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AECDE – 17

10 junio, 2023

Episodio 17 – Guerra de nervios entre Adele y Diane

 

Después de que el asistente se fue, Adele rechinó los dientes y sacó el libro de leyes del Palacio Imperial y comenzó a hurgar en él. Luego de leerlo con seriedad, señalando un punto con la mano.

“‘La autoridad relacionada con el presupuesto suplementario recae en el Emperador. Sin embargo, al final del año, cuando se compila el presupuesto total para el próximo año, el Emperador y la Emperatriz tienen derecho a la aprobación conjunta’.”

Entonces, significaba que ella, la Emperatriz, podía entrometerse cuando se elaboraba inicialmente el presupuesto, pero solo el Emperador podía tocar el presupuesto una vez elaborado.

“Tenemos que soportar esta situación canina hasta fin de año, a eso me refiero.” (Adele)

Sorprendida por su maldición espontánea, la señora Giggs miró a la Emperatriz.

Adele contemplaba algo con los ojos entrecerrados. Finalmente comenzó a entender por qué las Emperatrices y Emperadores anteriores de Ehmont tenían peleas de perros e incluso restringieron la gestión del Palacio Imperial por ley.

(N/T: En el capitulo 8 hablan un poco de disposiciones escritas en el Libro de leyes del Palacio que separan poderes entre el Emperador y Emperatriz.)

‘¡Pero todo tiene un lado brillante y otro oscuro!’

El leyes para la Gestión del Palacio Imperial que fue creado por los Emperadores y Emperatrices sucesivos para restringir los intereses del otro. En otras palabras, significa que fue mientras uno golpeaba con la mano derecha, el otro trató de golpear el muslo de su oponente con el pie izquierdo en el espacio libre.

Así que, si usas bien esa leyes preparadas por las anteriores Emperatrices, seguro que encuentras un truco.

“Bien. Voy a buscarlo.”

El espíritu de lucha Adele se encendió y abrió el primer capítulo de tiro al arco con ojos ardientes.

(N/T: Me encanta que sea así de aguerrida… No una flor de invernadero, sino alguien que es capaz de pagar golpe con golpe…)

 

****

 

Mientras tanto, el pobre asistente que estaba siendo balanceado de aquí a allá corrió hacia Diane e inclinó la cabeza.

“Me dijo que lo rehiciera de nuevo.” (Asistente)

Ante esas palabras, Diane, que estaba sacudiendo el abanico, dejó escapar un suspiro exagerado.

“Parece que la Emperatriz quiere gastar de forma extravagante. Le di suficiente dinero. Tsk tsk, ¿no es así?” (Diane)

“Si, Princesa.” (Doncella)

La doncella que estaba cerca asintió rápidamente y bajó la cabeza.

Cuando la Emperatriz entró al Palacio, Diane había tirado todos los vestidos elegantes que había elegido para la Emperatriz. Y, como supo recientemente, la Emperatriz no había usado la corona que Diane había elegido para ella en la boda.

‘Bueno, nada de eso importa.’ (Diane)

Diane Poitier se levantó con una sonrisa.

“Hiciste un buen trabajo. Puedes retirarte.” (Diane)

“… ¿Sí? ¡Ah, sí!” (Asistente)

El asistente, que no estaba seguro de cuántas veces más tendría que ir y venir, se sobresaltó por las repentinas palabras de Diane y desapareció como si estuviera huyendo en caso de que cambiara de idea.

Diane despidió a todos menos a Lorraine. Luego, después de ponerse el vestido más modesto que tenía y desmaquillarse, le ordenó en secreto a Lorraine que hiciera algo.

“Ahora deberías ir a la oficina de Su Majestad y decirle que la Emperatriz me ha convocado para revisar el presupuesto suplementario y dile que estoy temblando de miedo.” (Diane)

“¿Sí? Sin embargo, Princesa, la Emperatriz no llamó directamente a la Princesa…” (Lorraine)

“Eres estúpida.” – Diane frunció el ceño y regañó a la criada. – “¿Crees que Su Majestad le preguntará abiertamente a la Emperatriz si ella me llamó? Deja de pensar en cosas triviales como esa y haz lo que te digo que hagas. ¡Vamos, date prisa y dile!”

Lorraine vaciló por un momento ante la indicación de Diane y salió corriendo.

“Todos ellos son solo niños estúpidos.” (Diane)

Diane miró a la puerta que Lorraine había dejado, luego chasqueó la lengua y sacudió la cabeza.

“Bueno, incluso si hay muchos niños inteligentes en este palacio, no funcionaría.” (Diane)

Ella respiró hondo y murmuró.

“Entonces, ¿vamos a atrapar a esa bestia de cabello negro?”

 

****

 

En ese momento, el Palacio de la Emperatriz. Adele, que estaba indagando en el libro de leyes, afortunadamente poco después encontró una pista.

“¡Sí!”

Ella dio una breve y fuerte ovación, apretando los puños como si estuviera celebrando.

‘¡Sí! ¡ah, de verdad! ¿Lo arreglaste para mí?’

Adele expresó su gratitud a la Emperatriz que falleció hace algunas generaciones.

Lo que estaba escrito en esa parte era:

 

[‘La Emperatriz tiene el derecho exclusivo a decidir sobre la adquisición de la residencia en el Palacio Imperial.’]

 

“Había tal cláusula.” (Sra. Giggs)

Incluso la Sra. Giggs, quien había sido nombrada administradora del Palacio Imperial durante mucho tiempo, no podía memorizar todos esos libros de leyes hechos jirones. Eran demasiados para buscar, y fue ese el motivo por el que leerlo la hizo suspirar de desesperación.

Pero para Adele, es un rayo de luz y un puñado de sal.

“Pero debe tener cuidado. La Ley del Palacio Imperial es un arma de doble filo. Si quieres sostenerlo y empuñarlo, también debes estar preparado para cubrirlo con sus propias manos.”

Ante la preocupación de la Sra. Giggs, Adele sonrió con autocrítica y señaló el bote de basura.

“Mira la forma en la que la amante del Emperador aumentó el presupuesto a pesar de que soy la Emperatriz. Solo lo ha incrementado en una barra de plata. ¿Estás bromeando? La espada de doble filo fue utilizada primero por el Emperador. Ya me han cortado lo suficiente, eso es lo que quiero decir.”

“… Sí, Su Majestad la Emperatriz. No hay lugar para la objeción.” (Sra. Giggs)

“¿Qué debo hacer para volcar en agenda un asunto que ya ha sido tratado?”

“Si desea devolver un documento con su aprobación exclusiva, puede recuperar el documento usted misma. Puede recuperarlo y dar la orden de nuevo.” (Sra. Giggs)

Ante eso, Adele sonrió. Sus ojos dorados se inclinaron encantadoramente como la luna. Pareció gustarle mucho la respuesta.

La Emperatriz susurró una orden a la señora Giggs.

“Señora, vaya a buscar el permiso de residencia del Palacio de Marfil para Diane Poitier.”

La señora Giggs inclinó la cabeza respetuosamente con una suave sonrisa en los labios.

“Entiendo, Su Majestad la Emperatriz.”

(N/T: Resumiendo lo que entiendo: Solo la Emperatriz tiene derecho a elegir quien reside en el Palacio Imperial, por lo tanto, quiere revocar el permiso de residencia de Diane Poitier, o tal vez lo que quiere es mudarse al Palacio de Marfil…)

 

****

 

‘¿Dónde se origina el poder de la Emperatriz?’

No hay una respuesta única a esta pregunta. Porque hay innumerables variables. En casos normales, la Emperatriz gana poder a través del poder de su propia familia y la producción de un heredero. Además de esto, la Emperatriz de Ehmont complementaba su poder a través del sistema de ayudantes.

En raras ocasiones, una Emperatriz construyó su propio poder, pero esto solo podía ser posible cuando la Emperatriz tenía habilidades excepcionales dignas de reconocimiento.

Lo ideal es que la Emperatriz y el Emperador tengan una buena relación y mantengan una relación mutuamente beneficiosa, pero en la historia de Ehmont, una pareja de Emperadores tan deseable era rara.

“¿El poder de mi familia? …No existe.”

Adele descartó la primera propuesta sin arrepentimiento.

“¿La producción de un sucesor? …”

<“Si me pides que te tomé en mis brazos, te tomaré…”>

Adele sacudió la cabeza salvajemente y cruzó los dedos cuando las malditas palabras resonaron en sus oídos de nuevo.

“Parece demasiado en este momento.”

Dos de los métodos más rápidos, convenientes y comunes quedaron obsoletos en un abrir y cerrar de ojos. Entonces solo quedan dos cosas.

“A través de un ayudante, o construyendo una fuerza independiente.” – Adele asintió.

Ya sea traer un ayudante o construir una fuerza independiente, Adele trató de mantener una buena relación con el Emperador antes incluso de sopesarlo, pero a partir de esta mañana, la decisión de Adele se endureció.

Como si estuviera avivando una casa en llamas, el presupuesto suplementario del Palacio de Marfil fortaleció su decisión.

Adelaide nació en el seno de una familia imperial y una vez fue criada como heredera del Imperio Gotthrof. Su padre, el difunto Emperador Gotthrof, se preocupaba tanto por Adele que siempre la acompañaba cuando asistía a asuntos de estado.

Desde la boda, la primera noche, el banquete nupcial hasta ayer… Adele fue lo suficientemente paciente. Por supuesto, no había otra manera.

Adele leyó cuidadosamente el Libro de Leyes del Imperio y comenzó a seleccionar cláusulas útiles. También resumía claramente cómo contraatacar.

“Perdón por llamarlo una pelea de perros. ¿Incluso designaste la forma del inodoro como una ley?”

‘Es por eso que las personas tienen que experimentar la situación por sí mismos para comprenderla.’

Adele levantó su pluma para escribir otra línea. Pero justo antes de llevar la pluma manchada de tinta negra al papel, sus movimientos se detuvieron. Su mirada, que había estado mirando el papel, se levantó lentamente.

Una gota de tinta goteó de la punta de la pluma, dejando una mancha negra, pero Adele no se movió, y luego giró la cabeza para mirar por la ventana con ojos cautelosos.

En un abrir y cerrar de ojos, sintió un ligero estremecimiento de la cabeza a los pies. En todas partes de sus vasos sanguíneos, el maná que estaba latente en lo profundo de su cuerpo reaccionó a algo en el ambiente.

Adele dejó la pluma y corrió rápidamente hacia la ventana. El cielo azul profundo parecía estar listo para el otoño. Era un paisaje pacífico.

“Debe haber sido…”

Fue el momento en que Adele ladeó la cabeza con cara seria y miró más al cielo.

<“¡Toc, toc!”>

La doncella, con un golpe corto y fuerte, entró con cautela y anunció la presencia de un visitante.

“Su Majestad, la hija del Conde Diane Poitier ha solicitado una audiencia con Su Majestad.” (doncella)

Ante esas palabras, una de las cejas de Adele se elevó.

‘A pesar de que envié al asistente, ¿todavía vino a visitarme?’

Ella reflexionó por un momento, pero pronto se acomodó la ropa y permitió que el visitante entrara.

“Llévala al salón.”

 

****

 

Antes de entrar en el salón, Adele se enfrió.

En Gotthrof, su madre ni siquiera prestó atención a las amantes de su padre. Las amantes probablemente no querían mirarla con los ojos abiertos, porque no había nada que ganar al enfrentarla.

Era fácil escuchar a la gente decir que, si las trata con una sonrisa, no serían indulgentes, sino que les faltaba. Verlas a las caras no ayudaría en nada, así que su Madre las trató como si no existieran.

Así que ahora Adele debía tener cuidado.

Contempló seriamente enviarla de regreso, pero Diane Poitier debe haber traído una respuesta a la orden de aumentar nuevamente el presupuesto, por lo que sería difícil evitar escuchar que la Emperatriz había evitado la reunión.

Las palabras que susurró anoche volvieron a su mente. Su rabia era tan roja y espesa que parecía como si fuera a consumirla si perdía la cabeza.

Adele apretó el estómago y respiró hondo. Y para no dejarse atrapar por la ira, apartó los recuerdos de la noche anterior y avivó su razón.

‘Tranquilízate, Adelaide. Como un león que no se asusta con los ruidos fuertes, como una flor de loto que no se contamina con barro.’

Adele repitió el aforismo* como un mantra, enderezó los hombros y ordenó en un tono conciso.

(N/T: * Frase o sentencia breve y doctrinal que se propone como regla en alguna ciencia o arte.)

“Abre la puerta.”

A su orden, las doncellas se inclinaron cortésmente y abrieron la puerta.

Se sintió como si estuviera entrando en un campo de batalla. Lo que su madre dijo acerca de no tomarse un descanso de la guerra en su vida era cierto.

En el espacioso y espléndido salón de la Emperatriz, estaba ella…

“Su Majestad la Emperatriz.” (Diane)

Cuando Adele entró, Diane, que se había levantado grácilmente, la llamó en voz baja.

Adele se volvió lentamente y miró directamente a Diane. Todo se sentía como un fondo menos ella… ‘La dama del Conde de Poitier.’

Un nombre que es audaz y poderoso.

La situación era la misma del lado de Diane. La Emperatriz, con el cabello negro azabache colgando hacia un lado, abrumó todo en la habitación.

La expresión de la noche anterior en la que se había derrumbado por completo no se encontraba por ninguna parte. Ni siquiera mostró el más mínimo disgusto hacia la amante.

Diane inclinó ligeramente la cabeza para saludarla, y la Emperatriz pasó junto a ella y se sentó en el asiento de honor.

“Siéntate.”

Adele miró a Diane, que estaba ligeramente sentada, con ojos sin emociones. Luego, dijo en un tono seco, cuidando de no revelar sus emociones moviendo solo sus cejas. No había necesidad de retórica.

“¿Trajiste personalmente la respuesta al asunto por el que reenvíe al asistente?”

“Sí, Su Majestad la Emperatriz. Así es.” (Diane)

Al ver a la Emperatriz mirarla como si fuera a continuar, Diane curvó los labios y luego los quitó, luego preguntó cortésmente:

“Lo siento, Su Majestad la Emperatriz… ¿Por qué está molesta?” (Diane)

“…”

Adele se las arreglé para captar el momento en que sus cejas estaban a punto de fruncirse. – ‘No te enojes ni te exaltes.’

Adele preguntó deliberadamente con lentitud, teniendo miedo de que le temblara la voz.

“¿Por qué estaría molesta?”

“Sí.” (Diane)

Diane inclinó la cabeza con una cara de aspecto inocente. Adele presionó su lengua contra el paladar, manteniendo su expresión.

‘Esa era una buena pregunta para hacer. Si le explico cada frase, mostraré un aspecto lamentable, y si me enojo, me volveré una persona de mente estrecha… Además, el objetivo de esa pregunta era dejar en claro quién tiene actualmente la ventaja en esta relación.’

Adele aceptó la suma del presupuesto y el libro de Leyes del Palacio Imperial que sostenía de manera profesional la doncella que estaba junto a ella.

Diane examinó a la Emperatriz con una mirada aguda, para ver si la Emperatriz estaba temblando o excitada.

“…” (Diane)

Sin embargo, desafortunadamente, la Emperatriz no mostró la menor agitación.

Cuando Adele abrió el presupuesto entregado al Palacio de Marfil y se lo mostró a Diane, la señora Giggs regresó.

“Su Majestad la Emperatriz, he regresado.” (Sra. Giggs)

“Trabajaste duro. Ven aquí un momento.”

La Sra. Giggs tomó asiento a la derecha de la Emperatriz, escondiendo los documentos en su pecho. Diane ni siquiera miró a la señora Giggs, a quien no había visto en mucho tiempo, y fijó sus ojos en el presupuesto presentado por la Emperatriz.

Después de leer el contenido, Diane se rió internamente de la Emperatriz. Después de todo, la Emperatriz quería usar su posición para presionar oficialmente a Diane.

‘Pero ¿qué tan fácil sería hacer eso?’ (Diane)

Si la posición y la ley estuvieran en su mejor momento, Diane Poitier nunca habría podido convertirse en la dueña del Palacio de Marfil.

‘¿De quién es este Ehmont?’ (Diane)

Aunque la autoridad original de la Emperatriz se transfirió nuevamente al asiento de la Emperatriz al mismo tiempo que ella ascendió al trono, Diane todavía tenía la autoridad del palacio que pertenecía al Emperador.

‘Por supuesto, el Emperador dijo que lo recuperaría, pero a partir de hoy cambiará de opinión.’

Además, no existían nobles que apoyen a la Emperatriz en ningún lugar de Ehmont. Entonces, ahora mismo era el momento decisivo para romper el impulso de la Emperatriz.

“Su Majestad la Emperatriz. Con el debido respeto, ¿por qué me estás mostrando esto?” (Diane)

“Hay algo que quiero preguntarte.”

“¿Qué es?” (Diane)

“¿Por qué no hay desglose de uso en el presupuesto total del Palacio de Marfil?”

“…” (Diane)

“Gasto en consumibles, el pago de salarios o el pago de entretenimiento VIP. Todas las demás instituciones tienen un registro de manejo. Pero ¿sabe por qué el presupuesto del Palacio de Marfil solo enumera la cantidad pagada y gastada sin ningún detalle de uso?”

Fue una consulta inesperada.

De acuerdo con la ley, el presupuesto imperial solo podía ser revisado por aquellos que tenían permiso para leerlo.

Aunque el Emperador dijo: “Si la familia de Baldr descubre que no escribiste el presupuesto para el Palacio de Marfil, te aferrarás a él durante mucho tiempo”, aún así Diane evadió escribir el presupuesto detallado y siguió adelante.

(N/T: Eso quiere decir que el Emperador sabe que ella no hace justificación del gasto en el palacio de Marfil… ¡El moscardón definitivamente es estúpido…!)

Esto se debió a que solo había unas pocas personas que podían verlo de todos modos, y si estructuraba cuidadosamente los detalles de uso, no tenía más remedio que gastar en consecuencia. Habría una situación en la que incluso un solo vestido tendría que hacerse de acuerdo con el presupuesto ¿Qué tan agotador es eso?

Afortunadamente, ni el Emperador ni el Ministro de Finanzas dijeron mucho sobre el tema. Probablemente no querían tomarse la molestia de preguntar sobre el presupuesto del Palacio de Marfil.

Mientras Diane hizo una pausa por un momento, la Emperatriz se sentó profundamente en su silla y levantó la taza de té.

“Pero ¿por qué pregunta sobre el presupuesto del Palacio de Marfil?” (Diane)

Ante la pregunta de Diane, Adele inclinó la cabeza con una sonrisa genuina en su rostro. Diane se dio cuenta de que había hecho una pregunta que no debería haber hecho ante la sonrisa de la Emperatriz.

‘¿Es esta la sonrisa de un monstruo que seduce a las personas y les come el hígado?’ (Diane)

El rostro sonriente de la Emperatriz era tan hermoso que no podía apartar los ojos de él, pero aun así las palmas de Diane estaban húmedas.

“Eso es porque la cantidad asignada al Palacio de Marfil debe transferirse al Palacio de la Emperatriz.”

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