriz a pesar de que no tenía familia ni aliados que la apoyaran.
Diane no tuvo más remedio que entregar el derecho que había dado por sentado durante los últimos tres años con una sola orden de la Emperatriz.
Porque ella no tenía ningún título en el Palacio Imperial.
Ese hecho la hizo enojar mucho.
A pesar de que se preparó y se preparó tanto para cuando llegara este momento, la imaginación y la realidad aún eran diferentes.
Sintió como si toda la sangre en su cuerpo estuviera hirviendo. Sus ojos se tiñeron de rojo y un ardor le subió tan intensamente que su rostro, que había estado blanco y transparente, enrojeciéndolo.
“Su Majestad la Emperatriz.” (Diane)
La sonrisa que había estado impregnando el rostro de Adele hasta el momento desapareció fríamente ante la voz mezclada con resentimiento.
“¿Por qué, hay alguna queja?” (Adele)
Los ojos dorados que la observaban eran amenazantes en sí mismos. Incluso las doncellas en la parte de atrás dieron un paso atrás y se pegaron a la pared sin siquiera darse cuenta. Sin embargo, Diane apretó los dientes y aceptó esa mirada.
“Diane Poitier.” (Adele)
La Emperatriz la llamó con un tono frío y severo, como advirtiendo, pero Diane tampoco retrocedió. Las miradas de Adele y Diane estaban tensas como si fueran a comerse la una a la otra.
Diane pensó con angustia.
‘¡Este palacio, este salón, el lugar junto al Emperador, junto a él, ese asiento supremo que domina a todas las personas!’ (Diane)
‘¡Es mi asiento!’ (Diane)
‘¡Es mío!’ (Diane)
‘No es tuyo, es mío, ¡por supuesto que debería tenerlo!’ (Diane)
En este momento, sintió pena por no poder desafiar la autoridad de la Emperatriz con sus propias fuerzas. Lágrimas llenas de rabia brotaron como lluvia de los ojos azul cielo teñidos de rojo.
Una voz familiar resonó en la cabeza de Adele mientras miraba su rostro reflejado en los ojos de Diane.
<“Renuncia de la posición de sucesor, Adelaide.”> (Madre de Adele)
‘¡Maldita sea! ¿Por qué piensas en eso en este momento?’
Irónicamente, su yo pasado se superpuso con las lágrimas de quien había sido despojada de sus pertenencias.
La Emperatriz, que había levantado los ojos con fiereza y criticado a la amante, de repente apretó los puños con fuerza y dejó escapar un largo suspiro. La Sra. Giggs miró a la Emperatriz con las cejas levantadas ante la repentina pérdida de fuerza y Adele dejó escapar otro suspiro largo.
<“Adelaide. Devuelve el asiento de la Princesa Heredera.”>
De una forma tan fácil y simple. Perdió su lugar.
Mirando a Diane Poitier, que seguía llorando, mirándola con los ojos muy abiertos, Adele se obligó a abrir la boca.
“¿Crees que has perdido tu posición por mi culpa?”
“…” (Diane)
No podía tener buenos sentimientos por Diane, pero no podía evitar recordar su yo del pasado en esas lágrimas. Por lo que Adele decidió ofrecerle una mejor opción.
“Escucha, Diane Poitier.”
“…” (Diane)
“Soy la Emperatriz de Ehmont. No te atrevas a desafiar mi autoridad. No perdonaré a nadie que desafíe la autoridad de la Emperatriz de ninguna manera. No creas que te he arrebatado algo. En cambio, piensa cuidadosamente en lo que tenías originalmente.”
Para Adele, esto fue lo mejor.
Estuvo a punto de romper la orden de residencia del Palacio de Marfil justo aquí y ordenarle que se fuera, pero Adele apenas se dio por vencida con esa idea.
‘No desafíes la autoridad de la Emperatriz. Entonces reconoceré lo que tienes tanto como sea posible.’ – Esta fue la máxima consideración que podía ofrecerle a Diane.
Aun así, Diane apretó los puños con fuerza y miró a Adele.
Adele dijo que reconocería todo excepto la autoridad de la Emperatriz, pero para Diane, incluso esa ‘autoridad de la Emperatriz’ se había convertido en parte de ella hacía mucho tiempo.
‘Era mío. Así que la propuesta de Adele está mal desde el principio.’ (Diane)
Su mandíbula tembló por lo fuerte que apretó los dientes.
‘Su Majestad, Su Majestad. ¡Por qué no viene, Su Majestad!’ (Diane)
La expresión de Adele también se congeló al ver a Diane temblando de ira en lugar de aceptar su indulgencia.
Y en ese momento, la puerta del salón de la Emperatriz se abrió de repente violentamente sin previo aviso.
‘¿Quién se atreve a abrir la puerta del salón de la Emperatriz sin permiso?’
En el momento en que Adele frunció el ceño y miró fijamente a la puerta, Diane de repente se arrodilló frente a ella y gritó con una voz mezclada con lágrimas.
“¡Lo siento, Su Majestad!” (Diane)
Fue repentino y simultáneo.
“Lo siento, Su Majestad. por favor, perdóneme.” (Diane)
‘… ¿Qué?’ – Adele, avergonzada involuntariamente, abrió mucho los ojos y pensó. – ¿Qué estás haciendo ahora?’
Mientras tanto, la mirada de Karl estaba sobre Diane, que yacía en el suelo. Cabello rubio despeinado en el suelo, una espalda pequeña y esbelta y un tono tembloroso.
Karl levantó lentamente los ojos y miró a la Emperatriz sentada en la silla.
“Emperatriz, ¿qué estás haciendo ahora?” (Karl)
Había una profunda ira y oscuridad en su voz grave, y las llamas parecían elevarse en sus profundos ojos violetas.
Adele se levantó lentamente de su asiento ante la mirada del Emperador. Luego, miró de un lado a otro entre el llanto de Diane y el Emperador enfurecido.
“¡Levántese, señorita Poitier! …Estabas hablando conmigo hasta hace un momento ¿Qué estás haciendo?”
“¡Emperatriz!”
“¿Qué está haciendo Su Majestad en este momento?” (Adele)
El Emperador se acercó a la Emperatriz como una bestia furiosa. Incluso había un atisbo de locura en su rostro.
Lorraine levantó rápidamente a Diane, que estaba tirada en el suelo llorando. Su rostro blanco estaba surcado por lágrimas y sus ojos estaban hinchados y rojos.
“Su Majestad, me disculpo con Su Majestad.” (Diane)
Una voz delgada parecía entrecortada.
Karl apretó los dientes y miró a Diane, luego volvió a mirar a la Emperatriz.
“Lleva a Diane al Palacio de Marfil.”
“Si su Majestad.” (Lorraine)
Lorraine sostuvo a Diane, que se tambaleaba como si estuviera a punto de desplomarse, y Diane salió del salón desplomada como una persona medio desmayada.
El aire en el salón estaba congelado como hielo delgado que podría romperse en cualquier momento.
“Salgan todos. Tendré una reunión privada con la Emperatriz.”
A la orden del Emperador, las doncellas pegadas al muro salieron como si hubieran estado esperando esas palabras. Al quedarse sola, la Sra. Giggs miró a Adele con expresión preocupada.
“Mucho tiempo sin verla, señora Giggs.” (Karl)
Ante el frío saludo del Emperador, la señora Giggs inclinó cortésmente la cabeza en respuesta.
“Ha pasado un tiempo, Su Majestad el Emperador.” (Sra. Giggs)
“Sigues siendo la misma de siempre.” (Karl)
“…” (Sra. Giggs)
“Sentada junto a la Emperatriz, solo observando cómo pisotean a los más débiles. ¿Le es divertido?” (Karl)
“Señora Giggs, por favor espere afuera.”
Cuando Adele, que no había oído hablar de ella, dio una orden brusca, el Emperador alzó la voz.
“¿Le pregunté si le parece divertido?” (Karl)
“¡Quédese fuera, señora Giggs!” – Adele también gritó.
El Emperador miró a Adele con una mirada mortal, y ella también lo miró como retándolo, endureciendo la barbilla.
El surco entre las cejas de la señora Giggs se hizo más profundo. Ella respiró temblorosamente, se inclinó cortésmente ante los dos, luego se dio la vuelta y salió del salón.
<“¡Tak!”> – Cuando la puerta se cerró, solo quedaron el Emperador y la Emperatriz en el espacioso y espléndido salón. Ni siquiera pensaron en sentarse.
“¿Qué estás haciendo ahora, Emperatriz?” (Karl)
“¿Qué está haciendo Su Majestad el Emperador?”
“¿Es su forma de entretenerse? De alguna manera, agarra a alguien más débil que usted por el cuello y doblegarlo hasta que pida ayuda. ¡Que mal gusto!” (Karl)
“Nunca hice algo como eso.”
“Vi la escena yo mismo, por lo tanto, eso me suena como una excusa.” (Karl)
“Tan pronto como se abrió la puerta, se lanzó al piso y empezó a rogarme. Al mismo tiempo que entraba Su Majestad.”
“¿No es una gran coincidencia?” (Karl)
El Emperador se rió de Adele e hizo un comentario sarcástico.
Adele suspiró y se cepilló el pelo bruscamente. Mientras tanto, el Emperador levantó el informe sobre la mesa con una mano. Era el presupuesto del Palacio de Marfil.
“¿Es esto lo que quiere?” (Karl)
“…”
“¿Le gusta lo que tiene Diane?” (Karl)
“No es ella la que no mantiene la línea, es usted, Su Majestad. ¿Has visto el plan de presupuesto del Palacio de la Emperatriz? ¿Qué pasó con el presupuesto suplementario?”
“…” (Karl)
“¿No lo sabe? Incluso eso fue confiado al Palacio de Marfil. ¿Una Emperatriz que recibe dinero de la amante del Emperador? ¿Quería eso?”
Adele se rió con autocrítica y continuó hablando como un arma de fuego rápido. Luego, con mano áspera, sacó el extracto presupuestario suplementario que había recogido de la basura y lo dejó sobre la mesa.
“Este es el presupuesto suplementario para el Palacio de la Emperatriz. ¡Vamos a ver! Me pregunto si valdrá la pena un caballo. ¿Es el presupuesto suplementario para el Palacio de la Emperatriz más pobre que compartir los gastos de manutención de la casa de una dama?”
El Emperador entrecerró los ojos mientras miraba el presupuesto propuesto para el Palacio de la Emperatriz. Como ella dijo, con el presupuesto suplementario solo sería posible comprar un caballo.
El silencio permaneció entre los dos por un momento. Karl respiró hondo y cerró los ojos. Pero cuando cerró los ojos, la escena volvió a él. El profundo mar negro en su pecho aún no se había calmado.
“… ¿Es por eso por lo que llamó a Diane?” (Karl)
“Le ordené que lo hiciera de nuevo, y vino ella misma.”
“Así que es por eso por lo que la llamó. ¿Es eso así?” (Karl)
Los ojos de Karl que miraban a Adele brillaron amenazadoramente, preguntándole en un tono exasperado. Y dando un paso más cerca de ella.
Al igual que anoche, los dos se miraban fijamente con una distancia precaria entre ellos.
“Su madre, la Emperatriz de Gotthrof, me mintió.” (Karl)
“…”
“Dijo que era una hija obediente y devota… ¿Algo pasó después de que la echaran de su país de origen?” (Karl)
“No diga nada sobre las razones por las que tuve que irme de Gotthrof sin saberlo bien.”
“Escuche atentamente, Emperatriz.” – Karl agarró los hombros de Adele para aplastarlos. Y en un susurro, advirtió. – “Como una pluma en un lápiz. Como las flores en un jarrón. Solo viva así.” (Karl)
Una respuesta mecánica a la pregunta de alguien sobre quién es la Emperatriz de Ehmont.
“… ¿Entendido?”
En el momento en que escuchó esas palabras, un escalofrío que comenzó en la parte superior de su cabeza recorrió el cuerpo de Adele y le atravesó los dedos de los pies. El Emperador, que la sostenía por el hombro, se sobresaltó por la electricidad que sintió en su mano y la soltó, mirando los ojos dorados de Adele.
Ese fue el momento.
<“¡Kwrak, kwrak, kwrak!”>
Destellos de luz brillaron junto con truenos que sacudieron los cielos y la tierra. En un instante, Karl cerró los ojos con fuerza ante la intensa luz que hacía que todo el ambiente pareciera blanco, pero Adele rápidamente se dio la vuelta y salió corriendo a la terraza.
La puerta de cristal de la terraza traqueteaba con el fuerte viento que soplaba desde el exterior. Tan pronto como agarró el pomo de la puerta y lo giró, la puerta se abrió como si hubiera esperado, y el viento le golpeó por todas partes.
Adele se agarró a la barandilla de la terraza y levantó la cabeza al cielo.
<“¡Kwraaaaaaak¡”>
Los gritos agudos y la gente corriendo llena de confusión sacudieron todo el Palacio Imperial.
“¡Oh! ¡El Cielo, el cielo!”
Era como si alguien hubiera vertido pintura roja oscura en el cielo despejado que brillaba con el sol de finales de verano. El cielo se tiñó de rojo como si la sangre se estuviera esparciendo, y…
“Es una To-to-torre!”
“¡Una torre está cayendo!”
La catástrofe negra, que es la muerte misma, corría veloz hacia el Palacio Imperial de Ehmont.
‘Como la pluma en un lápiz, como la flor en un jarrón. ¿Viviré así?’ – Mirando la catástrofe negra con una mirada inquebrantable, Adele repitió lentamente lo que acababa de escuchar.
El Palacio Imperial era el caos mismo. Una vez más, el trueno sacudió los cielos y la tierra.
Al darse cuenta de la situación, el Emperador salió apresuradamente del salón y la Sra. Giggs entró corriendo con cara de sorpresa y gritó:
“Su Majestad, ¿se encuentra bien? Dicen que una torre está descendiendo, Su Majestad la Emperatriz. Debes evacuar por ahora.” (Sra. Giggs)
La Sra. Giggs envolvió un chal alrededor de los hombros de Adele y la condujo, pero la Emperatriz se negó y dijo con voz fría.
“No. De ninguna manera.”
Adele miró el cielo enrojecido y se desabrochó los botones de las mangas. Los ojos dorados que miraban al cielo se volvieron diferentes.
“¿Su Majestad la Emperatriz?” (Sra. Giggs)
La señora Giggs la llamó con voz desconcertada ante la repentina acción de la Emperatriz, pero Adele no respondió. El cielo ensangrentado y la terrible catástrofe negra la recibieron por primera vez en esta tierra.
Adele se dio la vuelta rápidamente y se dirigió a su habitación.
‘Tengo trabajo que hacer.’
Nameless: Chicas(os) les seré sincera… ¡Adoro esta novela! ¡Amo a la ML! Me han gustado muchas novelas, pero no sentía tanta emoción desde que traduje “¿Quién Robo a la Emperatriz?”
Como verán no todo esta a su favor, no todo el mundo la ama, pero ella aun así no se rinde…
No sé cuántos capítulos más vamos a tener que soportar al moscardón, espero que no sean muchas.
Pdta… Estoy exprimiendo mi tiempo para traer 10 capítulos esta semana, no se si lo logre, pero allá voy, pero van a ser semanales si o si, porque muero de la curiosidad…
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Ver comentarios
¡yey! Muchos capítulos.
Muchas gracias!!! 🛐🤗😭💕
Gracias traductor... eres mi persona favorita en estos momentos. Yo también odio al moscardon
Gracias por traducir esta novela. Me encanta 🥰👍