Capítulo 49
En la mansión Labian, Aven Labian, que estaba postrada en cama debido a un shock psicológico, logró levantarse después de una semana.
En la expresión siempre arrogante, ahora se podía ver una pequeña inseguridad. Tomó una carta de la mesita de noche con su mano temblorosa. Había recibido una noticia horrible.
El hermano menor de Vivi, Kairi, estaba perdido en el mar. Poco después de cumplir la mayoría de edad, Aven lo envió al extranjero para que pudiera adquirir experiencias que lo ayudarían a hacerse cargo del negocio familiar en el futuro. Era un chico brillante, por lo que ella tenía esperanzas de que su padre lo elegiría como su sucesor.
Sin embargo, diez días después, llegaron noticias inaceptables. El barco de la familia Labian, que había partido hacia el otro continente, se había hundido en una tormenta. No se habían encontrado cuerpos ni supervivientes, y eso incluía a Kairi. Con eso, los planes de Aven para el futuro se convirtieron en polvo en un solo instante.
Siendo ella misma hija de una concubina de bajo rango de un noble arruinado, que solo tenía su título, se vio obligada a casarse con el patriarca de la familia Labian.
El problema era que él ya tenía dos esposas, y como la tercera y menos prestigiosa, ella era humillada a diario por las demás. El patriarca Labian era un hombre al que le gustaba esparcir sus semillas sin demasiadas preocupaciones. Cuantos más hijos tenía, menos se preocupaba por ellos.
Sin embargo, había declarado que su heredero sería el “hijo más competente”, demostrando que solo le importaban las ganancias. Ella había tenido dos hijos de esta relación poco afectuosa. Pero la primera era una bicha rara que ni siquiera podía humanizarse, y el otro no tenía ambición y se acomodaba. Esto hizo que Aven se hundiera aún más en las sombras de la familia.
Cuando las otras esposas fueron a visitarla con el pretexto de «consolarla» con la noticia del desaparecimiento, sintió que se reían por el hecho de que el linaje de Aven ya estaba fuera de la lucha por la sucesión. Cubriéndose los ojos con los brazos, ella se tragó la desesperación y la ira. Sus sollozos llenaron la habitación, hasta que fue interrumpida por una criada que se acercó. Aven ya estaba de mal humor.
«¡¿Qué es?!»
Al escuchar la voz agresiva, la criada se estremeció.
“…Ha llegado una carta de la familia Danteon…”
«Dame aquí.»
Esta familia tenía conexiones con ella, aunque eran nobles menores del territorio de las panteras negras. Al leer la carta, Aven frunció el ceño. Según el patriarca de la familia Danteon, el hecho de que el sucesor de los Grace llevara consigo un conejo al baile no parecía ser un falso rumor. Además, era un conejo bebé con pelaje blanco. No importa cuánto lo pensara, era extraño. El tan comentado Ahin Grace, tenía un conejo como mascota… Ella le preguntó a la sirvienta.
«¿Alguna otra noticia?»
«La fiesta de cumpleaños del líder del clan de las liebres llegará pronto.»
«Eso no me interesa.»
«Pero señora… El año pasado, Ahin Grace vino al banquete como representante del clan de las panteras negras.»
La luz volvió a los ojos de Aven, que habían estado muertos durante mucho tiempo. La fiesta de cumpleaños de un líder de clan era un evento importante y se enviaban invitaciones a todas las familias prominentes del continente. La falta de asistencia se consideraba de mala educación y era muy probable que Ahin volviera a presentarse este año.
«… La familia Labian también fue invitada, me imagino.»
«Escuché que el maestro ya envió una carta confirmando la asistencia.»
¿Cuál era la probabilidad de que el conejo de Ahin Grace fuera Vivi Labian? Aven, sin aliento, presionó su mano contra su pecho. Tenía que comprobarlo con sus propios ojos. El abandono de su hija en el territorio de las panteras negras, más que una carga en su conciencia, se había convertido en una espina clavada en su costado.
«¿Ahin Grace asistirá a la fiesta con su conejo mascota?»
«Bien…»
Era imposible para esa criada predecir las acciones de Ahin Grace, de quien se decía que tenía un tornillo suelto. Aven negó con la cabeza.
«…Quiero descansar, puedes irte.»
Con la cabeza gacha, la criada salió silenciosamente de la habitación.
***
El humo de la pipa de Lillian llenaba el salón. Sentado en el sofá, se peinó la larga barba.
“… ¿Qué acabas de decirme?”
“Dije que le dije a la coneja que si ella quería, podría expulsarte hacía la Academia.”
«¿Es lo primero que dices después de no hablar con tu abuelo durante meses?»
«Mi abuelo se preocupa por las cosas más insignificantes.»
Ahin, con una sonrisa débil, tomó su taza que contenía té de hierbas. Tan pronto como tomó un sorbo, hizo una mueca y le ordenó al sirviente que le trajera algo dulce.
«Qué patético, todavía no puedes saborear el té.»
«¿Por qué beber algo tan amargo?»
“Para hacerse adulto”.
«…Viejo.»
«…¿Qué?»
Lillian, agarrándose el estómago, habló con voz profunda.
“Siempre te lo dije. Sé consciente de tu posición. Oculta tus sentimientos y no te conformes con lo que tienes.»
La sonrisa desapareció de los labios de Ahin.
“Sí, ya lo sé. No temas a la muerte, y no te acostumbres a perder. Estoy siguiendo bien lo que me enseñaste.”
¡Bam!
Lillian golpeó la mesa con fuerza.
“¡El problema es que tu comportamiento carece de decencia!”
“No veo ningún problema. Mi abuelo está enterrado en el pasado.»
«¿Ves? ¡De eso estoy hablando!»
Ante las palabras de Ahin, Lillian se frotó la cara varias veces. No podía ocultar que estaba rojo de rabia. Tomando una respiración profunda y sosteniendo la taza, habló con voz tranquila.
“La coneja usó feromonas en mí.”
“Mi abuelo también usó feromonas en ella. ¿Y si hubiera resultado herida?”
«¡Fui atacado!»
“Parecías estar teniendo algunos buenos sueños. Sin embargo, tu cabello estaba un horror.”
Ahin sostuvo sus mechones plateados para simular una coleta.
«¡¡Este nieto mío!!»
Lillian, enojado comenzó a masticar la pipa inocente. Cuando despertó en la biblioteca, no había entendido por qué todos los sirvientes evitaban mirarlo, como si fuera un fantasma.
“Deja de cambiar el tema. Esta coneja ¿De dónde diablos la sacaste? Tú la trajiste aquí, ¿no?”
“La encontré en el bosque cerca de la frontera. Han pasado 6 meses…”
Ahin, sin terminar la frase, se quedó pensativo. Cuando la recogió, solo pensaba en divertirse con una extraña mascota. Sin él, ella no sobreviviría y Vivi sabía que su pequeña vida estaba en manos de Ahin.
Sin embargo, ahora que pudo transformarse en una persona, la historia era diferente. En ese momento, todavía necesitaba la ayuda de Ahin, pero si algún día pudiera sobrevivir sola… no se quedaría allí. Al imaginar su pequeña espalda alejándose, la ansiedad lo abrumó.
«Disculpe.»
El sirviente trajo una taza de chocolate caliente. Con la conversación interrumpida, Ahin dejó caer algunos terrones de azúcar en el chocolate.
«Abuelo.»
«¿Qué quieres de mi? ¿No me has hecho sufrir ya bastante?”
«Todavía no he dicho nada.»
«Si me llamas, ya sé que vas a decir alguna tontería más.»
“Quiero preguntarte algo… ¿Qué significa cuando alguien te muerde el cuello?”
Ahin habló en voz baja, disolviendo el azúcar con una cuchara. Lillian levantó las cejas, preguntándose de qué estaba hablando en ese momento.
«La coneja…»
Ahin, sonriendo, se tocó el cuello de la camisa. Lillian, repentinamente nervioso, llevó el té de hierbas a sus labios.
“Creo que al final del día, ella quiere comerme.”
¡Pffft!
Lillian escupió todo el té que tenía en la boca. Afortunadamente, el ruido fue tapado por el sonido de la copa, que también se le había caído, rompiéndose. El sirviente se acercó y comenzó a limpiar el desorden, mientras que Ahin, despreocupado, se acomodó en la silla.
Vivi era muy cobarde, pero tenía malos hábitos al dormir. Mostrar el vientre y dejarlo salir era algo que sucedía todas las noches. Así que había un pequeño paño sobre la cama, preparado para cubrir su vientre y evitar que se enfriara.
Estos malos hábitos continuaron incluso después de que se humanizó. La noche anterior, Ahin, en forma de pantera negra, había enterrado su cuello en la cara de Vivi. Después, ella se había quedado dormida mientras liberaba feromonas, y mientras dormía, le mordió el cuello, y él volvió a su forma humana gracias a eso. Ahin, tocándose el cuello, habló.
«La coneja me mordió el cuello.»
Clang.
Al sirviente se le cayó uno de los pedazos de la taza que estaba limpiando. Lillian se habría quejado con él por eso, pero él estaba ocupado limpiándose los oídos. Se preguntó si se estaría quedando sordo con la edad.
«¿Qué dijiste?»
«Ella solo me ve como un pedazo de carne.»
Lillian miró el candelabro del techo.
«¿Qué diablos estás tratando de decirme?»
Ahin, al ver que su abuelo estaba agarrando su bastón, respondió.
“Solo digo que la coneja es muy fuerte, así que no te metas con ella aunque la encuentres en la biblioteca o en cualquier otro lugar. Si no, la próxima vez, mi abuelo podría salir peor…”
Sonriendo, Ahin miró al sirviente.
«¿No estás de acuerdo?»
«¿Qué? Ah, bueno, sí, la Señorita Liebre-”
“¿¡Puedes dejar de usar ese ridículo título!?”
Las venas de Lillian estaban hinchadas. Ahin lo miró rápidamente.
“La coneja también me abofeteó. ¿Es una señal de que pronto me comerá? Bueno, me voy. Tengo que prepararme para ser devorado.”
El bastón que cruzó el aire ni siquiera pasó junto a Ahin, quien se levantó y salió del salón en segundos.
«¡¡Vuelva aqui!!»
Lillian estaba gritando y agitando su bastón. El sirviente salió de la habitación con los fragmentos de la taza, pensando que, a pesar de saber que la coneja era extraordinaria, ¡no se imaginaba que sería capaz de morder el cuello del señor y hasta abofetearlo!
Fue una noticia sorprendente, pero no era ajena a la mansión Grace, donde sucedían cosas inusuales todo el tiempo. Fue una mañana caótica, como siempre.
Esta web usa cookies.