«Haa… haa…».
Lizelle respiraba con dificultad, pero pronto, el humo que bloqueaba sus vías respiratorias, desapareció y sintió que el aire finalmente circulaba por sus pulmones de nuevo.
Con el apoyo de los sirvientes, se alejó lo más posible de la mansión.
«Espera un momento…»
Sin previo aviso, se derrumbó en el suelo. No podía dar un paso más, ya que sus piernas estaban débiles.
«¡Señora! ¡¿Se encuentra bien?!»
«¡Por aquí, médico!»
Asustados, pidieron asistencia para la Duquesa.
«¡Lizelle!»
«¡Señora Lizelle!»
Raphael y Elensia gritaron cuando la vieron tambalearse, en especial el niño, que preocupado, se apresuró a ir directamente hacia ella.
Sin embargo, sus cortas piernas tropezaron como ramas de árbol en un tifón, aún sin recuperar por completo su movilidad.
«Toma mi mano».
Elensia se acercó, ofreciendo su ayuda.
Sabía que Raphael se preocupaba por Lizelle más que nadie, y que quería desesperadamente estar a su lado.
«Sí, gracias.»
Aceptó él, conmovido por el gesto de la niña.
Y de pronto.
«Yo…».
«Déjalos solos».
La Marquesa detuvo a su esposo de ir tras ellos.
Ellioth, comprendiendo lo que quería decir, dio un paso atrás y simplemente observó a los niños avanzar lentamente hacia la Duquesa.
«¿Estás bien, Lizelle?»
Raphael llevó su pequeña mano hacia la de ella.
«Por supuesto. No te preocupes».
La chica, al ver los ojos llorosos del niño, apoyó su frente contra la de él para calmarlo.
Los rostros de todos estaban cubiertos de ceniza por el humo, pero por suerte, nadie había salido herido de gravedad.
«¿Tia logró salir a salvo?»
«Sí, la están revisando ahora mismo».
Fue Elensia quien respondió a su pregunta, a lo que la mayor le sonrió agradecida y se mantuvo en silencio por un momento.
«Señora, echemos un vistazo a su estado».
«No, antes, el Duque…».
Iba a pedir que primero revisaran la condición de Chester, y fue cuando se percató de algo.
Mirando a su alrededor en busca de su esposo, preguntó cuando no pudo verlo por ningún lado.
«¿Y Chester? ¿Dónde está?»
Lo vio seguirla hacia la ventana tan pronto como la sacó de la mansión».
«¿No lo han visto? Pero estaba justo detrás de mí…»
Presa del pánico, comenzó a preguntar a las personas a su alrededor por su paradero, sin embargo, todos tenían una expresión de no saber nada y pronto, su rostro comenzó a ponerse tan pálido como un fantasma.
«¿Eh? La señora… es la única que salió por la ventana».
La respuesta no fue lo que ella quería oír.
«De ninguna manera…».
Como si hubiera escuchado algo imposible, miró la mansión con la cara en blanco.
¿Aún no ha salido? Pronto el fuego se tragará toda la casa.
«¡Señora!»
Trató de levantarse, pero sus piernas seguían débiles y no pudo hacerlo sin ayuda.
«¡Encuéntrenlo ahora! Todavía sigue adentro».
«Esto es extraño…».
En ese momento, Elensia comenzó a temblar asustada y su tez, que estaba bien hasta hace unos momentos, se volvió azul.
«Elensia, ¿qué te pasa?»
Lizelle agarró a la niña por los hombros, puesto que quizás algo le había pasado a Chester y la niña lo había detectado.
«Muy extraño…».
Sin embargo, su mirada seguía perdida viendo hacia la mansión, diciendo: «Es extraño».
«Elensia, ¿qué pasa? ¿Le sucedió algo a Chester?»
«Uh, uh…».
Al ver que era incapaz de responder sus preguntas, angustiada, se llevó sus manos a la cabeza. De repente, un sudor frío se formó en la frente de la pequeña.
«¿Elensia? ¡Elensia! ¿Estás bien? ¡Revísala de inmediato!»
Ordenó al ver el rápido deterioro en la condición de la niña.
Pero algo inesperado sucedió.
«¡No, no, no! ¡Todos deben mantenerse alejados de la mansión!»
Gritó y levantó la cabeza Elensia, que había estado sufriendo hasta ahora.
Su voz sonaba tan desesperada, que los ojos de todos los que estaban alrededor se centraron en ella.
«¡Vamos!»
«¿Qué? ¿Qué quieres decir…?»
Lizelle no quería irse sabiendo que Chester aún no estaba a salvo.
Mientras, los demás se miraban entre sí sin saber qué hacer.
«¡Todos aléjense de la mansión!»
Gritó Lohan, quien conocía la extraordinaria habilidad de Elensia.
Sólo entonces comenzaron a moverse uno a uno.
«¡Señora! ¡Será mejor que retroceda!»
El mayordomo ordenó a los sirvientes que se llevaran a Raphael y Elensia lo más lejos posible, y se acercó a ayudar a la Duquesa.
«¡Lohan, Chester aún no ha salido!»
Ella se revolvió cuando sintió que era arrastrada. Su esposo seguía entre las llamas en la mansión, ¿cómo podía dejarlo ahí?
Él necesitaba recibir tratamiento pronto para curar su mano lesionada, de lo contrario, empeoraría.
«¡Tiene que ponerse a salvo!»
Lohan la obligó a ir en dirección contraria a la mansión, no obstante, antes de poder dar un paso…
«¡Ahhhhh!»
Los gritos de las personas resonaron en el cielo al ver que el edificio se derrumbó con un gran estruendo.
Fue en un instante que la magnífica mansión desapareció sin dejar rastro.
***
Hace pocos minutos.
Billy, a quien conocía por primera vez, realmente se parecía mucho a su hermano mayor. Su rostro, cabello negro y ojos rojos eran tan similares que parecía que había vuelto a la vida. No tenía que usar un antídoto, estaba claro que ese hombre heredó la sangre de los Halos.
Billy Halos.
El tipo frente a él era el responsable de todos los incidentes que habían sucedido en su familia, así como el hijo ilegítimo de Iorn.
Chester miró el fuego arder a su alrededor, hasta que sus ojos se detuvieron en Billy, percatándose que estaba usando el uniforme de los caballeros del ducado.
No fue suficiente hacerse pasar por la señora Watson, sino que ahora se había disfrazado de caballero e irrumpió de nuevo en la mansión, y casualmente había un incendio. Todo cayó como un engranaje.
«…¿Eres tú quién inició el fuego?»
La voz de Chester fue la que finalmente rompió el silencio, parecía tranquilo, pero estaba conteniendo su ira mientras apretaba el puño con fuerza.
Ese incendio casi ponía en peligro a su familia.
La sangre fluyó abundantemente por el dorso de su mano, manchando el marco de la ventana.
«¿Eso es lo primero que le dices a tu sobrino? Jajaja. ¿Y qué si es así?»
Dejó de reír y sus ojos rojos brillaron mientras fijaba su mirada sobre el de enfrente y volvía a decir
«Si digo que yo lo hice, ¿me matarás?»
«……».
Mientras veía a Billy sonreír tranquilamente, Chester no dijo nada, en su corazón, había una sensación de ambivalencia.
Por una parte, estaba la ira y el odio por tratarse de la persona que mató a su hermano, pero también existía un sentimiento de culpa por los errores que había cometido su familia.
Las dos emociones invadieron por completo su mente, haciéndolo incapaz de tomar una decisión con facilidad.
Si no hubiera sabido nada, si sólo predominara el rencor hacia él, sacaría su espada y le cortaría la cabeza sin dudarlo, pese a ello, ahora que conocía la verdad, ni siquiera era capaz de abrir la boca correctamente.
«Oh, no debería haber preguntado. A estas alturas, sabes que fui yo quien mató a Iorn Halos, así que definitivamente me quieres asesinar».
Billy sonrió ante la escena con los brazos cruzados, convencido de que Chester sabía la verdad.
Después de encontrarse con el caballero que lo salvó hace 10 años seguramente éste le había contado todo. De lo contrario, no tenía sentido que estuviera frente al asesino de su hermano sin hacer nada.
«…..».
«…..».
Los dos se quedaron contemplando la existencia del otro durante mucho tiempo, mientras todo a su alrededor era consumido por las llamas.
Los ojos rojos, idénticos entre sí, ardían sin cesar como una flama que nunca se apagaba, revelando las emociones de ambos.
Chester vio un profundo odio en los ojos de Billy, y éste vio la confusión apoderarse del Duque».
«Entonces, ¿cuál es el final de la venganza que quieres? ¿Estás seguro de que vas a matar a Raphael?»
Su voz era lo suficientemente fría como para congelar incluso el fuego.
«Eso es lo justo».
«¿Justo?»
La respuesta de su sobrino hizo que arqueara sus cejas desconcertado. El asesinato no se justificaba por ningún motivo.
«Ese hombre intentó matarnos a mi madre y a mí. Así que lo apropiado era matarlos a él y a su hijo».
Sin embargo, cada una de las palabras de Billy lo impresionaba más. Su ser estaba podrido por el odio acumulado a través de los años, pensando solamente en la venganza.
Chester pensó que no tenía más remedio que eliminar aquello que ya no se podía salvar.
«Te detendré sin importar lo que me cueste».
Aseguró, mientras miraba directamente a los ojos de Billy.
Se dio cuenta de que no importaba la respuesta que le diera, no lo haría cambiar de opinión y, aunque Chester aún no había tomado una decisión por completo, no esperaría a que tocara a su familia de nuevo.
Era una promesa que se había hecho a él mismo. Proteger a sus seres queridos con sus propias manos y, a veces, hacer lo necesario para garantizar su seguridad.
Si las creencias de Billy eran contrarias a las suyas, entonces daría un paso adelante sin dudarlo.
«Será mejor que te preocupes por tu vida antes de hacer eso».
El más joven se rió de sus palabras, pensando que era una estúpida ambición, y, con un movimiento de su dedo, los pilares que sostenían la mansión comenzaron a derrumbarse con un fuerte estruendo.
si nos siguen en fb, ya vieron que ando subiendo albums de lo que llevamos… pues ayer me pase horas acomodando los mugres albums, se supone que solo es arrastrar imágenes, peor se batalla mucho para que vayan a donde quieres, termine harta y deje de actualizar
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