«¿Cómo…?»
Los ojos de Lizelle se abrieron de sorpresa.
¿Billie era hijo de Iorn?
Desde que lo vio, comenzó a sospechar que se trataba de un hijo ilegítimo de la familia Halos. Su apariencia era muy similar a la de Chester y Raphael, ya que tenía cabello oscuro y ojos rojos, símbolo de los Halos.
Pero no esperaba que su padre fuera Iorn.
«No puedo creerlo».
El contrario no mostró mucha emoción, como si hubiera esperado su reacción.
«Seguro lo conoces como el romántico del siglo, ¿verdad?»
Una sonrisa llena de sarcasmo se dibujó en sus labios.
La gente miró con asombro a Iorn cuando dijo que se haría responsable de su amante e hijo, quienes eran de un estatus más bajo, pues, aunque él tenía una posición alta como jefe de la familia Halos, a quien todo el mundo admiraba, era lo suficientemente considerado como para ir a recogerlos.
«Es gracioso, ¿no? Que tal persona tuviera un hijo que nació por accidente cuando era joven».
Lizelle, enojada por el tono lleno de sarcasmo, entendió todo en ese momento.
Estimando su edad, naturalmente asumió que era hijo del padre de Chester, pero si lo pensaba un poco más, la respuesta no estaba lejos.
Porque era claro a quién apuntaba.
Desde el principio, sólo estaba obsesionado con Iorn y su familia, no con los Halos. Y ahora que éste y su esposa habían muerto en el accidente, su resentimiento se concentró en Raphael.
Billie se había infiltrado a la mansión disfrazado de la Señora Watson para asesinar al único sobreviviente.
«Como dijiste, Iorn cometió un pecado, pero Raphael no tiene la culpa, ni siquiera lo sabe».
Una vez la chica terminó de comprender la situación, lo miró severamente.
Para ella, tal afirmación era absurda. Los errores de Iorn sólo lo implicaban a él, no tenía sentido tomar venganza contra alguien inocente.
«Si, es cierto. Pero voy a matar a la familia que tanto amaba, así como él mató brutalmente a la mía. Es lo justo, ¿no crees?»
Aferrándose a su actitud, Billie se encogió de hombros.
Al mirarlo a los ojos, Lizelle pudo darse cuenta. La ira que había estado acumulando durante mucho tiempo ya estaba sellada en lo profundo de su corazón.
En ese momento, supo que él nunca cambiaría sus planes.
Su deseo de venganza era como un pico firmemente incrustado en una piedra que no se podía quitar con facilidad.
«Estás loco. ¿Qué quieres lograr al hacer esto?»
La Duquesa se dio cuenta de que esa cruel situación sólo terminaría cuando una de las partes involucradas muriera.
Raphael ya había perdido a sus padres por culpa de la persona frente a él y no pudo crecer con el amor de una familia.
Pero ¿qué más podía hacer ella para evitar que siguiera sufriendo?
«Si estuvieras en mi lugar, habrías hecho lo mismo».
Los ojos rojos brillaron ante la acusación que le hizo, como diciendo: Nadie puede decirme nada o aquellos que no han pasado por lo que yo no tienen derecho a reprocharme.
Para Billie no hubo nada más aterrador que ver volar el cuello de su madre con sus propios ojos.
«No generalices, no todo el mundo mata para vengarse».
Lizelle no evitó su mirada y refutó todo lo que dijo. Sus planes fueron letales desde el principio.
Para vengarse de su padre, aniquiló a su esposa y casi lo logra con su hijo.
Además, si aseguraba ser hijo de Iorn, Raphael era su medio hermano, por lo tanto, estaba cometiendo un grave error.
«¿Eso crees? Si alguien sufriera lo mismo, ¿no habría actuado como yo? Estoy seguro de que tú también lo harías. Por lo que veo, tienes mucha curiosidad por mi historia».
«No, no quiero saber».
No quería tener ningún tipo de simpatía. Por la razón que fuera, cometió un crimen que pudo terminar con la vida de una persona inocente.
Lo que había sucedido en el pasado era imperdonable.
«¿Crees que te has convertido en un héroe por vengarte de tu familia? No, sólo eres un asesino».
Al final Billie, que no pudo soportar que lo etiquetara así, se acercó para darle un recordatorio.
«La razón por la que te mantengo con vida es sólo para atrapar a ese niño. Si quiero, te puedo matar en cualquier momento».
«Ugh …».
La mano del hombre agarró el delgado cuello, ocasionando que el rostro de la contraria enrojeciera.
No podía respirar correctamente, Billie la sostenía con tanta fuerza que parecía que se rompería si la apretaba un poco más.
«Piensa bien lo que dices, ¿quién tiene tu vida en sus manos?»
«Ah …»
Su cuerpo entero tembló. Esta vez, no pudo rebelarse cómo antes.
Quería golpear esa cara que estaba frente a ella, pero no podía. Su mente estaba nublada por el agarre que se hacía cada vez más fuerte.
«Si quieres vivir, tendrás que traerme al niño. Entrégamelo y te perdonaré la vida».
«……».
Al ver su sufrimiento, el hombre sonrió.
Poco a poco, Lizelle sintió que su visión se volvía borrosa, y pronto, sus párpados empezaron a cerrarse. Ya no le quedaba más fuerza.
En ese momento, los rostros que anhelaba ver aparecieron en su cabeza como un sueño.
Chester y Raphael … Ambos miraban al mismo lugar con una brillante sonrisa, ahora ellos eran su familia.
Le prometí que lo llamaría por su nombre cuando regresara …
Si pudiera encontrarse con él de nuevo, ¿qué le diría?
Si le dijera que estaba un poco asustada, ¿Chester se sentiría desconsolado?
Como no podía verlos ahora mismo, cerró lentamente los ojos, recordando sus rostros que siempre la miraban con cariño.
Lágrimas se acumularon en sus ojos, deslizándose por sus mejillas.
«Maestro».
Lizelle perdió la consciencia cuando Jeffrey detuvo a Billie.
***
«Lo atrapé tratando de escapar».
Informó el caballero al Duque.
Frente a ellos, estaba encarcelado Pauline, dentro de una celda de máxima seguridad.
«Trae el antídoto».
Ordenó al mayordomo sin dudarlo.
Así como la Sra. Watson, esta persona podía estar disfrazada, por eso, tenía que asegurarse.
A pesar de que tenían que encontrar a Lizelle lo más pronto posible, el Imperio era demasiado amplio como para registrar todas las tierras de forma imprudente.
Necesitaba una pequeña pista para reducir el área de búsqueda, aunque no estaba seguro de que el perpetrador se la diera tan fácil.
«¿No dije que realmente no sé nada?»
Pauline, aterrorizado, gritó, sacudiendo la barbilla.
Chester ni siquiera se molestó en mirarlo, todos sus pensamientos estaban centrados en su esposa. Sólo esperaba que ella estuviera bien.
«Traje el antídoto».
«Haz que lo tome».
Lohan y los caballeros entraron rápidamente en la celda y lo inmovilizaron por ambos brazos.
«¡¿Dónde creen que están poniendo sus manos?! ¡No pueden hacer esto!»
Los caballeros sujetaron con fuerza su barbilla y, en cuanto abrió la boca, Lohan vertió la pócima rápidamente.
«Uh … Uh …».
Al ver que luchaba para no tragarla, el mayordomo metió su dedo en la garganta del hombre sin dudarlo, sólo así se vio obligado a pasar el líquido.
«Así que sí eres tú».
Chester habló lentamente en cuanto se reveló la identidad detrás del disfraz de Pauline.
No estaba sorprendido, tenía algunas sospechas al ver su actitud hacia los caballeros, como si estuviera llamando a sus subordinados.
«…Cedric Duriko».
«Chester, ¡realmente no sé nada! ¡Sólo hice lo que ese hombre me ordenó!»
Debido al antídoto, su identidad fue expuesta, por lo que no tenía más remedio que tratar de salvar su vida.
«Debí haberte matado en ese entonces».
Refunfuñó el Duque en voz baja, rechinando los dientes.
Se arrepintió de no haber cortado de raíz el problema desde el principio. Incluso había tenido oportunidad de hacerlo en la fiesta de cumpleaños, pero su consideración hizo que Lizelle estuviera en peligro ahora.
Chester se culpó a sí mismo.
«¡Me equivoqué! Sálvame, ¡por favor, déjame vivir…!»
«Dime todo lo que sepas».
«¡Todo lo que sé es que el nombre de la persona que lleva la máscara de zafiro es Billie!»
Era la primera vez que escuchaba ese nombre. Además, la máscara de zafiro le recordó a la gema azul que encontró cuando fue atacado en el distrito comercial.
Al final, ese tal Billie era el culpable de todo.
«¿Qué te pidió que hicieras?»
«Eso es …».
Cuando Cedric vaciló, Chaser sacó su espada.
«¡Me dijo que la matara!»
Lloriqueó cuando la fría hoja tocó su cuello.
«¿A quién?»
«A la Sra. Watson …»
Ante su respuesta, una de las cejas de Chester se arqueó. Poco a poco, las piezas iban encajando.
Cedric mató a la Sra. Watson bajo las órdenes de un hombre llamado Billie.
«¿Dónde está ese bastardo ahora?»
La fuerte aura que emanaba el Duque obligó a todos los presos a mantener la boca cerrada y tragar saliva seca.
«¡Yo tampoco lo sé! ¡Lo juro!»
Quería vivir, pero realmente no sabía nada.
«Será mejor que pienses bien, de lo contrario, te mataré aquí mismo».
Lo miró ferozmente sin parpadear como si quisiera ver a través de él.
«¡Sólo puedo recordar la dirección en la tarjeta que me dio cuando nos conocimos! ¡Eso es lo único que sé!»
«¿Dónde está eso?»
«Calle Jenart, no. 21».
Tras eso, Chester levantó la espada y sin dudarlo, la blandió con fiereza. No cometería el mismo error, esta vez no podía dejar ningún otro cabo suelto.
Limpió la sangre que le había salpicado en la cara e inmediatamente subió las escaleras. Sin perder el tiempo, montó su caballo y cabalgó a toda velocidad.
Mientras se dirigía hacia la única pista que tenía, la nieve blanca ya se había amontonado en el suelo.
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Ver comentarios
Corazón al mil, gracias por el capítulo
A mi si me dio penita lo que le paso a billil pero no justifica que puede matar a personas inocentes 😢😢
Gracias por el cap 😍