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Capítulo 8

 

Para colmo, no fue suficiente cargarme de la nada, el hombre puso su nariz en mi nuca. Sentí un aliento caliente como si estuviera oliendo.

«¿Qué?»

Mientras continuaba sintiendo el extraño aliento, una señal de peligro comenzó a resonar en mi cabeza. Todos los vellos de mi cuerpo se erizaron. Sentí que me iba a desmayar.

<¡Esa bestia feroz!>

Luché desesperadamente buscando a Meimi, pero fue inútil.

<¡Meimiiiii-!>

La expresión de Meimi, después de que hicimos contacto visual, empeoró aún más. Después de ese momento aterrador, el hombre frunció el ceño.

«… ¿Por qué el olor a pantera negra es tan fuerte?»

<¿Cómo se supone que voy a saberlo? ¡Mantén a esos horribles caninos lejos de mí inmediatamente!>

Sobresaltada, pateé la mejilla del hombre con mi pata trasera. No tardé mucho en explotar. Meimi, que lo vio todo, se quedó sin habla.

«Lord Manionz, lo siento por las acciones de la señorita…»

«Ponla abajo.»

Por primera vez, estaba feliz de escuchar esa voz profunda. Cuando giré la cabeza rápidamente, Ahin, vestido con más elegancia que de costumbre, estaba allí. ¿Por qué me sentí tan aliviada? Luchando, estiré mi pata delantera hacia Ahin.

«No esperaba que Lord Grace fuera alguien que criara un conejo como mascota.»

«Ven aquí.»

Ahin, quien ignoró por completo las palabras del hombre, se inclinó y me tendió la mano. Afortunadamente, el hombre no se resistió y me bajó.

<¡Ahin!>

De un salto, me agaché detrás de los tobillos de Ahin y sacudí mi puño hacia el hombre. Era una amenaza discreta. Pero el hombre colocó su mano sobre su pecho, como si se sintiera conmocionado.

«¿Desde cuándo Lord Grace tiene este tipo de pasatiempo?»

<¿Cuál será la relación entre estos dos?>

Miré entre los dos depredadores con una mirada ligeramente sorprendida. A pesar de que parecían de la misma edad, pude escuchar animosidad en sus voces.

Además, para decirle algo así a Ahin, el hombre tenía que tener al menos un estatus equivalente. Pero Ahin, que no respondió a la pregunta, me levantó del suelo e hizo una mueca.

«Apestas a león sucio».

<¿¡¿A-a león?!?>

Esa fue una información impactante. Mis ojos revolotearon de nuevo al hombre detrás de mí. Sus ojos dorados no eran los de un herbívoro, como había pensado, sino los ojos de un león. ¡¿Qué tipo de lugar no solo tenía panteras negras yendo y viniendo, sino incluso un león?!

Este realmente no era un lugar para que viviera un herbívoro como yo.

Aterrorizada, negué con la cabeza y agarré el dedo de Ahin con mi pata delantera. Su expresión se volvió extraña. Los ojos rojos incluso me parecieron felices.

«¿Quieres ir al león?»

¡¿Qué tontería estaba diciendo?! Expresé mi respuesta cruzando las patas en forma de X. Ahin asintió como si entendiera.

«Oh, ¿entonces quieres convertirte en la presa de este león?»

<De tanto salir con Evelyn, ¿ahora empezó a decir tonterías?>

Ahin se inclinó como si fuera a entregarme mientras yo apretaba su dedo con fuerza.

<¡No! ¡No! No!!>

Quería gritar, pero era frustrante porque no podía hablar. Una sonrisa se dibujó en la boca de Ahin cuando agarré su dedo como si mi vida dependiera de ello. Se rió como si esto fuera hilarante.

“Si quieres vivir, agárrate más fuerte.”

Al escuchar esas palabras, solté su dedo y lloré. Sorprendida por la aparición del león, me olvidé que Ahin era una pantera negra con un tornillo suelto.

«¿No aguantarás?»

La risa desapareció del rostro de Ahin, como si estuviera decepcionado de que me hubiera retirado. Lo miré a los ojos bajos. Parecían decepcionados.

<Si tú fueras yo, ¿lograrías aguantar?>

Empecé a retroceder por la hierba, caminando hacia atrás hasta que toqué la pierna del león sin darme cuenta. Sin querer, bati en él con mi trasero y miré hacia arriba a toda prisa.

El león me miró y luego sonrió. La sonrisa, que parecía tranquila y despreocupada, me recordó la especial indolencia de los leones.

«Parece que este conejo preferiría tener un león sucio que a Lord Grace.»

«…No creo en eso.»

Ahin, con una expresión aterradora, se acercó sin dudarlo. La atmósfera se volvió tan tensa que incluso los caballeros cercanos se congelaron.

Deteniéndose justo en frente de mí, me llevó lentamente. Ahin parecía enojado, pero mirando de cerca…

<…?>

No sabría decir si estaba molesto o serio. ¿Cómo puedo saber? Tenía cara de póquer.

«Infiel.»

Ahin, que dijo palabras absurdas, me metió en su bolsillo.

«¿No te dijo mi madre que aquí en el territorio de las panteras negras la bigamia es un crimen?»

¿Por qué estaba hablando de eso ahora y en un tono tan serio? Antes de que pudiera entender lo que estaba pasando, comenzó a caminar hacia la mansión.

Luché por salir de su bolsillo y logré aferrarme al hombro de Ahin. Dejado atrás, pude escuchar al león murmurar.

«… Todavía es un loco.»

Habiéndolo escuchado perfectamente, asentí con la cabeza sin darme cuenta.

Es verdad, no hay forma de entender lo que piensa. Creo que esa definición es perfecta.

 

***

 

Luego de depositar a Vivi en su habitación, Ahin regresó a su oficina y se tocó el cuello de la camisa. Después de aflojarse la corbata, olió un olor desconocido en el dedo que Vivi había sostenido, lo que lo hizo sentir incómodo.

Runa Manionz. Ese león perezoso había puesto el olor de sus feromonas en la coneja. Rune se había interpuesto en el camino de Ahin desde la infancia, así que tal vez había captado el olor de Ahin en la pequeña liebre.

‘Esto me molesta.’

Sentado a la mesa, recogió algunos documentos.

En los últimos meses, el clan de los lobos se había vuelto más y más audaz.

Valence, la jefa del clan de las panteras negras, había pensado que no era mala idea empezar a prepararse para una posible guerra, y había enviado una carta solicitando una alianza con el clan de los leones.

Como era de esperar, habían enviado una respuesta positiva de inmediato. Durante años, los leones y los lobos estuvieron en conflicto.

Y como resultado, Ahin, quien fue puesto a cargo de la alianza, tenía una agenda ocupada desde temprano esta mañana.

Para empeorar las cosas, no se llevaba bien con Rune Manionz, el hijo del líder del clan de los leones, quien asistiría a todas las negociaciones. Incluso había interactuado con Vivi, lo que hizo que Ahin sintiera ganas de destrozarlo.

«Lord Ahin.»

Evelyn, que había entrado en la oficina, se acercó. Le entregó un delgado documento a Ahin, quien lo leyó golpeando la mesa con los dedos.

Tuk tuk.

“Aquí está el resultado de la investigación que solicitó. He obtenido información sobre todas las familias nobles del territorio de las liebres, pero no hay registros de nobles desaparecidos. Incluso buscamos entre las familias de comerciantes plebeyos, pero nadie desapareció en la fecha en que Lord Ahin trajo a la Señorita Liebre.”

El documento consistía en una lista de los nombres de todos los nobles y comerciantes del territorio de las liebres. Ahin, que hojeó las páginas varias veces, se rió entre dientes.

«Qué conejo tan sospechoso».

No parecía preocupado por no haber obtenido ninguna información útil. Evelyn, al ver la reacción inesperada, cambió de tema.

“Es solo una conjetura, pero…. ¿Existe alguna posibilidad de que la Señorita Liebre no sea una mujer-bestia, sino una especie de raza mixta?”

«¿Una mestiza?»

«Sí. Al principio, pensé que podría ser un hombre-bestia manteniendo su forma animal, pero después de un mes, se mantuvo igual.”

“Bueno, la forma puede no haber cambiado, pero la apariencia sí. Ganó peso y creció para los lados.”

“Gracias a la Señora Valence, ha subido de peso. Me pregunto si tiene la intención de comérsela más tarde.”

De alguna manera, debido al favoritismo de Valence, la coneja engordaba cada día, pues comía mucho heno de calidad y bocadillos que habían sido importados de todo el mundo.

Ahin se frotó la barbilla, pensando en la bola de algodón que solía rodar en su cama.

‘Pensé que era una noble…’

Pero fue extraño. La mayoría de los aristócratas con títulos nobiliarios del continente procedían de linajes con excelentes feromonas. En esta situación, era un misterio que ella no fuera noble a pesar de tener feromonas misteriosas.

Evelyn aún no se había dado cuenta, pero para él era obvio que el olor de las feromonas que ocasionalmente producía la coneja eran definitivamente las de un hombre-bestia. Y cuanto más lloraba o tenía emociones fuertes, más fuerte era el olor.

‘Estoy seguro de que esto es una habilidad…’

Sin darse cuenta, Ahin se llevó la mano a la herida, que había sanado milagrosamente. La habilidad de la coneja, que había curado su corte durante la noche, era demasiado poderosa para ser la feromona de un herbívoro ordinario.

Valence, que era extremadamente perspicaz, había notado algo y estaba prestando mucha atención a la coneja. Cuanto más alto era el pedigrí de un depredador, mejor podía sentir las feromonas y otros olores.

Cuando más Ahin pensó, más concluyó que la habilidad de Vivi era tan valiosa que todo el continente la querría.

«Lord Ahin».

Una voz determinada resonó a través de la oficina. Cuando Ahin levantó la vista y lo miró, Evelyn estaba apretando los puños con una mirada determinada.

«Interrogaré a la coneja personalmente».

«Si lo haces, ella podría comenzar a odiarte».

“Ya ha sucedido”.

El mayor interés de Evelyn en los últimos tiempos no ha sido otro que la coneja. Sus reacciones de enojo eran muy agradables. Y como resultado…

[Señorita Liebre, mejor no vas al comedor durante las comidas. O podría terminar convirtiéndose en el plato principal.]

[Señorita Liebre, ¿cómo puede ser tan cruel y volcar el heno que preparé especialmente?]

[Señorita Liebre. El chef me dijo que los conejos son más suaves cuando se cocinan en el caldero.]

Debido a este tipo de conversación, en este punto, la coneja ya estaba furiosa por la mera aparición de Evelyn.

No hace mucho, él le había mostrado un libro llamado “Todo sobre los herbívoros y cómo comerlos”. Al verlo, la coneja se puso tan furiosa que rompió el libro en pedazos. Era la primera vez que veía a un conejo bebé tan enfurecido.

Los ojos de Ahin, luciendo un poco irritados, se volvieron hacia Evelyn.

«Evelyn, no eres normal».

Ahora la nariz de la coneja temblaba al ver a Evelyn. Eso significaba que lo odiaba por completo. De hecho, ella debe haberlo odiado siempre.

Evelyn se sintió agraviado cuando escuchó eso.

«No quiero oírlo del Señor, que no es diferente de mí».

«Repite esto».

«Lord Ahin es la persona a la que admiro y la luz del mundo para mí, y…»

«Cállate.»

«Sí señor.»

Ahin quedó satisfecho con el silencio que siguió.

El cabello plateado estaba presionado contra el respaldo de la silla.

Mirando al aire, recordó el momento en que había recogido al conejo bebé. Dos caballeros vestidos de negro, portando una cesta.

“Nunca antes había visto una orden dada para abandonar a alguien en el Territorio de un depredador…”

«Quizás es una niña bastarda.»

[Tenemos que profundizar más para no tener problemas. Ella tiene que morir a manos de las panteras negras.]

“Así ordenaron…”

Si su objetivo era que las panteras negras la mataran, la habían desechado. Ahin, que recordaba la conversación que había escuchado entre los caballeros ese día, se humedeció los labios sin darse cuenta.

Evelyn, que vio esto, estaba nervioso. Cuando hacía esa expresión, el Señor estaba pensando cosas malas.

«¿Lord?»

Despertado de su trance, Ahin miró a Evelyn. Su boca se curvó en una sonrisa, exponiendo sus colmillos.

«Evelyn, si alguien aparece aquí en el territorio preguntando por esa coneja…»

«¿Sí?»

Ahin estiró su dedo y señaló un mapa en su escritorio. El lugar donde tocó ligeramente fue el bosque en la frontera entre el territorios de las liebres y el territorio de las panteras negras.

«Mátalo.»

 

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