Elensia, que se había endurecido en el acto, miró la espalda de Raphael con una expresión de perplejidad.
Mientras se alejaba, él nunca miró hacia atrás, nunca. Así que estaba decepcionada.
Mas que triste, le dolía el corazón.
Ah…Yo era la única que esperaba con ansias el día en que nos encontráramos hoy.
Tenía la esperanza de que hoy sería capaz de llenar un poco el largo tiempo que estuvo ausente…
Era su propia ilusión y arrogancia, porque al parecer Raphael no tenía las mismas intenciones.
Por eso probablemente no le había respondido en primer lugar, pero Elensia se había emocionado como una idiota.
En el carruaje, mientras se dirigía al Palacio, revisó y acomodó el regalo varias veces para poder entregárselo.
La cinta no estaba torcida y el embalaje no estaba roto.
Entonces, se había imaginado la mirada en el rostro de Raphael cuando abriera la caja.
No lo había visto en un tiempo, y no sabía cómo se veía ahora con 18 años, pero no fue difícil imaginar su expresión en su cabeza.
Cuando estaba sola en el templo, solía imaginarse cómo el joven habría cambiado.
Y, después de no haberlo visto en 13 años, era mucho más masculino de lo que pensaba.
Era más alto de lo que había imaginado, al igual que su cuerpo.
Su rostro era tan joven que ni siquiera podía pensar que acababa de convertirse en un adulto.
No había rastro del niño de cinco años que recordaba.
«Su Majestad llega un poco tarde debido a asuntos de estado, así que esperen pacientemente».
Con la explicación, las conversaciones de la gente se hicieron un poco más fuertes.
Ante la noticia del retraso del Emperador, se escucharon agradables risas.
Todos empezaron a divertirse.
Como si esperaran el día de hoy, los ojos de las personas bellamente decoradas y coloridas brillaban más que los candelabros.
El debut de mayoría de edad fue el comienzo del mundial social con el que soñaban todas las jóvenes.
Había mucha gente que se estaba preparando para este evento hace unos meses, cuidándose especialmente.
Fue un acontecimiento tan grande y era el día que todos esperaban con ansias.
Sin embargo, Elensia era diferente.
Habiendo tenido que quedarse en el templo desde la infancia, nunca pensó que podría asistir al debut.
Incluso en la ley Imperial de que todos los nobles que hayan llegado a la edad adulta deberían participar, ella estaba fuera de la discusión.
Su corazón estaba cansado.
Personas hermosas llenaron el gran y espacioso salón bajo el deslumbrante candelabro.
No había lugar para ella.
Como un patito feo que sobresale en una manada de cisnes, se sentía como un huésped no invitado con un extraño cuerpo cuadrado.
Además, ya no quería estar allí después de haber recibido el rechazo de Raphael.
Él era la única razón por la que había estado esperando este día.
(te quejas mucho niña, tu eres la que lo ignoro por 13 años)
Elensia giró la mirada con desesperación mientras miraba la espalda de su antiguo compañero de juegos, que saludaba a otros jóvenes.
Así, se dirigió a la terraza para escapar del asfixiante salón.
Por otro lado, Raphael conversaba con Sean, su gran amigo, quien era el segundo hijo del Marqués Romaine.
«Raphael, ¿la viste?»
«¿Qué?»
«La joven, la hija del Marqués Heneron. Parece que salió del templo».
«…¿Qué?»
Las cejas del pelinegro se levantaron torcidas, como si no entendiera de lo que estaba hablando su amigo.
«Ha asistido al debut de mayoría de edad hoy. ¿Acabas de pasar y no la viste?»
«……».
«No puedo creer que no te hayas dado cuenta a pesar de su hermosa apariencia, Raphael, eres el mismo de siempre».
Ante las palabras de Sean, Raphael rápidamente giro la cabeza, pero el lugar donde antes se encontraba Elensia, ahora estaba vacío.
***
«Haa…».
La chica apoyó los brazos en la barandilla mientras aún sentía la brisa fría de principios de primavera.
Sabía cuánto esperaban su madre y su padre este día, pero estaba planeando regresar tan pronto como saludara a Su Majestad el Emperador y la Emperatriz.
Elensia se sentía incómoda, como si estuviera usando ropa que no le quedaba bien.
Le resultaba más cómodo correr al templo y orar con los sacerdotes.
«Al final, no pude dártelo».
Sacando la caja que había guardado en su bolso, habló con amargura.
Estaba envuelta y decorada con un lindo papel de regalo para bebés, para adaptarse al gusto de una niña pequeña…
Había incluso traído a propósito los zapatos que su madre había tejido a mano para entregarlos también.
Intentó darlos junto con el obsequio que había preparado, pero no pudo.
«Al final no podré darte a tu dueño».
Los ojos azules de Elensia estaban teñidos de soledad, ya que el regalo que había perdido su lugar se sentía mucho como ella misma.
Cuando lo vio, se había hecho muchas preguntas, por ejemplo, si él le preguntaría cómo estaba o si temblaría ante ella, diciendo que casi no la reconocía, pero ahora todo era en vano.
La joven se mordió el labio, recordando al Raphael que había visto antes.
Los brillantes ojos rojos que pasaron junto a ella eran tan fríos como un viento embravecido.
Era como si no fuera el niño que conocía.
(mm 13 años, que esperabas?? no tienes sentido común, que te enseñaron en el templo??)
Probablemente él había cambiado, como ella también lo hizo, eso era todo.
La comunicación fue cortada en primer lugar, ahora que ella había respondido, él también podía pretender no saber.
Podría haber sido un día desagradable.
Incluso si él pensaba: ¿Por qué ahora?, ella lo hubiera entendido.
Lo había ignorado desde hace años, por lo que no tenía nada que decir.
No solo había ignorado su carta, sino que, después que la había leído, lo había hecho una y otra vez, pensando en varias maneras de responder, a pesar de que hace años no la había abierto porque su corazón era débil.
Sin embargo, solo quería decirle que a menudo soportó los duros tiempos a través de los recuerdos que tenía con él.
Seguro Raphael no quería escuchar ninguna excusa suya, pero…
«Tú».
Fue cuando una voz desconocida vino desde atrás, una voz que extrañas en el momento en que la escuchas, como un cielo rojo en una puesta de sol.
La voz de un hombre desconocido pero familiar, cuya antigua belleza había desaparecido sin dejar rastro.
«Elensia».
Se dio la vuelta lentamente, reprimiendo sus emociones que querían desbordarse por tan sólo escuchar su nombre en la voz de aquella persona que no había visto en mucho tiempo.
«……».
Raphael estaba de pie entre las puertas abiertas de la terraza.
Tenía una cara de sorpresa y su cabello, que había estado limpio a diferencia de antes, estaba un poco despeinado.
«Así es, eres tú».
La expresión de sorpresa desapareció y las comisuras de sus suaves labios formaron una leve sonrisa, como si fuera un placer verla.
«¿Cuándo saliste?»
Él caminó sin dudarlo hacia ella y, a medida que la distancia se reducía más y más, la joven se volvió hacia un lado y se alejó de él.
«¿Elensia?»
Ella abrió su boca, que había estado bien cerrada, hacia él, quien dejó de caminar y la miró como si dudara.
«¿…Por qué?»
«¿Eh?»
«¿De verdad me estás preguntando eso ahora? No, ¿por qué finges no saberlo?»
Él había sido quien fingió no conocerla en un principio, había sido él quien fue demasiado frío, como si estuviera tratando con alguien que no conocía.
«¿Qué estás…?»
Le cuestionó, desconcertado.
«…..».
«¡Elensia!»
Rápidamente, la chica trató de salir de la terraza, porque tenía miedo de que las lágrimas brotaran demostrando su tristeza, pero Raphael le bloqueó el camino.
«Muévete».
Ella no podía levantar la cabeza, pero miró sus pies y dijo con firmeza.
No podía ver su cara ahora, porque cuando se encontrara con sus ojos, la tristeza y la decepción se desbordarían en ese momento.
Sabía que Raphael no hizo nada malo, pero no quería mostrar su lado feo al soltar sus emociones.
«Elensia».
«Te dije que te quitaras de mi camino».
«Levanta tu cabeza. Han pasado 13 años desde que nos vimos, ¿no me mostrarás tu rostro?»
«¡Tu primero…!»
Ante esas palabras, Elensia, furiosa, levantó la cabeza.
Pero no pudo terminar la conversación, porque unos ojos más brillantes que el sol la miraban fijamente.
«Mucho tiempo sin verte».
«…..».
«¿Cómo estás?»
Los ojos de Raphael estaban rectos, como si no hubiera mentiras.
Incluso los ojos de él, uno frente al otro, parecían estar cubiertos por un anhelo del mismo tamaño que el de ella.
¿Por qué…? Pasaste a mi lado con tanta frialdad antes…
«¿Cómo te sientes? ¿Hay dolor en ninguna parte?»
Los ojos rojos, que miraban a su alrededor, eran delicados.
Es difícil creer que era la misma persona que la había mirado casi con desdén antes.
«¿Por qué…?»
«¿Sí?»
«Tú…».
Le susurró al no poder encontrar las palabras para responder.
«Ja, ja».
Entonces, Raphael se rio alegremente, como un hombre que esperaba su respuesta.
«Seré tu estrella».
«¿Qué?»
«Entonces, todavía estarás junto a tus estrellas».
Era igual que ese día cuando tenían cinco años, que, sosteniendo una estrella brillante, le sonrió alegremente.
«Todo el mundo está bien».
Esas breves palabras fueron suficientes para aclarar todo lo que Elensia se había estado preguntando.
Porque la palabra ‘todos’ y no ‘yo’, incluían a las personas de la familia Halos Incluso la Duquesa, por quien sentía mucha curiosidad, y esperaba que estuviera bien.
«Gracias a Dios…».
Sin darse cuenta, Elensia escupió su corazón con alivio.
Cuando se dio cuenta y cerró la boca, sus palabras ya habían entrado en los oídos de Raphael.
«No has cambiado».
Las comisuras de los labios del chico se elevaron suavemente mientras miraba las pestañas de la otra, que temblaban como el aleteo de una mariposa por la sorpresa.
Como si hubiera esperado esa respuesta de su parte, Elensia sintió que él ya había imaginado sus palabras en su mente hace más de una década atrás.
«He estado esperando el día que te encuentre de nuevo».
Ante el siguiente comentario de Raphael, ella abrió el rostro, completamente sorprendida, y lo miró.
Los ojos rojos que la encontraron estaban fijos solo en ella.
«¿Qué…?»
«¡Su Majestad el Emperador y la Emperatriz, han llegado!»
Realmente no pudo entender lo que él le había dicho, así que estaba a punto de preguntar qué significaba eso.
Pero las voces que anunciaban la aparición del Emperador y la Emperatriz resonaron hasta la terraza.
«Hasta luego».
Raphael sonrió muy feliz y volvió a ingresar al salón tras despedirse.
Elensia, que había estado mirando su espalda con cara de perplejidad, inmediatamente recobró el sentido y se movió.
este estuvo largo… Elensia esta mensa, lo siento pero era una niña fuerte, yo se que se sintió sola, pero ella misma se aisló, argh en fin, ya solo 2 mas, ya casi me libero, y digo me libero porque si como que no me esta gustando, bye
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