«Raphael, ¿jugamos a las escondidas?»
«No».
«¿Comemos tu gelatina favorita? »
«Más tarde… ahora no tengo hambre».
A pesar de la dulce sugerencia de Lizelle, el menor solo se dio la vuelta y se cubrió con una manta.
«Raphael…»
Se desanimó al verlo cubierto como una oruga.
Raphael había estado muy deprimido desde que Elensia se había ido el día de ayer, pero ahora ni siquiera salía de su habitación en lo absoluto.
«Esto es malo…».
No podía creer que hubiera rechazado su gelatina favorita.
Esto era un gran problema. Por supuesto, Lizelle no se tomó a la ligera los sentimientos de los dos niños, pero no sabía qué hacer en una situación más grave de lo esperado.
Ellos eran los personajes principales, por lo que ciertamente estaban destinados a encontrarse de nuevo.
Entonces, ¿qué debía hacer?
«¡Joven maestro! Mire esto, ¡soy una estrella! Joven maestro…».
Tia, que estaba con ellos, también trató de aliviar el estado de ánimo de Raphael, pero fue inútil, no se movió ni siquiera cuando habló de las estrellas que tanto le gustaban.
«Tia, espera un minuto».
Lizelle no pudo evitar llamar a la sirvienta afuera.
Para aliviar el estado de ánimo de Raphael, solo había algo que podían hacer.
«¿Qué hacemos? Solo permanece acostado. Haaa».
Tia suspiró con cara de preocupación.
«La gelatina y las estrellas no son suficientes. ¿Hay alguna buena manera de animarlo?»
«Mmm…».
Las dos mujeres estaban perdidas en sus pensamientos con caras muy serias.
«L…».
En ese momento, Chester, que caminaba por el pasillo, encontró a Lizelle y se detuvo junto con sus palabras.
«¿Por qué no hacemos una casa de galletas y se las damos como regalo?»
Fue porque una sonrisa nasal se escapó de su boca en su lugar.
El Duque se paró en el pasillo y caminó rápidamente cuando vio a su esposa con un rostro serio, pero jamás esperó que la palabra “casa hecha de galletas” saldría de su boca.
Parecía buscar formas de aliviar el estado de ánimo de Raphael con un rostro más serio que el de los nobles que asistían a la conferencia política.
Él deliberadamente se apoyó en silencio en un pilar sin dejar de darle un vistazo a su hermosa apariencia.
«¿Funcionará? ¿No sería difícil? »
«¿Es así? Entonces, ¿qué tal si hacemos una casa de dos pisos con mermelada y galletas?»
(uno con hambre y estos ingratos hablando de comida)
Lizelle expresó su opinión nuevamente con una cara seria sobre la respuesta escéptica de Tia.
Chester, que las estaba mirando, se reía constantemente.
La Duquesa, que tiene la cara más seria del mundo, era realmente linda.
«¡Oh! ¿Qué tal un picnic?»
La sirvienta hizo un ruido fuerte, aplaudiendo como si hubiera pensado en algo.
«¿Pícnic?»
«Sí. En realidad, el joven maestro estaba emocionado de ir de picnic con la señorita Elensia ayer».
(ayer??? llevan 1 día y ya están exagerados, que lo dejen estar triste unos días al menos)
«¿En serio?… creo que es una buena idea»
Lizelle asintió positivamente.
Debían planear un pícnic ahora.
«Esposa».
La susodicha giró la cabeza hacia la voz familiar.
«Oh, ¿cuándo llegaste aquí?»
«No hace mucho».
Chester sonrió naturalmente al ver a Lizelle pasar detrás de su oreja su largo cabello. Luego, extendió sus duros brazos y la abrazó por la cintura.
Los ojos del hombre, que miraban los ojos redondos de la contraria, eran más dulces que cualquier caramelo.
«Entonces… estaré con el joven maestro. Por favor, llámenme si me necesitan».
Tia, que miraba a los dos sin ningún signo de vergüenza, inclinó la cabeza como si le fuera familiar y regresó a la habitación de Raphael.
«¿Terminaste con el tratamiento?»
Ella le preguntó, sonriendo entre sus brazos.
El pasillo estaba frío, pero el espacio donde estaba los dos era tan cálido, porque la mirada que se daban el uno al otro era muy intensa.
«Hmm. ¿Estabas planeando un pícnic?»
Chester habló, mordiéndose los labios para intentar contenerse. Justo ahora, la expresión seria y encantadora de la mujer seguía viniendo a su mente, por lo que las comisuras de su boca seguían subiendo.
«Después de que Elensia se fue, el estado de ánimo de Raphael no mejoró. Así que, ¿por qué no vamos juntos de picnic?»
Lizelle levantó la cabeza con ojos centelleantes, como si tuviera curiosidad por conocer su opinión.
«Por supuesto».
Inmediatamente, Chester respondió sin dudarlo.
Un picnic fue un plan muy bueno. No había pasado tiempo con Lizelle y Raphael correctamente debido a los eventos recientes.
La pregunta era, ¿a dónde irían de picnic?
En ese momento, el Duque se apresuró a pensar a ver si se le ocurría algo.
«Esposa, ¿recuerdas que te dije antes que había un lugar al que quería ir contigo?»
«Por supuesto».
Lizelle asintió y respondió.
Antes, Chester dijo que había un lugar al que quería ir cuando terminara su trabajo.
«¿Qué tal ir de pícnic allí? Está bastante lejos, así que tendremos que viajar en carreta durante unos días, pero estoy seguro de que a Raphael y a mi esposa les gustará».
Estaba convencido de que el estado de ánimo de su sobrino se aliviaría rápidamente allí.
De hecho, la villa recién construida en la playa era un lugar al que quería ir a solas con Lizelle, quería pasar un rato agradable sin la interferencia de nadie.
Sin embargo, no estaría mal pasar tiempo con su familia.
No, sería bastante bueno, puesto que se trataba de crear recuerdos entre ellos.
Además, Lohan y Tia también serían llevados, por lo que podía dejar a Raphael con ellos un tiempo y pasar tiempo con Lizelle.
«No obstante, será un secreto a donde vamos hasta que lleguemos».
«¿No nos dirás?»
«Lo sabrán naturalmente cuando lleguemos».
Chester mantuvo en secreto la ubicación del lugar.
Ya que, luego de ver la magia de la alucinación del océano desplegándose en la ventana del restaurante, Lizelle, a quien le encantó, recibiría una sorpresa.
Es algo que quiero hacer por ti.
«Está bien, pero ¿tus hombros están completamente curados? No estás mintiendo esta vez, ¿verdad?»
Lizelle sentía curiosidad por lo anterior, pero de todas formas cambió de tema, mirando el hombro del contrario, donde examinaba el vendaje con ojos dudosos.
«Por supuesto, así que a partir de hoy no pienses en eso y solo vuelve a dormir conmigo».
Ante la pregunta de la chica, él se quejó como si lo hubiera estado esperando.
Sus ojos ardían con un color más oscuro que nunca, y es que, después de su lesión en el hombro, Lizelle lo cuidó especialmente.
…Ya no podían compartir cama.
Ni siquiera lo dejó ir a su lado, diciéndole que tenía que mejorar rápidamente, a lo que Chester tuvo que tragar su saliva con sed ardiente.
Ya había pasado un mes desde que no la abrazaba así.
Por supuesto, no es que no lo haya intentado.
Una vez desató el vendaje asegurando que ya estaba mejor, pero su esposa lo detuvo rápidamente.
Durante ese tiempo, tuvo que enfrentar su mirada sospechosa un buen rato.
Desde entonces, no había vuelto a soltar el vendaje descuidadamente, pero retener sus deseos todas las noches fue realmente más doloroso que cualquier tortura. Solo anhelaba poder compartir el mismo espacio con ella.
Qué demonios, ¿por qué me lastimé?
Se culpó a sí mismo por el pasado y esperó el día de hoy.
Y tan pronto como la herida sanó, se soltó el vendaje. De hecho, su médico dijo que tenía que esperar y ver cómo iba durante una semana más, pero por supuesto, Chester ignoró sus palabras y corrió directamente a encontrarse con su mujer.
«No, no es una excusa… me preocupaba que tu hombro lesionado se lastimara».
Lizelle se sintió avergonzada por la insatisfacción inesperada del contrario y soltó el final de su discurso.
Cada vez que hablaba no parecía descontento, y no dijo mucho en ese entonces tampoco, así que pensó que estaría bien… no sabía que estaba pensando de esa manera.
«Solo es un pretexto, hay muchas formas de no usar mis hombros. ¡No necesitas estar necesariamente encima de mí…!»
«¡Ugh! ¡Detente!»
Ella extendió rápidamente la mano y cubrió la boca del contrario.
Mirando a su alrededor apresuradamente, se aseguró de que nadie estuviera cerca para escuchar. Afortunadamente, no pasaban sirvientes, solo había dos en un pasillo muy lejos.
Así, Lizelle miró a Chaser con las orejas coloradas.
No había nada que no pudiera decir…
«No sirve de nada mirarme así».
Tenía una mirada determinada en su rostro, como avisando que no daría marcha atrás hoy.
Y es que no podía soportarlo más, así que no se detendría.
Poco después, él la miró con ojos excitados por el deseo y rozó sus labios en la palma blanca que bloqueaba su boca.
La sutil sensación de cosquilleo en sus dedos y el chirrido que resonaba constantemente en el pasillo, pudo nerviosa a la castaña.
«Ya veo, ya veo. Por favor, detente…».
Sus mejillas se tiñeron de rojo y decidió mejor alejar la mano que era sostenida por el otro.
Siempre que sus labios se tocaban, sus dedos de los pies se cerraban con una sensación de entumecimiento.
Chester sostuvo a Lizelle con los brazos, dejando atrás su decepción, manteniendo su mirada llena de deseo.
«La noche es corta, así que es bueno empezar ahora».
«¿Qué?»
Lizelle, que de repente se dejó caer por la sorpresa, pareció estupefacta ante las palabras inesperadas.
***
Cuando miró por la ventana, el sol apenas decoraba el cielo.
¿Eran las 3 de la mañana?
«Hmh…».
Sin embargo, Lizelle no pudo decir nada y solo se filtró un breve gemido.
Con el hombre sobre ella, este insistentemente excavó en su clavícula expuesta.
El lugar, por el que había pasado sus labios, y la parte de atrás de su cuello, le ardía y le escocía.
«Haaa…».
Chester exhaló un dulce suspiro al ver su piel blanca manchada con rastros rojos. Este era su límite.
Incluso sus pestañas temblorosas eran sexys.
De esa forma, Chester la abrazó y pronto se dirigieron al dormitorio.
Los sirvientes que pasaban por el pasillo ni siquiera podían saludar a sus amos porque estos parecían tener prisa.
Tan pronto como se agachaba para reverenciarlos, ellos ya habían desaparecido lejos.
Así, la puerta del dormitorio se cerró con un sonido y comenzó el tiempo entre los dos.
Para Lizelle, sería un día muy largo.
A la mañana siguiente…
Chester besó el suave hombro de su esposa que seguía durmiendo serenamente. Luego se sentó apoyado en la cabecera de la cama y apartó el cabello castaño que cubría una de sus sonrosadas mejillas con los dedos.
El tacto suave hizo que las comisuras de la boca del hombre se elevaran en una curva.
Verla descansar era mejor que dormir y soñar, pues era una imagen indefensa que solo él podía ver.
Dentro del dormitorio, donde reinaba la oscuridad, Chester, que la estaba acariciando con un toque cariñoso, de repente abrió mucho los ojos cuando encontró el anillo de bodas en la mesa al lado de la cama.
Era el anillo de Lizelle.
A diferencia de él, que siempre lleva anillo, ella se lo quitaba cuando se duchaba o se acostaba.
Era incómodo porque el anillo era demasiado grande.
Pensando en ello, se levantó lentamente para no despertar a Lizelle y llamó a Lohan a toda prisa.
«Maestro, ¿me llamaste?»
El mayordomo lo saludó cortésmente.
«Lohan, preparará lo que te mencioné antes».
«Habla de…».
«La villa».
«Ah, comprendo. Les diré que se preparen de inmediato»
Lohan, que al principio no entendió lo que estaba diciendo, asintió al solo escuchar la palabra villa, e hizo una expresión determinada.
Después de todo, la villa construida en la playa fue originalmente un lugar para confesarse a la Duquesa.
De esa manera, Chester, que volvió de su oficina tras hablar con Lohan, entró en el dormitorio viendo a su esposa, quien se frotó los ojos y lo miró, levantando la cabeza.
«¿Dónde has estado?»
«Volví a trabajar por un tiempo. Supongo que te despertaste por mi culpa».
«No. ¿Terminaste con tu trabajo?»
«Por supuesto».
«Entonces duerme más».
Lizelle, que no podía abrir los ojos, sonrió y estiró los brazos hacia Chester, que, ante su toque, sonrió agradablemente y se acercó a ella también.
Recostado en la cama, abrazó con fuerza el cálido cuerpo de la chica, quien sonrió satisfactoriamente a la confortable temperatura que se extendía por todo su cuerpo, y apoyó la cabeza contra el duro pecho del otro.
«Buenas noches, Chester.
«Que tengas un buen sueño también, esposa».
Pronto, ella soltó un suspiro calmado.
Su aliento le hizo cosquillas en el pecho al Duque, que sintió su corazón latir con fuerza y, con ese sentimiento, cerró los ojos con un rostro tranquilo.
Todo estaba lleno de felicidad.
que mejor para acompañar este cap que un sexy Chester
Atrás | Novelas | Menú | Siguiente |