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LRS 123

9 agosto, 2022

Capitulo 123

Después de su tiempo juntos en el territorio de los cerdos, Russell había alcanzado el rango de mejor amigo de Vivi.

Porque compartían las dificultades de una humanización definitiva postergada, la ayudó a aprender los modales y manierismos de un ser humano durante el último año.

Y como se inscribió en la Academia junto con Vivi, no era exagerado decir que estaban juntos todo el tiempo, excepto durante las clases, ya que eran de diferentes años.

Sin embargo, hoy Russell estaba muy preocupado porque no sabía dónde estaba Vivi.

“Me dijo que iba a la conejera…”

Russell le preguntó a la compañera de clase de Vivi, la chica del clan de los cerdos. Pero incluso después de ir allí dos veces, todavía no había encontrado a Vivi.

Al pasar por el camino bordeado de árboles, fue al sitio por tercera vez y vio a los conejos saltando en sus puestos.

«¿Has visto a la Guerrera…?»

Los conejos movieron sus bigotes. Normalmente, un carpincho y un conejo no podrían comunicarse. Pero en este punto, los animales comenzaron a esconderse en montones de heno, dejando solo sus traseros afuera.

“….”

Russell, mirando las muchas colas de algodón, tuvo un presentimiento y comenzó a cavar en la gran pila de heno.

Y lo que encontró fue un uniforme de la Academia, bordado con hilo plateado y joyas sobre la tela negra. Russell, cavando más profundo, sacó un objeto familiar. Una mochila con una zanahoria bordada. Definitivamente era de Vivi.

“¡La Guerrera estuvo aquí!”

Russell, sintiendo intuitivamente que Vivi estaría en una situación desesperada, comenzó a llorar. Ella debe estar en peligro en este momento. ¿Era por culpa de un depredador? Los conejos se agitaron, haciendo que la atmósfera fuera aún más turbulenta.

Mientras tanto, Quinn, que había estado observando desde uno de los edificios, voló hacia el chico. Desde que Ahin apareció inesperadamente, el águila se había estado escondiendo, así que solo ahora reaparecía.

«El pájaro malvado…»

Russell, secándose las lágrimas, dobló el uniforme de Vivi y levantó su mochila. Él y los conejos formaron un círculo alrededor de Quinn, que había aterrizado en el suelo. Fue una presión silenciosa para que el pájaro lo llevara a donde estaba Vivi.

Quinn suspiró al ver a los herbívoros que lo rodeaban, sin miedo. Mientras consideraba si debía guiar o no al chico, se preguntó acerca de Ahin y Vivi. Quinn ni siquiera entendía cómo se habían encontrado los dos, porque solo los había observado desde lejos. Existía la posibilidad de que, al llevar al chico allí, estuviera interfiriendo con su reencuentro, después de tanto tiempo.

Quinn se rascó la cabeza con las garras, avergonzado. Russell, leyendo la vacilación del águila con sus feromonas, habló en voz baja.

«…Fresas.»

Los ojos de Quinn, que padecía el síndrome de abstinencia de fresa, se iluminaron.

 

***

 

«Quédate tranquila. Solo quemará un poco.”

El médico de enfermería me habló mientras me aplicaba un medicamento en la pata delantera lesionada. Un rasguño de ese tamaño se resolvería en segundos con una dosis de mis feromonas curativas…

Cuando el doctor me jaló de la pata, me estremecí. Desde que aprendí a curarme a mí misma, sentir dolor se había vuelto raro y extraño.

«¿Ya terminó?»

Ahin, apoyándose en la puerta, preguntó.

«Es solo un pequeño corte, así que es suficiente.»

El médico, guardando sus materiales, habló.

«¿Está criando esta liebre, señor?»

“No, es uno de los animales de la conejera de aquí. Pero no había ningún supervisor allí.”

“Oh, debe haber sido coincidencia que no estuviera allí. Bueno, entonces te enviaremos de regreso a la conejera.”

Escondiendo mis feromonas, he estado fingiendo ser una liebre común durante casi una hora. Me quedé impactada. Incluso el médico, después de examinarme, pensó que era un animal normal. No importa cuánto lo pensara, era extraño.

Era tan hábil controlando mis feromonas que no podía creerlo. Solo ahora tenía sentido el hecho de que tuve feromonas curativas durante casi 20 años sin que nadie se enterara, ya que parecía que eran buenas para esconderse. Parece que ahora era el momento de que las habilidades reales de esta Vivi brillaran.

<Más que eso…>

Acostada, fingiendo ser una liebre cansada, abrí los ojos ligeramente. Tan pronto como me di cuenta de que Ahin aún no se había ido, los cerré de nuevo con fuerza.

<¿Por qué no te vas? ¡El tratamiento ha terminado!>

Necesita salir de aquí para que yo pueda volver a mi forma humana y tener una reunión dramática o algo así. Ser confundida con una coneja de granja… Si se enteraba de que era yo, no superaría la vergüenza por el resto de mi vida.

Incluso el abuelo se contuvo al no contarle a nadie sobre mi humanización definitiva, a pesar de decirme que realmente quería presumir de mí. Por encima de todo, quería mostrarle a Ahin mi forma humana.

<No me digas que…>

Tal vez este depredador esté empezando a sospechar. Él es muy inteligente, después de todo. Mientras me preocupaba y dudaba, alguien llamó a la puerta de la enfermería.

«Permiso.»

Una voz familiar y odiosa sonó afuera. Era Evelyn.

«Un minuto.»

Ahin, mirándonos a mí y al médico, salió al pasillo. Observé la puerta cerrarse. En ese momento, sentí algo y miré hacia atrás. Con solo sus ojos asomándose por el borde de la ventana, dada su altura, estaba Russell.

«Cielos, ¿no es ese el asistente de la cuidadora de la conejera?»

El médico reconoció a Russell de inmediato. Después de todo, era el hijo de la profesora Janna.

<Russell, ¿cómo supiste dónde estaba?>

Estirando los brazos a través de la ventana que había abierto el médico, Russell sostenía mi mochila. Me di cuenta de que debía haber encontrado mi uniforme en el heno.

«Qué lindo. ¿Has venido por tu amiguita liebre?”

«Sí. Puedes dármela.”

El médico me pasó a las manos de Russell con una sonrisa.

«Ten cuidado, su pata está herida.»

El chico me abrazó con cautela. Sus ojos negros temblaban un poco.

<Salgamos de aquí, rápido.>

Señalé con la pata hacía la conejera, después de comprobar que el médico no miraba. Russell asintió y comenzó a acelerar el paso. Siendo cargada, miré hacia el cielo azul.

Debería haber dicho que era yo desde el principio. Me arrepentí un poco, pero en ese momento pensé que eso era lo que debía hacer. Tal vez sea mejor así. Necesito preguntarle a la profesora Janna si los eventos de hoy significan que me he curado de mi trauma.

Quería tener cuidado, por mí y por Ahin. Después de todo, no podía permitir que nadie lo lastimara de nuevo.

 

***

 

Cuando Ahin regresó a la enfermería, la liebre ya no estaba. El médico dijo que la persona a cargo acababa de irse, llevándosela. Ahin, suspirando suavemente, salió de la habitación con Evelyn, quien siguió hablando.

‘… Debo estar loco.’

Se tocó la nuca, distraídamente. Sabía que no estaba en sus cabales estos días, pero llegar al punto de ver a Vivi en un animal… Además, dondequiera que estuviera, ella debería estar en forma humana, no como una bola de algodón.

Eso fue lo que se repitió a sí mismo, pero no dejó que la sensación de vacío en sus brazos, había llevado a la liebre a la enfermería.

Sin embargo, obviamente, la liebre en cuestión era un animal común. Había tratado de sentir sus feromonas con todas sus fuerzas y no había ninguna.

‘Ni siquiera olí el aroma único de Vivi…’

Ahin, que estaba pensativo, de repente se echó a reír. Literalmente se había vuelto loco buscándola.

«Lord Ahin.»

Evelyn, que seguía hablando, llamó la atención.

«… ¿Me estaba escuchando?»

«No. No hables conmigo.»

“Pero mi Lord, debo decir… Lord Lillian no estaba en su oficina. Según la secretaria, dejó la Academia y se fue a la mansión Grace.”

En ese momento Ahin miró a Evelyn.

«… Esto es sospechoso.»

«Concuerdo.»

Recientemente, Ahin pasaba mucho tiempo fuera de la mansión, buscando a Vivi. Y el hecho de que Lillian hubiera aprovechado uno de esos momentos para ir allí… Significaba que tenía algo que discutir en privado con Valence, y había una buena posibilidad de que fuera algo sobre Vivi.

«Volvamos ahora mismo.»

«¿A la mansión?»

«Necesito interrogar a mi abuelo.»

“Por favor, manténganme fuera del plan. Lord Lillian ya me odia…”

Evelyn evitó la mirada de reproche de Ahin. Indicó la oficina del director.

“Entonces, ve y roba la lista de estudiantes de nuevo… No, pensándolo bien, la robaré. Ve al carruaje y prepara todo para que nos vayamos.»

Pronto, la puesta de sol había teñido el cielo de rojo. Ahin, mirando vagamente en dirección a la conejera, habló.

«Evelyn.»

«¿Sí?»

“No puedo dejar de pensar en esa liebre. Si lo robo, sería una locura, ¿no crees?”

La mayoría de los herbívoros se estremecerían al ver los ojos rojos y los caninos afilados de Ahin. Sin embargo, extrañamente, el animal lo había mirado a los ojos.

“¿Está hablando de la liebre que llevó a la enfermería? ¿Tendrá una relación extramatrimonial con esta liebre?”

“…”

“Ahora que lo pienso, es raro. Lord Ahin no es una persona misericordiosa. ¿Salvar a un animal herido? ¿No me digas que vas a reemplazar a la Señorita Liebre con esa liebre? Oh, cielos, qué descarado…”

Evelyn siguió parloteando y acercándose, regañándolo. Ahin, incómodo con la proximidad del rostro de Evelyn al suyo, habló.

«Sal de aquí.»

Pero Evelyn, que estaba emocional de una manera muy rara, continuó.

«No creo que haga algo así, después de decir que se dedicaría en cuerpo y alma a ella…»

Siguió hablando durante lo que parecieron horas. La puesta de sol coloreó sus caras de rojo.

Ahin, al darse cuenta de que muchos estudiantes miraban la escena con extrañeza, sintió ganas de matar a Evelyn por primera vez en mucho tiempo.

 

***

 

Desde que Vivi había desaparecido, Ahin había estado deprimido. Por supuesto, no se trataba de su cuerpo, que estaba tan sólido como siempre. Era su cabeza.

Por esa razón, Evelyn, el autoproclamado secretario más competente del mundo, no quería perderse ni una sola pista. Así que decidió ir a ver esta liebre con sus propios ojos.

En lugar de ir al carruaje, como le dijeron, se desvió y entró en la conejera. El hecho de que Ahin estuviera interesado en una liebre era extraño. Con la excepción de Vivi, veía a todos los demás herbívoros como basura. Entonces Evelyn pensó que no tenía nada que perder si lo revisaba antes de irse.

Después de mirar alrededor del lugar, que estaba oscuro debido a la puesta del sol, rápidamente se escondió, teniendo una premonición.

‘¿¿Pero qué…??’

Asombrado, vio entrar a Russell, acompañado nada menos que por la propia Vivi, a quien habían estado buscando durante tanto tiempo. El uniforme negro que vestía demostraba que asistía a la Academia.

«Afortunadamente, la profesora Janna cree que ya pasó.»

«¿Así que ya no tienes fobia a los depredadores?»

“¿P- por qué tendría miedo de ellos? No me importa ni un poco.”

Vivi, repartiendo la cena a los conejos en la bahía, se inclinó para estar al nivel de los ojos de Russell.

«Russell, ¿puedes discernir si un animal es un hombre-bestia en su forma original o un animal ordinario leyendo su energía con sus feromonas?»

«Mmm…»

Vivi tenía curiosidad al respecto. Ahin y el médico habían sido engañados porque ahora ella era demasiado hábil para ocultar sus feromonas. Pero tal vez alguien con una habilidad específica podría descubrirlo.

“Volveré a mi forma original por un momento. ¿Puedes tratar de sentir mis feromonas?”

«Bien.»

«Entonces, por favor.»

Vivi, acariciando el cabello de Russell, sonrió. Entonces, comenzó a hacer la danza tradicional del clan de las liebres. Eso fue porque Russell le había enseñado que cambiar de forma requería hacerlo, y ella no había logrado romper el hábito.

Pronto, el uniforme y la mochila cayeron al suelo y una luz brilló en la conejera. Vivi, pisando el suelo en forma de liebre, de repente tuvo una sensación extraña y se dio la vuelta.

«… Señorita Liebre…»

Después de dudar, Evelyn se puso de pie. Se avergonzó al notar que, con su repentina aparición, tanto Vivi como Russell se habían desmayado. Sólo más tarde se dio cuenta de que su cabeza había aparecido sobre una pared, justo debajo de una lámpara, por lo que debe haber parecido una cabeza luminosa y cortada. Pero era demasiado tarde.

Una hora más tarde, el carruaje de la familia Grace, que estaba estacionado en la puerta principal de la Academia, comenzó a moverse.

Ahin, mirando hacia la conejera a través de la ventana, se volvió hacia Evelyn, que estaba sentado frente a él. Llevaba una mochila extraña, demasiado pequeña para él. Y debía haber algo dentro, ya que había una forma redonda en la parte inferior.

«¿Qué es eso?»

«¿No cree que combina conmigo, mi Lord?»

«¿Es esta una forma indirecta de pedir tu muerte?»

Evelyn era alguien que no dudaba en usar una diadema con orejas de conejo. Entonces, ignorando la elección de los accesorios como algo no sorprendente, Ahin miró su reloj de bolsillo.

El viaje a la mansión Grace tomaría unas 4 horas. Al sentir que dentro del carruaje había una especie de aroma extraño, sus ojos comenzaron a ponerse más pesados.

 

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