Todas las damas que se reunieron para el día de hoy sus rostros estaban llenos de ansiedad y preocupación.
La fiesta del té ya estaba resquebrajada. Al igual que las grietas no desaparecen, no importa cuántos pedazos de vidrio roto sean pegados.
A duras penas estaban preservando su asiento en la mesa cuando un mayordomo desde el patio trasero corrió hacia ellas.
“¡Hubo un accidente en la plazoleta…!»
No hace mucho, el accidente en la reunión pasó cruzó por la cabeza de todas. Estando él aun en camino, todas las damas corrieron para dar apoyo.
El proceso de todo era similar al de la última reunión, pero se desarrolló una situación diferente.
“¡Greg…!»
La Marquesa de Benzene corrió con un chillido. En medio de la plazoleta, Gregoric estaba acostado. Su cabeza estaba en el suelo.
Había perdido el conocimiento y no podía abrir los ojos, y tenía manchas de sangre en la cabeza y al costado.
¡Greg! ¡¿Cómo pasó esto?! ¡Levántate!»
Ella perdió los estribos y comenzó a alterarse. Sosteniendo a Greg, sollozó, eliminando a los curiosos a su alrededor. “¡Todavía está sangrando! ¡¿Qué están haciendo?!” mientras gritaba, «¡¿Quién diablos hizo esto?!»
La Sra. Benzene puso los ojos en blanco y les gritó a los niños en el patio trasero. Entonces aún más asustados lloraron y se encogieron de hombros.
Incluso si supieran algo, no podrían decir nada.
«Marquesa. En primer lugar, creo que sería una buena idea llevar a Greg adentro. Necesita recibir tratamiento médico de inmediato».
Un asistente del médico de cabecera que colocó presión hasta que dejó de sangrar en el área herida, le dijo mientras la miraba a los ojos.
La Marquesa Benzene, que estaba a punto de decirle algo feroz por su atrevimiento, se mordió el labio y se dirigió a su lado hasta la sala de tratamiento.
Luego, poco a poco, las cosas empezaron a aclararse. Pero los niños seguían aterrorizados con la cabeza gacha. Entre ellos, solo Ain estaba tranquilo.
La Condesa Roussien, dueña de la mansión y organizadora de la reunión, le preguntó con cariño a su hijo.
«¿Puedes decirme qué le pasó a Gregoric?»
Sosteniendo la mano del niño con fuerza y haciendo contacto visual, su hijo se calmó y abrió la boca lentamente.
“Gregoric trepó al árbol y… Tropezó y se cayó».
¿Cómo diablos sucedió esto? Mientras las damas miraban a los demás niños para comprender la situación, una de ellos, que había estado apartada un poco del lugar, temblando, se acercó y dijo:
«Le dijimos… Ten cuidado. ¿Qué podíamos hacer si no paraba?»
«Espera, ¿qué?»
Mientras la Condesa fruncía el ceño incrédula, la niña cerró los ojos con fuerza y dijo:
“… Subió a pesar de que sabía que era peligroso».
La niña luchó por responder. Cerró los ojos y apretó los puños con fuerza, mostrando lo tensa que estaba.
«¿Es esto cierto?»
Preguntó la Condesa a los otros niños. Ellos se miraron a los ojos y dijeron: “… Si” al unísono.
Ninguno de los niños les contó lo que había sucedido entre Ain y Gregoric.
«¿Estás segura de que no tienes nada que ocultar? ¿Y ustedes? ¿Alguien?»
La Condesa pidió a los niños que lo justificaran dos veces. Todos se miraron el uno al otro mientras se ponían rígidos y asentían. “Si… Nada más…”
Fue acompañado por un pequeño murmullo.
“Por Dios, ¿qué tipo de explicación es esta? ¿Por qué de repente iba a estar trepando a un árbol sin motivo?”
La situación era completamente diferente a la última vez que Ain resultó herido. La sangre goteaba de la cabeza de Gregoric y fue por causa suya.
Si el tratamiento se hubiera retrasado incluso un poco, podría haber sucedido algo realmente trágico.
Después de dejar a los niños con los criados para mantenerlos a salvo, las mujeres se dirigieron a la sala del médico donde estaba la Marquesa Benzene y Gregoric.
El tratamiento de niño estaba casi terminado. El médico descubrió que tenía una amplia gama de arañazos por la caída, y aunque parecía grave, la herida no era profunda, por lo que estará bien.
Sin embargo, agregó que la herida tardaría un tiempo en sanar por completo.
“Me preocupaba que hubiera derramado mucha sangre, pero me alegro Greg.”
«Si lo cuidas bien, se mejorará pronto, Marquesa».
Las damas consolaron a la Sra. Benzene y a Gregoric. Después de limpiar la sangre y recibir tratamiento, la apariencia de Gregoric no era tan grave como se pensaba, por lo que era hora de que Roselia también se calmara.
«¿De verdad van a creer que esto fue solo un accidente?»
La Marquesa Benzene se enfureció soltando un grito desgarrador. Estaba tan turbada como un hombre perdido en el desierto.
“¡Debido al último incidente, seguro guardaba rencor…!»
No dio nombre, pero su mirada estaba sobre Roselia. Sin duda sospechaba de Ain. Intentó decir que le hizo esto a Gregoric en venganza por lo ocurrido en el último encuentro.
«Deténgase, Marquesa Benzene».
El rostro de Roselia se endureció en un instante. Justo antes de que el nombre de Ain saliera de su boca, gruñó como una advertencia.
«¿Ahora de quién sospechas?»
Sus ojos escarlatas eran terroríficos. Los niños en el lugar incluso testificaron que fue un accidente. Pero la Sra. Benzene imprudentemente fue e incriminó a Ain.
«¿De quién te atreves a dudar?»
Fue Ain quien incluso se acercó a ellos hoy y perdonó a Gregoric y sus amigos que lo acosaron.
Ella solo sospechaba emocionalmente de Ain sin ninguna evidencia.
Fue bueno que Ain no estuviera presente, de solo imaginar cómo se habría sentido si hubiera estado para escuchar sus perjuicios vacíos me hacía sentir como si fuera a llorar.
La expresión de Roselia se volvió más feroz que nunca.
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No mucho después de que el médico militar se fuera, Sillua regresó al dormitorio.…
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