Elensia, que volvió al marquesado, no pudo evitar sorprenderse.
Nada en su casa había cambiado.
Los muebles, los pequeños accesorios e incluso las cortinas estaban tal como antes de que se fuera.
Era como si el tiempo se hubiera detenido en ese momento.
«Mamá…».
Lloró tanto que miró a su madre con los ojos hinchados y abiertos como una carpa.
«No quería que cambiaran los espacios que recordabas».
«…..».
«Pensé que sería bueno si solo pudieras sentirte feliz cuando regresaras a casa».
El Marqués sonrió amablemente y tocó las suaves mejillas de su hija.
«Te extrañé, te extrañé demasiado».
Elensia aguantó con los ojos llenos de lágrimas y sonrió brillantemente.
Tenía el amor de sus padres en una casa que no había cambiado ni un poco, ya que estaban esperando a su hija, que no sabían cuándo regresaría, preservando todo para que no se sintiera extraña e incómoda cuando volviera.
Ella estaba feliz y agradecida, pero también triste, porque sabía lo que significaba que su madre y padre mantuvieran todo así.
Durante los cuatro años que pasaron y había crecido, sus padres se estancaron en el invierno cuando ella tenía 13 años y se fue, sintiéndose culpables por tener que dejar ir a su pequeña hija, no pudiendo pasar tiempo con ella.
«Necesitamos cambiar las cortinas, pronto será primavera».
Elensia sonrió mientras colocaba tomaba la cálida mano de su padre, que acariciaba su mejilla.
Ahora era el momento de dejar avanzar el reloj que hace un tiempo se había detenido.
«Sí, eso haremos».
La pareja de marqueses también asintió y sonrió.
Ese día, para empezar de nuevo, su familia retiró la cortina de tela gruesa que había estado colgada durante cuatro años sin importar las estaciones.
***
Fue un regreso muy feliz y ocupado.
Durante varios días, Elensia paso tiempo con sus padres, charlando y comiendo comidas deliciosas.
Además, su mayoría de edad también se estaba acercando cada vez mas.
Debido a que de repente salió del templo, no pudo prepararse adecuadamente, por lo que tuvo que combinar su vestido y accesorios, y aprender los modales y bailes que se ajustaban a su debut de mayoría de edad, por lo que incluso diez cuerpos no fueron suficientes.
Lo que otros habían preparado durante meses, Elensia tenía que lograrlo en unos pocos días.
«Esposa, ¿qué pasó con los zapatos que le íbamos a mandar como regalo a la Duquesa?»
Al final de la hora del té de la mañana, la mano de Elensia se detuvo, bajando la taza de té ante la palabra “Duquesa”, que salió de la boca de su padre.
A la chica le vino a la mente una cara que había olvidado por un tiempo debido a su apretada agenda.
«Llegaron en la mañana. Mandé a hacerlos basándome en los zapatos que usaba Elensia cuando era joven, pero no sé si le quedarán bien».
«Igual crecerá, puede usarlos después, así que estará bien».
Elensia, incapaz de entender completamente la conversación continua de sus padres, finalmente preguntó.
«¿Quién está creciendo?»
«Oh, supongo que no lo sabías. La Duquesa dio a luz a una hermosa niña, debe haber cumplido 5 años este año».
«Ah…».
Elensia estaba un poco aturdida por la inesperada buena noticia.
Durante los cuatro años de pérdida de contacto, Raphael obtuvo una prima y una hermanita.
Tienes una hermana menor.
Después de eso, habló un poco más con sus padres y luego volvió a su habitación.
No sabía porque, después de aquella conversación, se sintió decepcionada.
Si hubiera sabido la noticia, te habría felicitado desde el fondo de mi corazón.
Fue desafortunado y triste, pero había sido ella quien no respondió a la carta…
Ah, la carta…
Elensia recordó la carta de Raphael, que había olvidado por completo porque estaba ocupada.
La carta que no pudo leer al final.
Estaba segura de que se encontraba en algún lugar de la habitación, porque ella la había traído cuando empacó sus cosas.
Rápidamente comenzó a buscar en toda la habitación.
Miró el tocador y el escritorio, para luego ver dentro de la bolsa de equipaje, pero no pudo encontrarla.
Por último, miró la mesa junto a la cama.
Había cinco sobres de cartas que se habían decolorado con los años. No las había visto en cuatro años.
«Uff…».
Con una sensación de tensión, Elensia se mojó los labios secos y leyó la correspondencia.
La primera carta que había recibido fue una pequeña charla sobre la vida diaria y, como no había respondido desde entonces, en la segunda carta Raphael mostraba preocupación por ella.
Preguntando si había pasado algo, si la vida en el templo era muy difícil o si la podía ayudar en algo.
Con gratitud y pesar, Elensia abrió su última carta, mordiéndose los labios temblorosos.
Elensia,
Hoy tengo buenas noticias sobre mi tía y mi tío. El próximo otoño tendré un hermano menor.
Esta es la gran bendición que mi familia ha estado anhelando y quería decírtelo primero, pero lo único que puedo entregarte es una carta.
Si te hubieras enterado de la noticia, te habrías alegrado más que nadie…
Es frustrante no saber si estás bien o si estás enferma.
Estoy ansioso estos días.
Quiero ser un buen hermano mayor y un buen ejemplo para mi hermanito, que nacerá el próximo año, pero me temo que no podré.
Quiero darle tanto amor como mi tía y mi tío me dieron…
Tal como me dijo mi tía, también quiero hacerle sentir a mi hermano lo cálida y confiable que es su familia, y cómo el hecho de que haya llegado a mi lado ha hecho que mi vida sea más rica y feliz, pero me temo que no será así.
Basta, en este punto seguro dirías algo como: «Idiota, puedes hacerlo».
Lo siento, las palabras son innecesariamente largas, pero necesito decirte algo.
Mi tío, mi tía y yo también nos preocupamos por ti.
A menudo recuerdo las cosas que pase contigo y te extraño.
Esta será mi última carta, porque no quiero ser una carga para ti.
Dame una respuesta, esperaré…Siempre.
(ultima carta, para que vean que si no tiras un hueso, se hartan)
«Me dieron la noticia…».
Elensia tampoco había podido saber eso a tiempo, y estaba triste como una idiota. La visión de ella está borrosa por las lágrimas.
Incluso en la oscuridad, volvió a leer la última carta que le había enviado Raphael.
La carta fue un gran consuelo, Elensia estaba muy agradecida que alguien la recordara sin olvidarse de ella y que buscara compartir su alegría
Así, la chica rápidamente se secó las lágrimas y se levantó de su asiento, sacando un membrete.
No hubo tiempo para llorar, porque tenía que escribir una respuesta que tuvo que enviar hace 4 años.
Llenando dos páginas con disculpas y gratitud, al final de la carta, escribió que se volverían a encontrar en el debut de mayoría de edad.
Sin embargo, no hubo respuesta de Raphael hasta el día de su debut.
***
El día del debut, los nobles que llegaron a la mayoría de edad, acudieron en masa al Palacio Imperial.
El evento, que se llevaba a cabo a principios de la primavera cuando los capullos de flores estaban en plena floración, debía ser atendido por todos los nobles que alcanzaban la mayoría de edad este año.
Entre ellos, los hijos de nobles con alta autoridad tienen el honor de presentarse ante el Emperador y la Emperatriz.
Elensia, la hija del Marqués Heneron, no fue una excepción.
En particular, debido a sus misteriosos poderes curativos, el Emperador tenía un ojo en ella desde una edad temprana, por lo que todos sentían curiosidad.
«Elensia, no te pongas nerviosa».
La Marquesa, que participó como su acompañante, trató de calmarla.
Su hija, que rara vez mostraba sus emociones, había estado muy nerviosa desde antes.
La esposa del Marqués entendió su carga.
Quizás todos iban a prestarle atención a Elensia en el debut de mayoría de edad de hoy debido a que era dueña de una habilidad misteriosa que apareció por primera vez en varios cientos de años.
Además, era natural, porque era la primera vez que la joven hija del Marqués, quien se había estado escondiendo en el templo por varios años, apareció por primera vez ante los nobles.
«Sí, mamá».
La niña asintió levemente con la cabeza, tratando de aliviar la tensión.
El nerviosismo constante que sentía no era especialmente por debutar, si no por encontrarse con una persona que conocía allí.
Debido a la respuesta que nunca llegó, le preocupaba que Raphael la hubiera olvidado.
¿Y si no me reconoce…? ¿Por qué no respondió la carta? ¿Se habrá olvidado de mí?
(tu no respondiste primero, pues oye)
Con la ansiedad constante, Elensia jugó con la caja que sostenía. Aunque era tarde, era un regalo preparado para felicitarlo por tener una hermana menor.
Ella se preguntó si sería capaz de darle la enhorabuena, o incluso si podría decirle hola.
El carruaje, que había estado en movimiento durante varias horas, se detuvo.
Finalmente habían llegado al Palacio Imperial.
El marquesado, que se mudó cuando Elensia tenía seis años, estaba ubicado en el Bosque de Linar, lejos de la capital, por lo que se demoraba horas en llegar al Palacio.
«Vamos a bajar».
Sin ningún signo de cansancio incluso después de viajar durante mucho tiempo, la Marquesa tranquilizó a su hija.
Elensia se bajó del carruaje en compañía de su madre y subió las enormes escaleras, llegando a estar al frente de la puerta del gran salón de banquetes.
En ese momento, los sirvientes que custodiaban las enormes puertas, las abrieron para dejarlas pasar.
«Guau».
Elensia respiró hondo y entró al lugar.
***
En el salón, donde aún no había aparecido el Emperador, había un poco de ruido.
Los jóvenes que eran cercanos mostraban sus conexiones y la riqueza de los demás al hablar entre ellos.
Por otro lado, Elensia se quedó en silencio junto a un pilar, lejos del bullicio.
Tan pronto como apareció, los conocidos de su madre, en compañía de sus hijos, se acercaron a ella, y estuvo cautiva durante bastante tiempo saludando.
Afortunadamente, pudo salir sola después de que su madre le dijera que no se fuera muy lejos, pero aun así docenas de ojos la siguieron.
Eran como hienas en busca de una oportunidad para atacar.
Si había incluso una pequeña brecha, se acercarían a ella de inmediato e intentarían resolver sus dudas.
«¿No dijeron que se estaba quedando en un templo?»
«¿Es así? ¿Entonces salió por un momento con el favor de Su Majestad?»
«Je, esperaba más porque tiene una habilidad misteriosa, pero es más común de lo que pensaba».
Aunque Elensia no quería escucharlos, las voces de los chismes venían de todas partes.
Todas eran evaluaciones hacia ella.
Sus fieros ojos, como los de un halcón, la escaneaban de pies a cabeza para poderla juzgar a su antojo. La curiosidad y los comentarios retorcidos se juntaban y pesaban sobre sus hombros.
Las yemas de los dedos de la joven temblaron ante las emociones y por la atención, que era demasiado difícil de manejar.
Está bien, no es nada.
Elensia se dijo a sí misma y juntó sus manos con fuerza.
Su especialidad era ser tranquila y racional, por lo que confiaba en que ni siquiera ahora sería sacudida.
Además, solo quería mostrarle a su madre, que la observaba de lejos, una figura orgullosa y digna.
Porque la Marquesa esperaba con ansias su debut, mucho más que ella misma.
«¡Oh!»
En ese momento, con admiración que brotó de alguna parte, innumerables ojos dejaron a Elensia y se dirigieron hacia la puerta.
«Wow…Realmente se parece al Duque Halos».
«¿Qué? Creo que es más guapo que el Duque».
Cuando vieron a un hombre bajando las escaleras a través de la puerta abierta, muchas jóvenes no pudieron evitar el rubor en sus rostros.
El hombre tenía el cabello tan negro como el cielo nocturno y ojos tan rojos como el rubí.
Su altura rebasaba por una cabeza a las jóvenes junto a las que pasaba, y sus hombros y pecho eran anchos, demostrando que había entrenado mucho.
Incluso se podía ver los abdominales y largas piernas.
El traje azul marino oscuro que vestía era tan digno que parecía un esmoquin de un novio.
Además, un rostro que se decía superó la apariencia del Duque Chester Halos.
El hombre era el dueño de un encanto y apariencia que hacía imposible quitarle los ojos de encima una vez que lo veías.
Y, a pesar de que recibió la atención de todos, caminaba con un andar recto y digno en la medida en que no se notaba agitado ni nervioso.
Fue como el protagonista de este debut de mayoría de edad, y Elensia reconoció quién era.
«Raphael Halos…».
Un nombre familiar fluyó de su boca, que se abrió sin darse cuenta.
Estaba tan sorprendida que antes de que pudiera cerrar la boca, se encontró con los brillantes ojos rojos que la observaban desde la distancia.
«…..».
«……».
Los ojos azules de Elensia, que se encontraron con los de Raphael, se balancearon aquí y allá, como un barco golpeado por una tormenta.
Aunque no se agitó por la atención de la gente, sintió que su corazón explotaba con solo hacer contacto visual con él.
Estuvo sorprendida por un tiempo hasta que…
«¡Ra…!»
La chica, que se había apresurado a recuperar el sentido y alzó la voz para saludar, se congeló en un gran shock.
Su mirada, con la que se había encontrado, fue desviada. El rostro indiferente que no se quedó con ella ni un segundo y no se movió ni un solo momento, la pasó como un viento frío de invierno.
Fue tan frío que hasta le puso la piel de gallina.
gracias por donarme el cap Flowy22, un poco mas de nuestros chiquitos… 3 caps mas
por fin Raphael adulto, pero no nos gusta porque lo vimos crecer, no hay husbando aquí chicas
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