Capítulo 10.
Unos días antes del incendio, Su-ah vio a ese hombre huir del hogar de ancianos sin siquiera pensar en encontrarse con su madre.
Y el día del incendio no se activó ningún sistema prevención de incendios ni alarma de emergencia. Quizás el ‘bombero’ mencionado por Hwa-hee también estaba en lo correcto al mencionar que eso fue obra de una persona intrigante.
Pero ahora este hombre dice que su madre debería haber muerto, que tenía que conseguir el dinero del seguro. Instintivamente, me convencí de que él era el criminal que incendió el hogar de ancianos. Está tratando de matar a su madre por dinero… quien lo dio a luz y lo crió…
¡Cómo puede una persona hacer tal cosa…!
Una mano firme agarró su muñeca cuando estaba a punto de salir. Ella se dio la vuelta como si su cuerpo estuviera siendo arrastrado y se quedó frente a un hombre parado como una pared.
«Min Su-ah…»
Hwa-hee estaba mirándola con una expresión indiferente. A diferencia de retenerla para que no pudiera moverse, miró a Su-ah con ojos relajados.
Sus ojos, que mostraban su ira tal como era, su corazón se aceleró porque no podía contener esa ira, y sus temblorosas manos, miraron cuidadosamente a través de ella como si estuviera leyendo un libro y ella inclinó la cabeza lentamente.
Una voz suave y lenta penetró en sus oídos.
«Sí, por la naturaleza del incendio, tú y las personas en el asilo de ancianos habrían sido quemados vivos hasta la muerte por su culpa. Dolorosamente …solo porque yo estaba allí… Si no supieras por qué, ¿sería la muerte menos dolorosa?»
Las espeluznantes palabras fueron inmediatamente impregnadas de emoción, no de raciocinio.
Una mera suma de dinero casi mata a personas inocentes. Ese hombre no es humano, es un cabrón.
Su-ah apretó el puño por lo que sus uñas penetraron en su palma con una emoción abrumadora. Cuando Hwa-hee dejó de hablar, el llanto de una anciana sollozando como una madrastra, que fue brutalmente traicionada, sonó como una puñalada en el pecho.
El hombre que cometió el crimen que no debía cometer como ser humano golpeó malvadamente y le partió el corazón a la madre.
«¿Por qué me volví así? ¡Todo es por culpa de mi inútil madre! …Si me vas a dejar vivir así, ¿por qué me diste a luz?»(Jae Chul)
No podría haber escuchado más. Quería taparle la boca de alguna manera.
Hwa-hee, quien sacó su mano de su bolsillo, tomó su puño (de Su-ah) y lo abrió y susurró cómoda y amablemente.
«No te ensucies las manos y pídeme que lo haga.»(Hwa-hee)
«… ¿Qué?» (Su-ah)
«Se vería bien si de alguna forma lo tiramos a la basura. Quieres que lo hagas de esa manera.»
Era como el susurro de un diablo. Una voz tranquila pero pesada incitó una ira hirviente.
«En un futuro cercano, empujará la espalda de su madre y le romperá el cuello. Puedo salvar a esa mujer, pídemelo.» (Hwa-hee)
(N/E: Si… Hwa-hee es la voz del diablo, susurrándote y tentándote para hacer el mal)
Su cálido aliento, que tocaba sus oídos, parecía calentar su ira. El hombre (Jae Chul) gritó con maldad como para probar las palabras de Hwa-hee.
«Simplemente muramos juntos, muere en lugar de pretender no conocer a tu pobre hijo y nieto.»(Jae Chul)
Su-ah miró hacia abajo con un sobresalto. Parecía que el hombre haría algo con la abuela en cualquier momento. No podía quitar sus ojos de la abuela que se derrumbó de tristeza por el rostro distorsionado del hombre.
La abuela estaba preocupada por su hijo, por lo que incluso le rogó a Su-ah que le echara un vistazo. Por lo general, estaba preocupada por el sustento de su hijo y no podía comprar refrigerios adecuados, excepto para los gastos de las instalaciones en el asilo de ancianos.
‘No puedo creer que estés tratando de matar a alguien que te dio a luz y te crió, por deudas de juego.’ (Su-ah)
‘¿Es esa una persona? …Sí, es peor que Borough. Es basura con la que no vale la pena vivir.’ (Su-ah)
«¿Puedes realmente ayudarme?»(Su-ah)
No podía emitir un sonido correctamente porque sentía como una bola de algodón húmedo atorada en mi garganta. Su-ah apenas apartó los ojos de la anciana y miró el fluorescente. Él cerró los ojos y se rió cuando se encontró con sus ojos temblorosos.
«Tanto como te guste.» (Hwa-hee)
Su voz era suave y amarga, pero sus ojos negros brillaban con intenciones asesinas. Era la primera vez que la carne era lo suficientemente fuerte como para picar*.
(N/E: *Que estaba tentada a aceptar su propuesta.)
‘Es un hombre que comete errores como un cabrón. Sería más una terrible retribución para sus ojos. Podía hacer su vida lo suficientemente miserable.’
‘Pero, incluso si eso es posible… ¿Para quién?’
Su-ah se estremeció después de imaginar a esa basura arrastrándose por el suelo por un tiempo. La sonrisa amistosa de Hwa-hee, que dijo que haría lo que ella le pidiera, le puso la piel de gallina.
Su-ah, que instintivamente estaba asustada, respiró hondo cuando se dio cuenta de que él la agarró de los brazos mientras intentaba retroceder.
«Suéltame.»(Su-ah)
«Min Su-ah…»(Hwa-hee)
Ella tampoco podía llegar a sí misma correctamente. Su-ah, que respiró profundamente, sacudió sus manos con todas sus fuerzas.
«No me toques descuidadamente.» (Su-ah)
Hwa-hee frunció el ceño profundamente mientras miraba sus manos, que habían sido rechazadas por ella. Cuando sus ojos se encontraron, sonrió, mostrando sus dientes blancos, como si quisiera grabarlos y volver a morderlos de inmediato.
Su-ah negó con la cabeza mientras retrocedía.
«¡No importa! No digas nada raro. No importa cuánto lo lances, ¿qué derecho tienes para decidir personalmente?»(Su-ah)
«¿Quién, quién es?» (Jae Chul) – Sorprendido por la voz de Su-ah, el hombre gritó desde abajo.
Ella bajó corriendo las escaleras pasando las luces, mirando la figura de un niño sujetando por el cuello a su madre. Ella empujó al hombre lejos de la abuela con todas sus fuerzas.
«¡Tú, chico malvado! ¿Cuál es tu problema con la madre que te dio a luz y te crió?” (Su-ah)
«¡Uf! ¿Tú, quién eres, quién eres?»
El hombre tendido en el suelo la miró con la cara cubierta alrededor de su rostro. Su-ah gritó, sosteniendo con fuerza su hormigueante mano y bloqueando a la abuela.
«¡Tú eres el que casi la mata dos veces!» (Su-ah)
«Oye, esta mujer está loca.» (Jae Chul)
«¡Tú eres el que está loco! No importa cuán desesperado estés por el dinero, prendiste fuego a un asilo donde hay gente. ¿Estás loco?» (Su-ah)
Por mi mente pasaban los rostros de personas que casi mueren sin saber por qué. Su-ah golpeó al hombre con violencia. El hombre que estaba bloqueando su rostro levantó el puño por reflejo, y ella se abalanzó primero y le arrancó el cabello.
Todas las maldiciones que conocía salieron de su boca.
“¡Loco, imbécil! ¿Cómo puedes intentar matar a alguien?” (Su-ah)
El avergonzado hombre que estaba siendo golpeado instantes después la empujó con fuerza. Su-ah, quien fue empujada inesperadamente, se dio la vuelta sorprendida cuando un duro pecho tocó su espalda.
Torpemente, sus ojos se encontraron con un endurecido Hwa-hee con un brazo levantado en el aire. Miró al hombre desgarrado y suspiró con los labios.
«Pídemelo…»(Hwa-hee)
«¿Qué?»(Su-ah)
«Bueno, cuida tus manos.»(Hwa-hee)
Su-ah, que apenas entendía lo que decía, después de toser, se calmó un poco.
‘¿Qué diablos quisiste decir cuando dijiste que no tenía derecho a hacer lo que quisiera?’ (Hwa-hee)
Respirando hondo, ella revisó el interior de la chaqueta de Hwa-hee. No era el momento para esto.
Hwa-hee, que todavía estaba parado incómodamente con los brazos levantados, se sobresaltó cuando la mano de Su-ah lo tocó y solo miró hacia abajo.
«Lo tomaré prestado por un momento.»(Su-ah)
Ella estaba buscando su teléfono celular, luego ella miró al hombre mientras caminaba hacia la salida de emergencia.
«Voy a llamar a la policía, así que sigue la ley.» (Su-ah)
«¿Qué? ¿La policía?» (Jae Chul)
Tan pronto como las palabras de Su-ah terminaron, el hombre intentó de levantarse a toda prisa. Justo cuando ella estaba a punto de perseguirlo, una sombra negra brilló ante sus ojos. Y al mismo tiempo sonó un grito.
«¡Argh!»
Antes de que se diera cuenta, Hwa-hee se puso de pie sobre la espalda del hombre caído en el suelo. Era extraño ver el cabello enredado y desgarrado del hombre hasta la cintura.
«Rain, sal del camino… ¡Ugh!»
(N/E: El algunas veces la llama Rain, tal vez sea un nombre de su vida pasada. Mhhh…)
Hubo un sonido aplastante de la espinilla del hombre que intentaba arrastrarse bajo sus pies.
Su-ah se estremeció y abrazó con fuerza a la sollozante abuela, bloqueando su vista. Y se inclinó y abrazó sus delgados hombros con fuerza con sus brazos, lo más cálido y duro como le fue posible.
La tristeza y el remordimiento de la abuela se transmitieron tal cual, y me dolía el corazón.
* * *
Cuando llevó a la abuela a su habitación del hospital y regresó a su habitación, Hwa-hee ya estaba apoyado contra la puerta y dentro de la habitación.
Cuando él miró su mano magullada como si sus ojos la criticaran, Su-ah la ocultó detrás de su espalda como si la escondiera sin darse cuenta.
Le preguntó sobre la policía, recordando lo que habían escuchado.
«Escuché que ya estaban investigando al sospechoso porque recibieron un aviso ayer. ¿Eras el informante anónimo?»(Su-ah)
«No soy una persona que haga eso.»
«Entonces, ¿quién fue el informante? …»(Su-ah)
«Ese pequeño abogado de salud lo hizo.»
‘Así que estás diciendo que primero tomaste medidas y luego me miraste.’ – Pero él también había sido sincero al tratar al hombre de una manera distinta a la ley. Solo porque ella lo pidió.
Su-ah se acercó lentamente a él.
El sintió su presión a pesar de que no se movió de su postura apoyada en la puerta y solo la perseguían sus ojos. Podía sentir su nerviosismo en cada movimiento.
Cuando Su-ah se detuvo a una distancia en la cual él podía alcanzarla si estiraba los brazos, Hwa-hee, que enderezó su cuerpo, levantó las cejas. Ella habló sin rodeos.
«Gracias por salvarme la vida, muchas gracias. Pero no vuelvas a meterte conmigo.»(Su-ah)
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